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sábado, 29 de marzo de 2014

LA INFANTERIA DE MARINA EN LAS CAMPAÑAS DE MARRUECOS (1ª Parte) (1909-1922).



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en el "BOLETIN DE LA ESCUELA DE INFANTERIA DE MARINA" nº 36 correspondiente al mes de junio de 2003, págs. 66-88. 
El original está ilustrado por cuatro fotografías en color y treinta y siete en blanco y negro así como dos mapas.


Introducción.


El hecho de que las campañas españolas llevadas a cabo en la zona de Marruecos en las primeras décadas del siglo XX hayan pasado a la historia como contiendas eminentemente terrestres ha motivado erróneamente que para muchos el factor naval casi no exista.

Y si dentro de ese silencio, las vitales labores de apoyo por el fuego y logísticas desempeñadas por la Escuadra y Fuerzas Navales de Operaciones del Norte de Africa, siguen siendo unas grandes desconocidas, más lo son aún las de su Infantería de Marina, que ha pasado a ser la gran ignorada.

Si bien hay que reconocer que sus efectivos expedicionarios nunca alcanzaron en el mejor de los casos los 1.500 hombres -cifra muy reducida respecto a los integrados por el Ejército de Tierra, principal protagonista de aquel teatro de operaciones- no deja de llamar la atención como historiadores e investigadores –civiles, militares e incluso navales- apenas citan su presencia.

Si bien la bibliografía de aquella época y posteriores arroja un elevado número de obras publicadas sobre las Campañas de Marruecos, apenas se puede encontrar algunas relativas a la participación de la Infantería de Marina aún a pesar de que durante muchos años combatiera en las mismas. Prácticamente se pueden citar tan sólo las escritas por el comandante del Cuerpo Ramón Rodríguez Delgado de Mendoza: "Diario de operaciones del 2º batallón expedicionario en Yebala" -publicada en 1921-, "El batallón Barlovento" -publicada en 1925-, y el "Compendio Historial del Cuerpo de Infantería de Marina" -publicada en 1927-, así como la recopilación de datos efectuada por quien llegó a ser su Comandante General, el general de división José Enrique Rivas Fabal, que publicó en 1967 su "Historia de la Infantería de Marina Española".


Antecedentes históricos.


El primer antecedente que consta de la Infantería de Marina- que no hay que olvidar que es la más antigua del mundo- en el norte de Africa, data del año 1689 cuando fuerzas del Tercio de la Armada del Mar Océano acudieron en auxilio de Larache. El hecho habitual de que salvo honrosas y muy dignas excepciones, el infante de Marina no haya sido muy dado a escribir sobre sus gestas nos ha privado de conocer a las generaciones posteriores de muchas páginas de gloria.

Así hubo que esperar hasta la llamada Guerra de Africa -declarada el 22 de octubre de 1859- para que se volviera a tener noticias de fuerzas expedicionarias de Infantería de Marina en Marruecos. Cuando se organizó el Ejército de Observación, fueron designados para integrarse en el mismo y trasladarse al teator de operaciones, los batallones 4º y 6º de Infantería de Marina. Sin embargo, el primero, como consecuencia de los acontecimientos sucedidos en Méjico, no llegó a pisar suelo africano y terminó zarpando para la isla de Cuba.

En cambio el 6º Batallón, bajo el mando del teniente coronel Agustín Burgos Llamas, participó en los principales hechos de armas de aquella campaña, destacando gloriosamente en la histórica batalla de Uad Ras librada el 23 de marzo de 1860, cuando formaba parte de la 2ª División de reserva que mandaba el general Diego de los Ríos.

El 7 de agosto del año siguiente dicho batallón regresó a bordo del vapor "General Alava" a su acuartelamiento gaditano de la isla de León con 3 cruces laureadas individuales de San Fernando –concedidas a los tenientes Felix Angosto y Virgilio Cabanellas así como al subteniente José Sevillano- y 8 ascensos por méritos de guerra. Dos días antes había sido relevado en Tetuán por el 51 batallón de Infantería de Marina, que cuatro meses después regresó en el vapor "Vasco Núñez de Balboa" al puerto de Cádiz.

Nuevamente la Infantería de Marina volvió a pisar suelo marroquí en 1890 con motivo del asalto a la importante posición de Ketán, siendo su presencia requerida aunque finalmente no materializada, con ocasión de los trágicos sucesos de Melilla en 1893. Un año después, concretamente el 2 de noviembre, los infantes de Marina tuvieron una destacada participación en la heroica defensa de Villa Cisneros.

Iniciado el siglo XX pero sin llegar a la primera campaña, mención especial merece a raíz de la crísis de Tánger, la organización de un batallón expedicionario de Infantería de Marina -por orden telegráfica de 19 de noviembre de 1906 dimanante del contralmirante Juan Jácome Pareja, Ministro de Marina- al objeto de embarcar en la escuadra del almirante Juan José Matta Montes, anclada frente a la ciudad y que estaba preparada para ocuparla junto a las fuerzas francesas.

El día 20, tras recibirse nueva orden, la unidad estaba ya constituida -bajo el mando del teniente coronel Luis Cardiel Morcillo- por las guarniciones de infantes de Marina de los cruceros "Carlos V" y "Pelayo" , la compañía de guardias del arsenal gaditano de La Carraca y 70 individuos de tropa del 1º Regimiento de Infantería de Marina de San Fernando.

El 12 de diciembre se disolvió dicho batallón expedicionario, que fue sustituido por dos compañías del 1º Batallón del 1º Regimiento de San Fernando, mandadas por el comandante Manuel Grijuela Velilla. La intervención diplomática de Alemania impidió finalmente dicha ación y las fuerzas expedicionarias de Infantería de Marina regresaron a San Fernando el 24 de enero de 1907.

Como el lector puede observar, aunque sea con los pequeños retazos citados ya que el tema que nos ocupa en esta ocasión es el de las campañas de principios del siglo XX, la Infantería de Marina ya tenía para entonces cierta "experiencia expedicionaria norteafricana".


La Campaña del Rif en 1909.


Esta Campaña se inició como consecuencia del ataque llevado a cabo a traición -por moros de la cábila de Zubadona- a primeras horas de de la mañana del 8 de julio de 1909, sobre un grupo de 14 trabajadores de la Compañía Española de Minas del Rif, cuando estaban realizando unas obras de cimentación de un puente para el paso del ferrocarril sobre el arroyo de Sidi-Muza, próximo a Melilla.

En la primera descarga tres obreros cayeron muertos, provocando la huida del resto que fue perseguido por una veintena de sus atacantes. Durante la misma otro obrero fue alcanzado mortalmente y un segundo resultó herido de gravedad, salvando los demás su vida al refugiarse en una locomotora con la que pudieron llegar a Melilla.

