sábado, 19 de agosto de 2023

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CLXXXIV). LA REORGANIZACIÓN EN LA POSGUERRA CIVIL (3).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 14 de agosto de 2023, pág. 9.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro. 



Por orden de 29 de marzo de 1939, suscrita en Burgos por el “General Subsecretario del Ejército”, Luis Valdés Cavanilles, se dispuso que el coronel Jaime Obrador Casanovas, jefe del 16º Tercio de la Guardia Civil (Málaga), del que dependía la Comandancia de Cádiz, y por lo tanto la 2ª Compañía (Algeciras) y consiguientemente la línea de San Roque, mandase el 7º Tercio (Zaragoza). 

Por tal motivo, el teniente coronel Vicente González García, jefe de la comandancia gaditana y miembro de la promoción de 1903 de la Academia de Infantería de Toledo, volvió a hacerse cargo “con carácter provisional”, del mando del referido tercio. Lo ejercería siete meses más, hasta su ascenso a coronel, acaecido el 18 de octubre siguiente. 

En el empleo de teniente, y hasta obtener el de capitán, que lo desempeñaría en Jerez de la Frontera como jefe del escuadrón de caballería durante más de una década, había estado destinado ocho años en el Campo de Gibraltar. Concretamente al frente de las líneas (secciones) de Jimena de la Frontera (abril-septiembre de 1910), Tarifa (octubre de 1910-diciembre 1913) y La Línea de la Concepción (enero de 1914-agosto de 1918). En esta última localidad contrajo el 2 de agosto de 1910, matrimonio con Herminia Espinosa Álvarez.

A su ascenso a coronel, se hizo cargo del mando de la Comandancia de Cádiz el comandante Antonio Escuin Lois, mientras que el del 16º Tercio pasó a ser desempeñado por el teniente coronel Manuel Pizarro Cenjor, jefe de la Comandancia de Málaga. A fin de mes fue destinado por el general de división José Enrique Varela Iglesias, ministro del Ejército, como jefe del referido 16º Tercio. Si bien su jefatura estaba en la capital malagueña, no tardaría en trasladarse a la capital gaditana.

A finales de noviembre de 1939 fue destinado para ejercer el mando de de la comandancia de la Guardia Civil de Cádiz el teniente coronel Manuel Márquez González, procedente de la de Orense. En mayo de 1941 sería cesado y pasaría a la situación de disponible forzoso.

Pertenecía a la promoción de 1907 de la Academia de Infantería y era buen conocedor de la provincia gaditana pues había estado destinado anteriormente en ella en diferentes empleos. 

En el Campo de Gibraltar, siendo teniente, mandó la línea de Jimena de la Frontera, entre julio y octubre de 1915. El 18 de julio de 1936, junto al comandante José Enríquez Ramírez, estaba destinado en la Comandancia de Cádiz.

En la provincia gaditana el Cuerpo de Carabineros había quedado peor malparado respecto a sus cuadros de mando. El teniente coronel Leoncio Jaso Paz, jefe de la 11ª Comandancia de Cádiz al inicio de la sublevación militar, había sido detenido, juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte, por mantenerse leal al gobierno de la República. Fue fusilado en el castillo gaditano de San Sebastián el 6 de agosto de 1936, junto al gobernador civil Mariano Zapicico Menéndez-Valdés, que era comandante de Artillería; el capitán jefe del Cuerpo de Seguridad (y Asalto) Antonio Yáñez-Barnuevo de la Milla, que también era de Artillería; y uno de los miembros del gabinete telegráfico del gobierno civil, Luis Parrilla Asensio. 

Tras la detención de Jaso se hizo cargo del mando de la 11ª Comandancia, el comandante de Carabineros Federico Rodríguez Baster, quien al ascender a teniente coronel en noviembre de 1938, sería destinado como titular de la misma. Permanecería a su frente hasta después de la finalización de la guerra civil, siendo designado en julio de 1939 para mandar la 1ª Comandancia de Barcelona. Precisamente en ese mes el ya teniente general Gonzalo Queipo de Llano Sierra, cesaba como inspector general de Carabineros y jefe de la Segunda Región Militar. Pasó a hacerse cargo del mando del Instituto de Carabineros, el general de brigada Luis Pilar López, subinspector del mismo. 

Respecto a la 10ª Comandancia de Carabineros de Algeciras, el 18 de julio de 1936, su jefe era el teniente coronel Manuel Córdoba García. Había nacido el 1º de enero de 1880 en Jerez de la Frontera y pertenecía a la promoción de 1898 de la Academia de Infantería. Si bien no fue fusilado como el de Cádiz, sí que sería detenido, juzgado en consejo de guerra, condenado y finalmente separado del servicio por su tibieza en sumarse al “Glorioso Movimiento Nacional”.

Su falta de entusiasmo en adherirse a la sublevación y su actitud pasiva mostrada ostensiblemente durante las semanas siguientes, terminó motivando que el 31 de agosto de 1936 fuera convocado a Sevilla por orden del general Queipo de Llano Sierra. No regresó a Algeciras ya que dos semanas despues fue detenido y encarcelado en la prisión militar que los sublevados habilitaron en uno de los edificios de la Plaza de España de la capital hispalense. 

Procesado en la causa 228/1936 fue juzgado el 12 de junio de 1937 en consejo de guerra, siendo condenado “como autor de un delito de negligencia en el cumplimiento de sus deberes militares”, a la pena de “un año de prisión militar correccional, con la accesoria de suspensión de empleo, sin que sean de apreciar responsabilidades civiles”. Tras cumplir la pena en el castillo militar gaditano de Santa Catalina fue autorizado a residir en Pamplona, quedando en la situación de disponible gubernativo. Finalmente, por orden del Ministerio de Defensa Nacional, de 30 de marzo de 1939, “el Generalísimo ha resuelto cause baja en el Ejército, por desafecto”, pasando a la situación de retirado.

Cuando fue detenido se hizo cargo del mando de la comandancia campogibraltareña, el comandante José Toledo Iradier, el cual lo ejerció hasta el 10 de octubre siguiente, fecha en la que se incorporó el teniente coronel José Marqués Mesías. Éste, que antes de la sublevación militar ya había mandado dicha unidad, se encontraba “a las órdenes del Ministro de Hacienda”. 

El comandante Toledo sería nombrado el 29 de enero de 1937, por el gobernador militar del Campo de Gibraltar, coronel de Infantería Francisco de Borbón y de la Torre, comandante militar de Estepona, continuando el resto de sus vicisitudes militares en la provincia de Málaga. Destaca que, el 17 de marzo siguiente, se hiciera cargo del mando de la 9ª Comandancia de Carabineros de Málaga. Su titular, teniente coronel Carlos Florán Casasola, había sido fusilado el 17 de agosto de 1936, sin juicio previo, junto a su jefe de la 5ª Zona, coronel Enrique Crespo Salinas, antiguo jefe de la Comandancia de Algeciras, así como del comandante José Gonzalo Garcillán, el capitán Juan Nieto Hidalgo y el teniente Manuel Viera Serrano. 

El otro comandante, Modesto Espinós Colomer, se encontraba en Madrid al iniciarse la sublevación militar. Según consta en un certificado expedido el 27 de febrero de 1963 por el coronel Luis Maroto González, jefe de la Sección de Personal de la Dirección General de la Guardia Civil, a petición de la hija de aquél, María del Pilar Espinós Gallego, “para documentar instancia en solicitud de adjudicación de un estanco”, resulta que su padre, “fue asesinado por las hordas marxistas en Paracuellos del Jarama en el mes de Noviembre de 1.936”.

(Continuará).

 

 

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