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miércoles, 13 de diciembre de 2017

LA COMANDANCIA DE CARABINEROS DE ESTEPONA (1889-1940).

Artículo escrito por Jesús Núñez, publicado en "EUROPA SUR", el 11 de diciembre de 2017 (pág. 10) y en "MÁLAGA HOY", el 15 de enero de 2018 (pág. 19).


El original está ilustrado por una fotografía en blanco y negro.

Nació a semejanza de la Comandancia de Algeciras.

Fue creada para atajar el contrabando de Gibraltar en Málaga.


El próximo año la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras conmemorará el CXL aniversario de la creación de su antecesora: la Comandancia de Carabineros de Algeciras, creada por reales órdenes de 10 y 28 de enero de 1878. Son 140 años de historia, no sólo del Campo de Gibraltar, sino también de su área de influencia, incluida buena parte de la provincia de Málaga.

Aquello supuso dividir en dos la demarcación provincial de la Comandancia de Carabineros de Cádiz. El resultado fue tan positivo, "en bien de los intereses de la Hacienda", que una década después, el 15 de febrero de 1889, el teniente general José Laureano Sanz Posse, director general de Carabineros, solicitó lo mismo al ministro de Hacienda, Venancio González Fernández, respecto a la Comandancia de Málaga.

La propuesta inicial partió del coronel Ruperto Fuentes Vergara, subinspector de Málaga, con la aprobación de la "Junta de Jefes de Hacienda" de esa capital. Dicha Subinspección estaba compuesta por las Comandancias de Algeciras, Cádiz, Granada, Málaga y Sevilla.
 

Por real orden de 23 de febrero, tras una reorganización del Cuerpo, se creó la Subinspección de Cádiz, con las Comandancias de Algeciras, Cádiz y Sevilla, al mando del coronel Fuentes, mientras que al frente de la nueva Subinspección de Granada, reubicada enseguida otra vez en Málaga, quedó el coronel José de Porras Lázaro, con las de Almería, Granada y Málaga, a la que se añadiría la futura de Estepona.

La medida conllevaba, conforme se recogía en una real orden de 18 de marzo, del ministerio de Hacienda, el aumento de plantilla en un teniente coronel como primer jefe, un capitán ayudante y un cabo de cornetas. El comandante segundo jefe sería detraído de los dos que tenía la de Málaga.

Ello se fundamentaba principalmente en la conveniencia de que residiera en Estepona "un jefe caracterizado con todos los medios de acción que le permitan obrar por si mismo enérgica y rápidamente, ya que las muchas atenciones que pesan sobre el Jefe de la Comandancia de Málaga le impiden atender debidamente al servicio".

Tal y como se reconocía en la real orden, "la frecuencia con que se repiten en Estepona los alijos de tabaco exige la adopción de una medida encaminada a regularizar el servicio e impedir los abusos de que se trata". Dicho contrabando procedía de la colonia británica de Gibraltar.

Fruto de todo lo expuesto, la reina regente María Cristina, por real orden del ministerio de Hacienda, de 1º de agosto, acordó la creación de la nueva Comandancia de Estepona.

Consecuente con ello, el teniente general José Chinchilla Díez de Oñate, ministro de la Guerra, comunicó en real orden de 31 siguiente al capitán general de Granada, que la Comandancia de Carabineros de Málaga (mandada por el teniente coronel José Suárez de Figueroa Ortega) quedaba dividida en dos, exponiendo tres consideraciones.

La primera era que la gran extensión de la demarcación de la Comandancia de Málaga y lo numeroso de la fuerza que tenía asignada, eran excesivas para que el servicio que en ella se prestaba pudiera ser vigilado por su jefe, "cual lo demanda la importancia de una comarca tan próxima a la plaza de Gibraltar, y en la que sus naturales tienen decidida tendencia al tráfico del contrabando, circunstancias que exigen una constante vigilancia y que el servicio se impulse de una manera enérgica."

Por lo tanto se hacía indispensable que se estableciera otra comandancia en Estepona, "con objeto de que resida en este punto, el más importante de aquella zona, un jefe caracterizado con todos los elementos necesarios para obrar por sí mismo rápida y oportunamente."

La segunda consideración era la muy positiva experiencia de la Comandancia de Algeciras, creada una década antes y que había demostrado lo acertado que había sido dividir la de Cádiz en dos, para afrontar así con mayor eficacia en contrabando procedente de Gibraltar.

Y la tercera era que su creación no causaba gravamen al erario público ya que al tiempo que se aumentaba la plantilla del Cuerpo de Carabineros en 1 teniente coronel, 1 capitán y 1 cabo de cornetas para la nueva Comandancia de Estepona, se suprimían las falúas "María" y "Dolores" de la Comandancia de Algeciras y sus correspondientes tripulaciones (2 cabos y 15 carabineros de mar) así como 2 alféreces del cuadro de reemplazo.

