CLXXII Aniversario de la Fundación de la Guardia Civil (1844-2016).
Tribuna escrita por Jesús Núñez y publicado el 19 de mayo de 2016 en "ABC", pág. 15.
El original está ilustrado por un dibujo a color.
El pasado 13 de mayo se cumplieron
172 años de la fundación del benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, la
institución española de seguridad pública más prestigiosa y antigua, con mayor
demarcación territorial y número de efectivos desplegados dentro y fuera de nuestras
fronteras.
Son 172 años de historia
ininterrumpida, desde 1844 hasta 2016, a caballo de tres siglos, en los que se
han ido sucediendo toda clase de sistemas y régimenes políticos.
En estos tiempos que todo es tan
efímero, se trata de una proeza que no se puede entender sin conocer su razón
de ser y sus orígenes, pues estos son los sólidos cimientos sobre los que se
levanta una de las instituciones más valoradas por los españoles a lo largo del
tiempo.
No sólo no desapareció como le
ocurrió al resto de instituciones de seguridad publica de la época, sino que
consiguió mantener incólume su identidad corporativa y lo que es más
importante, su espíritu y sus valores fundacionales, sin dejar por ello de
evolucionar y modernizarse. Todo lo cual, junto a su lealtad al poder
constituido, han sido las claves de su éxito y su longevidad.
La Guardia Civil nació en el momento
que España más lo necesitaba. Desde la Guerra de la Independencia todos los proyectos
para crear una fuerza especial de seguridad pública de ámbito estatal, habían
fracasado.
El país padecía los más altos niveles
de inseguridad ciudadana mientras que las fuerzas del Ejército y de Milicias
dedicadas a la persecución de delincuentes en poblaciones y caminos, no
conseguían solucionar tan grave problema.
La situación llegó a tal extremo que
el propio ministro de la Guerra, Manuel de Mazarredo, dirigió el 31 de
diciembre de 1843, al ministro de Gobernación, José Justiniani, una carta en la que tras exponer el perjuicio que causaba
a los ejércitos la persecución de delincuentes de toda clase, en vez de
dedicarse a su verdadero fin, concluía:
“…, se
hace preciso tratar de remediarlo, lo cual pudiera hacerse por medio de una
fuerza pública que bajo dependencia inmediata del Ministerio de la Gobernación
del digno cargo de V.E. y con la denominación que fuese más adecuada, se
organizase convenientemente, relevase a las tropas de aquel servicio y se
encargase de él en todos los pueblos, caminos y demás puntos de la superficie
de la península”.
Es decir, no existía entonces en
España un cuerpo policial que garantizara la seguridad pública y se estaba
pidiendo, exigiendo más bien, su creación.
Fruto de esa imperiosa necesidad el gobierno de González Bravo creó por real decreto el 26 de enero de 1844,
en el seno del Ministerio de Gobernación, el Ramo de Protección y Seguridad.
En su exposición de
motivos se asumía que los lamentables antecedentes que había ofrecido el ramo
de seguridad, motivaron la supresión por real decreto de 2 de noviembre de
1840, de la policía entonces existente. Pero se consideraba inexcusable que el
gobierno pudiera “velar eficazmente por
las personas y los bienes de todos”.
Consecuente
con ello, se concluía que el ministro de Gobernación debía proponer, “con la urgencia que el servicio público
reclama, la organización de una fuerza especial destinada a proteger
eficazmente las personas y las propiedades”.
Esa fuerza especial no
sería otra que la Guardia Civil, al no existir entonces otro cuerpo policial de
ámbito y despliegue estatal. Así, tan sólo dos meses después, el 28 de marzo,
se dictó un real decreto creando el “Cuerpo
de Guardias Civiles”.
Tendría carácter civil
y dependería de Gobernación, “con el objeto de proveer al buen orden, a la seguridad pública, a la
protección de las personas y de las propiedades, fuera y dentro de las
poblaciones”, si bien, en cuanto a organización y disciplina, dependería de
la jurisdicción militar.
Comisionado el Duque de Ahumada para organizarlo, entregó el 20 de abril un detallado informe en el
que expuso sus reparos. Fue tan convincente en su exposición y motivación que
se le autorizó a redactar un nuevo proyecto. Éste marcaría de forma indeleble
la naturaleza militar del nuevo cuerpo, frente a la civil inicialmente
concebida.
El 3 de mayo el general
Narváez asumió la presidencia del Consejo de Ministros y la cartera de Guerra,
apoyando tan firmemente dicha propuesta que diez dias después, se dictó un nuevo
real decreto, verdadera partida de nacimiento de la Guardia Civil.
Tal
y como comunicó entonces el jefe político de una provincia a sus alcaldes, “la Guardia Civil es el brazo de protección y seguridad que el Gobierno
ofrece al hombre honrado, y lo es de persecución y de temor para el delincuente
y de mal vivir”.
Desde
entonces, 172 años velando por el orden y la ley, manteniendo el Honor por Divisa, pues una vez perdido no se recobra
jamás.
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