Conocida la noticia de la agresión salieron inmediatamente para el lugar fuerzas de la guarnición y poco después, en operación de castigo, se organizó rápidamente una columna que entabló encarnizado combate contra fuerzas enemigas muy superiores en número, que se saldó victoriosamente para las fuerzas españolas tras ocupar las posiciones de Jebel Sidi-Amet el Hach, Atalayón y Sidi-Muza.

Sin embargo cuando en la Península se empezaron a organizar fuerzas expedicionarias que acudieran en auxilio de Melilla, no se contó con la Infantería de Marina aún a pesar de que sus mandos solicitaron y clamaron reiteradamente tomar parte activa en ella.

No obstante si participaron infantes de Marina en aquella primera campaña del siglo XX, aunque no como fuerza expedicionaria de proyección terrestre. Los que lo hicieron lo fueron como parte integrante de las guarniciones de algunos buques de la Escuadra y Fuerzas Navales de Operaciones del Norte de Africa destacados en aquellas aguas. 

No debe olvidar el lector que por aquel entonces muchos de los buques de nuestra Armada llevaban abordo fuerzas de Infantería de Marina, normalmente entidad sección, para atender a su protección inmediata.

Si bien las oportunidades de acreditar su capacidad y espíritu de combate fueron bastantes escasas en aquella campaña -dado el ritmo y tipo de las operaciones militares que se llevaron a cabo en donde no fueron empleadas como fuerzas de choque- hubo algunos de sus componentes, como el infante de Marina José Picón, embarcado en el crucero "Princesa de Asturias", que fueron condecorados en recompensa por sus destacados comportamientos.

Un hecho digno de la curiosidad del lector se produjo el 23 de julio de 1909, cuando el comandante del guardacostas "Numancia" ordenó desembarcar a parte de su dotación en el puerto de Melilla para contribuir a la defensa de la plaza, haciéndolo también los 21 clases y soldados de Infantería de Marina que componían la guarnición del buque.

Sin embargo su jefe, el primer teniente Carlos García de la Vega, recibió la orden de quedarse a bordo, circunstancia que posteriormente recurrió por conducto reglamentario ante sus superiores hasta llegar al propio Rey Alfonso XIII, por estar en desacuerdo y considerar que debía haber bajado a tierra al frente de sus hombres. 

Una real orden de 24 de septiembre de ese mismo año le dio la razón y se dispuso que en lo sucesivo cuando la fuerza de Infantería de Marina a desembarcar fuera al menos de 20 hombres, debía ir mandada por su oficial.


La creación del Batallón Expedicionario.


El 5 de mayo de 1911, a causa de los constantes actos de bandolerismo protagonizados por grupos de moros adictos al cabecilla "El Rausuni" que se produjeron en la zona de Larache -conquistada por España en el año 1689-, y de paso disuadir ciertas maniobras políticas francesas, se ordenó la organización de un batallón expedicionario de Infantería de Marina, reforzado con un grupo de ametralladoras y compuesto por un total de 800 hombres. 

La unidad base designada para ello fue el 1º Batallón del 1º Regimiento del Cuerpo en Cádiz, siendo nombrado para su mando el teniente coronel Marcelino Dueñas Tomasseti.

La misión encomendada era la de reforzar la acción del Tabor de Policía Indígena allí existente en virtud de acuerdos internacionales y que se había visto desbordado por las múltiples acciones protagonozadas por aquellos delincuentes rurales que aprovechaban sus incursiones nocturnas para saquear y robar a la población civil nativa todo lo que se le pusiera por delante.

El recién creado y denominado 1º Batallón expedicionario de Infantería de Marina, recibió a primeros del mes de junio la orden de partir en el transporte "Almirante Lobo" con destino a Larache en cuya playa desembarcó el día 8. Allí, tras ocupar el castillo, el cuartel del Tabor de policía y varios puntos estratégicos como el de Ras-Remel, estableció un campamento en el llano de Nador.

Dos días después se organizó para guarnecer Alcazarquivir, sito a 36 kilómetros al sureste de Larache, una columna compuesta por una sección de ametralladoras y 125 hombres del Tabor de policía de Larache, mandado por el capitán de Infantería Enrique Ovilo Castelo, a la que se uniría una compañía de Infantería de Marina mandada por el capitán Manuel Díaz Serra y una sección de marinería con dos cañones de desembarco. Tras ello procedieron a tomar posiciones en Sidi Aisa y Ben Kasen, distantes tan sólo a un kilómetro de Alcazarquivir.

Seguidamente ocuparon la población de Arcila y establecieron campamentos en Serafe y en Yebel-el-Aox, situados respectivamente a 5 y 1 kilómetros de aquella, continuando el resto de las fuerzas acampadas en el llano de Nador.

El 25 de junio desembarcaron en Larache nuevos refuerzos compuestos por fuerzas de Artillería, Caballería, Ingenieros e Intendencia del Ejército, siéndole encomendado el mando de todos los efectivos de Larache al coronel de Caballería Manuel Fernández Silvestre, quien en 1921, siendo Comandante General de Melilla protagonizaría el trágico "Desastre de Annual", donde murieron más de ocho mil soldados españoles.

Apenas tres semanas después, el 15 de julio, el grueso de aquellas unidades, entre las que estaba el 11 Batallón expedicionario de Infantería de Marina, marchó con el coronel Fernández Silvestre a su frente para estacionarse en las proximidades de Alcazarquivir y concretamente en el campamento de Sidi Aisa.


La creación del Regimiento Expedicionario.


La eficacia y disciplina acreditadas por los infantes de Marina fueron tan satisfactorias para el mando del Ejército que ese mismo mes se recibió junto a otras unidades, el refuerzo del 2º Batallón expedicionario de Infantería de Marina, integrado básicamente por el 1º Batallón del 3º Regimiento del Cuerpo ubicado en Cartagena. 

A su frente se encontraba el teniente coronel Miguel Vázquez de Castro, prestando una encomiable ayuda en las labores de defensa y saneamiento de las plazas de Larache, Alcazarquivir y Arcila.

A partir de 19 de enero de 1912 ambos batallones expedicionarios se organizaron a base de seis compañías de tres secciones cada una, estando su plantilla compuesta por 1 teniente coronel, 2 comandantes, 8 capitanes (4 para las compañías, 1 ayudante depositario, 1 encargado del almacén y 2 excedentes para las incidencias), 1 abanderado, así como 2 primeros tenientes y 1 segundo teniente y 6 sargentos, 12 cabos, 2 cornetas, 2 tambores y 100 soldados por compañía.

