Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "DIARIO DE CADIZ" el 14 de abril de 2006, pág. 22.
Al comenzar el año 1931 la provincia de Cádiz se encontraba todavía bajo declaración de estado de guerra desde la sublevación frustrada de Jaca, al igual que el resto del país, no levantándose hasta el 25 de enero. España se encontraba en plena efervescencia política y social, teniendo cada vez mayor implantación el movimiento republicano frente al desprestigiado régimen monárquico.
Sin embargo y a pesar de ello, las instituciones y organismos oficiales seguían proclamando su lealtad al monarca. Precisamente por esas fechas tuvo lugar el último acto que se celebró en Cádiz en su honor, al que asistieron las principales autoridades civiles y militares de la provincia.
Concretamente fue el 23 de enero –onomástica de Alfonso XIII- en el gobierno militar, siendo presidido por el general Andrés Saliquet Zumeta, quien elevó el siguiente telegrama a la capitanía general de Sevilla: “En nombre Guarnición esta provincia militar, ruego a V.E. haga llegar a S.M. respetuosa felicitación, con testimonio inquebrantable adhesión”.
Sin embargo ya para entonces la llegada de la Segunda República era imparable y las adhesiones inquebrantables de poco iban a servir, tal y como se acreditaría tras la celebración de las elecciones municipales del 12 de abril.
Al día siguiente DIARIO DE CADIZ se hacía eco de la jornada electoral en primera plana, destacando la absoluta victoria de la candidatura monárquica en la capital, copando los 40 puestos. Asimismo se informaba de una serie de incidentes y enfrentamientos callejeros, algo confusos, que se habían producido entre grupos de monárquicos y republicanos, con el resultado de algunos heridos y contusionados, teniendo que intervenir fuerzas del Cuerpo de Seguridad y de la Guardia Urbana.
El 14 de abril, en Madrid, el Comité ejecutivo de la Conjunción republicano-socialista, actuando como ente depositario del poder revolucionario, designaba a Niceto Alcalá Zamora como presidente del nuevo gobierno provisional y, con ello, la jefatura del Estado mientras Alfonso XIII navegaba desde Cartagena hacia el exilio.
En Cádiz desde primeras horas de esa mañana, tras conocerse los resultados locales con la victoria de la candidatura monárquica, fueron cerrando comercios y dejándose de trabajar en los astilleros.
Numerosas personas se concentraron ante el ayuntamiento, donde el presidente del partido republicano autónomo procedió a lanzar duros ataques contra quienes habían conculcado “la pureza del sufragio”, marchándose seguidamente en manifestación hasta el cercano gobierno civil para exigir la dimisión del alcalde Ramón de Carranza, la de su hijo José León así como una amplia amnistía para los presos políticos y sociales.
Al llegar a dicho lugar se entrevistó con el gobernador civil una comisión de republicanos y socialistas, disolviéndose poco después pacíficamente, no sin antes guardar un minuto de silencio “para los desgraciados capitanes Galán y García Hernández” así como por “el mártir de la libertad Fermín Salvaochea”.
En previsión de incidentes e intentos de asalto a la casa consistorial “se habían colocado cuatro parejas de la Guardia Civil de a caballo, y en la planta baja de la Casa Capitular había también un retén de a pie”, tal y como publicaba DIARIO DE CADIZ en su edición de la tarde.
En otras localidades importantes de la provincia como Algeciras, la jornada transcurrió con normalidad; en Jerez de la Frontera la tranquilidad fue también la nota imperante gracias a la serena actitud y reiteradas llamadas al orden y respeto que hicieron en todo momento los dirigentes republicanos locales.
En Puerto de Santa María, los incidentes más graves se limitaron a una desordenada manifestación que recorrió las principales calles causando a su paso la rotura de numerosos cristales, pero que se disolvió tan pronto llegaron a la zona varias parejas de la Guardia Civil para restablecer el orden.
Aunque las candidaturas monárquicas fueron las que en principio y tras el escrutinio de la votación del día 12, habían obtenido una aplastante mayoría en las elecciones municipales de casi toda la provincia gaditana, existía el pleno convencimiento del fraude y manipulación de los verdaderos resultados.
Tal situación fue duramente denunciada ante las nuevas autoridades republicanas, afectando la burla electoral en nuestra provincia a 25 localidades: Alcalá de los Gazules, Algar, Algodonales, Los Barrios, Benaocaz, Bornos, Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona, El Bosque, El Gastor, Grazalema, Jimena de la Frontera, Medina Sidonia, Olvera, Paterna de Rivera, Puerto Santa María, Puerto Serrano, Rota, San Fernando, Sanlúcar de Barrameda, Setenil, Tarifa, Vejer de la Frontera y Villamartín.
Los resultados victoriosos de las candidaturas monárquicas serían anulados y se nombrarían hasta la celebración de nuevos comicios en las poblaciones afectadas, comisiones gestoras de mayoría republicano-socialista.
El día 15 la Gaceta de Madrid publicó el nombramiento de los primeros ministros republicanos, el texto jurídico por el que se regirían los poderes públicos hasta la entrada en vigor de la nueva Constitución que se redactara y la concesión de una amplia amnistía para los delitos políticos.
Ese mismo día, DIARIO DE CADIZ, en su edición de la mañana, encabezaba la primera plana con los titulares que daban cuenta del cambio de régimen, el izado de la bandera republicana en el balcón del ayuntamiento capitalino, la marcha del anterior gobernador civil y el nombramiento de uno nuevo con carácter interino así como el inicio de la constitución de las nuevas corporaciones locales de la provincia.
Tras la toma de posesión, en funciones de alcalde de Cádiz, por Emilio de Sola Ramos, comenzaron a sucederse las visitas a su despacho de los representantes y responsables de las diferentes instituciones y organismos ubicados en la capital.
DIARIO DE CADIZ, en su edición de la tarde del 16 de abril, citaba en primera plana las que realizaron el gobernador militar, comandante de Marina, teniente coronel jefe de la Guardia Civil, representantes de la Diputación provincial, comisiones de los ayuntamientos de Algar, Rota y Setenil, etc., señal evidente de que nadie quería dejar de testimoniar su reconocimiento personal e institucional a la República, representada en ese primer momento en la persona del nuevo alcalde de la capital.
A las once de la mañana del 19 de abril se celebraría en la plaza de la Constitución -hoy San Antonio- un solemne acto militar para dar a conocer la alocución del nuevo capitán general de Andalucía, el teniente general Miguel Cabanellas Ferrer.
Formaron fuerzas de los Regimientos de Infantería –mandado por el coronel José Enrique Varela Iglesias- y Artillería, de guarnición en la capital así como de la Guardia Civil y Carabineros, estando presentes las nuevas autoridades civiles republicanas, encabezadas por el gobernador civil interino Manuel Fernández Gordillo y el alcalde Emilio de Sola.
Dicha alocución, que fue leída por el propio general Saliquet, concluía: “Saludo a todos los Generales, Jefes y Oficiales, Clases y Tropa, de cuyo patriotismo tantas veces demostrado, espero y exijo con la más exacta disciplina, el profundo fervor y acatamiento al régimen impuesto por la Soberanía Nacional. El Ejército es exclusivamente de la patria; su misión es servir y defender su régimen soberano: La República. Soldados: ¡Viva España!, ¡Viva la República!”.
Cinco años después los generales Cabañellas, Saliquet y Varela encabezarían la sublevación militar contra el gobierno de la República en las provincias de Zaragoza, Valladolid y Cádiz, respectivamente.
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