miércoles, 10 de junio de 2020

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (XVIII). BRIGADIER MIGUEL GUZMÁN CUMPLIDO (1819-1895). Novena parte.

CLXXV Aniversario “Cartilla del Guardia Civil” (1845-2020).

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR", el 8 de junio de 2020, pág. 16,

El original contiene una fotografía en blanco y negro.


Por real orden de 20 de julio de 1861 la reina Isabel II dispuso que la fuerza orgánica del Cuerpo de la Guardia Civil se aumentase en 1.000 plazas de infantería y que éstas estuvieran para el 1º de enero siguiente en aptitud de “prestar el servicio especial de su instituto”.

Se trataban de 38 sargentos 1º, 110 sargentos 2º, 110 cabos 1º, 57 cabos 2º, 37 cornetas y 648 guardias de 2ª clase. Si bien en la propuesta elevada el 8 de septiembre anterior, por el director general del Cuerpo, teniente general Isidoro de Hoyos Rubín de Celis, se había solicitado también el incremento de 110 efectivos de caballería, se consideró de más urgente necesidad el aumento de los de infantería, aplazando para más adelante el resto de la solicitado.

Con ese nuevo millar de hombres se situaba la plantilla total de la Guardia Civil, al inicio de 1862, en 11.500, incluidos los de caballería. No obstante, la aspiración era alcanzar por medio de aumentos proporcionales y sucesivos, una plantilla total de 15.000 hombres, cifra considerada entonces como la necesaria “para cubrir más extensamente el protector y especial servicio de este Instituto”. Las habituales limitaciones presupuestarias retrasarían dicho proyecto varios años.

Mientras tanto, y al objeto de distribuir ese nuevo contingente, se procedió a una muy importante reorganización que había sido aprobada por real orden de 28 de septiembre de 1861. Se hacía preciso reorganizar algunos tercios así como que las provincias pudieran disponer de más de una compañía de infantería, tal y como sucedía en Madrid, ya que existían casos en que aquellas ya excedían de 200 e incluso de 300 efectivos.

Así, los Tercios que cubrían el servicio “en las provincias civiles” de los distritos militares de Castilla la Nueva y Castilla la Vieja, se subdividieron en dos. La compañía suelta que hacía el servicio en las islas Baleares, con la denominación de 13º Tercio, se acumularía al todavía 2º Tercio con cabecera en Barcelona, formando con ambos uno solo. También la compañía de la provincia de Navarra que figuraba como 10º Tercio, pasaba al todavía 12º Tercio que tenía su sede en Vitoria, componiendo también uno solo.

Aquellas compañías que superaban con exceso los 200 hombres pasaron a subdividirse en dos o tres. De las 29 que se encontraban en dicha situación, resultaron de dicho fraccionamiento 38 nuevas compañías.

Todo ello supuso que si bien el Cuerpo continuaba integrado por 13 Tercios, se modificaban sus numerales en la mayor parte de los casos, quedando compuestos por un total de 87 compañías de infantería y 12 escuadrones de caballería. 

El antiguo 3º Tercio con cabecera en Sevilla que comprendía las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla, pasaba a ser el 4º, mientras que el 7º, con cabecera en Granada, que comprendía las provincias de Almería, Granada, Jaén y Málaga, tomaba el numeral del 8º. Las provincias de Cádiz y Málaga pasaron a tener tres compañías de infantería cada una, continuando la última de aquellas mandada por el primer capitán Miguel Guzmán Cumplido.

Los primeros capitanes tomarían la denominación de primeros o segundos comandantes, según los empleos de que de estas dos clases estuvieran en posesión, pasando a denominarse los segundos capitanes como capitanes. Así Guzmán pasaría a ostentar el empleo de 2º comandante de la Guardia Civil.

Apenas dos semanas más tarde, por real orden de 11 de octubre de 1861, la reina aprobaba el cuadro general de la distribución de la fuerza de infantería del benemérito Instituto. El 4º Tercio quedaba integrado por dos escuadrones de caballería y once compañías de infantería, de las que la 7ª, 8ª y 9ª pertenecían a la Comandancia de Cádiz, con cabeceras en Chiclana de la Frontera, Algeciras y Grazalema, respectivamente.

Cada compañía, mandada por sus correspondientes capitanes, tenía a su vez tres líneas. Las de la 7ª tenían su residencia en Puerto Real, Vejer de la Frontera y Medina Sidonia, mientras que las de la 9º estaban en Olvera, Ubrique y Algodonales.

Las cabeceras de las líneas de la 8ª Compañía, que correspondía al Campo de Gibraltar, se fijaron en San Roque, Tarifa y Alcalá de los Gazules. Respecto a esta última población hay que significar que había sido incluida en la real orden de 9 de octubre de 1815 como uno de los municipios que entonces integraban el distrito militar de la Comandancia General del Campo de Gibraltar.

Subordinadas a dichas líneas o secciones, mandadas por oficiales subalternos, se encontraban los puestos, mandados por sargentos o cabos distribuidos por la mayor parte de las localidades o puntos estratégicos de los principales caminos a vigilar.

Hay que significar que dicha reorganización supuso para San Roque que dejara de ser la cabecera de la Guardia Civil en el Campo de Gibraltar, al crearse una compañía para la Comarca y establecerse la residencia de su capitán jefe en Algeciras, en donde también la tenía el comandante general desde seis décadas antes.

Respecto al 8º Tercio estaba compuesto por dos escuadrones de caballería y 9 compañías de infantería, de las que las 6ª, 7ª y 8ª lo eran de la Comandancia de Málaga, con cabeceras en Vélez-Málaga, Coin y Ronda, respectivamente.

Cada compañía, mandada por sus correspondientes capitanes, tenía a su vez varias líneas o secciones. Las de la 6ª tenían su residencia en Torrox, Málaga, Colmenar y Periana. Las de la 7ª sus sedes estaban en Alora, Archidona y Valle de Abdalajís. Y las de la 8ª se ubicaban en Estepona, Marbella y Gaucín.

Con dicha orgánica inició el año 1862 Miguel Guzmán al frente de la Comandancia de Málaga, siendo su nuevo jefe de Tercio, el coronel Agustín Torregrosa García. Permaneció al frente de la Benemérita malagueña hasta fin de febrero del año siguiente, ya que con antigüedad de 5 de marzo de 1863, ascendió al empleo de primer comandante de la Guardia Civil.

Destinado ese mismo mes al 4º Tercio cuya jefatura era ejercida por el coronel José Arellano Molina, con residencia en Sevilla, apenas si permaneció allí ocho meses. Al comenzar noviembre de ese mismo año regresó a Málaga para hacerse cargo nuevamente de su comandancia hasta fin de julio de 1866. 

En ese periodo cosecharía nuevos éxitos en la lucha contra el bandolerismo de los que la prensa de la época se hizo una vez más eco. Destaca la crónica de “El Clamor Público”, reproducida el 28 de enero de 1864, de “El Correo de Málaga”, sobre el ingreso en prisión del “criminal conocido por el Valenciano (a) Quico, desertor del presidio de Ceuta y compañero del bandido Jordan”. 

Dirigido desde octubre del año anterior el intenso dispositivo de captura por el primer comandante Guzmán, que había recibido una confidencia, finalmente se logró su detención por el guardia 1º Francisco Parejo Palacio y fuerza del puesto de Cuevas de San Marcos. El peligroso delincuente intentó en vano engañarles dando una identidad falsa y le fueron ocupados un retaco de dos cañones, cargado, una canana con 37 cartuchos embalados, gran proporción de pistones y varias balas sueltas.


(Continuará).

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