El 1º Batallón expedicionario, que estaba concentrado en Alcazarquivir, situó destacamentos, separados hasta 25 kilómetros de distancia entre si, en Uad-Jedid, Kudia-el-Aassel, Kudia-el-Abid, Sidi-Embarek, Mechra Neygma y Sidi-Aisa. Dichas posiciones, que carecían de agua y se protegían del sol con sus tiendas de lona, eran realmente endebles ya que contaban sólo con débiles trincheras por toda protección.

El 17 de agosto una sección de la compañía que mandaba el capitán José Terol Torres, perteneciente al 2º Batallón expedicionario ocupó Arcila con el consentimiento del "Raisuni", si bien pocos días después, el 30 de agosto, tuvo que imponerse por la fuerza de las armas en Duar Ulad Bu-Maiza.

El 14 de septiembre se produjo el relevo de mando del 1º Batallón expedicionario, siéndole encomendado el mismo al teniente coronel José Sevillano Muñoz, que pasó a convertirse también en el comandante militar de la plaza de Alcazarquivir.

Tres meses después, el 14 de diciembre de 1912, se ordenó formar con los dos batallones expedicionarios el 11 Regimiento expedicionario de Infantería de Marina. En sus respectivos regimientos peninsulares de Cádiz y Cartagena se procedió a darles de baja y constituir en su sustitución dos nuevos batallones. Cada batallón expedicionario se compuso de seis compañías de 120 hombres cada una, dotándosele además al regimiento de una compañía de ametralladoras.

Para el mando del regimiento expedicionario fue designado el 28 de marzo de 1913 el teniente coronel Andrés Sevillano Muñoz, que ascendió a coronel varios meses después y era hermano del comandante militar de Alcazarquivir. Aquel, que venía mandando el 11 Batallón expedicionario desde el 21 de diciembre, entregó el mando del 1º Batallón por tal causa al de igual empleo, Francisco Javier Alcántara Betegón.


Adiestramiento y operaciones del Jolot.


A principios del año 1913 el Regimiento expedicionario estaba asentado en el campamento del Mensak, en que se instruían constantemente sus compañías de fusiles como las dos de reclutas que mandaban los capitanes Domiciano Villalobos Belsol y Ramón Pery Rebollo. 

El plan de instrucción, compuesto de numerosas marchas y ejercicios, era mandado por el teniente coronel José Sevillano que contaba con el auxilio de los capitanes Jaime Togores Balzola, Francisco Ristori Guerra de la Vega, Abelardo Galarza Alvargonzález, y Manuel Díaz Serra así como el teniente Francisco de Dueñas Pérez entre otros.


Las tres primeras compañías del 21 batallón expedicionario estaban asentadas en el destacamento de T'Zenin y eran mandadas por los capitanes Manuel López de Silva, Enrique Pérez Naharro y José María Rodríguez Patudo de la Rosa, encontrándose al frente del mismo el teniente coronel José Barba García.


La zona, salvo algún incidente aislado de escasa entidad se encontraba en calma cuando a principios del mes de junio de ese año se vio inesperadamente rota al atacar los cabileños varios puestos y destacamentos simultáneamente, dando lugar al inicio de una sangrienta campaña en el Jolot. Como consecuencia de ello una de las compañías de Infantería de Marina de T'Zenin fue enviada el 5 de junio en auxilio del destacamento de Ingenieros de Kudia Fraicatz.

Dicha disminución de efectivos fue entonces aprovechada ese mismo día por el enemigo para lanzar contra T'Zenin un fuerte ataque. La crítica situación planteada motivó que también el 5 de junio se formase una columna de auxilio bajo el mando del coronel Fernández Silvestre que estuvo compuesta por fuerzas del Ejército y del 11 Batallón expedicionario de Infantería de Marina.

Estas últimas se trataban de la 1º, 4ª, 5ª y 6ª compañías de Infantería de Marina mandadas respectivamente por los capitanes Luis Martí Valdivielso Morquecho, Ramón Pery Rebollo, Abelardo Galarza Alvargonzález y José Manuel Díaz Serra así como la compañía de ametralladoras mandada por el capitán Jaime Togores Balzola, que a su vez contaba con los primeros tenientes José Martínez Gay, Francisco Dueñas Pérez y Federico Riera González.


La columna alcanzó T'Zelatza al día siguiente y continuó casi sin detenerse hacia a T'Zenin, realizándose para ello por las fuerzas del teniente coronel Alcántara una penosa marcha, vadeando ríos y haciendo constantes reconocimientos para evitar caer en trágicas emboscadas.

Al amanecer el día 12 las fuerzas de Caballería que iban en avanzada fueron hostigadas si bien al responderse con el fuego, los atacantes se dieron a la fuga. Una semana después, el día 18, se entabló un duro y victorioso combate contra el enemigo en el Zoco del Arbáa, de Arcila, continuándose las operaciones durante los tres días siguientes.


El día 22 el teniente coronel Alcántara emprendió la marcha hacia T'Zelata con las 1ª , 4ª, 5ª y las secciones de ametralladoras, que fueron constantemente hostilizadas por grupos aislados que tan pronto efectuaban desde sus parapetos varios disparos desaparecían. En esa infernal marcha se destacó por su valor el capitán Galarza, que fue propuesto para el ascenso al empleo superior, siendo también felicitada por el arrojo demostrado la compañía de ametralladoras de Infantería de Marina.

Mientras tanto por otro lado los indígenas rebeldes habían atacado el 10 de junio el campamento del Mensak, que había quedado bastante desprotegido como consecuencia de los refuerzos enviados en auxilio de otros destacamentos y campamentos en peligro. La agresión fue rechazada pero volvió a repetirse el día 23 de dicho mes y el día 7 del siguiente con idéntico resultado.

Por su parte el teniente coronel Barba partió el 11 de junio con el 21 Batallón expedicionario, que estaba de guarnición en T'Zelatza hacia T'Zenin, con dirección a Raisana mientras que desde Alcazarquivir marchó el comandante Manuel Fernández-Caro al mando de tres compañías, concentrándose posteriormente todos ellos en T'Zelatza con el 1º Batallón del Regimiento expedicionario.

Dicho batallón se distinguió en las acciones efectuadas durante la segunda y tercera semana del mes de junio en Ain-Messora, Mura Hamat-el-Aamari, Zoco del Arbáa de Sidi-Buquer, así como en la defensa de Alcazarquivir y la toma de Sidi Harnat-el-Gaitón.


Primer Oficial muerto.


