Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en el nº 345 correspondiente al mes de Marzo de 2011, de la Revista "ARMAS", págs. 86-94.
El original está ilustrado por cuarenta y una fotografías en color y dos en blanco y negro.
Cuando el 3 de
agosto de 1914 Alemania declaró la guerra a Francia, dentro del contexto de lo
que sería la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la fortaleza de Mutzig, que
ocupaba la impresionante extensión de 254 hectáreas capaz de guarnecer a casi
8.000 hombres, era no sólo la más importante e inexpugnable del sistema
defensivo alemán, sino de toda Europa.
Su construcción fue
ordenada en enero de 1893 por el Emperador Guillermo II (1859-1941), como
vértebra fundamental del cinturón defensivo de la ciudad de Estrasburgo,
entonces bajo bandera alemana, desde la victoria germana de la Guerra
Franco-Prusiana (1870-1871) que dio inicio al Segundo Reich (1871-1918).
El rey de Prusia,
Guillermo I (1797-1888), con su canciller Bismarck (1815-1898), había
proclamado su victoria el 18 de enero de 1871 en la ciudad francesa de
Versalles, tras derrotar a Napoleón III (1808-1873). Las condiciones del
tratado de paz firmado el 18 de mayo siguiente en la ciudad alemana de
Frankfurt, impusieron la anexión de la región de la Alsacia y de una parte de
la de Lorena.
Aquella ocupación
germana de parte del territorio francés dejaba la puerta abierta a un futuro
conflicto armado para intentar recuperarlo. Por tal razón, y al objeto de
evitarlo en su día, el canciller Bismarck inició una hábil política de alianza
con otras potencias europeas que aislara o debilitara a Francia, complementada
con la construcción de potentes posiciones defensivas para proteger sus ciudades
de Estrasburgo y Metz en Alsacia-Lorena.
Fruto de lo primero
fue la alianza de 1879 con el Imperio Austro-Húngaro a la que se sumaría tres
años después Italia, dando lugar a la “Triplice”
o “Triple Alianza”, pero la llegada
al trono germano de Guillermo II en 1888 y la dimisión de Bismarck dos años
después, conllevó un cambio sustancial de la política exterior alemana que la
perjudicó notablemente, siendo la no renovación del tratado germano-ruso el
primer paso.
La nueva política
colonial y marítima emprendida por Guillermo II afectaba directamente a los
intereses rusos e ingleses, además por supuesto de los propios franceses, por
lo que estos jugaron con habilidad a su vez, y en 1893 suscribían una alianza
con Rusia que completada con la firmada con Inglaterra en 1904 dio lugar a la
llamada “Entente Cordial”,
reconvertida tres años más tarde en la “Triple
Entente”.
Así, Alemania se
vio envuelta en lo que potencialmente Bismarck siempre intentó evitar: quedarse
encajonada entre dos frentes, el occidental y el oriental. Ello a su vez motivó
como reacción que la estrategia germana pasara por dos planes fundamentales
complementarios entre si: prepararse para atacar por uno de ellos al enemigo
con el objeto de derrotarlo lo más rápido posible y, defenderse en el otro
frente mediante fortalezas inexpugnables hasta poder retomar la iniciativa,
tras imponerse en el anterior.
En 1891 el conde
Alfred von Schlieffen fue nombrado jefe del estado mayor alemán y dio carta de
naturaleza a la nueva estrategia germana. Su plan consistía en presumir la
lentitud de la capacidad de movilización del ejército ruso, para atacar y
vencer en un primer tiempo a los franceses, tras violar la neutralidad del
territorio belga y envolver a aquellos desde el norte para llegar rápidamente a
Paris.
Para ello
necesitaba fijar al ejército francés en la zona de Alsacia-Lorena, la cual
debía tener capacidad defensiva suficiente hasta la previsible rápida victoria
germana. Y es aquí donde la fortaleza de Mutzig, situada a una veintena de
kilómetros al oeste de Estrasburgo, la capital alsaciana, pasaría a ocupar un
papel fundamental: bloquear toda ofensiva francesa hacia la estratégica región
de los Vosges.
El fuerte y sus cifras.
Desde el año 1884
la imponente colina de Mutzig estaba designada para construir en ella
posiciones defensivas germanas. El proyecto inicial fue de cinco fuertes que se
reconvirtió ocho años después en dos fortalezas triangulares que se integrarían
en un único grupo defensivo, cuyas obras comenzaron en 1893, adoptando un año
más tarde el nombre de “Feste Kaiser
Wilhelm II”.
En 1895 se finalizó
la construcción del fuerte del Este y dos años después el del Oeste. Las obras
se fueron complementando en los años siguientes con otras posiciones y
alojamientos destinados a las fuerzas de infantería, incluidas trincheras y
casamatas para las ametralladoras, las tropas de reserva, las baterías,
principalmente de 105 mm., así como sus correspondientes observatorios, etc.
