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lunes, 31 de julio de 2023

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CLXXXI). LA ABSORCIÓN DEL CUERPO DE CARABINEROS (83).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 24 de julio de 2023, pág. 16.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro. 

 

 

Continuando con las vicisitudes del alférez Manuel González Navarro, jefe de la Sección de Carabineros de Puente Mayorga, éste había ascendido a dicho empleo por orden del Ministero de Hacienda, de 2 de marzo de 1936. Se encontraba destinado como brigada en Huelva y encuadrado en la 12ª Comandancia de Sevilla, cuya demarcación comprendía ambas provincias bajo el mando del teniente coronel Gregorio del Saz Roca. 

Dicha comandancia dependía a su vez de la nueva 6ª Zona de Carabineros (antigua 7ª), cuya jefatura ostentaba el coronel Luis Pilar López, con residencia en la capital hispalense. Su jurisdicción abarcaba también la de la 11ª Comandancia de Cádiz. 

El 28 de ese mismo mes, Manuel González pasó destinado a la 10ª Comandancia de Algeciras, incorporándose el 18 de abril, asignándosele el mando de la Sección de Puente Mayorga, barriada sanroqueña donde estaba también la cabecera de la 3ª Compañía.

Hay que significar que la 10ª Comandancia de Algeciras, al igual que la 11ª de Cádiz, habían sido las únicas integrantes, hasta la mentada reorganización que el Instituto de Carabineros sufrió en octubre de 1935, de la entonces denominada 6ª Zona, cuya cabecera estaba en la capital gaditana. 

Su jefatura había estado ejercida hasta fin de mayo de 1935 por el coronel Joaquín Rodríguez Mantecón, que fue destinado a la 8ª Zona (Oviedo). Fue nombrado para sustituirle el coronel Ubaldo Ferreira Peguero, procedente de la 13ª Zona (Figueras). Pero como éste estaba adscrito desde marzo a la “Comisaría general para la Represión del Contrabando y la Defraudación”, en Madrid, no llegó a incorporarse a Cádiz hasta que se suprimió dicho órgano, por decreto del Ministerio de Hacienda de 7 de julio de 1935. 

El coronel Ferreira apenas tuvo oportunidad de ejercer el mando de la 6ª Zona de Carabineros de la provincia de Cádiz, ya que como consecuencia de la mentada reorganización que conllevó la supresión de su jefatura, quedó a partir de noviembre, “para eventualidades del servicio a las órdenes del Excmo. Señor Ministro de Hacienda, en Cádiz, y afecto para efectos administrativos a la 11ª Comandancia (Cádiz)”.

Dicha reorganización, que supuso suprimir 5 zonas de las 15 que existían y 13 comandancias de las 33 que habían, no dejó de tener su controversia respecto a la provincia de Cádiz, ya que cada comandancia gaditana se hacía depender de una jefatura de zona diferente. 

La 10ª Comandancia de Algeciras, mandada por el teniente coronel José Marqués Mesías, que había sustituido en agosto a Antonio Pastor Palacios, de la nueva 5ª Zona de Málaga y la 11ª Comandancia de Cádiz, mandada por el teniente coronel Leoncio Jaso Paz, de la nueva 6ª Zona de Sevilla. La excepcionalidad de fracturar la unidad provincial gaditana existente hasta entonces, con los consiguientes perjuicios que conllevaba, se debió a intentar una mejor acción de mando y coordinación de servicio frente al contrabando procedente de la colonia británica de Gibraltar.

Como ya se expuso en su momento, en 1878, el grave problema del contrabando originado desde el Peñón, motivó que la Comandancia de Carabineros de Cádiz se dividiese en dos, pasando a crearse la de Algeciras, constituyendo el Campo de Gibraltar su demarcación. Una década más tarde, en 1889, visto el buen resultado y las lecciones aprendidas, se creó la Comandancia de Estepona, segregándola de la de Málaga. El contrabando que zarpaba del Peñón se alijaba principalmente en las costas próximas de las provincias de Cádiz y Málaga.

