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viernes, 28 de febrero de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLIX). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (43).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 20 de enero de 2025, pág. 9.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

  

Durante el periodo de casi cinco años, entre 1958 y 1963, que el teniente coronel Juan Salom Sánchez fue jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), le fueron concedidas tres felicitaciones, con anotación en la hoja de servicios. Fueron formuladas por los dos últimos tenientes generales directores generales del Cuerpo que tuvo durante dicha etapa de su carrera militar.

La primera, de carácter policial, fue practicada por el teniente general Antonio Alcubilla Pérez, en escrito núm. 553, de 30 de junio de 1962, por conducto del coronel Buenaventura Cano Portal, jefe del 37º Tercio (Málaga), “por su destacada actuación en el descubrimiento y aprehensión de armas y municiones encontradas, procedentes de Marruecos, habiendo puesto de manifiesto un gran celo, sagacidad, espíritu y entusiasmo insuperable”.

La segunda, de carácter eminentemente benemérito, le fue formulada por el teniente general Luis Zanón Aldalur, en escrito núm. 8, del 4 de enero de 1963, dimanante de la 3ª Sección de Estado Mayor de la Dirección General de la Guardia Civil, “por el gran celo, abnegación y acertadas disposiciones en los servicios de salvamento, vigilancia y seguridad de personas y propiedades, con motivo de los recientes desbordamientos de los ríos Palmones, Guadarranque, La Miel e infinidades de arroyos torrenciales que desembocan en la bahía de Algeciras”.

Y nuevamente, de carácter benemérito y policial, el teniente general Zanón, en escrito núm. 104, de 1º de febrero siguiente, de la mentada 3ª Sección de Estado Mayor, “por haber puesto de manifiesto un gran celo, espíritu y entusiasmo insuperable en los servicios prestados con motivo de los temporales que han azotado la zona del Campo de Gibraltar durante el pasado mes de Enero”. 

Ese mismo año, por orden de 9 de octubre, publicada dos días después en el diario oficial núm. 230, Juan Salom fue ascendido al empleo de coronel. Dicha disposición del Ministerio del Ejército estaba suscrita por su titular, el teniente general Pablo Martín Alonso, que había sido director general de la Guardia Civil entre junio de 1955 y febrero de 1957.

Un mes más tarde, por otra orden ministerial de 8 de noviembre de 1963, el nuevo coronel Juan Salom fue designado para el mando del 23º Tercio de Fronteras (Pamplona). Relevó al coronel Carlos Caballero Redel, que también procedía del desaparecido Cuerpo de Carabineros, y que tras cumplir 60 años de edad, acababa de pasar al Grupo de “Arma o Cuerpo”, fijando su domicilio en dicha localidad.

A principios de ese año 1963, conforme la “Escalilla de Generales, Jefes y Oficiales”, elaborada por el Negociado Primero de la Sección de Personal de la Dirección General de la Guardia Civil, la 337ª Comandancia (Algeciras) estaba encuadrada en el 37º Tercio (Málaga), que mandaba el coronel Buenaventura Cano Portal, y pertenecía a la 1ª Zona (Sevilla), dirigida por el general de brigada Pedro Vázquez Méndez. Ambos procedían de la Benemérita antes de la absorción del Cuerpo de Carabineros.

En la mentada comandancia campogibraltareña que mandaba el citado teniente coronel Juan Salom, mientras que el mando de la de Cádiz era ostentado por el teniente coronel Rafael Serrano Valls, los comandantes de aquella, con residencia en Algeciras, eran Francisco Zájara Maya y Patrocinio Lobo Martín. El primero había sido alférez provisional de Artillería y teniente de complemento de Infantería antes de ser teniente de la Guardia Civil en 1947, mientras que el segundo había causado alta en la Benemérita como trompeta en marzo de 1936, procedente de cabo de la sección de tropa afecta al Establecimiento Central de Intendencia.

Pero antes de proseguir con las relaciones de oficiales de la 337ª Comandancia (Algeciras) que figuran en la escalilla de 1963, es conveniente referir, aunque sea muy brevemente, tres leyes de ámbito nacional que lógicamente también tuvieron su especial incidencia en la Benemérita del Campo de Gibraltar.

