Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "Tribuna Libre" del "DIARIO DE CADIZ" del 17 de junio de 2000. pág. 6.
Triste pero cierto. Cádiz ha perdido su biblioteca histórica-militar, ¡la mejor y más completa en su materia de Andalucía!. El reportaje publicado el pasado domingo en el DIARIO DE CADIZ por Lalia González Santiago, constituye el mejor certificado de su defunción gaditana.
A partir de ahora, y esto es lo menos importante, los historiadores, investigadores y estudiantes de Cádiz, tendremos que viajar hasta Sevilla para poder consultar cualquiera de los miles de libros que empezaron a custodiarse desde el siglo XVI entre los muros de Puerta de Tierra.
Mientras tanto en Sevilla se han puesto muy contentos, ¡y no les falta razón!, pues han recibido, entre otros tesoros, perfectamente empaquetadas y catalogadas, la colección bibliográfica del Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en Cádiz (siglos XVI-XIX) y la colección bibliográfica de la Biblioteca del antiguo Gobierno Militar de Cádiz.
No obstante parece ser que de momento el más contento de todos no es un sevillano sino un colega sudamericano que lleva varios años esperando en Sevilla poder investigar cosas de Cádiz.
Según se comenta, desde que se lo comunicaron no ha dejado de dar saltos de alegría. La verdad es que si llego a saberlo antes, yo mismo le hubiera pagado el billete de tren o el peaje de la autopista, para que se acercara a Cádiz y le hubiese acompañado personalmente hasta el antiguo pabellón de Ingenieros para que pudiera continuar su investigación.
La verdad es que esto es muy serio y lo siento de corazón por todos los gaditanos en general y muy especialmente por ese grupo de militares y civiles gaditanos que con su cariño, dedicación, esmero, entusiasmo, ilusión y paciencia consiguieron formar esas dos magníficas colecciones bibliográficas que catalogaron tras más de dos años de trabajo cada una, Rosario Martínez López (Académica de la Real Academia de Bellas Artes y Bibliotecaria del Ayuntamiento de Cádiz) e Inmaculada Cano Révora (Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz).
En mi artículo publicado en el DIARIO DE CADIZ el pasado 19 de diciembre, "Alerta sobre la Biblioteca del Gobierno Militar gaditano", con el que me sumaba a la justificada inquietud denunciada por otros historiadores e investigadores, transcribía literalmente, entre otras, las siguientes palabras del coronel Ramón González Calvache, entonces Director de la desgraciadamente desaparecida Aula Militar de Cultura de Cádiz:
"Con ambos catálogos sólo se ha pretendido dar a conocer un patrimonio cultural de un gran valor, tanto para la Ciudad (Cádiz), como para el Ejército, preservarlo de cualquier destino incierto por reorganización, traslado o disolución de la actual Jefatura Logística Territorial y permitir su consulta por eruditos y estudiosos".
Todavía ignoro por qué ha ocurrido lo que finalmente ha pasado, pero la verdad es que con tanto secretismo, en Cádiz no nos estábamos enterando de nada.
Sólo había rumores que corrían de boca en boca. Sin embargo en Sevilla hacía mucho tiempo que ya lo sabían. Incluso un colega sudamericano no dejaba de preguntar cuando iban a llegar los dichosos libros de Cádiz.
Aquí, gracias al DIARIO DE CADIZ y a la meritoria investigación practicada por su redactora jefe de la sección de cultura, nos hemos enterado que los miles de libros gaditanos estaban desde hacía dos meses en la capital hermana.
Ingenuamente siempre albergué la esperanza de que se terminaría por suscribir algún convenio entre una institución, pública o privada, de nuestra ciudad y el Ejército, para que se quedaran en el edificio del antiguo Gobierno Militar o que ambas colecciones serían trasladadas, en el peor de los casos, al Archivo Regional Militar Intermedio en Camposoto, sito a poco más de diez kilómetros de Puerta de Tierra.
Me pregunto que hubiera pasado si se hubieran llevado a otra provincia los fondos de las bibliotecas Provincial y Municipal, Facultad de Medicina, Casino, casa de José María Pemán, la Biblioteca de Temas Gaditanos, ubicadas en nuestra ciudad, o de las del Real Observatorio de Marina o la del Almirante Lobo, sitas en la vecina localidad de San Fernando.
Sinceramente creo que todavía hay quienes no son conscientes de la pérdida tan irreparable que ha sufrido el patrimonio cultural gaditano. Tal vez, ha llegado la ocasión, aunque sea a título póstumo, de que hojeen siquiera, los dos catálogos de las colecciones bibliográficas que se han perdido para Cádiz y se han ganado para Sevilla.
De momento, por lo menos, un investigador sudamericano sigue dando saltos de alegría. A lo mejor nos queda el consuelo de que todo esto se termine convirtiendo en letra del próximo Carnaval.
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