En ese periodo la unidad tuvo su primera baja mortal entre el cuadro de mandos. Se trataba del teniente José Pereira Darnell, quien a pesar de estar enfermo de paludismo, solicitó mandar su sección de vanguardia en la operación de Mura-el-Aamari llevada a cabo el 22 de junio, rechazando quedar descansando en su tienda. 

El bravo oficial, sin embargo, encontró la muerte durante el violento combate que se libró aquella jornada y que finalizó victoriosamente para las fuerzas españolas.


Al día siguiente la columna fue atacada por un enemigo que le superaba en número si bien consiguió rechazarlo y llegar al Mensak. Apenas dos semanas después, el 7 de julio, los cabileños volvieron a lanzar un fuerte ataque contra la plaza de Alcazarquivir, cuyo comandante militar seguía siendo el teniente coronel José Sevillano, que destacó brillantemente por su hábil dirección en la defensa de la misma y del campamento del Mensak, llegando a derrotar al enemigo. Como recompensa fue propuesto para el ascenso, siéndole concedido por real orden de 22 de abril del año siguiente.

Durante el periodo estival el 2º Batallón llevó a cabo diversas acciones, destacándose los días 1y 5 de julio en las operaciones de Beni-Gorfet y El-Tolba así como el 1 de agosto en la de Duar Zemblen. El 23 de septiembre volvió a distinguirse durante el ataque a la cábila de Ausak.

A principios del mes de noviembre de 1913, el capitán Galarza fue designado con su 5ª compañía para llevar a cabo una acción de castigo en la zona de Sidi-Embarek, que extendió el día 14 de dicho mes sobre Zoco-el-Arbáa, territorio de la cabila de Alh-Sheri. 

Cuando regresaba hacia Larache, una vez cumplida su misión, recibió el día 22 la orden de partir hacia Sidi-Hamat-el-Gaitón en donde participó con otras fuerzas en su ocupación. En dicha acción, además de unidades del Ejército, tomó también parte la compañía de ametralladoras de Infantería de Marina mandada por el capitán Jaime Togores Balzola.


Operaciones e incursiones.


Al año siguiente, el 16 de febrero de 1914, el 11 Regimiento expedicionario de Infantería de Marina cerró el paso a las incursiones de Yebala, dedicando sus esfuerzos durante el final del invierno y gran parte de la primavera a fortificar la posición de Bhuselan Bogoreca.

El 8 de mayo partiría del Mensak, bajo el mando del coronel Francisco Xavier Béranger Carreras, una columna compuesta por un batallón de Infantería de Marina, una sección de ametralladoras y diversas fuerzas de Artillería y Caballería. Como segundo jefe de la misma iba el comandante de Infantería de Marina Eleuterio Suardíaz Millar. 

Tras llegar al día siguiente a T'Zenin regresó a T'Zelatza, continuando hasta Tarkuntz, en donde se topócon el enemigo atrincherado. Tras entablar varios combates en El-Ain y en El-Ksab, proseguió operando en esa zona durante doce días más.

El día 12 del mismo mes partió hacia Yamax- el-Tolba, que estaba guarnecida por una compañía de Infantería de Marina, otras tres compañías del Regimiento expedicionario, mandadas por el comandante Ramón Rodríguez Delgado así como fuerzas de Caballería. El 29 de mayo se registró un fuerte tiroteo en Sidi-Hamat-el-Gaitón, que volvió a repetirse dos meses después.

A mediados de agosto el 1º Regimiento expedicionario recibió la orden de regresar a Larache, haciéndolo en primer lugar el 2º Batallón a partir del día 18 y diez días después el 1º Batallón, concentrándose ambos en los llanos de Nador. 

El motivo de ello era formar una columna de desembarco en la ciudad internacional de Tánger, ya que se había tenido conocimiento de que los indígenas, aprovechando el desarrollo de la Primera Guerra Mundial en Europa, estaban planeando adueñarse de ella.

La columna empezó a organizarse inicialmente con cinco compañías del 1º batallón y una del 2º batallón expedicionario de Infantería de Marina, que comenzaron a realizar los oportunos preparativos, mientras que el resto del 2º batallón se quedaba de guarnición.

Sin embargo el 7 de septiembre se dispuso la dislocación de la columna de desembarco ya que España no conseguió el beneplácito internacional, pues ambos bandos desconfiaron de que nuestra nación aprovechara su neutralidad en el conflicto para favorecer sus propios intereses y los del bando contrario. Como consecuencia de ello el 1º Batallón regresaría a la zona de Alcazarquivir y el 2º a la de Jolot.

Al mes siguiente las fuerzas de Infantería de Marina pasaron a operar en las zonas de Yenak-el-Bibán y Kudia-Riba, participando activamente el 15 de octubre en la acción de R'gaia. A partir del 2 de noviembre el 2º Batallón expedicionario marchó a Arcila para prestar servicio de guarnición, estableciendo su campamento en El-Aox.

A principios de 1915 el coronel Sevillano, comandante militar de Larache, organizó una columna con el 1º Batallón expedicionario de Infantería de Marina, un grupo de ametralladoras y un escuadrón de Caballería, realizando con ella constantes maniobras por toda la zona.

Durante el mes de mayo se realizaron diversas operaciones en la región de Larache al objeto de garantizar el enlace Tetuán-Tánger. Para ello se ocuparon las posiciones de Zel, Zinats, Talha y Tikermin. 

Así mismo el 21 de dicho mes, con ocasión de la visita que el general Jordana hizo al "Raisuni", fuerzas de Infantería de Marina formaron parte de la columna de protección que le acompañó.

Por último, durante aquel periodo, el 1º Regimiento expedicionario participó en las acciones que junto con otras fuerzas y con el apoyo del acorazado "Pelayo" y los cañoneros "Don Alvaro de Bazán" y "Bonifaz" , se realizaron entre Biut y Aín-YirDurante las operaciones destacó una vez más la compañía de ametralladoras, a cuyo frente estaba el capitán Ramón Fernández Teruel.


Un viaje a Guinea Española.


El 30 de diciembre de 1916, en plena Primera Guerra Mundial, una de las compañías expedicionarias fue mandada a los territorios españoles del Golfo de Guinea para hacerse cargo de custodia de las tropas coloniales alemanas destacadas en el Camerún que voluntariamente se habían internado en nuestro territorio continental de Río Muni al objeto de evitar ser capturada por las fuerzas inglesas que les cercaban.

Dado el excelente comportamiento de los internos alemanes y nativos, la tropa de Infantería de Marina regresó a Larache en marzo de 1917, mientras que los oficiales y clases lo hicieron una vez finalizado el conflicto mundial, siendo suficientes los efectivos de la Guardia Colonial que allí existía mandada por oficiales de la Guardia Civil española.