Primero es la ley de 5 de abril de 1952, por la que se señalaron límites de edad para ejercer el mando de unidades armadas y para el pase a la situación de reserva o retiro de generales, jefes y oficiales de la escala activa de las Armas y Cuerpo de Estado Mayor. Aquellos que, llevando anexo el concepto específico de mando, presuponía un mayor esfuerzo físico y se denominaría, de “Mando de Armas”. El segundo estaría constituido por los restantes destinos que entonces cubría dicha escala o los que pudieran serle encomendados en lo sucesivo, denominándose “Destinos de Arma o Cuerpo”.

Las edades del primer grupo, por las que cesarían automáticamente en sus destinos, serían de 60 años para los coroneles, 58 para los tenientes coroneles, 56 para los comandantes, 52 para los capitanes y 47 para los tenientes. Las edades del segundo grupo serían 64 para los coroneles, 62 para tenientes coroneles y comandantes, 58 para capitanes y 53 para tenientes. 

Como dicha ley no era inicialmente de aplicación al Cuerpo de la Guardia Civil, se aprobó otra el 15 de julio siguiente, al objeto de que se le aplicase, ya que la Benemérita, por formar parte del Ejército de Tierra, “con mando, disciplina y fuero militar, no puede quedar constituyendo una excepción al adoptarse medidas de carácter general para las Armas, en cuanto a la exigencia de aptitud física para el desempeño de Unidades armadas, así como en el señalamiento de edades límites para la vida activa”.

También hay que citar que ese mismo 15 de julio de 1952 se dictó otra ley de la Jefatura del Estado, por la que se integró “el Escalafón del personal del Cuerpo de la Guardia Civil con los de los antiguos Institutos de la Guardia Civil y de Carabineros”.

Los capitanes pertenecientes al “Primer Grupo (Mando de Armas)” eran, por orden de antigüedad en el empleo, Paulino Martín Perela (Algeciras), Manuel Flores Cómitre (La Línea de la Concepción), Antonio Álvarez Sito (Tarifa), Mariano Pellús Zaragoza (San Roque), Luis Alonso Bruno (La Línea de la Concepción) y Julio del Campo Granados (Algeciras). 

En el “Segundo Grupo (Destinos de Arma o Cuerpo)” se encontraban a disposición del director general del Cuerpo, sin destino, los capitanes Agustín Pantojo Laso y Gabriel Bartolomé Navas, con residencia en Algeciras, así como Juan Moreno Lupiañez, que sí estaba destinado en dicha ciudad.

Respecto a los tenientes encuadrados en el “Primer Grupo (Mando de Armas)”, también por orden de antigüedad, eran Ramón Mata Llaves (San Roque), Manuel Cepeda Rodríguez (San García/Algeciras), José Martín Ruiz (Tarifa), Pedro Zamudio Migueles (La Línea de la Concepción), José Herrera Quero (Carboneras/San Roque), Manuel Astillero Portillo (Guadalmesí/Tarifa), Juan Gil Remacho (Algeciras) y Santos Rivera Alonso (Campamento/San Roque). 

En el “Segundo Grupo (Destinos de Arma o Cuerpo)”, se hallaban los tenientes Benito García de la Vega (Aduana de La Línea de la Concepción), Leonardo Parra García (Algeciras), Luis Cañas Redondo (Jimena de la Frontera), Antonio Troyano Carbonell (Aduana de La Línea de la Concepción) así como Juan Alonso Bullido (Torreguadiaro/San Roque).

Además de todos los anteriormente citados, hay que mencionar también al practicante de 1ª clase Wenceslao Domingo Rivas, perteneciente al Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército de Tierra, destinado en la cabecera de la Comandancia. 

(Continuará).

 

viernes, 21 de febrero de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLVIII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (42).


  

 Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 13 de enero de 2025, pág. 11.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  


El entonces capitán Juan Salom Sánchez, futuro teniente coronel jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) entre 1958 y 1963, había sido destinado, tras su reingreso, a la 134ª Comandancia (Valencia), por orden del Ministerio del Ejército, de 11 de octubre de 1944. Sin embargo, siete días después el general de división Camilo Alonso Vega, director general del Cuerpo, ordenó en escrito núm. 1.348, que dicho oficial se incorporase en comisión de servicio como profesor a la 2ª Academia Regional de Instrucción (Málaga). 

