viernes, 21 de febrero de 2014

EL FUTURO DEL ARCHIVO DEL GENERAL VARELA.



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en la Sección de Cultura del "DIARIO DE CADIZ" del 3 de mayo de 2001, pág. 50.
El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

El Mundo está lleno de archivos, públicos y privados. En España hay también muchos archivos, oficiales y particulares. 

En cambio, Cádiz tiene pocos, muy pocos, tan pocos que casi se pueden contar con los dedos de las manos. Entre otras cosas, y ya se apuntó desde estas páginas hace algunos días, porque o bien se han quemado o se han llevado ..., a Inglaterra y Sevilla, por ejemplo.

Por ello es lógico el interés que viene despertando el futuro de lo que se ha venido a denominar el Archivo Varela, cuyo contenido y alcance, en toda su extensión y profundidad, sigue siendo todavía una gran incógnita.

La polémica, algo muy español, no ha tardado en brotar y enseguida han empezado a surgir defensores y detractores, algunos de ellos más enardecidos por lo que pudo representar la figura del bilaureado general, que por el verdadero conocimiento y valor histórico de los documentos que allí se guardan.

Cuando se habla de Historia, e Historia es Cultura, con mayúsculas, no se puede hacer con el corazón, aunque todos lo tengamos, sino desde el rigor y la veracidad. España ha sido un país con incuestionable tradición inquisitorial, no sólo eclesiástica, y desgraciadamente poco dado a valorar los legados que nos han ido dejando nuestros mayores.

Y así ocurre lo que ocurre, teniendo que recurrir historiadores e investigadores, con más frecuencia de lo deseable, a mil y una artes para reconstruir e interpretar un pasado al que la desidia, la necedad o incluso la maldad en muchas ocasiones, han hurtado numerosas piezas de tan preciado puzzle.

Por otro lado quien intente desacreditar el valor histórico, cultural y por qué no decirlo, también económico, ya que valer vale lo suyo, por el mero protagonismo del general Varela en nuestra desgraciada y trágica Guerra Civil se equivoca o muestra mala fe.

Por cierto, y para quien no lo sepa, Varelita, como cariñosamente lo bautizó el propio rey Alfonso XIII, cuando aquél siendo un joven y bilaureado capitán, procedente de soldado, rechazó humildemente los títulos nobiliarios que le ofrecía por sus heroicas gestas de Marruecos, era hijo de una sencilla y modesta familia que vivía en la calle San Rafael de nuestra vecina ciudad de San Fernando.

También para aquel que no lo sepa, Varela fue el único militar que mostró su sincero malestar a los generales Primo de Rivera y Franco, precisamente cuando ostentaban la mayor cota de poder político. 

Al primero le espetó públicamente, al finalizar un almuerzo en el campamento de la Legión en Ben Tieb, su disconformidad por su idea semiabandonista de Marruecos y al segundo le reprochó durante una tensa conversación, haber sustituido el tradicional ¡Viva España! por el ¡Arriba España!.

Pero volviendo a lo que de verdad interesa, que es el futuro del Archivo, actualmente en plena negociación entre nuestro Ayuntamiento y los hijos del general, sus actuales propietarios, esperemos que la flexibilidad por un lado y la generosidad por el otro, ya que sus peticiones no son económicas, permitan que pueda quedarse en esta ciudad y en su emplazamiento actual.

Su valioso contenido ha sido ya públicamente avalado por historiadores de la talla de Javier Tusell o deseado por otros como el británico Paul Preston. 

Tampoco puede dejar de citarse, aunque no estén en negociación, la magnífica colección de piezas y recuerdos personales del bilaureado general así como la impresionante biblioteca, posiblemente una de las más completas en temas africanistas, que junto al mencionado Archivo constituyen lo que su viuda, Casida de Ampuero Gandarias, denominaba Museo Varela e incluso Museo de Africa.

Con ocasión de un trabajo de investigación sobre un periodo crucial de la historia de Cádiz, tuve la oportunidad, gracias a la generosidad desinteresada de sus propietarios, de acceder a lo largo de algunos días al contenido de varios centenares de los miles de interesantes e inéditos documentos que guardan aquellas carpetas lujosamente encuadernadas en piel.

Modesto conocedor de diversos pasajes y periodos de la historia de España y Cádiz, quedé altamente sorprendido de lo que aquellos papeles contaban. 

Se trataban de informes, oficios, cartas, telegramas, fotografías, mapas, planos, etc., cuidadosa y cronológicamente ordenados, por fechas y temas, por la viuda del general a lo largo de muchos años. 

Su inédito contenido podría desbancar de las bibliotecas algunas de las obras escritas incluso por prestigiosos historiadores o alumbrar el nacimiento de otras nuevas que contarían con un material excepcional.

Un ejemplo de esto último, y por huir de lo bélico y ahondar en lo gaditano, sería la trágica explosión sufrida en la ciudad el 18 de agosto de 1947. 

El contenido de las carpetas dedicadas a aquella catástrofe, amenizadas por numerosos informes y cartas, entre las que cabe destacar las manuscritas por el entonces alcalde de Cádiz, Francisco Sánchez-Cossío, agradeciendo entre otras cosas la generosidad y ayuda del general Varela, bien podrían configurar una reveladora obra.

También, si se quiere buscar lo oriental y lo exótico combinado con lo inédito, se pueden encontrar las cartas del ministro imperial del Ejército del Japón, solicitando la entrada de España en la 2ª Guerra Mundial.

En definitiva, el Archivo Varela constituye una privilegiada fuente a la que, conveniente y previamente catalogada y microfilmada, al objeto de evitar interesadas y perniciosas sustracciones o mutilaciones, podrían acudir a beber los más variados historiadores e investigadores.

Estos, acostumbrados a viajar lo que sea necesario con tal de alcanzar aquello que buscan, podrán evidentemente marchar a cualquier otro punto de la geografía nacional o internacional para consultar el Archivo de Varela, pues sólo es cuestión de recursos económicos y tiempo, pero esperemos que gracias a la flexibilidad de unos y la generosidad de otros, estos fondos continúen en Cádiz y así cada vez vayan siendo más los archivos que podamos contar con los dedos de las manos.

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