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jueves, 19 de marzo de 2015

EL TEATRO VILLAMARTA CUMPLE 75 AÑOS.


LXXV aniversario (1928-2003)

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "DIARIO DE CADIZ" y "DIARIO DE JEREZ" el 11 de febrero de 2003, pág. 50.

El original está ilustrado por una fotografía en blanco y negro.

El emblemático teatro jerezano se inauguró el 11 de febrero de 1928.


Siete décadas y un lustro pueden parecer mucho pero para algunos es como si hubiera sido ayer. Así lo demuestran desde su retiro madrileño dos testigos excepcionales, no sólo de la noche de su inauguración, sino también de los trece meses que duró su construcción.

Se tratan de Miguel y su hermana María Antonia Garrido Molina, hijos de Luis Garrido Martín, constructor del histórico teatro, que camino de los 96 y 93 años respectivamente, recuerdan multitud de anécdotas. No en vano su construcción supuso también un importante cambio en sus vidas ya que tuvieron que venir desde Madrid a vivir a Jerez, donde permanecieron varios años, repartidos entre el hotel “Los Cisnes” y una vivienda particular.
La construcción del Villamarta
Conocido es por todos que el origen del teatro se debe a un regio consejo que Alfonso XIII dio a Alvaro Dávila y Agreda, Marqués de Villamarta, durante una de sus visitas a la ciudad, en el sentido de que un lugar de la categoría de Jerez, debía contar con un singular edificio para tales actividades.
Aquello germinó y el aristócrata cedió un terreno de su propiedad, sito en la céntrica plaza de Romero Martínez, terminando por sufragar el coste de su edificación. Tras desecharse algunos proyectos, dado lo excesivamente caros que resultaban para la fortuna del mecenas, se terminó por seleccionar el del arquitecto vízcaino Teodoro de Anasagasti y Algán, más económico pero no por ello menos original.
El 10 de enero de 1927 se colocó la primera piedra en un acto que fue presidido por el jerezano y jefe del gobierno, Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, quien estuvo acompañado de las autoridades políticas, militares y religiosas de la época así como de numerosos jerezanos.
Las obras se adjudicaron al constructor Luis Garrido Martín, natural de Ocaña, pero afincado en Madrid, donde había levantado el Casino y el Real Cinema. Si bien contrató a numerosos obreros de Jerez, trajo consigo a un nutrido grupo de especialistas de Madrid y de Oviedo que habitualmente trabajaban para él.

Se trabajó mucho y muy duro, día y noche, utilizándose incluso luz artificial, siendo la duración de las obras realmente breve para un edificio de esas características y esos tiempos, pues tan sólo se emplearon trece meses. Su coste total fue una fortuna para la época, ya que alcanzó la cantidad de 1.158.443 pesetas con 15 céntimos.

Lo último que Mª Antonia Garrido recuerda que se instaló en el exterior del teatro fue un pararrayos que, dada la intensa lluvia que caía aquel día, nadie se atrevía a colocarlo por lo que al final tuvieron que hacerlo su padre y su hermano Miguel en medio de los aplausos de los presentes.
La noche de la inauguración
Si bien se había invitado al rey Alfonso XIII para el estreno, diversas causas impidieron su presencia, siendo no obstante representado por el general Primo de Rivera que acudió acompañado de un nutrido séquito de autoridades provinciales y locales.

La fecha finalmente escogida fue la del 11 de febrero de 1928 y las obras seleccionadas fueron las zarzuelas “La viejecita” y “El huésped del sevillano”, siendo muy aplaudidas por el numeroso público asistente, entre los que se encontraban, por mediación de  Luis Garrido, todos los que habían participado en su construcción, pues como lo recuerdan sus hijos, era muy paternal con sus trabajadores, habiendo ayudado a bastantes de sus familias.
La tarde anterior, Miguel Garrido, que fue el más fiel ayudante de su padre durante la construcción del teatro, recuerda como acompañó a éste en la minuciosa visita que el jefe del gobierno realizó al edificio en compañía del arquitecto y del marqués de Villamarta. Primo de Rivera se interesó hasta por el más mínimo detalle, quedando muy satisfecho y felicitando expresamente al aristócrata por su mecenazgo, a Anasagasti por su diseño y a Garrido por su construcción.
A la grandiosa noche del estreno asistió el todo Jerez, compartiendo palcos de honor el presidente Primo de Rivera, el ministro de Fomento, el alcalde de Jerez, los gobernadores civil y militar de Cádiz, entre otras autoridades, junto al marqués de Villamarta, el arquitecto Anasagasti y el constructor Garrido a quien acompañaba como siempre su hijo Miguel.

En un palco de la planta superior, según recuerda Mª Antonia Garrido, que entonces tenía 17 años, estaba con su madre Benita Molina Bravo y su tía Eusebia, junto a otras señoras y señores de la sociedad jerezana, siendo este el primer acto social al que asistía en su vida. Ante el nuevo teatro se encontraba estacionada una larga comitiva de coches y carruajes pertenecientes a los ilustres visitantes así como gran cantidad de jerezanos que aunque no pudieron entrar por imposiblidad material de ello, se agolparon en su exterior para ser testigos del histórico evento.
El paso del tiempo
Tanto Miguel como Mª Antonia, continuaron viviendo un par de años más junto a sus padres y demás hermanos en Jerez, donde la empresa paterna se dedicó durante ese espacio de tiempo a instalar con materiales traidos expresamente desde Madrid, hermosos y modernos cuartos de baño en el interior de las viviendas de la alta sociedad local, ya que hasta entonces la mayor parte los tenía alejados de dormitorios y salones. Mª Antonia también recuerda todavía como más de un ilustre apellido de la ciudad dejó de pagar alguna que otra factura a su padre.
Transcurrido un tiempo, Garrido regresó con su familia, ayudantes y operarios a Madrid, si bien por ello no dejaron de visitar siempre que pudieron el teatro Vilamarta, compartiendo así el orgullo de todos los jerezanos por tan singular edificio.
Una de sus nietas, Inés Calvo Garrido, se casó con un gaditano vinculado a una familia bodeguera jerezana, y su primogénito que es quien escribe estas líneas, sería testigo de su esplendorosa reinauguración el 21 de noviembre de 1996, tras un periodo de diez años de triste cierre. 

El último de los descendientes de Luis Garrido Martín en volver al interior del Villamarta fue recientemente su pequeña tataranieta María de la Estrella, alumna de primaria que asistió -con emoción contenida pues ya conocía la historia familiar- junto a su clase a una representación teatral infantil. ¡Ojalá qué muchas más generaciones sigan asistendo a tan emblemático monumento cultural jerezano!.

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