Con motivo de la reorganización del 34º Tercio (Valencia), aprobada por la Dirección General de la Guardia Civil en escrito núm. 402, de 27 de junio de 1945, el citado capitán fue destinado a mandar la 6ª Compañía (Sueca) de la mentada 134ª Comandancia, si bien no llegó a incorporarse por continuar prestando servicio en dicho centro de enseñanza. Cuatro meses después, por orden del Ministerio del Ejército, de 31 de octubre siguiente, ese oficial fue destinado al “Cuadro Eventual de Mando”, quedando afecto para documentación y haberes al 37º Tercio (Málaga) así como a la citada academia para el servicio.

Sin embargo, al disponer el citado director general, en escrito núm. 432, de 9 de abril de 1946, la suspensión temporal de cursos en el citado centro de formación, fue enviado como profesor a la 7ª Academia Regional sita en la localidad jienense de Úbeda, donde permaneció hasta el 13 de julio siguiente. Dos días más tarde volvió a reincorporarse a la cabecera del 37º Tercio (Málaga), continuando en el “Cuadro Eventual de Mando”, y el 15 de septiembre siguiente, como profesor, en la 2ª Academia Regional (Málaga).

Por orden del Ministerio del Ejército, de 28 de diciembre siguiente, fueron destinados a diversas comandancias una veintena de capitanes. Entre ellos, y con carácter voluntario, dos a la provincia gaditana: Juan Salom a la 237ª Comandancia (Cádiz), cuyo jefe era el teniente coronel Roger Oliete Navarro; y Eleuterio Martín González a la 337ª Comandancia (Algeciras), cuyo jefe era el teniente coronel Manuel Sanmartin Rives.

Se trataba todavía de un periodo excepcional y poco conocido sobre ambas comandancias de la Benemérita en la provincia de Cádiz, que habían sido  reorganizadas con diez compañías cada una, ante la evolución de la Segunda Guerra Mundial y la existencia de la colonia británica de Gibraltar.

Tras incorporarse el capitán Juan Salom se hizo cargo del mando de la 1ª Compañía, con cabecera en la capital gaditana, cuyas tres líneas estaban ubicadas en dicha ciudad, con cabeceras en Alameda, La Muralla y San José. A diferencia del teniente coronel Oliete, los dos comandantes que tenía entonces procedían igualmente del antiguo Cuerpo de Carabineros, tratándose de José Arias Garín y su hermano mayor Julio Salom.

El 18 de agosto de 1947 le sorprendería la devastadora y terrible explosión de uno de los almacenes de minas de la base de defensas submarinas de Cádiz. Pero como suele ser habitual en el resto de cuadros de mando del Cuerpo allí destinados, se omite en su extensa y minuciosa hoja de servicios –inexplicablemente- cualquier mención a tan trágico hecho.

En otro concepto diferente de cuestiones, sí le consta que el ya teniente general Camilo Alonso, en escrito de la Sección de Personal, Negociado 1º, núm. 537, de 11 de abril de 1949, conforme lo dispuesto en la orden del Ministerio del Ejército, de 30 de junio de 1948, le comunicó la concesión del abono de tiempo prestado en el bando republicano durante la guerra civil, pero sin efectos económicos retroactivos: “permaneció en lo que fue zona roja, teniendo en cuenta que la información a que fue sometido como procedente de la misma, fue resuelta sin declaración de responsabilidad”. Sin embargo, posteriormente se revisó el expediente instruido y se dispuso en escrito núm. 1.120 de 23 de julio de 1952, del mentado director general, que no se computase dicho abono de tiempo prestado en “zona roja”.

Por orden de 4 de marzo de 1950, dimanante del Ministerio del Ejército, fue promovido al empleo de comandante por antigüedad, pasando inicialmente a la situación de disponible forzoso, y seguidamente, por otra orden de 18 de abril siguiente, fue destinado a la 235ª Comandancia (Murcia).

El 6 de mayo siguiente se incorporó a la misma, haciéndose cargo del juzgado militar de dicha comandancia así como de sus jefaturas de armamento, automovilismo y acuartelamiento, si bien a fin de septiembre siguiente pasó destinado como ayudante a la plana mayor del 35º Tercio (Murcia). La principal novedad en dicho destino se produciría el 9 de octubre de 1951 cuando salió de permiso urgente para Madrid al fallecer allí por enfermedad, su hermano Julio que continuaba de comandante en la Comandancia de Cádiz.

