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martes, 16 de abril de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCXVI). LA REORGANIZACIÓN EN LA POSGUERRA CIVIL (35).



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 25 de marzo de 2024, pág. 14.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.


  

 

Desde el 2 de mayo de 1937 hasta el día 18 siguiente, el capitán de Carabineros Federico Pérez Padilla, que al alcanzar el empleo de teniente coronel se le concedería el mando de la 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Algeciras), tuvo que hacerse cargo de una importante columna de operaciones, siendo jefe accidental del Primer Tabor del Tercer Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta. 

Mientras tanto hay que precisar que para el gobierno de la Segunda República era un rebelde pendiente de ser sometido a consejo de guerra. Tal y como se especificaba a renglón seguido en su hoja de servicios, y bajo la anotación específica de ser hecha por “el Ejército rojo”, la orden circular de 10 de agosto de 1936, publicada en la Gaceta de Madrid núm. 225, le había dado de baja definitiva, conforme a lo dispuesto en el decreto de 31 de julio anterior, publicado en la Gaceta de Madrid núm. 214, por el que se hacía aplicación al personal de Carabineros, de los preceptos del decreto de la presidencia del Consejo de Ministros de 21 del mismo mes (Gaceta de Madrid núm. 204). 

Sin embargo, en virtud de lo dispuesto en el artículo 1º del decreto núm. 56 de 1 de noviembre de 1936, publicado en el BOE núm. 22, quedaba sin efecto la medida anterior tomada contra dicho oficial por el gobierno de la República. Al iniciarse la sublevación militar el 18 de julio de 1936, el capitán Pérez se encontraba mandando en la población granadina de Motril, la 2ª Compañía de la 8ª Comandancia de Carabineros (Almería). Como se quedó aislado de dicha jefatura, y por lo tanto de su teniente coronel, al declararse dos días después el estado de guerra proclamado por los sublevados, se unió muy activamente con su compañía de carabineros a dicho alzamiento militar.

A comienzos del mes de mayo de 1937 y encontrándose en la provincia de Córdoba, concretamente en el Cerro de la Chimorra, al mando accidental del mentado Tabor de Regulares de Ceuta, se le unió como refuerzo, dos compañías de Infantería, una batería de Artillería a pie, un pelotón de Infantería con un cañón de acompañamiento, una sección de Ingenieros zapadores, un grupo de Transmisiones, una ambulancia a lomo y cuatro enlaces de Caballería. Estuvo al mando de todo ello hasta el citado día 18 del mentado mes, “teniendo en este tiempo que efectuar un relevo de fuerzas en difíciles circunstancias por el lugar que ocupaban y rechazando un intento de ataque nocturno del enemigo, haciéndoles bastantes bajas y cogiéndole algún armamento”. 

Sin embargo, no tuvo mucha suerte ya que dos días después de dejar dicho mando por incorporación de su titular, se hallaba al frente de su compañía así como de otra más de dicho Tabor, cuando resultó herido, “de bala enemiga clasificada de grave”, siendo evacuado al hospital de Córdoba donde permaneció hasta el 23 de julio siguiente, siendo dado de alta y “cura ambulatoria”. Además de serle concedida la medalla de sufrimientos por la patria, la orden general del Ejército del Sur, de 18 de noviembre de dicho año, le citó como “distinguido” con la expresión siguiente: “Capitán de Carabineros D. Federico Pérez Padilla, con gran valor y espíritu consiguió con su Compañía el objetivo señalado, resultando herido”.

Por orden de la Subsecretaría del Ejército, fechada el 30 de abril de 1938, fue promovido al empleo de comandante por antigüedad, siendo destinado por otra orden del mismo centro, fechada el 24 de mayo, a propuesta del inspector general de Carabineros, general de división Gonzalo Queipo de Llano Sierra, que simultáneamente mandaba el Ejército del Sur, a la 13ª Comandancia (Badajoz) de dicho Instituto. 

Sin embargo, no se incorporó a su destino ya que continuando en Córdoba de cura ambulatoria, se había hecho voluntariamente, a petición propia y desde el 30 de agosto de 1937, cargo de la jefatura de la 4ª Sección de Estado Mayor del gobierno militar de Granada. Según certificado expedido por el comandante jefe de dicho Estado Mayor, Gonzalo Bellod Keller, el comandante Pérez continuó así hasta el 11 de junio de 1938, “en que por acuerdo del Tribunal Militar de aquella plaza fue evacuado al Hospital Militar de Lanjarón (Granada) para seguir su curación por considerar serle perjudicial su permanencia en Córdoba durante los meses de estío”.

Posteriormente, y según  otro certificado expedido por el coronel Luis Molina Rodríguez, jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército de Córdoba, el comandante Pérez había prestado, a petición propia por hallarse en cura ambulatoria por herido, servicio en la jefatura de la 1ª Sección de dicho Estado Mayor, desde el 29 de octubre de 1938 hasta el 28 de mayo de 1939. 

Tras serle concedidos seguidamente cuatro meses de licencia por herido para la localidad de Motril y comenzar a disfrutarlos, causó baja en la 13ª Comandancia (Badajoz) y alta, posterior y nuevamente, en la 8ª Comandancia (Almería). El 2 de octubre de 1939 se incorporó a la misma, siéndose otorgada la jefatura de servicios de la misma. El 3 de febrero siguiente se hizo cargo de la jefatura del Detall de dicha Comandancia, cesando el día 29 de dicho mes. Ello fue debido a que el día anterior había sido destinado a prestar sus servicios en la provincia de Granada, perteneciente a la misma Comandancia, haciéndose cargo al mes siguiente de su jefatura de servicios.

Tras serle concedidas la medalla de la Campaña, una cruz roja del mérito militar y una cruz de guerra, le fue de cumplimiento la ley de 15 de marzo de 1940, en la que el Cuerpo de Carabineros fue absorbido por el de la Guardia Civil. Pasó por lo tanto, conforme a la ley de presupuestos de 4 de junio siguiente, primero a la 64ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil (Almería-Granada), reconvertida seguidamente, conforme a la Instrucción General núm. 3, de 20 de febrero de 1941, en la nueva 133ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Almería-Granada), perteneciente al 33º Tercio de Costas (Málaga), también de nueva creación. 

Por orden del Ministerio del Ejército, de 17 de marzo siguiente, Federico Pérez fue declarado apto para el ascenso, concediéndosele el empleo de teniente coronel de la Guardia Civil, en propuesta ordinaria por antigüedad. Diez días después, como consecuencia de que el teniente coronel Joaquín Moreno Lara había sido destinado para el mando de la 334ª Comandancia de Costas (Huelva), aquél fue destinado para mandar la 134ª Comandancia de Costas (Algeciras), dependiente del 34º Tercio de Costas (Cádiz). 

Así, el teniente coronel Federico Pérez Padilla, tras causar baja a fin de marzo de 1941 de la 133ª Comandancia de Costas (Almería-Granada), dependiente del 33º Tercio de Costas (Málaga), causó alta en la mentada 134ª Comandancia de Costas (Algeciras), haciéndose cargo del mando de la misma el 3 de mayo siguiente. Sin embargo, por orden del Ministerio del Ejército dictada tan sólo dieciseís días después, fue destinado a la plana mayor del 39º Tercio de Fronteras (Pamplona), donde causó alta al mes siguiente.

(Continuará)

 

 

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