Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "DIARIO DE CADIZ" el 12 de octubre de 2004, p. 12.
El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.
El 28 de marzo de 1844 se dictó por el Ministerio de la Gobernación el primer decreto que disponía la creación de un "Cuerpo de Guardias Civiles" que sin embargo no llegó a entrar en vigor ya que adolecía de diversos defectos, dada principalmente su naturaleza civil, poco eficaz para afrontar la problemática de bandidaje de la época.
No obstante la idea no fue baldía y cuando el 2 de mayo de ese mismo año el mariscal de campo Ramón María Narváez asumió el poder, retomó la idea encargando su organización al de igual empleo Francisco Javier Girón y Ezpeleta Las Casas y Enrile, II Duque de Ahumada y V Marqués de Las Amarillas, quien entonces ostentaba el cargo de Inspector General Militar y que durante sus primeros años en la milicia había estado muy vinculado con la provincia de Cádiz y las vicisitudes históricas acontecidas en la misma.
Fruto de todo ello y bajo el reinado de Isabel II, vio la luz el 13 de mayo de 1844 un nuevo decreto, el cual dio verdaderamente nacimiento al actual "Cuerpo de la Guardia Civil", la institución de seguridad pública más prestigiosa en la historia de España.
Conforme se detallaba en la norma fundacional el nuevo instituto de naturaleza militar quedaba sujeto al Ministerio de la Guerra en lo concerniente a organización, personal, disciplina y percibo de haberes, y al de Gobernación en cuanto a servicio y movimientos.
Inicialmente se establecieron 14 Tercios integrados a su vez por 39 compañías de infantería y 9 escuadrones de caballería, estando compuesta su primera plantilla por 14 jefes, 232 oficiales y 5.769 de tropa, que empezaron progresivamente a distribuirse por buena parte del territorio nacional, siendo la provincia de Cádiz una de ellas.
Han transcurrido ya por lo tanto 160 años desde que una columna de guardias civiles de infantería y caballería, acompañados de sus familias, cruzara Puerta de Tierra.
A su frente y montado a caballo se encontraba el capitán José María de Cisneros y Lanuza, el primer jefe de la Benemérita gaditana. Atrás quedaban cuatro días de camino emprendido desde la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira, donde habían completado su instrucción por espacio de un mes.
Todos ellos pertenecían al recién creado 3º Tercio de la Guardia Civil, que bajo el mando hispalense del coronel José de Castro, comprendía también las provincias de Córdoba, Huelva y Sevilla.
A cada una de estas provincias se le asignó una compañía de infantería y una sección de caballería, quedando inicialmente compuesta la plantilla gaditana por 1 primer capitán de la clase de comandantes del Ejército, 1 segundo capitán de la clase de capitanes del Ejército, 2 tenientes, 1 alférez, 1 cabo mayor 1º de la clase de sargentos 1º del Ejército, 3 cabos mayores 2º de la clase de sargentos 2º del Ejército, 4 cabos 1º, 4 cabos 2º, 2 trompetas, 1 tambor, 1 corneta y 120 guardias civiles.
La 1ª sección de infantería se estableció en Cádiz -haciéndose eco de su novedosa presencia la prensa de la época- y comenzó a prestar su servicio en la ciudad extendiendo su vigilancia hasta la de San Fernando.
La 2ª sección se ubicó en Jerez cuidando de la seguridad del camino principal que se dirigía a Sevilla y recorriendo constantemente la demarcación hacia los términos de Arcos, Sanlúcar y Puerto de Santa María.
La 3ª sección se situó en Medina Sidonia vigilando especialmente los pinares de Chiclana y extendiéndose hacia los términos de Conil y Vejer mientras que la sección de caballería se trasladó a Algeciras para ejercer su labor en el Campo de Gibraltar.