La Infantería de Marina tiene por cierto una larga, curiosa y muy desconocida historia en esos territorios españoles de la Región Ecuatorial que será, D.m., objeto de futuros artículos en este Boletín.


Las operaciones de Marruecos continúan.


Tras un largo periodo de cierta tranquilidad que duró hasta el mes de abril de 1919, en el que las fuerzas de Infantería de Marina prestaron servicio de guarnición y atendieron a su constante instrucción y adiestramiento. Reanudada la actividad en aquella zona volvió a participar en diversas acciones, destacando la llevada a cabo el 21 de dicho mes durante la toma de Kudia-Madjen.

El 14 de septiembre y como curiosidad del lector e importante efemérides para los expedicionarios, citar que el general de división Federico de Obanos y Alcalá del Olmo, Inspector General del Cuerpo de Infantería de Marina, zarpó de Cádiz con rumbo a Larache a bordo del cañonero "Laya" , al objeto de revistar al 1º Regimiento expedicionario. Finalizada la misma sin novedad regresó una semana más tarde a bordo del cañonero "Lauria".

A primeros del mes siguiente y con ocasión de las operaciones de Fondak y Aín-Yedilá volvió a destacarse por su bizarro comportamiento y efectividad, la compañía de ametralladoras.

En febrero de 1920, el 1º Regimiento expedicionario se distinguió en la defensa de Kudia-Rapta, y muy especialmente los días 13, 19 y 23 de dicho mes. Por su parte, el 1º Batallón participó aisladamente en varias acciones, y posteriormente junto al 2º Batallón y otras unidades del Ejército, pasó a engrosar una columna de operaciones.

Tras el verano, y en el mes de septiembre las fuerzas de Infantería de Marina participaron en las tomas de Yerba, Salinas y Melha que se culminó el día 11. Durante la semana siguiente practicaron reconocimientos desde Yadir y tomaron parte en los combates para la ocupación de Tafesa y Kesil. Hacia el día 27 establecieron blocaos en Akissy y en Bu-Krus. 

Ya en el mes de noviembre los reconocimientos se extendieron al sur de Beni-Sear y desde Aín-Rabta, regresando ambos batallones a finales del mismo a Alcazarquivir y Larache para poder seguir prestando el servicio de guarnición.

El 2º Batallón expedicionario pasó a ser mandado a partir del 29 de febrero por el teniente coronel Manuel Manrique de Lara Berri, quien a su vez fue relevado el 12 de septiembre al ascender al empleo de coronel, por el ya citado comandante Rodríguez Delgado. 

Por aquella época dicha unidad tenía destacamentos en Mehacen, Tagabanda y Tolba, que fueron relevados por otras fuerzas al objeto de que el 2º Batallón completo se incorporase a la columna de operaciones del general Barrera.
Así mientras las 1ª y 6ª compañías permanecían en el campamento de los llanos de Nador, próximo a Larache, el 15 de septiembre las 2ª y 3ª compañías partieron para Teffer; y las 4ª y 5ª compañías lo hicieron hacia Saasa, Borja-Gaitón, Kudia-el-Aasel, Gorra, Taaof, Gueixa, Besbas y Huati.

Por su parte la compañía de ametralladoras de Infantería de Marina, mandada por el capitán Carlos Sánchez Ocaña, se incorporó inicialmente al 2º Batallón si bien pocos días después fue agregada a las Fuerzas de Regulares Indígenas, participando con ellas en las acciones de Had-Dadda, Muires, Tasia y Ruman que se culminaron el 20 de septiembre.

Entre tanto, mientras una de las compañías de Infantería de Marina del 2º Batallón expedicionario recibía la orden de establecer blocaos entre Anlef y Bu-Azaf, otras dos marcharon con su comandante hacia Kudia Had-Dadda, en donde tras ser conquistada regresaron a Teffer.

Asimismo el día 25 de dicho mes se organizó otra columna al objeto de establecer posiciones en las escarpadas cumbres de Mimat-Yebel-Sax, sitas en la zona de Larache y a la que se incorporó la 3ª compañía de Infantería de Marina. Dada la dificultosa ascensión, los moros parapetados en sus laderas ofrecieron una fuerte resistencia que finalmente fue vencida el día 28.

Durante los duros combates que se libraron resultaron heridos el capitán Antonio García Viñas, el suboficial Cesáreo Delgado y varios individuos de tropa más. Tras ello la columna regresó nuevamente a Teffer, no sin antes ocupar Seriya y Yardía.

Reorganizadas nuevamente ambas columnas en una sola se partió el 2 de octubre con destino a Muires a donde se llegó ocho días después, conquistando por el camino Acha-el-Kol-la, Yadir, Bujayar, Melilac y Jandak-el-Yenna. En las tomas de Acha-el-Kol-la, Yerba, Salinas y Mel-ha participó también el 1º Batallón expedicionario que se les unió a tal fin.

El 13 de octubre se volvió a salir de operaciones, dedicándose en esta ocasión a la realización de obras de construcción de pistas entre Muires y Jandak así como entre otras posiciones. También fortificó la posición de Kesil, en donde tuvo que defenderse de ataques enemigos, dedicándose además a realizar diversas escoltas de convoyes y otros servicios de campaña.

Las fuerzas de Infantería de Marina establecieron su base de operaciones en el campamento de Jandak-el-Yenna, hasta que el 9 de noviembre regresaron a Teffer. Allí descansaron un par de días y partieron hacia Alcazarquivir, al objeto de guarnecer las posiciones de Sab-el-Maa, Helia, Dar-Surah, Tagalanda, Yamma-el-Toba y Mehacen.


El "Desastre de Annual".


El 16 de noviembre de 1920 el teniente coronel Joaquín Sánchez Pujol se hizo cargo del mando del 2º Batallón expedicionario, cesando el comandante Rodríguez Delgado que hasta entonces lo venía desempeñando con carácter interino. Asimismo desde el 7 de febrero de 1921, el 1º Regimiento pasó a ser mandado por el coronel Manuel Manrique de Lara Berri.

Dos días después, el 9 de febrero, las fuerzas de Infantería de Marina junto a las del Ejército, salieron para Sidi-Ozmán al objeto de actuar contra la cábila de Beni-Gorfet, tomando parte del reconocimiento efectuado desde el Mensak. Durante los días siguientes tomaron parte en el combate y ocupación de las posiciones de Harcha, Gaitán, Ruida, Adamma y Bebel-lo.