Dicha desgracia familiar le posibilitó ser destinado extraordinariamente, por orden de 31 de octubre siguiente, con arreglo al artículo 19 de la orden del Ministerio del Ejército de 5 de mayo de 1944, a la vacante que había ocupado su hermano en la capital gaditana. El 21 de noviembre de 1951 se incorporó al nuevo destino como juez instructor así como jefe de armamento y automovilismo de dicha comandancia. En cumplimientto a lo ordenado por el director general del Cuerpo, en escrito núm. 13 de 16 de enero de 1953, sería nombrado “Inspector de todos los servicios peculiares del Instituto” en la 237ª Comandancia, trasladando su residencia oficial a Jerez de la Frontera. 

Allí permaneció hasta que se dispuso por el director general, en escrito de 20 de noviembre de 1954, que nuevamente fijase su residencia en la capital gaditana, desarrollando las mismas funciones y asumiendo las de juez instructor y jefe de armamento y automovilismo. En ocasiones compaginó aquello con el mando accidental de la comandancia o de la 2ª jefatura de la misma, el servicio de información así como los 1º y 2º sectores fiscales, desarrollando una gran actividad por toda la demarcación.

Ha de recordarse que ya por aquel entonces, los municipios de Castellar de la Frontera y Jimena de la Frontera, a los que el comandante Juan Salom acudiría en diversas ocasiones por razón del servicio, estaban ya desgajados de la 337ª Comandancia (Algeciras) y se encontraban plenamente integrados en la 237ª Comandancia (Cádiz). Ambos municipios no volverían a ser integrados en la comandancia campogibraltareña hasta la entrada en vigor del decreto 3.223/1965, de 28 de octubre, sobre aplicación de un programa de medidas para el desarrollo económico-social del Campo de Gibraltar.

El 17 de febrero de 1957 ascendió por antigüedad a teniente coronel y por orden del Ministerio del Ejército, de 25 de abril siguiente, le fue conferido el mando de la 244ª Comandancia (Inca), perteneciente al 44º Tercio (Palma de Mallorca). Allí permaneció hasta que por orden de 30 de octubre de 1958 fue nombrado jefe de la 337ª Comandancia (Algeciras), a donde se incorporó el 20 de noviembre siguiente.

En ese periodo de mando de la comandancia campogibraltareña, casi cinco años, merecen especial atención las tres felicitaciones, con anotación en la hoja de servicios, que le formularon dos tenientes generales directores generales del Cuerpo. 

(Continuará).

 

martes, 11 de febrero de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLVII) LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (41)


 Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 6 de enero de 2025, pág. 25.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

Continuando con la hoja de servicios del teniente coronel Juan Salom Sánchez, jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) entre 1958 y 1963, consta que en 1939, encontrándose en Melilla al mando de la sección de Carabineros, fue ascendido por antigüedad, en propuesta extraordinaria, a capitán por orden de la Dirección General de Reclutamiento y Personal del Ministerio del Ejército, de 31 de diciembre.

Pasaportado poco después a la ciudad de Málaga, cabecera de la 9ª Comandancia de Carabineros, se hizo cargo el 18 de enero siguiente, del mando accidental de la 4ª Compañía (Aduanas) del puerto de la ciudad, cesando cinco días más tarde. Por orden de 27 de febrero siguiente, dimanante de la dirección general citada, fue destinado a la Secretaría de la 4ª Zona de Carabineros (Almería), si bien permaneció poco tiempo ya que por otra orden de 30 de marzo, publicada en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército núm. 80, de 10 de abril de 1940, fue nuevamente destinado a la Fracción de Estepona de la 9ª Comandancia de Carabineros (Málaga).

El día 22 de ese mismo mes se incorporó a su nuevo destino y al día siguiente se hizo cargo del mando de la 3ª Compañía (Marbella). Continuó a su frente hasta el 19 de julio siguiente, haciendo entrega de la misma y se hizo cargo del mando de la 2ª Compañía (Estepona), “por ser de mayor responsabilidad”. Un día más tarde se hizo cargo también del mando de la “Comandancia Militar de Estepona” y del sector correspondiente a los pueblos de Benahavís, Casares, Manilva y San Pedro de Alcántara. 