En la reforma provocada a raíz del decreto del Ministerio de Hacienda, de 28 de septiembre de 1935, desarrollado en órdenes posteriores, se había suprimido también la Comandancia de Estepona. Ésta estaba mandada hasta entonces por el teniente coronel Alfonso López Vicencio. Al desaparecer dicha unidad como tal, retornó su demarcación a la de Málaga, mandada entonces por el teniente coronel Carlos Florán Casasola, que a fin de junio había sustituido a José de Lera Darnell.

Se creó por lo tanto, la nueva 9ª Comandancia de Málaga-Estepona, considerándose que era mejor que la coordinación de servicios y la acción de mando frente al contrabando procedente de la colonia británica, fuesen dirigidos por un único coronel que tuviera jurisdicción a ambos lados del Peñón. Éste sería Enrique Crespo Salinas, que hasta entonces había mandando la 5ª Zona que comprendía las Comandancias de Málaga y Estepona, con residencia en la capital malagueña, y que a partir de la reorganización mandaría la nueva 5ª Zona que encuadraría la 9ª Comandancia de Málaga-Estepona y la 10ª Comandancia de Algeciras. 

Regresando a las vicisitudes del alférez Manuel González Navarro, tras estar dos meses y medio al mando de la sección de Puente Mayorga, se le concedieron 8 días de permiso para resolver asuntos particulares en la localidad onubense de Cortegana, regresando el 12 de julio.

Una semana después la guerra civil había comenzado, aunque en esa fecha sólo se tenía conocimiento en el Campo de Gibraltar de la incipiente sublevación militar. Bajo las órdenes de su capitán, Francisco Zamora Medina, no se opuso a la misma y junto al resto de la unidad, al igual que sucedió en otros lugares, mantuvo una actitud pasiva en espera de la resolución de los acontecimientos.

Sin embargo, llegado el 25 de julio, la actitud cambió radicalmente. En principio, el municipio de San Roque, tanto en su ciudad como en las diferentes barriadas, había triunfado la sublevación militar. En dicho término municipal, las fuerzas del Ejército, pertenecientes al Regimiento de Infantería Pavía nº 7, destacadas en el acuartelamiento “Diego Salinas”, junto a la de los puestos de la Guardia Civil de San Roque y Campamento, se habían sumado a la rebelión. Mientras tanto las unidades de Carabineros desplegadas por todo el municipio y su costa, seguían a la expectativa, sin mostrar oposición alguna.

Aún no se había llevado el ataque a la ciudad de San Roque por una columna mixta de fuerzas del Ejército y de Carabineros junto a milicianos del Frente Popular, procedente de la provincia vecina de Málaga, ni el triunfo de la sublevación se había consolidado todavía con firmeza en el Campo de Gibraltar. Faltaban aún dos días para dicho ataque, que finalmente resultó un fracaso, y cuya secuencia ya fue relatada.

En su hoja de servicios consta: “El día 25 del citado mes de Julio y al ordenarle a este Oficial se concentrase en esta residencia (Algeciras) –con motivo del actual Movimiento Nacional- con la mayor parte de la fuerza a sus órdenes, internándose en Gibraltar, de donde según noticias, pasó a unirse a las fuerzas marxistas en Málaga y en esta situación finó el año”. 

Es decir, no volvieron a tener noticias de él. Por tal motivo, según orden comunicada de la “Secretaría de Guerra del Estado Español”, de 27 de enero de 1937, causó baja definitiva del Ejército, “por abandono de destino”.

Había cruzado a pie y de paisano, la “Verja” junto a su capitán y medio centenar de carabineros. Detenido en Málaga, tras su caída, fue juzgado el 17 de marzo siguiente en consejo de guerra, siendo condenado a la pena de muerte y fusilado seis días después.

 

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