Al dividirse la Comandancia de Málaga en dos fue necesario redistribuir también sus efectivos. Así, la real orden de 31 de agosto establecía que la 1ª (Ronda), 2ª (Estepona) y 3ª (Marbella) Compañías de Infantería y la 2ª de Caballería (Marbella) pasaban a integrarse en la nueva de Estepona, quedando conformada aquella por las otras cuatro compañías restantes de Infantería (Fuengirola, Palo, Nerja y Málaga) y la 1ª de Caballería (Antequera).

La real orden finalizaba disponiendo que en la revista del mes de octubre quedase hecha la reforma y estuviera ya en funcionamiento la nueva Comandancia.
 Como jefe de la misma fue destinado el 26 de septiembre el teniente coronel Juan Rodríguez Frías, procedente por ascenso de la de Santander, donde había estado como jefe de la misma. 

La plantilla inicialmente fijada fue de 507 efectivos: 1 teniente coronel, 1 comandante, 457 de infantería (4 capitanes, 9 tenientes, 3 alféreces, 16 sargentos, 36 cabos, 1 cabo de cornetas y 388 carabineros), 35 de caballería (1 capitán, 1 teniente, 1 alférez, 3 sargentos, 2 cabos y 27 carabineros) y 13 de mar (2 cabos y 11 carabineros) así como 1 armero y 1 matrona de 2ª clase.

Por su parte, la plantilla de la Comandancia de Algeciras, a cuyo frente se encontraba entonces el teniente coronel José Rosales González, quedó en 715 efectivos: 1 teniente coronel, 1 comandante, 577 de infantería (5 capitanes, 9 tenientes, 6 alféreces, 19 sargentos, 47 cabos y 491 carabineros), 113 de caballería (2 capitanes, 4 tenientes, 1 alférez, 6 sargentos, 10 cabos y 90 carabineros) así como 18 de mar (2 cabos y 16 carabineros), 1 armero y 4 matronas de 2ª clase. En total 1.222 efectivos para hacer frente, a ambos lados del Peñón, al contrabando británico de Gibraltar.

Estos fueron los orígenes de la Comandancia de Estepona, la más moderna del Cuerpo de Carabineros y que desapareció medio siglo después, en aplicación de la Ley de 15 de marzo de 1940, al asumir la Benemérita sus misiones y efectivos, que fueron encuadrados en la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga.
 


La Comandancia de Estepona forma ya parte de la historia de la provincia de Málaga y del Campo de Gibraltar, mientras que la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras sigue manteniéndose como la única heredera superviviente, por línea directa, del Cuerpo de Carabineros. Todo un ejemplo de resiliencia.

viernes, 1 de diciembre de 2017

LOS CARABINEROS DE MAR


Artículo escrito por Jesús Núñez, publicado en "EUROPA SUR" el 18 de noviembre de 2017 (pág. 8) y en "DIARIO DE CÁDIZ" el  7 de diciembre de 2017 (pág. 22).

El original está ilustrado por una fotografía en blanco y negro.

El antecedente histórico del Servicio Marítimo de la Guardia Civil


A lo largo de este año se viene conmemorando el XXV aniversario de la creación del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en la provincia de Cádiz. La Comandancia de Algeciras fue la pionera siguiéndole poco después la de Cádiz.

Se trata de una importante efeméride puesta en valor en los actos institucionales de la Fundación del benemérito Instituto y de su Patrona, la Virgen del Pilar, los pasados meses de mayo y octubre.

Fue en 1992 cuando en las Comandancias de Algeciras, Barcelona, Cantabria, La Coruña y Murcia comenzaron a navegar las primeras embarcaciones del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, creado por real decreto de 22 de febrero del año anterior. Posteriormente su presencia se extendió a todo el litoral español.

Las funciones que la Ley Orgánica de 13 de marzo de 1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, atribuye a la Guardia Civil, son ejercidas por sus patrulleras en las aguas marítimas españolas hasta el límite exterior del mar territorial determinado en la legislación vigente y excepcionalmente, fuera de aquél, de acuerdo con lo establecido en los tratados internacionales vigentes. 

En sus funciones de Resguardo Fiscal del Estado así como de prevención y represión del contrabando, la Guardia Civil se ajusta a las instrucciones que, conjuntamente, dicten los ministerios de Hacienda y del Interior. También dispone que corresponde al Gobierno o, en su caso, al ministro de Defensa determinar las misiones de carácter militar que deba prestar la Guardia Civil en las aguas marítimas españolas.

Con ello la Guardia Civil ampliaba su status inicial de Policía Fiscal Marítima al de Policía Integral Marítima. Hasta entonces 162 años de historia en la mar como Resguardo marítimo, primero como marineros, después como carabineros de mar y finalmente como marinos de la Guardia Civil.