El 9 de agosto cesó en todo ello y volvió a hacerse cargo del mando de la 3ª Compañía (Marbella) de la que había sido la 9ª Comandancia de Carabineros, cuyo Cuerpo, por la ley de 15 de marzo de 1940, había iniciado el proceso de integración en el de la Guardia Civil. De hecho, en virtud de la ley de presupuestos, de 4 de junio de 1940, dicha comandancia de Carabineros había pasado a ser denominada como 65ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil (Málaga).

En cumplimiento a lo dispuesto en la Instrucción General núm. 3 de la Dirección General de la Guardia Civil, de 10 de febrero de 1941, la mentada comandancia administrativa se reconvirtió en la nueva 333ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Málaga), encuadrada en el también nuevo 33º Tercio de Costas de la Guardia Civil (Málaga). Dos días más tarde el capitán Juan Salom cesó en el mando de la compañía marbellí y se hizo cargo del mando de la mentada comandancia malagueña. 

Sin embargo, dicho cargo sería muy efímero pues el capitán Juan Salom, al que realmente no se le había perdonado que no se hubiera unido inicialmente a la sublevación militar del 18 de julio de 1936 y permaneciese los primeros meses de la guerra civil en el bando republicano, pasó a partir del 1 de marzo de 1941 a la situación de disponible forzoso en la 2ª Región Militar (Sevilla). Causó alta administrativa, a efectos de documentación y haberes, en la mentada comandancia malagueña de la Benemérita, que antes había sido de Carabineros. 

Por orden de 8 de noviembre de ese mismo año, “previo informe favorable del Consejo Superior del Ejército y de acuerdo con el Consejo de Ministros”, publicada tres días más tarde en el diario oficial núm. 253, se dispuso su pase a la situación de retirado, cuando todavía contaba con 35 años de edad. Todo ello conforme a lo previsto en el artículo 1º de la ley de 12 de julio de 1940, publicada cinco días después en el Boletín Oficial del Estado núm. 199. 

Con Juan Salom pasaron en esta ocasión a retiro, un capitán y dos tenientes de Infantería; dos comandantes, dos tenientes y seis alféreces de la Guardia Civil; así como un coronel, tres comandantes, otros nueve capitanes y cuatro tenientes de Carabineros. Ninguno de ellos había sido condenado en consejo de guerra pero al iniciarse la guerra civil no se habían sublevado aunque luego se hubieran pasado al otro bando y combatido por él.

Dicha ley, fechada casualmente el mismo día del decreto por el que se nombró gobernador militar del Campo de Gibraltar y jefe de la División núm. 22 al todavía general de brigada Agustín Muñoz Grandes, tenía por principal finalidad realizar una profunda depuración de cuadros de mando, “que por diversas causas no actuaron con las tropas nacionales”, total o parcialmente durante la contienda. No habían sido por ello objeto de condena por consejos de guerra, bien por haber resultado absueltos o porque las informaciones privativas que inicialmente les habían instruido, se habían resuelto sin responsabilidad. 

Conforme a dicha ley, se facultaba a los ministros de los Ejércitos de Tierra y del Aire así como de la Marina de Guerra, para pasar a situación de reserva a los generales, a las escalas complementarias o situación de retirados a jefes, oficiales y asimilados, y a situación de retirados, en determinadas condiciones, a los suboficiales y miembros del C.A.S.E. (Cuerpo Auxiliar de Subalternos del Ejército creado por ley de 13 de mayo de 1932).

El capitán Juan Salom, dado que no estaba conforme con la situación de retiro a la que había sido forzado, recurrió tal decisión, al igual que hicieron otros muchos perjudicados. En su caso, tras permanecer tres años en situación de retiro, resultó que por orden de la Subsecretaría del Ministerio del Ejército, de 31 de julio de 1944, fue reingresado a la escala activa. 

Su “recurso-súplica”, en virtud de las atribuciones concedidas en el artículo 1º de la ley de 13 de diciembre de 1943, que modificaba sustancialmente la mentada de 12 de julio de 1940, que “no ha de tener la consideración de castigo”, previo informe favorable del Consejo Superior del Ejército, había sido atendido positivamente en dicha resolución, al igual que los de un teniente coronel, dos comandantes y otros cuatro capitanes de la Guardia Civil, incluido su hermano Julio. Hay que significar que dentro de la misma orden ministerial también habían resultado favorecidos un comandante y dos capitanes de Ingenieros, un teniente de Infantería, un comandante de Intendencia, un comandante auditor del Cuerpo Jurídico Militar, un teniente coronel y tres comandantes médicos, un comandante veterinario y un comandante farmacéutico. 