Con la llegada del verano, tras una cierta tranquilidad durante el periodo intermedio, practicaro durante la jornada del 5 de julio reconocimientos desde las posiciones de Ruida, Harcha, Tisure y Bebel-lo. Un día después formaron parte de las unidades que tomaron las posiciones de Maixera, Ain-Heddid, Nuader, Ja-Basco, Badir, Ros y Aierán.

El 17 de diciembre, tras otro periodo de cierta inactividad, el 1º Regimiento expedicionario salió para el campamento de Berbex, al objeto de tomar parte en las operaciones previstas llevar a cabo sobre Beni-Arós. 

Dos días después participó en el combate que se libró por el dominio del desfiladero de Afarmún y procedió a establecer posiciones en Aín-Gorra y avanzadillas en ambos lados de aquel, para controlar sus accesos. Dichas operaciones supusieron un importante desgaste a las fuerzas españolas que llegaron a contabilizar un centenar de bajas.

Tras ello las operaciones se orientaron con el objetivo de establecer contacto con las columnas de la zona de Ceuta y poder entrevistarse, sobre la línea de avanzada del comandante general con el Alto Comisario, hecho que se conseguió el día 22, regresándose seguidamente a Larache.

El 20 de mayo de 1921 partió de los llanos de Nador el 1º Batallón expedicionario mandado por de su nuevo jefe, el teniente coronel Luis Cañizares Moyano, que contaba con el refuerzo de la compañía de ametralladoras, para operar en las cábilas de Beni-Gorfet y Yebala. 

Ese mismo día llegó a T'Zelatza y continuó durante toda la noche hacia el campamento general de Sidi-Ozmán, en donde tras permanecer un par de jornadas regresó a su base de origen en Larache.

Tras un mes de prestar servicio de guarnición, se incorporó a la columna formada por el general Barrera, partiendo el 20 de junio con destino a T'Zelatza y prosiguiendo la marcha en días sucesivos hasta Anleff y de allí a Sidi-Ozmán y el campamento general del Mensak.

Apenas un mes después se produjo el trágico y sangriento "Desastre de Annual", desmoronándose la Comandancia General de Melilla, mandada entonces por quien una década antes había sido el primer jefe de los infantes de Marina en Larache, el ya general de división Manuel Fernández Silvestre. 

El caos fue total y el levantamiento de las cábilas rifeñas provocó el dantesco exterminio de cuantas posiciones encontraron en su caso hasta casi llegar al mismo campo exterior de Melilla.

Más de 8.000 soldados del Ejército español fueron masacrados durante las dos últimas semanas del mes de julio y la primera del de agosto. Entre ellos no se encontraban fuerzas de Infantería de Marina ya que las unidades expedicionarias del Cuerpo se encontraban desplegadas en la zona occidental del Protectorado.

La dramática situación planteada provocó el inmediato envío de refuerzos a Melilla desde la zona de Ceuta así como el de fuerzas expedicionarias procedentes de la Península. Entre estas últimas se encontraban tres compañías del 1º Regimiento de Infantería de Marina de la gaditana plaza de San Fernando, que sumando un total de 250 hombres se unieron a otros 200 soldados del Ejército al objeto de desembarcar en la Restinga y asegurar tan importante posición.

A partir del mes de septiembre, el 2º Batallón expedicionario, mandado por el teniente coronel Abelardo Galarza Alvargonzález, operó con la columna del teniente coronel de Infantería del Ejército Manuel González Carrasco, formando parte de la vanguardia junto a las fuerzas de Regulares Indígenas. 

Dicho batallón de Infantería de Marina contó durante aquel periodo con el refuerzo de la compañía de ametralladoras mandada por el capitán José Moreno Quesada, perteneciente al 1º Regimiento expedicionario del Cuerpo.

Asimismo las fuerzas de Infantería de Marina participaron en las operaciones llevadas a cabo en la zona occidental bajo las órdenes del general Barrera y contribuyeron activamente a la ocupación de Adrú, Acedún y el collado de Babaisa, culminado el 22 de diciembre, al objeto de establecer contacto con la columna de Ceuta.


Con los Regulares y La Legión.


El 4 de enero de 1922 el 1º Batallón expedicionario, mandado por el teniente coronel Antonio Murcia Riaño, partió del campamento de Muires, quedando agregado al cuartel general del comandante general del territorio, general Barrera, y asistió al reconocimiento llevado a cabo desde Yebel-al-Lah y a los combates que culminaron con la ocupación de Ham-mar, Ketaz-el-Ail y Ferrara.

A partir del día 9 efectuaron reconocimientos desde Dar-Ben-Arbab y participaron en la toma de la posición de Hayaroca. Durante los días siguientes llevaron a cabo un reconocimiento ofensivo sobre Biadat en el que sufrieron varias bajas y tomaron parte en las durísimas acciones de ocupación de las posiciones de Verda y Dar-Mestah, en las que sufrieron 60 bajas. Finalizadas victoriosamente las operaciones en aquella zona, el 1º Batallón expedicionario de Infantería de Marina regresó a final de mes con el cuartel general del comandante general a Larache.

Por otro lado tres compañías del 2º Batallón expedicionario, mandado por el teniente coronel Galarza, había salido el 2 de enero de 1922 de Alcázarquivir hacia Teffer, en donde tras llegar a dicha posición continuó hasta el campamento general de Muires. Allí se unió el día 6 a la columna del coronel Sanz, alcanzando la parte suroeste del collado de Yebel-al-Lah, en donde se quedó en observación durante tres días hasta que recibió la orden de retirarse hacia el campamento general de Muires.

El día 10 de enero salió nuevamente en vanguardia con Regulares, formando parte de la columna del teniente coronel González Carrasco, participando en la toma de Hayarun, en donde procedió a fortificarse, recibiendo pocos días después la orden de retirarse una vez más al campamento general de Muires, siguiendo para regresar posteriormente hasta Alcazarquivir.

Mención especial mereció una vez más la compañía de ametralladoras del 1º Regimiento expedicionario, que con el capitán Moreno de Quesada a su frente, había salido el 1 de enero de Larache, para unirse al 2º Batallón expedicionario. Al llegar al campamento general de Muires, participó junto al 4º Tabor de Regulares Indígenas en numerosas acciones que culminaron el día 6 tras la ocupación de Ferrara, Ketaz-el-Ail y Hammar. 

Allí se unió al 3º Tabor y participó en la toma el día 10 de Hayaroca y posteriormente en la de Dar-Mezth, regresando a Larache el día 23 de dicho mes.