Por un extenso real decreto de 9 de marzo de 1829, siendo Luis López-Ballesteros Varela ministro de Hacienda, se creó de la mano del mariscal de campo José Ramón Rodil Campillo, un instituto militar que se denominó Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras.

Textualmente se establecía “para la seguridad y vigilancia de las costas y fronteras, hacer la guerra al contrabando, prevenir sus invasiones y reprimir a los contrabandistas, y para afianzar con respetable fuerza a favor de la industria y comercio nacionales, la protección y fomento que procuran las leyes de Aduanas”.

Aunque centrado en el Resguardo fiscal terrestre, denominado Resguardo interior, no podía dejar de atender un aspecto tan importante, y más en la nación española, como era el Resguardo marítimo. No hay que olvidar que por aquel entonces las costas españolas eran constante escenario de toda clase de alijos de contrabando que perjudicaban gravemente la hacienda pública.

Tal y como se reconocía en su texto, el resguardo marítimo era un medio poderoso de fuerza en la dilatada extensión de costas que circundaban la península y sus islas adyacentes, perteneciendo por lo tanto al sistema activo de las fuerzas para reprimir y perseguir el contrabando.

El Resguardo marítimo comprendía dos ramos. El Resguardo especial de alta mar, formado por buques guarda-costas que tenía por misión principal la represión y persecución del contrabando y la piratería, a fin de proteger el comercio de cabotaje. Y el Resguardo de puertos, constituido por 700 hombres (patrones, marineros y artilleros) y formado por embarcaciones menores (barcas, escampavías y trincaduras armadas) para la vigilancia de playas, calas y arribadas.

Dado que dicha fuerza debía obrar en estrecha combinación con el Cuerpo de Carabineros se dispuso que estuviera a las órdenes de los comandantes, capitanes o tenientes comandantes de dicho Instituto.

No pocas fueron las vicisitudes, reorganizaciones y cambios de dependencias jerárquicas que fue experimentando el Reguardo marítimo durante las décadas siguientes, si bien finalmente el Cuerpo de Carabineros, que también sufrió los vaivenes políticos de la época, terminó saliendo fortalecido. La fuerza de Carabineros se organizó en unidades de infantería, de caballería y de mar.

Así, tras un periodo de ocho años como Cuerpo de Carabineros de Real Hacienda, durante el que perdió temporalmente su carácter castrense, recibió por real decreto de 11 de noviembre de 1842, siendo ministro de Hacienda Ramón María Calatrava García-Peinado, y bajo el mando del mariscal de campo Martín José Iriarte, “una organización fuerte, especial y puramente militar”.

El Resguardo de puertos se componía del número de buques y fuerza de tripulación que designaran los reglamentos, quedando a las órdenes de los comandantes de Carabineros.

Por real orden de 14 de agosto de 1844, del ministerio de Hacienda, dirigido por Alejandro Mon Menéndez, donde se regulaba las relaciones en dicha materia con la Armada, se estableció que la dirección del Resguardo marítimo recayera en la Dirección General de Aduanas. Sin embargo, un real decreto dictado por dicho ministro el 29 de septiembre siguiente, dispuso que “para que la represión del contrabando sea más activa y las fuerzas encargadas de su persecución obren con la unidad y celeridad convenientes”, se encargase en lo sucesivo de ello la Inspección General de Carabineros.

Otro real decreto de 15 de mayo de 1848 resolvió que el Cuerpo de Carabineros dependiese en adelante del ministerio de la Guerra en su organización y disciplina, y del ministerio de Hacienda en todo lo relacionado con el servicio.

A modo de curiosidad, respecto a los que prestaban servicio de resguardo fiscal en la mar, decir que es en el escalafón general de 1854 cuando se detalla por primera vez el estado de la fuerza de cabos y carabineros de Marina, siendo hasta entonces mencionados en los anteriores escalafones como marineros del Resguardo de puertos. En el de 1857 ya se les cita como cabos y carabineros de mar y en el del año siguiente se detalla incluso su uniformidad.

Con la Ley de 15 de marzo de 1940 se suprimió el Cuerpo de Carabineros, cuyos cometidos y funciones fueron asumidos por la Guardia Civil, correspondiéndole desde entonces la vigilancia de costas y fronteras así como la persecución del contrabando y el fraude.

En su “Reglamento para el Servicio” de 14 de mayo de 1943, desarrolló como Resguardo marítimo un capítulo dedicado a las “Fuerzas de Mar en las bahías” y se materializó con la creación formal de los “Puestos de Marinos”, que con sus característicos uniformes azules estuvieron encuadrados en las unidades territoriales del Reguardo Fiscal hasta su desaparición por Orden General del Cuerpo de 13 de septiembre de 1994.

La provincia de Cádiz sabe mucho de carabineros y guardias civiles de mar. Casi ya 189 años desde 1829.