Consecuente con lo anteriormente dispuesto, el capitán Juan Salom, conforme a la orden del Ministerio del Ejército, de 7 de agosto de 1944, publicada dos días después en el diario oficial, pasó a la situación de disponible forzoso en la 9ª Región Militar (Granada), quedando afecto para documentación y haberes al 37º Tercio (Málaga). En la misma orden ministerial pasaba a dicha situación su hermano Julio, así como tres comandantes y otros tres capitanes, todos de la Guardia Civil.

Por otra orden ministerial de 11 de octubre siguiente, que contemplaba a otros jefes y oficiales de la Benemérita, incluido también su hermano, se destinaba al capitán Juan Salom a mandar la 9ª Compañía de la 134ª Comandancia (Valencia). 

(Continuará).

 

martes, 4 de febrero de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLVI). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (40).


 Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 30 de diciembre de 2024, pág. 16.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

Prosiguiendo con la hoja de servicios del teniente coronel Juan Salom Sánchez, jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) entre 1958 y 1963, conviene antes transcribir el primer párrafo del artículo 1º del extenso decreto mencionado en el artículo publicado el lunes pasado. Había sido dictado por el Ministerio de la Guerra el 19 de junio de 1934, siendo su titular Diego Hidalgo Durán y firmado por Niceto Alcalá-Zamora Torres, presidente de la Segunda República.

“Los militares de cualquier clase y jerarquía, así como sus asimilados y personal de los diversos Cuerpos del Ejército que, no gozando de asimilación militar propiamente dicha, tienen consideración de tal clase a efectos económicos y jurídicos, no podrán pertenecer en ningún concepto ni por motivo alguno, mientras pertenezcan en activo, como socios, afiliados o adheridos a ningún Centro, partido, agrupación o sociedad que revista carácter político, ni a ninguna organización o entidad de carácter sindical o societario, tenga o no aquella índole; esta prohibición afectará también a los Oficiales Generales y particulares en situación de reserva”. 

Tal vez su lectura pueda llamar la atención al lector actual pero hay que significar que lo dispuesto en aquel periodo de la historia española no era ninguna obviedad sino toda una imperiosa necesidad. Se trataba de toda una realidad que no incumbía solo al personal militar existente entonces sino que también era una responsabilidad de buena parte de la clase política que parecía no ser consciente del tortuoso camino hacia el que el país se dirigía. Lamentablemente la situación europea, incluso la mundial, no era mucho mejor entonces, tal y como por desgracia se comprobaría antes de finalizar esa misma década.

Consecuente con el decreto anteriormente mencionado, hay que decir que continuaba el citado artículo 1º disponiendo que las personas anteriormente citadas, que entonces perteneciesen a los mentados centros, sociedades y entidades, debían darse de baja en los mismos, en el plazo de un mes, contado a partir de su publicación en la “Gaceta de Madrid”. Y se añadía seguidamente, que dicho precepto, a efectos jurídicos, tenía el carácter de “una orden concreta y terminante”, cuyo incumplimiento produciría las consecuencias legales de la desobediencia, prevenido en el Código de Justicia Militar vigente entonces.

Dicho decreto finalizaba, en su articulo 10º, disponiendo que se insertase en las órdenes de las divisiones, brigadas, plazas y Cuerpos, “dándose lectura del mismo a la tropa y difundiéndose con la profusión necesaria para que llegue a conocimiento de todos cuantos pertenezcan al Ejército”.   

Prosiguiendo con el teniente de Infantería Juan Salom, que el 12 de junio de 1932 había contraido matrimonio en Málaga con la joven Ana Ruiz García, continuó prestando un muy activo servicio en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas núm. 3 de Ceuta en diversos puntos del Protectorado de España en Marruecos, hasta que por orden circular del Ministerio de Hacienda, de 1 de junio de 1935, ingresó voluntariamente en el Cuerpo de Carabineros.

