CLXXV Aniversario “Cartilla del Guardia Civil” (1845-2020).
Como consecuencia del aumento de plantilla de la Guardia Civil consignado en el presupuesto del Ministerio de la Guerra en el año económico 1898-99, y conforme con lo propuesto el 20 de junio de 1898 por el director general del benemérito Instituto, teniente general Romualdo Palacio González, se aprobó por real orden de 1º de julio siguiente, el nuevo cuadro orgánico para los tercios, comandancias, centros y dependencias en la Península, islas Baleares y Canarias más posesiones del Norte de África.
Ello propició la creación de dos nuevos Tercios en la Península, con los números 17º y 18º, al incrementarse el catálogo de clases y tropa del Cuerpo en 3.461 hombres más, alcanzando por lo tanto un total de 18.140 efectivos en dichas categorías. Se trató de un aumento considerable y muy necesario si bien transcurrió cierto tiempo hasta que se pudo cubrir la totalidad de las nuevas vacantes.
Pudieron crearse nuevos puestos que reiteradamente se habían solicitado, consiguiéndose que a finales de 1899 la cifra total fuera de 2.442 diseminados por toda la geografía nacional. También se pudo completar la fuerza mínima reglamentaria en los 648 puestos que carecían hasta entonces de ella.
Dicha ampliación de Tercios motivó que los de Ultramar, a los que les quedaba ya poco tiempo como consecuencia del “Desastre” que estaba aconteciendo, pasaran a tomar como nueva numeración de 19º, 20º y 21º en el caso de los de Cuba, 22º el de Puerto Rico, y 23º, 24º y 25º los de Filipinas.
Uno de los dos nuevos Tercios creados, el 18º, constituido por las Comandancias de Cádiz y de Huelva, estableció por primera vez su cabecera en la capital gaditana. Fue nombrado para su mando el recién ascendido coronel José Gay González, cuyo destino anterior había sido precisamente la Comandancia de Cádiz. Hasta entonces y desde la fundación de la Guardia Civil en 1844 la provincia gaditana había dependido siempre del Tercio que tenía su residencia en la capital hispalense.
Significar también que dicho incremento de plantilla posibilitó crear por fin una sección fija en la plaza de Ceuta que pasaría a quedar encuadrada en la Comandancia de Cádiz, similar a la ya existente en Melilla que dependía de la Comandancia de Málaga.
La Comandancia gaditana continuó estando constituida por tres compañías de infantería y un escuadrón de caballería, si bien reforzada por 52 efectivos más por lo que quedó finalmente integrada por un total de 446 hombres: 2 jefes (1 teniente coronel y 1 comandante), 17 oficiales (5 capitanes, 8 primeros tenientes y 4 segundos tenientes), 355 de infantería (13 sargentos, 44 cabos, 6 cornetas, 30 guardias 1º y 262 guardias 2º) y 72 de caballería (4 sargentos, 10 cabos, 4 trompetas, 5 guardias 1º y 49 guardias 2º). Además de ello la sección de Ceuta estaba formada por 36 hombres más de infantería (1 primer teniente, 1 sargento, 2 cabos, 2 guardias 1º y 30 guardias 2º).
La creación del nuevo Tercio gaditano conllevó a su vez la modificación de la numeración de las compañías, pasando en el caso del Campo de Gibraltar la 9ª Compañía, con cabecera en Algeciras, del antiguo 4º Tercio de Sevilla a ser la 2ª Compañía de Algeciras del nuevo 18º Tercio de Cádiz.
Si bien se mantuvieron las residencias del mando de las tres compañías en San Fernando, Algeciras y Villamartin, algunas de sus líneas cambiaron de localidad. En el Campo de Gibraltar sólo cambió la de Alcalá de los Gazules, cuyo oficial se trasladó a Jimena de la Frontera, manteniéndose las de Tarifa y La Línea de la Concepción, de la que dependía entre otros el puesto de San Roque.
Éste, tal y como se relató en el capítulo anterior, finalizó el año 1898 estableciéndose en una nueva casa-cuartel sita en el número 14 de la calle Herrería. Su contrato había sido suscrito el 17 de noviembre de dicho año por el nuevo jefe de la Comandancia de Cádiz, teniente coronel Manuel de la Barrera-Caro Fernández, un brillante oficial que se había distinguido sobresalientemente en las campañas de Cuba.
Iniciado ya el siglo XX la Guardia Civil del puesto de San Roque continuó practicando innumerables servicios de carácter policial y benemérito. Algunos de los más destacados continuarían siendo recogidos y difundidos en el boletín oficial del Cuerpo.
Así en 1904, siendo jefe de la Comandancia de Cádiz el teniente coronel Manuel Díaz-Pinés Rubio, se publicó en el número correspondiente al 1º de julio de dicho año un brillante servicio protagonizado por el cabo José Salvo Viera, comandante del puesto de San Roque, y el guardia 2º Antonio Ortega Morales. Ambos detuvieron a dos individuos como supuestos autores de un robo de tres fusiles máuser verificado en el taller de la armería del Batallón de Cazadores Tarifa núm. 5, de guarnición en San Roque.
Los dos detenidos fueron puestos a disposición del teniente coronel de Infantería Juan Serrano Altamira, jefe de dicha unidad militar. El director general de la Guardia Civil, teniente general Vicente Martitegui Pérez de Santamaría, “enterado con satisfacción de este servicio”, dispuso que “se anote en las hojas de vida y costumbres respectivas de la clase y guardia citados, por el celo y actividad que demostraron en la práctica del mismo”.
Justo un año más tarde, 1º de julio de 1905, se publicaba en el boletín oficial del Cuerpo otro relevante servicio tras la comisión de un robo perpetrado a mano armada siendo las víctimas dos oficiales del ejército británico de la guarnición de la colonia de Gibraltar. El suceso había acaecido el mes de marzo anterior en “los llanos del Campamento”, pertenecientes al término municipal de San Roque.
Dos individuos les sustrajeron 8 chelines y varias alhajas, parte de las cuales pudieron ser recuperadas gracias a la actuación de la Guardia Civil. En esta ocasión la fuerza actuante pertenecía al puesto de La Línea de la Concepción, tratándose del sargento José Ojeda Romero y del cabo Pedro Eslava Luna que detuvieron a uno de los autores. El otro sería capturado el 17 de noviembre siguiente y entregado al juzgado de instrucción de San Roque por el teniente Arturo Blanco Horrillo, junto a los ya citados y los guardias Manuel Mata Nieto y Manuel Elías Gómez. En el boletín de 16 de febrero de 1906 se publicaría la felicitación del director general, anotándose en sus hojas de servicio.
Tal y como había publicado en 1899 el periodista Lutzargo López Zaragoza, director del periódico linense “El Sino”, en su obra “Guía de Gibraltar y su Campo”, la barriada de Campamento de Benalife era la zona residencial que contaba con los mejores edificios del municipio de San Roque. Allí tenían vivienda distinguidas familias británicas procedentes de la colonia de Gibraltar. Bien podría afirmarse que Campamento era el Sotogrande de finales del siglo XIX y principios del XX. Siempre ha sido sobradamente conocido, gracias a la nunca correspondida generosidad de las autoridades españolas, que los habitantes más pudientes del otro lado de la Verja han tenido verdadera debilidad por residir fuera de los reducidos confines de su colonia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.