viernes, 5 de septiembre de 2014

IRAQ, UN AÑO DESPUÉS DEL REPLIEGUE.



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "DIARIO DE CADIZ" el 19 de mayo de 2005, pág. 5.

Este mes se cumple un año del polémico repliegue de las tropas españolas desplegadas en Iraq. ¿Tuvieron que haber ido a aquella posguerra bajo sospecha y en aquel contexto? ¿Debieron marcharse de allí en la forma que lo hicieron?

Posiblemente ninguna de esas preguntas corresponda responderlas a los militares que cumplieron las órdenes emanadas de los gobiernos legítimos que en cada momento las dictaron, pero también hay que reconocer que no ha habido una cuestión de índole internacional que haya suscitado un debate de tal magnitud entre la opinión pública española.







Sin embargo, y al margen de tal polémica, la actuación y labor de nuestros contingentes en aquellas lejanas y peligrosas tierras, un año después de su regreso a España, sigue siendo una gran desconocida para la mayoría de los ciudadanos. ¿Sabe usted lo que realmente hicieron allí?


La verdad es que hubo pocos periodistas españoles para contarlo, y lo cierto es que muchos de esos militares lamentan haberse visto involuntariamente en el ojo de un huracán que no era el suyo, e incluso que desde algún sector se haya cuestionado por primera vez en una misión internacional su trabajo arriesgado, humanitario, meritorio y sacrificado pero, como siempre, desconocido.


Tras la victoria anglo-norteamericana sobre el dictador Sadam Hussein, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 22 de mayo de 2003 la Resolución 1.483, mediante la que se reconocía a ambas naciones su papel de potencias ocupantes de Iraq, a través de una conferida "Autoridad Provisional", reconociéndose asimismo la posibilidad de participación de otros países de forma que, sin tener la consideración de potencia ocupante, pudieran contribuir a garantizar la seguridad y estabilidad del país, así como a colaborar en su reconstrucción. Y España fue una de las más de treinta naciones que inicialmente acudieron a ese llamamiento.


Se ignora si los más de tres mil militares españoles que estuvieron en Iraq entre agosto de 2003 y mayo de 2004, repartidos en tres contingentes sucesivos, consideraron aquella guerra ilegal o no, pues entre otras cosas nunca se les encuestó al respecto, nunca participaron en ella y posiblemente nunca les correspondiera siquiera opinar sobre ello. Pero lo que sí que vi es que se sintieron muy orgullosos de ayudar al pueblo iraquí y nunca se consideraron ocupantes ni invasores. Y la verdad es que la mayoría de los habitantes de las provincias de An Nayaf y de Ad Qadisiyah tampoco se lo hicieron sentir.


Ha pasado un año desde que se marcharon de allí y frente a algún libro oportunista que pretenciosamente se vende como "una novela valiente sobre la presencia española en Iraq", cómodamente escrita a miles de kilómetros y sin conocer la realidad, algunos de sus protagonistas, los de verdad, los de carne y hueso, los que si han estado allí, los voluntarios, no los títeres frustrados y forzosos de pluma y papel, han empezado a contar sus propias experiencias en otros libros.


El primero en hacerlo ha sido el comandante de la Guardia Civil Eduardo Martínez Viqueira con su obra Recuerdos de Irak, presentada hace unos días en Madrid. Su muy recomendable lectura sorprenderá al lector, que se verá introducido, de forma amena y ágil a lo largo de más de 250 páginas, en el costumbrismo, la cultura, la historia, la religiosidad y la vida cotidiana local, reflejando perfectamente la idiosincrasia de sus habitantes así como en las actividades diarias de un grupo de militares españoles que entre agosto y diciembre de 2003 constituyeron en la provincia de An Najaf el denominado Equipo de Apoyo a la Autoridad Territorial Provisional iraquí, en áreas tan poco bélicas como las de agricultura y alimentación; educación, cultura y deportes; economía y hacienda; gestión de carburantes; gobierno y administraciones públicas; infraestructuras; justicia; sanidad; y seguridad pública.


Posiblemente tenga sólo el valor de narrar su experiencia personal, y su historia o visión no sea representativa, pero es la que él vivió intensamente. Y no es el único, pues otros militares están trabajando en diferentes proyectos literarios, algunos ya muy avanzados, sobre su desconocida labor en favor de la población iraquí, la única y verdadera víctima. Esto no ha ocurrido con otras misiones internacionales como Afganistán, Bosnia-Herzegovina o Kosovo, por ejemplo. ¿Por qué nuestros militares quieren o necesitan escribir sobre Iraq? ¿Por qué Iraq fue diferente?.

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