Los tiempos habían
cambiado y la evolución técnica del armamento era una realidad muy diferente
del que se había utilizado en la mentada Guerra Franco-Alemana de 1870-1871,
teniendo los ingenieros militares la obligación de incorporar al proyecto los
nuevos modelos de armas que empezaban a diseñarse y fabricarse. Asi se fueron
incorporando cañones de 150, 105, 90 y 57 mm., asi como ametralladoras de 8 mm.
En 1914 la
fortaleza más impresionante de Europa, capaz de albergar en su interior hasta
casi 8.000 hombres, contaba ya con 22 cañones pesados distribuidos en 6 baterías
y 8 cañones ligeros reforzados por 2 baterías móviles, mientras que su vasto
perímetro estaba defendido por 16 posiciones de infantería entrelazados por
trincheras y túneles subterráneos.
El inicio de las
hostilidades propició que se reforzara hasta abril de 1916 su dotación de
armamento así como el comienzo de nuevas construcciones, tanto en dicha
fortaleza como en las colinas vecinas de Scharrachberg y de Sulzberg.
Para entonces la
fortaleza de Mutzig tenía 23 años de edad y se habían invertido en su
construcción, según los investigadores, unos 15 millones de marcos alemanes
(unos 200 millones de euros). La superficie exterior ocupaba una extensión de
254 hectareas y disponía de 40.000 metros cuadrados subterráneos con capacidad
de alojar en su interior hasta 8.000 hombres.
El fuerte y la guerra.
La fortaleza de
Mutzig fue construida para la guerra y participaría en dos guerras mundiales
aunque nunca tendría el protagonismo que presumieron sus creadores.
Su bautismo de
fuego fue el 18 de agosto de 1914 cuando las vanguardias francesas de la 13 ª
División de Infantería avanzaban sobre Wisches y Lutzelhouse, alcanzando
Urmatt, donde se entablaría combate con el 110º Regimiento de Infantería
alemana que lo defendía. El general von Pavel, jefe de la 28ª División de
Reserva germana pidió entonces apoyo de las baterías del fuerte de Mutzig y sus
cañones de 105 mm. abrieron fuego.
En total 291 disparos de su artillería
cayeron sobre las tropas franceses, siendo su único hecho de armas durante la
Primera Guerra Mundial. La ofensiva lanzadas por el VI y VII Ejércitos alemanes
dejaron enseguida a la fortaleza en la retaguardia germana hasta el final de la
contienda, si bien hasta el mes de abril de 1916 continuaron los trabajos de
reforzarla.
Cuando en 1939 se
inició la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el fuerte de Mutzig se encontraba
guarnecido por tropas francesas de la 103ª División de Infantería, si bien su
importancia había disminuido muy sensiblemente al no formar parte de la Línea
Maginot.
Durante la noche
del 18 al 19 de junio de 1940 sus defensores abandonaron silenciosamente la
fortaleza tras sabotear lo que pudieron, sin que los alemanes se enterasen, lo
que les convertiría en inesperadas víctimas por un error de coordinación. Dos
días después, el fuerte de Mutzig fue atacado y ocupado sin resistencia alguna
por fuerzas de la 215ª División de Infantería germana, que no obstante
sufrieron 82 muertos al sufrir el bombardeo de los stukas de la 28ª Escuadrilla
que ignoraban que los suyos ya la habían tomado.
Cuatro años
después, con una pequeña guarnición alemana, se lucharía desde la fortaleza
contra los americanos de la 3ª División, quienes a finales de noviembre de 1944
consiguieron hacer cerca de 80 prisioneros entre sus defensores, si bien no
consiguen acceder a su interior. Finalmente, tras varios intentos en los que
los americanos emplearon grandes cantidades de explosivos contra uno de los
muros del fuerte, los últimos soldados germanos se rindieron el 5 de diciembre
siguiente. La guerra había terminado definitivamente para la que llegó a ser la
más inexpugnable fortaleza de Europa.
La visita al fuerte.
Situado por
carretera a veinte minutos de Estrasburgo dicha fortaleza, que cuenta con su
propia web –www.fort-mutzig.eu- puede visitarse hoy dia aunque por desgracia
tan sólo en un 10 % de la totalidad de sus instalaciones, mereciendo no
obstante la pena recorrerlas.
Las construcciones
subterráneas y exteriores que pueden visitarse actualmente lo fueron entre 1899
y 1916, siendo un total de siete las zonas: una casamata de ametralladoras, una
batería de artillería de 105 mm., tres posiciones de infantería y dos
observatorios de artillería.
El mérito de ello
se debe a la asociación franco-alemana “Fuerte
de Mutzig”, un grupo de entusiasta aficionados de la historia militar que
con gran dedicación, esfuerzo e ilusión, ha ido restaurando las zonas ahora
abiertas al público y que desde 1986, fecha de inicio de esta iniciativa, ha
sido ya visitada por más de 120.000 personas.