La primera casa-cuartel de la capital se instaló con su jefatura de comandancia en el convento de San Francisco sito en la entonces denominada calle del Calvario (hoy Calderón de la Barca) que con el paso del tiempo conoció otras ubicaciones como por ejemplo en las calles Barrocal, Zaragoza y desde 1958 en la actual avenida de San Severiano, próxima ya a jubilarse con el próximo traslado a la nueva de los antiguos terrenos ociosos de Astilleros.
Con el paso del tiempo y hasta nuestros días la Guardia Civil de la capital fue ampliando su plantilla –muy potenciada tras absorberse al cuerpo de Carabineros por la ley de 15 de marzo de 1940 y asumir las misiones de vigilancia fiscal del puerto y las playas- así como sus especialidades (Tráfico, Policía Judicial, Servicio Marítimo, Protección de la Naturaleza, etc.) y llegó a estar durante varias décadas diseminada en pequeños acuartelamientos repartidos por toda la ciudad, tales como por ejemplo los de las calles Obispo Pérez Rodríguez (actual Fermín Salvochea), Conde O’reilly, San Rafael o Adriano (en San José El Blanco) así como el ubicado en la Alameda Apodaca.
La vinculación e interrelación de la Guardia Civil con la capital gaditana y sus habitantes ha sido innegable a lo largo de la historia contemporánea de la ciudad, conservándose por ejemplo en el Museo de la Dirección General de dicho Instituto militar, las diversas banderas que han sido entregadas en las diferentes épocas así como en la biblioteca del actual acuartelamiento de San Severiano, la artística vitrina de madera noble con el escudo capitalino -tallada por el artesano Eladio Campe Amaya- para guardar la enseña que fue entregada el 8 de diciembre de 1935 al teniente coronel Sebastián Hazañas González en un acto público celebrado ante el monumento de las Cortes de 1812.
Asimismo Cádiz elevó su categoría en el organigrama de la Benemérita -título que sería oficialmente reconocido por real orden de 4 de octubre de 1929 con la concesión de la Gran Cruz de la Orden de la Beneficencia– al ser designada cabecera del 18º Tercio, creado por real orden circular de 1 de julio de 1898 y cuyo primer jefe fue el coronel portuense José Luis Gay González. Un siglo después, tras alternar en algún periodo su residencia con la capital malagueña, desaparecería en una nueva reorganización cuando tenía la denominación de 23º Tercio, siendo su último mando el coronel Miguel Garrido Furest.
Buena parte de la historia de la Guardia Civil de la capital ha quedado recogida desde el año 1867 en las páginas de DIARIO DE CADIZ, veterano notario de la sociedad gaditana, con ocasión tanto de sus actuaciones contra los diferentes tipos de delincuencia que ha padecido nuestra sociedad como muy singularmente por sus innumerables acciones beneméritas, entre las que destacan sobresalientemente por ejemplo las llevadas a cabo en la noche del 18 de agosto de 1947 y días siguientes –tras la catástrofe de la trágica Explosión del almacén de minas de la Base de Defensas Submarinas- donde los guardias civiles bajo el mando del teniente coronel Roger Oliete Navarro rescataron de entre los escombros a un total de 523 víctimas, según los informes de la época, o más recientemente en el tiempo durante las tareas de evacuación de centenares de enfermos y familiares de la residencia sanitaria "Puerta del Mar" al sufrir un aparatoso incendio el 16 de abril de 1991, siendo entonces jefe de la Comandancia el teniente coronel Ignacio Lombo López.
Ciento sesenta años después de que los primeros guardias civiles llegaran a nuestra capital, el Ayuntamiento concedió por unanimidad en el pleno celebrado el 10 de septiembre de este año -siendo jefe actual de la Comandancia el coronel Antonio Dichas Gómez- la Medalla de la Ciudad en su categoría de Oro, que fue recogida el pasado día 9 en el salón de plenos de la casa consistorial por el propio Director General de la Guardia Civil, el teniente general Carlos Gómez Arruche, acompañado de una comisión de jefes, oficiales, suboficiales, cabos y guardias civiles, que hoy –día de su patrona la Virgen del Pilar- siguen teniendo al igual que ayer al honor como principal divisa.