El original tiene una fotografía en color y otra en blanco y negro.
El general de brigada de la Guardia Civil Rafael Conde Salgado, nacido en Algeciras en 1943, falleció en Zaragoza el pasado lunes día 2 de enero. Tenía 79 años de edad y se encontraba en situación militar de retiro. Pertenecía a la XXII Promoción de la Academia General Militar y a la XIII Promoción de la Academia Especial (actualmente llamada de Oficiales) de la Guardia Civil.
Cuando vino al mundo su padre era el sargento de la Guardia Civil José Conde Agut, destinado en la Comandancia de Algeciras. Procedía del extinto Cuerpo de Carabineros donde había llegado a alcanzar el empleo de cabo, prestando servicio también en el Campo de Gibraltar. La absorción de dicho Instituto por el de la Guardia Civil en 1940 le había llevado entonces a formar parte de éste. Llevado de su honrada ambición, esa hermosa frase propia de los militares de bien, le impulsó a seguir progresando y ascendiendo. Tras obtener diversos destinos en los empleos de oficial, incluida la Comandancia de Cádiz, terminaría por alcanzar el empleo de teniente coronel y ser director de la 3ª Academia Regional de Guardias en Úbeda. En 1975, al cumplir la edad reglamentaria y pasar a retiro le fue concedido el empleo de coronel honorario.
Su espíritu de superación, acreditado desde su ingreso en el servicio en 1934, fue constante ejemplo para su hijo Rafael que fue jalonando una brillante carrera militar. Tras obtener el despacho de teniente en 1967, estuvo destinado sucesivamente en la Comandancia de Navarra, Academia de Úbeda, Comandancia de Zaragoza y Subsector de Tráfico de Zamora.
Ascendido a capitán en 1975 estuvo destinado en las Comandancias de Álava y de Málaga, el Subsector de Tráfico de Granada, la Academia de Úbeda, la Comandancia de Vizcaya y el Subsector de Tráfico de Huesca.
En 1984 fue promovido al empleo de comandante siendo destinado a la Comandancia de Guipúzcoa y posteriormente a la de Vizcaya, ambas en un periodo muy complicado de la lucha contra el terrorismo de la banda criminal ETA.
Obtenido el ascenso a teniente coronel en 1990 se le confirió el mando de la Comandancia de Zaragoza donde permaneció hasta que seis años más tarde ascendió al empleo de coronel y se le otorgó el mando de la Zona-Comandancia de Navarra. Promovido en 1998 a general de brigada mandó sucesivamente las Zonas de País Vasco y de Madrid. Al cumplir en 2002 la edad reglamentaria de pase a la reserva y dejar el servicio activo, fijó su residencia en la capital zaragozana.
Hasta aquí el resumen de una brillante y meritoria carrera militar como guardia civil, reconocida por numerosas condecoraciones civiles y militares, nacionales y extranjeras que le fueron concedidas, siempre al mando de unidades y ocupando los puestos de mayor riesgo y fatiga, tal y como le inculcaron en la Academia siendo cadete.
Pero lo más importante no es todo eso, aún a pesar de la gran valía que supone. Lo más importante es que supo hacer verdad aquello tan difícil que reza el artículo 53 de las actuales Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas: “El militar que ejerza el mando se hará querer y respetar por sus subordinados”. Y así ha sido. Todos los que en alguno de sus numerosos destinos hemos tenido el privilegio de estar bajo sus órdenes somos notarios de ello.
Rafael Conde Salgado, de cuna campogibraltareña y carabinera, fue además una persona buena, noble y sobre todo muy humana que por donde pasó y estuvo, dejó el recuerdo afectuoso que los que le conocimos. Y eso es algo que no todos pueden decir ni ser recordados igual. Su esposa Ana Granada Bauluz y sus hijos Ana, Rafael, José Ignacio y Javier, así como sus nietos y resto de familiares, pueden sentir un muy legítimo orgullo de quien era él y el recuerdo perpetuo que ha dejado en todos. Descanse en paz.
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