Tres meses después, el 24 de abril, volvieron a salir con las fuerzas de Regulares y participaron activamente en las sucesivas tomas de Yebel Fondak, el día 28 de abril; Sidi-Bu-Yena, el 1 de mayo; Bab-el-Karia Mota, el 7 de mayo; Bechar, el 10 de mayo; y Schan-el-Saf y Taxarut, el 12 de mayo. Una semana después marchó escalonadamente a Sumatta, Tabaki, Dar-Buti y Lian Salim.

Tras un corto periodo de descanso la compañía de ametralladoras de Infantería de Marina volvió a operar con las fuerzas de Regulares, participando valerosamente en las ocupaciones de Gil Mejuto, el 18 de junio; y Blocanes Mexora, Zauia, Sidi Sef-Tilili, el 19 de junio. 

Durante la semana siguiente apoyó con el fuego de sus máquinas a otras unidades del Ejército, hasta que el día 26, volvió a ser agregada a las fuerzas de Regulares y concretamente al 3º Tabor que era mandado por el bilaureado capitán y antiguo infante de Marina, José Enrique Varela Iglesias, cuya semblanza fue publicada en el Boletín anterior.

El mismo día 26 y siguientes la compañía de ametralladoras del 1º Regimiento expedicionario participó junto a las fuerzas de Regulares y La Legión -entonces denominado Tercio de Extranjeros- en las tomas de Bul-Hadda, culminada el 31 de junio y la de las posiciones de Kalas y Tamacob, el 4 de julio, siendo expresamente felicitada por el mando. 

El 12 de julio recibió la orden de regresar a Larache para unirse al resto de las fuerzas expedicionarias de Infantería de Marina.


El regreso a San Fernando.


Finalizadas las operaciones en aquella parte del Protectorado se dispuso a principios del mes de agosto de 1922 el regreso a San Fernando del 1º Regimiento expedicionario de Infantería de Marina, que tan destacados servicios había prestado en Marruecos a lo largo de más de una década.

El 1º Batallón expedicionario, mandado por el teniente coronel Antonio Murcia Riaсo, desembarcó el 21 de agosto en el Arsenal de La Carraca, haciéndolo una semana después el 2º Batallón con el teniente coronel Abelardo Galarza Alvargonzález a su frente. 

Ambas unidades fueron multitudinariamente recibidas y agasajadas como héroes tal y como relató ampliamente la prensa local de la época y muy singularmente el "Diario de Cádiz", cuyos archivos han sido fundamentales para la elaboración del presente trabajo.

Ordenada la disolución del 1º Regimiento expedicionario se procedió a enviar a sus casas a la tropa, concediéndosele licencia ilimitada como reconocimiento a sus brillantes y abnegados servicios prestados. 

Por otra parte los jefes y oficiales pasaron a completar los regimientos de Infantería de Marina de procedencia en San Fernando, Cartagena y El Ferrol, mientras que el personal restante quedó en situación de eventualidades en dichos departamentos marítimos.


Recompensas.


Las fuerzas expedicionarias de Infantería de Marina recibieron como consecuencia de su heroica y valerosa participación en las Campañas de Marruecos acontecidas entre 1911 y 1922, numerosas recompensas que han quedado reflejadas en diversos diarios oficiales de la época.

Así con motivo de un incendio ocurrido en Alcazarquivir el 19 de septiembre de 1911,el capitán del Cuerpo Manuel Jiménez Pidal, fue condecorado por su heroico valor al impedir el incendio de los polvorines, evitando que se causaran extraordinarios daños en aquella plaza. Con él recibieron recompensa 1 sargento, 1 cabo y 11 soldados de Infantería de Marina.

Por el hecho de armas de Duar Ulad Bu-Maiza, acontecido el 30 de agosto de 1912, fueron condecorados además del comandante, los capitanes Angel Villalobos Belsol y José María Colombo Autrón así como el primer teniente Jaime Togores Balzola. 

En la ocupación de los Tumiats y de Sarnar, en la zona de Melilla, se distinguió y fue condecorado también en 1912 el capitán Cándido Díaz Montero, agregado al estado mayor del Ejército de Operaciones.

Los relevantes servicios y penalidades sufridas en Larache por los infantes de Marina, desde la ocupación de dicho territorio en junio de 1911, motivaron también numerosas recompensas para muchos de los integrantes de los dos batallones expedicionarios y que fueron publicados en sucesivos diarios oficiales de la Marina de Guerra a lo largo de 1913.

Con motivo de la marcha realizada a T'Zelatza, llevada a cabo el 22 de junio de 1913 fue ascendido por real orden de 19 de diciembre de dicho año al empleo de comandante, el capitán Abelardo Galarza Alvargonzález, quien pasó a ocupar su puesto en el escalafón el 17 de abril de1914.


Por el brillante comportamiento observado en el combate de Ulad-bu-Maiza, en Larache, fue ascendido el 7 de enero de 1915 por méritos de guerra, con antigüedad del 30 de agosto de 1912, el primer teniente Ramón Gessa Rivas, que mandaba unidad en un tabor de indígenas de Alcazarquivir.

Por los méritos que contrajo y el bizarro comportamiento observado por el sargento Pedro de Bernardo Couce en el combate librado en el territorio de la Comandancia General de Larache el 14 de julio de 1913, en el que sufrió gravísimas heridas, a consecuencia de las cuales falleció dos días después, fue ascendido el 25 de octubre de dicho año al empleo de segundo teniente de la E.R.A.R. (Escala de la Reserva Auxiliar Retribuida).

Por los hechos de armas realizados en Sidi-bu-Haya y en Hayera-Tuila , acontecidos el 2 de agosto de 1914, fueron recompensados por real orden de 23 de junio de 1915, 1 comandante, 1 capitán y 1 teniente del Cuerpo.

Por los méritos de los hechos de armas y de las operaciones realizadas en Larache, desde el 1 de enero de 1914 a final del mes de abril de dicho año, se ascendió por real orden de 11 de marzo de 1916 y con antiguedad de 30 de abril al empleo inmediato al capitán Manuel O'Felan Correoso.

Por último, que no por finalizar la larga lista de condecorados mencionar que los hechos de armas comprendidos entre el 4 de febrero y el 31 de octubre de 1920 se concedió la cruz de plata del mérito militar con distintivo rojo a 1 suboficial, 4 sargentos, 18 cabos, 2 cornetas y 145 soldados del 1º Regimiento expedicionario de Infantería de Marina en Marruecos.


El Himno del Regimiento Expedicionario en Marruecos.


Gregorio Baudot, compuso la letra y música del himno del Regimiento expedicionario de Infantería de Marina en Marruecos. La letra era la siguiente:


Patria que fuistes

del mundo la admiración y que tus glorias,

grabadas en bronce son:
De tus caudillos la huella juro seguir,

Y a mí bandera

defenderé hasta morir.
Ra-ca-ta-plán,

Tambores, redoblad.

