viernes, 7 de julio de 2023

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CLXXVIII). LA ABSORCIÓN DEL CUERPO DE CARABINEROS (80).

 

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 3 de julio de 2023, pág. 16.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro. 

  

La hoja de servicios del capitán de Carabineros Francisco Zamora Medina, jefe de la 3ª Compañía (Puente Mayorga), concluye con la siguiente vicisitud correspondiente a 1937: “Según orden comunicada de la Secretaría de Guerra del Estado Español, número 1.941 de 27 de enero marginal, este Oficial causa baja definitiva en el Ejército por hallarse incurso en el artículo 2º del Decreto del Gobierno Nacional número 93 (B.O. número 51), por abandono de destino, y, en consecuencia en este Instituto y Comandancia en fin del referido mes”.

Quien había suscrito tal anotación, a 31 de enero de 1937, era el propio jefe de la 10ª Comandancia de Carabineros de Algeciras, teniente coronel José Marqués Mesías. Todo ello, tras haber hecho constar en las vicisitudes relativas a 1936 que: “El día 25 de julio y al ordenársele a este Oficial se concentrara en esta residencia (Algeciras) con motivo del actual Movimiento Nacional con la fuerza de su Compañía, desapareció de su residencia, de donde según noticias, pasó a unirse a las fuerzas marxistas en Málaga”.

Sin embargo, ¿qué fue de este oficial procedente del Arma de Infantería y que había participado en las campañas de Marruecos como oficial de la Legión? Pues hoy día se puede saber, gracias a la documentación obrante en su expediente personal existente en la Sección Guardia Civil del Archivo General del Ministerio del Interior; diversas resoluciones publicadas en la “Gaceta de Madrid” y la “Gaceta de la República”; así como la documentación inédita muy recientemente facilitada por el doctor en Historia y coronel auditor del Cuerpo Jurídico Militar Joaquín Gil Honduvilla, autor del libro “Militares y sublevación. Cádiz y provincia 1936. Causas, personajes, preparación y desarrollo”, publicado en 2013 por Muñoz Moya editores.

De singular interés resulta el “Procedimiento sumarísimo de urgencia” núm. 80/17/1937, instruido tras la ocupación de la ciudad de Málaga, acaecida el 8 de febrero de 1937, contra el capitán Zamora y su subordinado directo, el alférez de Carabineros Manuel González Navarro. Éste era el jefe de la Sección de Puente Mayorga, de la que dependían a su vez los puestos de la residencia, tanto de aduana como de marinos, así como los de Guadarranque y el de marinos de dicho río que le daba nombre. 

Inicialmente fue instruido por el oficial 3º (asimilado a teniente) de la “Escala Honorífica de Complemento del Cuerpo Jurídico Militar”, Ángel Domenech Romero. Éste, que se había sumado a la sublevación militar, era abogado e hijo del decano de los procuradores de los tribunales de la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda. Pronto fue sustituido por el de igual empleo de la escala de complemento del Cuerpo Jurídico Militar, Fernando Vázquez Domínguez. Como secretario actuó el abogado habilitado Diego Ruiz González.

En dicho procedimiento consta que el capitán Zamora, el alférez González, así como 51 clases y carabineros, habían cruzado el 25 de julio de 1936, la “Verja” para entrar en la colonia británica de Gibraltar. Lo hicieron de forma separada y vestidos de paisano para no llamar la atención, no portando consigo armamento reglamentario alguno. De allí, días después, pasaron vía marítima al puerto de Málaga.

Según transcripción facilitada desde el estado mayor del “Cuartel General del Generalísimo” en Salamanca, el 25 de febrero de 1937, de un telegrama remitido el 4 de agosto de 1936 por el coronel comandante militar de Málaga al ministro de la Guerra en Madrid, se refería sobre dicho grupo: “Este personal prefería huir antes que prestar servicio a los rebeldes y vienen dispuestos a trabajar por el restablecimiento del orden. Lo he autorizado para que queden aquí y he dispuesto que sean vestidos y armados para autorizarlos para cuando actuasen por frente de Estepona a donde los voy a enviar a reforzar aquel Frente que vigila el río Guadiaro”.

Continuando con la transcripción, decía: “De lo más importante que dice este Capitán es que la gente de Algeciras está muy desmoralizada y sin embargo cruzan frecuentemente a Gibraltar y mantienen relaciones con esta Plaza, de donde sacan víveres y otros auxilios sin que el Cónsul de España lo impida, no siendo el titular del Consulado el que se encuentra en este punto, sino un Vice-Cónsul, que tengo entendido no debe ser adicto a la causa”.

Aunque no se precisaba en el procedimiento, era muy probable que dicho texto se obtuviera de la numerosa documentación intervenida y analizada tras la ocupación por los sublevados, de la comandancia militar de Málaga.

El 7 de mayo de 1937 el juez instructor, oficial 3º Fernando Vázquez, dictaba una providencia por la que se disponía que solicitase al primer jefe de la Comandancia de Carabineros de Málaga, que remitiese informe relativo a la situación en que se encontraban el capitán Zamora y el alférez González, así como que diese, “las órdenes oportunas para su detención y conducción a las Prisiones Militares si se hallasen en libertad”.

Cumplimentado inmediatamente, se informó que el capitán Zamora, “pertenecía a la Comandancia de Algeciras, de donde huyó en los últimos días de julio de 1936, presentándose en esta Capital, desde donde se trasladó a Guadiaro, y con fecha 8 de octubre marchó a Madrid por haberlo dispuesto así la Subsecretaría del Ministerio de Hacienda con fecha 4 del mismo mes”. 

Respecto al alférez Gonzalez, se informó, “que vino a Málaga de la misma procedencia, con dicho Capitán, fue condenado a la pena de muerte según comunicó a esta Comandancia el Ilmo. Sr. Auditor del Ejército del Sur, en escrito de 25 de marzo último”. Dos días antes había sido fusilado en cumplimiento de la sentencia dictada el 17 de marzo de 1937 por el “Consejo de Guerra Permanente” núm. 3 de la plaza de Málaga. 

No fue el único componente de Carabineros ejecutado ya que a lo largo del mes de febrero y marzo lo fueron varias decenas que se habían mantenido leales al gobierno de la República. El más caracterizado de ellos fue el comandante Andrés Surís Miró, que al iniciarse la sublevación militar se encontraba destinado como 2º jefe en la 9ª Comandancia de Málaga. A su vez, el primer jefe de la misma, teniente coronel Carlos Florán Casasola había sido fusilado con anterioridad, al igual que lo fue en Estepona su hijo Carlos Florán Barberán que era falangista, junto otros oficiales de Carabineros que se sumaron al alzamiento militar.

Dado que el capitán Zamora no se encontraba en Málaga cuando fue ocupada, pues de haber estado y ser detenido, hubiera sido fusilado seguramente como sucedió con el alférez González, el juez instructor, teniente Vázquez, elevó el 14 de mayo de 1937 a la auditoría de guerra de la 2ª División Orgánica (Sevilla), propuesta de archivo provisional, “hasta tanto se presente o sea habido”. Respecto al alferez de Puente Mayorga, dado que había sido pasado por las armas, solicitó el archivo definitivo.

Ocho días después, se celebró en Málaga el consejo de guerra, que tras examinar el procedimiento sumarísimo urgente núm. 80, acordó el archivo provisional de las actuaciones contra el capitán Zamora, “por comprobarse que se encuentra en rebeldía en campo rojo”.

(Continuará).

 

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