domingo, 26 de enero de 2014

CABO TOMAS SIERRA MARTIN: HEROE DE LA GUARDIA CIVIL EN CUBA Y CEUTA



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en el suplemento dominical de "EL FARO DE CEUTA" del 7 de marzo de 1999, págs. D XIV-D XV.
El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

Introducción.


El año conmemorativo del centenario del "Desastre del 98" ha llegado a su fin. Durante esos doce meses se han publicado centenares de artículos y editado docenas de libros al respecto.

Aún a pesar de ello hay muchos datos y detalles que siguen siendo poco conocidos. Un ejemplo de ello es la presencia del benemérito Instituto de la Guardia Civil en Ultramar que llegó a contar con 4.722 hombres en los Tercios de Cuba, (Habana, Santa Clara y Puerto Príncipe), 685 en el de Puerto Rico (San Juan) y 3.849 en los de Filipinas (Manila, Mindanao y Nueva Ecija).

Algunos de esos guardias civiles tras su repatriación o posteriormente continuarían su vida militar en Ceuta escribiendo nuevas páginas de honor y gloria. Por ello tal vez no podamos rendir mejor homenaje a quienes supieron ser héroes en ultramar y en el norte de Africa que dedicar estas líneas en su recuerdo.

Uno de ellos, el Cabo Tomás Sierra Martín descansa en el cementerio de nuestra Ciudad y concretamente en el nicho que fue concedido a perpetuidad en el año 1913 por el ayuntamiento. El entonces director general de la Guardia Civil dispondría al recibir el correspondiente escrito firmado por el alcalde que fuera difundido como muestra de cortesía y agradecimiento en el Semanario Oficial del Cuerpo de fecha 8 de junio de aquel año.

Soldado de Caballería.

Tomás, hijo de Matías Sierra y Rafaela Martín, nació el 29 de diciembre de 1869 en Condemios de Abajo, perteneciente al partido judicial de Atienza y provincia de Guadalajara.

Con dieciocho años de edad sería filiado en la caja de reclutas de Guadalajara para prestar servicio como soldado por un tiempo de doce años. Cuatro meses después sería destinado al 4º escuadrón del Regimiento de Caballería "Húsares de Pavía" nº 20 con guarnición en la localidad madrileña de Alcalá de Henares.

Allí prestaría juramento de fidelidad a los estandartes del Cuerpo y se le entregaría la cantidad de 67 pesetas y 50 céntimos para su primera puesta de vestuario.

El 13 de febrero de 1891 pasaría al Depósito de Banderas de Ultramar en Madrid para ser destinado a la isla de Cuba. Apenas tres semanas después, el 7 de marzo, embarcaría en el vapor-correo "Ciudad de Cádiz" y zarparía desde el puerto gaditano hacia el de La Habana a donde llegaría tras once días de navegación.

A su llegada se incorporaría como soldado al 1º escuadrón del Regimiento de Caballería "Hernán Cortés" nº 29 hasta que voluntariamente solicitaría su ingreso en los tercios de la Guardia Civil de Cuba.

Guardia Civil de Cuba.

El 26 de febrero de 1892 pasaría destinado al escuadrón de caballería de la Comandancia de la Guardia Civil de La Habana. Tras prestar servicio en la misma durante dieciséis meses sería destinado al escuadrón de la Comandancia de Vuelta Abajo.

Al poco tiempo de su incorporación sería felicitado con anotación de ello en su hoja de servicios por el capitán general de la isla y el director general del Cuerpo al haberse distinguido por sus humanitarios e importantes servicios prestados durante un terrible temporal de agua que asoló la provincia.

A partir del 1 de enero de 1896, coincidiendo con el aumento de la actividad de los insurrectos de la isla de Cuba sería concentrado en la localidad de Pinar del Río.

Apenas dos semanas después destacaría por su valor en un enfrentamiento armado contra los rebeldes cuando prestaba servicio de acompañamiento al gobernador civil de la provincia.

Desde ese momento y durante los dos próximos años los encuentros y combates contra las partidas de insurrectos se sucederían sin parar. En su impresionante hoja de servicios se detallan en ese periodo con fecha y lugar exacto hasta un total de veinticuatro hechos de armas.

De muy especial mención son los acontecidos el 4 de octubre de 1896 y el 14 de marzo de 1898 ya que por cada uno de ellos en reconocimiento al valor demostrado sería condecorado con la cruz de plata del merito militar con distintivo rojo.

El primero se trataría del duro enfrentamiento que se entabló contra al partida liderada por Antonio Maceo, cabecilla de los insurrectos y en el que sería derrotado. El segundo, ya en plena guerra contra los Estados Unidos, sería un combate que se libraría frente a un intento de desembarco de fuerzas norteamericanas que serían rechazadas en la misma playa. Sin embargo el futuro de Cuba no se determinaría en tierra firme sino en el mar.