Por otra orden circular, de fecha 27 de ese mismo mes y dicho ministerio, fue destinado a la Comandancia de Carabineros de Estepona, incorporándose el 10 de julio siguiente a las órdenes del capitán jefe de la 3ª Compañía (Marbella), “efectuando las prácticas de nuevo ingreso que se determina en el oficio circular del Cuerpo de 25 de febrero de 1922”.

Por orden circular de 2 de noviembre de 1935, dimanante del Ministerio de Hacienda, la mentada Comandancia de Estepona desapareció como tal y pasó a integrarse a partir del 1º de diciembre siguiente en la 9ª Comandancia de Carabineros (Málaga), bajo la denominación de “Fracción de Estepona”.

Cuando se produce la sublevación militar del 18 de julio de 1936 contra el gobierno de la República, el teniente Juan Salom permanece leal al mismo, continuando en Marbella, “en la práctica del servicio de su empleo”. Sin embargo, el avance que se produce al inicio de 1937 de las tropas sublevadas hacía la capital malagueña, cambiará sustancialmente su situación.

Su hoja de servicios correspondiente a dicho año comienza así: “Continúa practicando el servicio de su empleo hasta el día 16 de enero que es liberada del dominio rojo por el Ejército Nacional la Ciudad de Marbella, donde se hallaba destacado, se presentó a las Autoridades Militares de dicha Plaza, quedando sujeto a información para depurar su actuación y conducta en relación con el Movimiento Nacional que se inició el 18 de julio de 1936, ordenando el Excmo. Señor Inspector General del Cuerpo en escrito nº 59 de 5 de Mayo, que este Oficial fuese destinado a la práctica del servicio, por haber sido absuelto en la información de referencia”.

Tras quedar seguidamente afecto al “Excmo. Señor General Jefe de Instrucción, Movilización y Recuperación”, fue nombrado por orden telegráfica de la Inspección General de Carabineros, de 8 de noviembre siguiente, jefe de la sección de Melilla, encuadraba en la mentada 9ª Comandancia (Málaga), entregando tres días más tarde el mando accidental de la 3ª Compañía (Marbella) que venía desempeñando.

El 15 de noviembre de 1937 tomó el mando de su nueva unidad. Según telegrama del 9 de noviembre del año siguiente, dimanante del inspector general de Carabineros, general de división Gonzalo Queipo de Llano Sierra, se participó que el teniente Juan Salom pasaba destinado por el general jefe del Ejército del Sur (mando que Queipo de Llano desempeñaba simultáneamente), “en concepto de agregado y con carácter voluntario”, a prestar sus servicios en Málaga al Regimiento de Infantería Oviedo núm. 8, “para unidades en el frente”, causando baja en su destino de Melilla.

Seguidamente fue destinado al Primer Batallón de dicho regimiento, desplegado en la población cordobesa de Los Blázquez, tomando parte muy activa durante los meses siguientes y hasta la finalización de la guerra civil en sucesivas operaciones y consiguientes combates contra fuerzas republicanas que tuvieron por escenarios principales diferentes lugares de dicha provincia y de algunas otras provincias limítrofes.

Finalizada la contienda el 1 de abril de 1939 con la victoria del bando sublevado, el batallón en el que Juan Salom estaba encuadrado, se desplazó primero desde la localidad jienense de Villanueva del Arzobispo hasta la estación ferroviaria de Baeza, situada en la misma provincia. Seguidamente marcharon por ferrocarril hasta la estación gaditana de San Roque, donde llegaron el día 16 de dicho mes. Desde allí se desplazaron en camiones hasta La Línea de la Concepción, donde dicha unidad, incluido el citado teniente, quedó de guarnición.

El 13 de septiembre siguiente se reorganizó la compañía del batallón en el que el teniente Juan Salom continuaba encuadrado, reconvirtiéndose la misma en “una agrupación de individuos de los reemplazos 1937 a 1938”. Apenas prosiguió ya que un par de días más tarde se le aplicó la orden de 2 de septiembre de 1939, del ministro del Ejército, general de división José Enrique Varela Iglesias, publicada siete días más tarde en el Boletín Oficial del Estado núm. 252, sobre que el personal de Carabineros agregado a unidades del Ejército durante la guerra civil, regresase a sus comandancias. El teniente Juan Salom se incorporó a su sección de Carabineros de Melilla.

(Continuará).