CLXXV Aniversario Fundación Guardia Civil (1844-2019).
Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR", pág. 11, el 26 de agosto de 2019.
El original contiene una fotografía en blanco y negro.
La barriada de La Atunara, cuyos orígenes son mucho más remotos que los de La Línea de la Concepción, aparece con su casa-cuartel en el plano del despliegue de Carabineros en la costa del Campo de Gibraltar elaborado el 30 de noviembre de 1862 por el teniente coronel de Ingenieros Luis Juarez de Negrón Fernández de Córdova, si bien con el nombre de La Tunara.
Dicho enclave siempre fue del máximo interés para las fuerzas encargadas del resguardo fiscal, fuesen de Carabineros entre 1829 y 1940, o de la Guardia Civil desde ese año hasta la actualidad.
El hecho de que buena parte de sus habitantes se dedicaran al honrado oficio de la pesca propició entonces que algunos de ellos junto a otros vecinos, se dedicaran a la ilícita actividad del contrabando procedente de la vecina colonia británica de Gibraltar. Transportado en pequeñas embarcaciones era alijado en su extensa playa, dando lugar incluso en ocasiones a enfrentamientos armados entre carabineros y contrabandistas.
El siglo XX comenzó para la Comandancia de Carabineros de Algeciras desplegada territorialmente en siete compañías cuyas cabeceras estaban en Los Barrios, San Roque, Algeciras, Jimena de la Frontera, La Línea de la Concepción, Puente Mayorga y Tarifa, con sus respectivos capitanes al frente.
Sin embargo, el importante crecimiento que venía experimentando La Línea, donde se contabilizaban unos 15.000 trabajadores que diariamente cruzaban la Verja para trabajar en la colonia, hizo aumentar también el contrabando, tanto terrestre como marítimo.
Por tal motivo en 1905 dicha Comandancia, mandada por el teniente coronel Enrique Martín Alcoba, había reorganizado ya su despliegue territorial, pasando la cabecera de la compañía de San Roque a La Atunara, siendo su capitán Enrique Viñé Ruiz. También se ubicó en esa barriada la cabecera de una de sus secciones, cuyo teniente era Fernando Bonrostro Reinosa.
En el último “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, que se editó en 1936, justo antes de la Guerra Civil, por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, obra sucesora del entonces desaparecido “Anuario Guía del Cuerpo de Carabineros” del capitán Antonio Potti Trigo, se hacía la siguiente referencia sobre La Atunara:
“Residencia del Capitán de la Compañía y del Jefe de la Sección. Un Brigada y un Carabinero desempeñan el cometido de escribientes de la Compañía. Es un puesto de playa inmediato a La Línea, por donde se recibe el correo. Tiene Telégrafo, Teléfono y escuelas de ambos sexos. Vigila por levante desde el Cachón de la Atunara, y por poniente hasta la Zanja. Extensión: 3,200 kilómetros. Plantilla: un Sargento, un Cabo, un Carabinero de Primera, un Corneta y catorce de segunda. Tiene cuartel con dos pabellones para Oficial, y otro para oficinas de la Compañía, y trece para casados, con sala de armas en donde se alojan siete solteros. A un kilómetro de este puesto existe una estación central de ferrocarriles de la Compañía Andaluces, en donde se pueden facturar mercancías de grande y pequeña velocidad (La Línea).”
Al entrar en vigor la Ley de 15 de marzo de 1940 y una vez completado el complejo proceso de absorción del Cuerpo de Carabineros por el de la Guardia Civil, la única casa-cuartel que quedó activa en esa barriada fue la que tenía aquél. Se desconoce su fecha de construcción conocida, estando levantada sobre la playa, próxima a la calle Canarias y donde actualmente se halla el puerto de La Atunara.
La casa-cuartel que tenía la Benémérita desde 1922, de menor entidad, continuó utilizándose hasta mediados de los años 50 para aprovechar sus seis pabellones donde se alojaban otros tantos guardias civiles con sus familias, dada la carencia de viviendas que se padecía. Sita cerca de la de Carabineros, concretamente en el núm. 24 de la calle Miramar, era propiedad de Melchor Campoy Cervantes, abonando el ayuntamiento una renta anual de 1.800 pesetas.
Respecto a la que fue de Carabineros, a pesar de ser el terreno y construcción del Estado, no se inscribió en el Registro de la Propiedad de San Roque hasta el 13 de mayo de 1966. El terreno tenía una superficie de 4.649 metros cuadrados y el acuartelamiento ocupaba 668’75 de ellos.
La estructura del inmueble era en forma de “T” invertida y mantenía trece pabellones para casados, sala de armas y alojamiento para solteros así como oficinas y cuadra para cuatro caballos. A partir de 1968, con la ocupación del nuevo acuartelamiento de La Banqueta, dejó de ser cabecera de compañía y de sección o línea, al trasladarse allí las mismas. Continuaron ubicados en La Atunara el puesto que prestaba seguridad ciudadana en la barriada y vigilancia fiscal de playa así como un pequeño puesto de marinos encargado de la vigilancia fiscal sobre las aguas próximas y su flotilla pesquera.
Ni la vida de los carabineros y sus familias primero, ni la de los guardias civiles con las suyas después, fue fácil ni cómoda allí como tampoco fue salubre, habida cuenta que la casa-cuartel se levantaba sobre la arena de playa, padeciéndose la consiguiente humedad y sus secuelas.
Hasta 1958 que se instalaron unos depósitos dotados de motor eléctrico, los habitantes del acuartelamiento no dispusieron de agua en sus viviendas. Y hubo que esperar diez años más para que gracias al ayuntamiento de La Línea, se pudiera acceder a la red municipal de agua potable. Ya para entonces la barriada, con unos diez mil habitantes, tenía muy poco que ver con la que había dado lugar al primer puesto de Carabineros.
Gracias a los trabajos de recopilación del capitán Luis Martínez González se tiene conocimiento que hasta el 1º de julio de 1970, el puesto de La Atunara siguió manteniendo la vigilancia fiscal de los 3.200 metros lineales de playa que tenía como demarcación así como la seguridad ciudadana de dicha barriada.
A partir de esa fecha, como consecuencia de la supresión del puesto limítrofe de Torrenueva, perteneciente también a la Compañía de La Línea de La Concepción, su demarcación y su plantilla pasaron a integrar la del puesto de La Atunara.
Ello supuso que la vigilancia fiscal de playa alcanzara una longuitud lineal de 8.675 metros, comprendidos desde “Punta Mala” a “Nueva Alambrada” y el número total de efectivos estuviese integrado por dos suboficiales, dos cabos y veinticuatro guardias civiles.
El mal estado del acuartelamiento, cuyas condiciones de habitabilidad y salubridad fueron empeorando, terminaría motivando que el 11 de junio de 1973 dicho puesto fuera oficialmente trasladado al nuevo acuartelamiento de La Banqueta. El último en marcharse del acuartelamiento de La Atunara con su familia fue el guardia 2º Manuel Delgado Díaz.
Desde entonces, aunque la Guardia Civil siguió ejerciendo la vigilancia fiscal de su playa, la situación en la barriada donde habitaban y siguen habitando muchas personas honradas, no fue igual que cuando existía allí mismo una casa-cuartel.
Su última utilidad, antes de ser demolida, fue guardar las redes y artes de pesca de una treintena de miembros de la cofradía sindical de pescadores cuyo patrón mayor era Antonio Seliva López, así como alojar temporalmente a personal obrero de la almadraba.