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martes, 19 de marzo de 2019

LA GUARDIA CIVIL EN LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN (VI). LA CASA-CUARTEL DE EL ZABAL BAJO (1910-1922).

CLXXV Aniversario Fundación Guardia Civil (1844-2019).

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR", pág. 14, el 18 de marzo de 2019.

El original contiene una fotografía en blanco y negro. 

La Línea de la Concepción a medida que iba entrando en el siglo XX aumentaba en número de edificaciones y de habitantes. Las prósperas relaciones económicas derivadas de actividades lícitas e ilícitas con la colonia británica de Gibraltar atraían a personas y personajes de toda clase y condición procedentes de otras provincias.
Si bien en buena parte se trataba de gente honesta y trabajadora, había un porcentaje nada desdeñable de individuos de mal vivir que amargaban la existencia del resto. Por tal razón las autoridades locales reclamaban una y otra vez, mayor presencia de la Guardia Civil como cuerpo competente de seguridad ciudadana.
En La Línea, además de su casco urbano, habían varias barriadas que para llegar a ellas entonces, había que recorrer a pie o a caballo, polvorientos caminos de tierra. 
En esa época la Guardia Civil de la casa-cuartel de la calle Jardines, que se trató en el capítulo anterior, centraba sus esfuerzos en la vigilancia de la ciudad y de mantener el orden público en las filas compuestas por miles de personas que diariamente regresaban de Gibraltar. 
Unas venían de trabajar honradamente y otras portando géneros de contrabando escondidos debajo de su ropa o en sus bultos de mano y carruajes. Los carabineros y sus matronas realizaban los registros corporales aleatorios al llegar a la aduana mientras que antes de entrar, los guardias civiles a caballo mantenían el orden de las filas en el mal llamado “campo neutral”. 
El resto del término municipal era recorrido a pie por parejas de guardias civiles de infantería, lo cual limitaba su movilidad y capacidad de actuación, especialmente respecto a las barriadas más alejadas como las de El Zabal y La Atunara. 
Es por ello que el 3 de enero de 1910, el alcalde Bartolomé Lima Ortiz elevó al general de división Julio Domingo Bazán, gobernador militar del Campo de Gibraltar y delegado especial del Gobierno en materia de orden público, con residencia en Algeciras, una extensa y motivada instancia manuscrita.
En ella solicitaba la creación de un puesto de la Guardia Civil en El Zabal, “poblado por unos cuatrocientos edificios y albergues, cuyos moradores ocupan una situación en su mayoría desahogada por su posición social”.
Sus habitantes, colonos en buena parte, se quejaban de los atropellos producidos en sus propiedades, de los daños causados por pastoreo abusivo así como de robos de ganado.
Echaban la culpa a individuos procedentes de la provincia limítrofe de Málaga, principalmente, e incluso de la de Sevilla, resultando insuficiente la vigilancia ejercida en la barriada por los guardias municipales.
La situación había terminado por hacerse insostenible, razón por la cual, y de conformidad con lo acordado por el pleno de la corporación, en sesión de 27 de diciembre de 1909, se solicitaba la creación del puesto de la Guardia Civil, “porque con ello estarían garantizadas las vidas y haciendas de aquellos vecinos, desapareciendo la gente maleante que evade la persecución de la Guardia Municipal”. 
El ayuntamiento ofrecía por su parte, “el local necesario para el alojamiento de aquella fuerza, menaje, bandera y cuanto fuera necesario para ello”, proponiento su ubicación concreta en la zona conocida como El Zabal Bajo.
El gobernador militar elevó la instancia municipal el 1º de febrero siguiente, con su parecer favorable al considerarla “bien fundada por ser de verdadera necesidad su creación”, al ministro de la Gobernación. Éste era el gaditano Segismundo Moret Prendergast, cargo que compatibilizaba con la presidencia del Consejo de Ministros. 
Para Moret dicha petición no fue ninguna novedad ya que el alcalde, diez dias después de enviarle su instancia al general Domingo, le había remitido otra directa, y previamente a ambos, al coronel Luis López Mijares, jefe del 18º Tercio de la Guardia Civil, con cabecera en Cádiz. 
Es decir, lo había elevado por tres conductos diferentes con pretensión de conseguir su ansiado objetivo y aún asi utilizó un cuarto camino más, que fue el del apoyo de un político en Madrid muy destacado de la época. 
Se trataba de Natalio Rivas Santiago, subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros y diputado a Cortes, quien abogó también por su creación, tal y como acredita otro documento.
Pero al final, el informe determinante fue el emitido por el teniente coronel Eduardo González de Escandón García, jefe de la Comandancia de Cádiz, a requerimiento del teniente general Joaquín Sánchez Gómez, director general de la Guardia Civil.
Éste, en escrito de 3 de marzo de 1910, participó al ministro que su creación, lo “considera de gran utilidad para el servicio, pudiendo constituirse con una clase y cuatro guardias del de La Línea a cuya demarcación pertenece el citado punto de Zabal Bajo”. Es decir, que no se ampliaba plantilla pero al menos se establecía una presencia permanente de la Benemérita en dicha barriada.
Finalmente, por real orden de 31 de marzo siguiente, siendo ya Fernando Merino Villarino, nuevo ministro de la Gobernación, tras hacerse cargo de la presidencia José Canalejas Méndez, se autorizó la creación del referido puesto. 
Poco más de dos meses después, el 9 de junio, se suscribió el contrato de cesión gratuita al Estado. Por un lado el alcalde y el teniente José Colombo de León, jefe de la línea de la Guardia Civil de la Línea de la Concepción. Y por otro, el propietario del edificio, Juan Márquez Martín, vecino de la localidad, para su uso como acuartelamiento del referido puesto. Como testigos firmaron Francisco Sánchez y Leovigildo San Pedro.
El arriendo fue acordado inicialmente por cuatro años, renovable, por la cantidad de 1.020 pesetas a abonar anualmente por el ayuntamiento, por meses vencidos, siendo dicho contrato aprobado por real orden de 5 de julio siguiente, del ministerio de la Gobernación.
Este acuartelamiento se mantuvo operativo hasta que el coronel Rafael Bernal Pastor, jefe del 16º Tercio, con cabecera en Málaga, que pasó a encuadrar la Comandancia de Cádiz tras la desaparición del 18º Tercio en 1920, dio cuenta el 3 de diciembre de 1922 a la Dirección General de la Guardia Civil, que la fuerza del puesto de El Zabal se había trasladado al de La Atunara. 
No consta la razón de dicho traslado pero debió ser muy probablemente, como sucedía en la mayor parte de los casos, por el mal estado del acuartelamiento. Al no destinarse los fondos económicos necesarios para su mantenimiento, terminaba por deteriorarse con el paso del tiempo. 
Se significa que conforme los contratos de la época, ello era responsabilidad de los propietarios pero dadas las ajustadas cantidades que recibían en concepto de alquiler, y su frecuente impago, terminaba por no compensarles y dejaban de cumplir sus obligaciones para forzar a su rescisión y abandono del inmueble por parte de la Benemérita.
No volvería a existir un puesto de la Guardia Civil en El Zabal hasta que tras producirse por la ley de 15 de marzo de 1940 la absorción de Carabineros, pasaron a integrarse, tanto el acuartelamiento como los efectivos que tenía dicho Cuerpo en esa barriada.


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