Tra-la-la-rá,
Cornetas, resonad.

Los Infantes de Marina, siempre alerta están.

Ra-ca-ta-plán,

Tambores, redoblad.

Tra-la-la-rá.

Cornetas, resonad.

Que dispuestos siempre estamos

en la tierra y en el mar,
por tu bien, querida Espaсa,
nuestra sangre a derramar.
( Gloria, gloria a aquél que dio su vida entera
por la patria y el amor de su bandera!
( Gloria, gloria a los valientes que murieron
defendiendo de su emblema al alto honor!
De este grito llegue el eco a vuestro lecho
compañeros, que moristeis por amor.

Retumbe atronador. Abridle paso allá;

buscando besos va
que aumenten nuestro ardor.

Viejecita, viejecita que tan postrada estás,

y al pensar que fuiste hermosa,
no cesas de llorar
No te aflijas, viejecita,
tus hijos te traerán

juventud, y con láuros,

tu frente adornarán.
¡Lealtad!

¡¡Lealtad!!


Opiniones ajenas sobre la Infantería de Marina en Marruecos.


Durante este largo periodo que perduraron la primera parte de estas Campañas de Marruecos el glorioso Cuerpo de Infantería de Marina estuvo en más de una ocasión a punto de ser disuelto, amén de sufrir otras tantas reorganizaciones, algunas de las cuales no se sabe cual fue más nefasta.

Afortunadamente semejante barbaridad nunca llegó a materializarse, aún a pesar de que incluso uno de los proyectos de extinción, presentado al Congreso de los Diputados el 27 de mayo de 1914, llegó a ser aprobado cuando los infantes de Marina estaban combatiendo y muriendo por la Patria en Marruecos.

Sin duda alguna aquellos fueron años de constantes polémicas al respecto y que realmente nunca llegarían a extinguirse, pues las décadas siguientes continuaron siendo testigos de ello. No obstante la más singular de las opiniones de la época sería escrita, no por un infante de Marina ni por un político, sino por un miembro del Ejército, que inicialmente fue su jefe en Larache.

Se trataba de una carta dirigida por el entonces coronel Manuel Fernández Silvestre, al general Antonio Tovar Marcoleta, Ministro de la Guerra, como consecuencia del rumor de la repatriación de los batallones expedicionarios de Infantería de Marina a la Península y su reemplazo por otros del Ejército. Su contenido, de segura curiosidad para el lector, era el siguiente:

"Mi respetable general: por noticias particulares y por la prensa he sabido que se trata de relevar las fuerzas de infantería de marina, aquí destacadas, por fuerzas del Ejército.


Hace poco tiempo informé a Guerra respecto a la conveniencia por mil razones, y las más principales en bien del servicio, de la continuación en esta región de los batallones de Infantería de marina, indicando que su situación definitiva podía ser Larache y Arcila, respectivamente, como fuerza de desembarco, teniendo siempre dos compañías y las representaciones de guarnición en cada puerto y las cuatro restantes, formando un batallón, en operaciones y cooperando con las fuerzas del Ejército a la dura y penosa labor a desarrollar en esta región, en la que ya tantas energías y denuedos han desplegado esos brillantes y sufridos cuerpos.


Me impulsan a interesar a usted, mi general, una solución favorable a los deseos de estos cuerpos, en primer lugar el interés del servicio, pues la misión delicada a desarrollar tendrá más seguro éxito si dispongo de elementos conocedores del país y sin perjuicios que tanto darían de unidades cuyo espíritu es envidiable y el más a propósito para su compenetración con el país y el indígena, porque ni temen al moro ni le desprecian, y sin olvidar que es su enemigo trata por todos los medios de atraérselo.


Otra razón, y poderosa, la constituye la ingratitud que resultaría relevar unas fuerzas que en año y medio no han economizado jamás ni los sacrificios ni el esfuerzo constante que requieren los penosos trabajos de instalación e implantación de los múltiples servicios anexos a las mismas, en zona de cerca de dos mil kilómetros cuadrados de ocupación, las cuales al poder disfrutar de los beneficios de su esfuerzo, se ven alejadas del teatro de operaciones, en el que todo militar tiene fundadamente puestas sus más caras ilusiones: me mueven, por último, mi general, a solicitar de usted la continuación aquí de estos dignos jefes y oficiales y sufridas tropas, los estrechísimos lazos de afecto, creados con el calor del compañerismo de verdad, del que se funde en el crisol de la vida de campaña, que no admite ideas bastardas y si sola las que se inspiran en los intereses de la patria.


Considéreme como el último de los oficiales de ese brillante Cuerpo para el que solicito en Africa un puesto, ya que le cupo el alto honor de ser la vanguardia de nuestra penetración pacífica por el Atlántico."


Muy interesante resulta también la versión castellana de un testimonio laudatorio, en legua árabe, suscrito por indígenas notables de Alcazarquivir, en honor del teniente de Infantería de Marina, Ramón Gessa Rivas, perteneciente al Regimiento expedicionario y que estuvo destacado en dicha plaza:


"Alabanza a Dios único. No hay poder ni fuerza sino en Dios. Los abajo firmantes, vecinos pudientes de la ciudad bendita de Alcázar-Quebir, atestiguan: que ciertamente, durante el tiempo de su mando en la antedicha ciudad de Alcázar, el teniente señor Ramón Gassa, ha observado con los naturales del país, una conducta irreprochable y benéfica, lo mismo con el poderoso que con el débil y con el pobre, quienes no han visto en él durante dicho periodo, sino excelentes cualidades y grandes merecimientos, no habiéndose jamás oído de él cosa alguna que produzca desafecto en los corazones. Dado en 26 de Yumada-et-tania, año 1330.


Mohamed Ben Letam, Mohamed Ben Mersuk, Mohamed Ben Abdeslam, Amin Ben Mohamed, Abderraman el Arafi, Abdel Latif, Ben Selham, Ben-elHera y Es-Salch el Aaffy" .


Y por último, el capitán alemán Kunzlen, al tratar sobre dichas fuerzas expedicionarias en un documentado estudio en aquella época, escribió:

"La actuación de la infantería de marina hispana en Marruecos ha sido brillantísima, singularmente en su primera etapa, en su labor pacificadora de atracción, donde probó sus grandes condiciones como tropa de desembarco expedicionaria y como fuerza colonial. España, lo mismo que Inglaterra y que Alemania, la utiliza en sus guerras de protectorado y encuentra siempre en ella entusiasmo, nervio, abnegación y heroísmo."