En noviembre de 1898, consumado el "Desastre" y con su compromiso cumplido es licenciado del servicio. Inicialmente fijaría su residencia en La Habana y posteriormente sería repatriado a España. En atención a los méritos contraídos le sería reconocido el derecho a la medalla de la campaña de Cuba.

Reingreso en la Guardia Civil.

A su llegada a la península fijaría su residencia en Madrid pero poco tiempo estaría ajeno a la milicia. El 21 de diciembre de 1899 elevaba por conducto de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid-Norte, una instancia dirigida al director general del Cuerpo solicitando su reingreso.

Dos meses después le es concedido y sería destinado al 2º escuadrón de la Comandancia de Caballería de Madrid. El 3 de agosto de ese mismo año, con 29 años de edad contraería matrimonio canónico con Carmen Jurado Pérez, vecina de Somolinos, provincia de Guadalajara. La ceremonia sería oficiada a las 8'45 horas de la mañana por el capellán del 14º tercio de la Guardia Civil en Madrid.

Muerte en Ceuta.

Tras estar destinado como Cabo en el escuadrón de la Comandancia de Córdoba perteneciente al 4º tercio de Sevilla pasaría a la 4ª Compañía mixta de Ceuta que entonces estaba encuadrada en la Comandancia de Cádiz.

A la una de la madrugada del 21 de mayo de 1913 cuando se encontraba al frente de cinco guardias civiles de caballería vigilando la carretera que unía la plaza de Tetúan con el destacamento de "El Rincón" distante de aquella 12 kilómetros observaría la presencia de una docena de moros.

El Cabo Sierra se adelantaría con su caballo al objeto de darles el alto y proceder a su identificación. Por respuesta obtendría una descarga de fusilería. El jinete y su montura, llamado "Casares" caerían gravemente heridos. Los guardias respondieron al fuego y los moros se darían a la fuga perdiéndose en la oscuridad de la noche.

Trasladado inmediatamente por sus hombres a Tetúan se le practicaron los primeros auxilios y el comandante general de Ceuta al tener conocimiento de lo sucedido ordenaría su rápida evacuación al hospital militar de la plaza. Sin embargo todo esfuerzo sería inútil. Las heridas eran muy graves y los medios para salvarle muy escasos.

A las 14'15 horas del día siguiente su capitán remitiría un telegrama al director general de la Guardia Civil con este texto: "Cabo Tomás Sierra le fue amputado anoche brazo derecho y en estado gravísimo hasta once horas hoy que falleció como consecuencia traumatismo".

Un hombre que al menos en 24 ocasiones acreditadas había arriesgado su vida en encarnizados combates en la isla de Cuba había derramado fiel a su juramento, la última gota de su sangre en las tierras españolas del norte de Africa.

Su entierro, costeado por suscripción popular, constituyó una imponente manifestación de duelo, acudiendo el pueblo ceutí en masa con todas las autoridades y tropas de guarnición. Dejaba viuda y dos hijos, varón y hembra, de corta edad.

Reconocimiento del Instituto.

El teniente general Ramón Echague y Méndez-Vigo, Conde del Serrallo y director general del benemérito Instituto ordenaría publicar en el Semanario Oficial de 24 de junio de 1913 una orden general de fecha 17 del mismo mes, disponiendo que el nombre de dicho cabo se inscribiera en el cuadro de honor de todos los puestos de la Guardia Civil.

También dictaría que con cargo al fondo de forestal se entregase a la viuda la cantidad de 250 pesetas y al hijo varón la pensión diaria de 75 céntimos que preceptuaba el reglamento del colegio de guardias jóvenes de Valdemoro.

La junta directiva del colegio de huérfanos del Cuerpo concedería a la niña también una pensión de 75 céntimos diarios hasta que por su edad estuviera en condiciones de ingresar en el referido establecimiento.

Por otro lado la Asociación de Señoras, presidida por la reina haría entrega de 1.405 pesetas con destino a la viuda.

El director general daría asimismo ordenes al coronel subinspector del 4º tercio de Sevilla para que se desplazara a la población cordobesa de Lucena para hacer entrega en mano a dicha viuda de esas cantidades junto a otra de 2.000 pesetas a cuenta de las 2.762 pesetas y 19 céntimos que le correspondería como consecuencia de la derrama de la mutua benéfica del Cuerpo.

Ochenta y cinco años después los restos de este héroe siguen reposando en un nicho de nuestro cementerio cubierto por una sencilla lápida que apenas ha podido soportar las inclemencias y el paso del tiempo.

Nota del Autor: Tras la publicación de este artículo y gestiones de la Jefatura de la 233ª Comandancia de la Guardia Civil (Ceuta), el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta, sustituyó la deterioradísima lápida del Cabo Sierra por otra nueva.

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