Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "DIARIO DE CADIZ" el 12 de octubre de 2008, pág. 32.
La provincia sabe mucho de la tradicional eficacia y noble carácter benemérito de la Guardia Civil, dos de los principales pilares que le han permitido mantenerse frente a múltiples avatares
La Guardia Civil es la institución de seguridad pública más antigua y de mayor despliegue y número de componentes que existe en España. Creada el 13 de mayo de 1844 durante el reinado de Isabel II y bajo la dirección del Duque de Ahumada, ha venido persistiendo, al contrario de otros cuerpos y milicias que fueron desapareciendo o cambiando sucesivamente de nombre y organización, el mismo espíritu de servicio y entrega a los ciudadanos.
Su tradicional eficacia y su noble carácter benemérito han constituido, sin duda alguna, dos de los principales pilares que le han permitido mantenerse frente a los múltiples avatares de la convulsa historia española de los siglos XIX y XX.
Su prestigio, dentro y fuera de nuestras fronteras es innegable, gracias a la esforzada y sacrificada labor, silenciosa y en ocasiones silenciada, de todos los hombres y mujeres que desde hace ya más de 164 años, vienen vistiendo el uniforme de un Instituto que ha hecho del honor su principal divisa, tal y como reza el artículo 1º de su reglamento.
La provincia de Cádiz sabe mucho de ello, tal y como ha quedado constancia en nuestros archivos y hemerotecas. Es por eso que con motivo de conmemorarse en estas fechas la festividad de su excelsa Patrona, la Virgen del Pilar, bien merece la pena hacer un guiño al pasado y recordar -como botón de muestra- servicios y actos beneméritos que hace ya siglo y medio, fueron prestados por los guardias civiles en tierras gaditanas.
Recogidos en "El Mentor del Guardia Civil" correspondiente al año 1858 y que constituía entonces el boletín oficial de la Benemérita, se describían hechos tan destacados y variados como los siguientes.
Así, se relataba en el del 8 de enero, que el cabo 2º Bartolomé Roselló y los guardias José Barrera y Ricardo Sibón, pertenecientes al Puesto de Tarifa, habían detenido a cinco criminales "que asaltaron a un desgraciado náufrago, poniéndole un cuchillo al cuello pidiéndole el dinero o la vida, cerciorados los malvados de que el infeliz no llevaba dinero alguno, le quitaron varias prendas de ropa, únicas que llevaba para su abrigo, y además una cuerda y los remos para su bote, únicos enseres en donde confiaba su salvación, y llevándoselo más a alta mar le abandonaron".
En el "Mentor" de dicha fecha, se felicitaba también al cabo 1º Juan García Rojas y al guardia José Asal Moreno, pertenecientes al Puesto de Sanlúcar de Barrameda, por la detención de "un criminal que vagaba por los campos cometiendo mil desmanes, y reo prófugo del juzgado del partido y otros excesos".
Justo un mes más tarde se daba noticia de un pavoroso incendio que había acontecido durante la madrugada del 18 de enero en la capital gaditana, concretamente en la calle de la Eloria, esquina a la del Boque, y en cuya extinción había participado activamente todos los guardias civiles de la casa-cuartel, habiéndose destacado el subteniente Jorge Chiling.
El 24 de marzo se publicaba el reconocimiento dado al teniente Ricardo de Rada Martínez, jefe de la Línea de Vejer de la Frontera, al cabo 2º Antonio Vicente Vicente y al guardia Pedro Dávila Gutiérrez, ambos del puesto de la residencia, por haber rescatado a dos vecinos de la localidad que se habían caído en el interior de un pozo de gran profundidad y que se encontraban malheridos.
Pocas semanas después se podía leer en el correspondiente al 8 de mayo que el cabo 1º Pedro Martínez Díaz, comandante del Puesto de Algeciras, y los guardias Antonio Santos Pérez y Lucas Fernández Pascual, habían detenido al autor de las agresiones efectuadas contra dos niños de aquella vecindad.
También se relataba en la publicación de dicha fecha que el sargento 1º Juan Gavilán Pastor, comandante del Puesto de Arcos de la Frontera, había capturado a los autores del asesinato del paisano Francisco del Valle, vecino de Jerez de la Frontera.El 24 de mayo se difundía la felicitación recibida por los guardias Francisco Guisado y Ramón Balboa Díaz, pertenecientes al Puesto de San Fernando, al auxiliar a dos carruajes que habían chocado contra los pretiles de puente de Vacas, titulado La Victoria, término de Chiclana de la Frontera.
Apenas dos semanas después, el 8 de junio, se reconocía el auxilio prestado por los guardias Bartolomé Blaya Mora y Juan Ramírez Guerra, del Puesto del Puerto de Santa María, a un vecino de Arcos de la Frontera que había resultado herido al caerse del caballo que montaba.
El 1 de agosto se daba cuenta que por el cabo 2º Pascual de la Torre Gimenez, del Puesto de Los Barrios, se había detenido al principal responsable de una grave alteración de orden público que se había producido en dicha localidad.
Una quincena más tarde se informaba que el sargento 2º Luis Fernández, acompañado de los guardias Juan Benítez y Eduardo García, destinados todos ellos en el Puesto de Paterna, habían entregado al juzgado de primera instancia de Grazalema a un criminal que estaba reclamado como autor de varios robos y asesinatos.
Y con la misma fecha se hacía constar que el cabo 1º Mateo Domínguez y los guardias Domingo García y Dionisio Villalba habían puesto "bajo el fallo de la ley" a un vecino de la malagueña población de Cuevas del Becerro como autor de un robo verificado en despoblado.
El 24 de agosto se resaltaba al cabo 2º Juan Vázquez, del Puesto de Facinas, por su labor en la extinción de un incendio en los montes de aquél término municipal, a la vez que se hacía lo mismo respecto a los guardias Ramón López y Lorenzo Dopino, pertenecientes al Puesto de Alcalá de los Gazules, por su contribución a sofocar otro siniestro acontecido en su demarcación.
Por otra parte, el 8 de noviembre, se felicitaba expresamente la benemérita actuación de los guardias Juan Sánchez, Francisco Amaro, Matías Hidalgo y José Ruiz, destinados en el Puesto de Conil de la Frontera, con ocasión del naufragio del buque "San José de Animas" cuando navegaba cargado de tabaco de la Real Hacienda con destino a Ceuta.
Lograron rescatar tanto a la tripulación como a su carga. El patrón, Hipólito Téllez, a quien los guardias cubrieron con sus capotes y pantalones, además de darle alimentos "para librarle de una muerte segura", una vez repuesto "no hallaba expresiones con que bendecir la Institución".
Y por último, citar la distinción hecha el día 16 del mismo mes, a los guardias Manuel González, Antonio Gómez y Antonio Morales, del Puesto de Jimena de la Frontera, que habían capturado a los paisanos Antonio Duarte y Cristóbal Contreras por conducir seis bultos de tabaco de contrabando, siendo entregados a la Aduana de Algeciras.
Como habrá podido observar el lector, cambiando fechas y nombres, un siglo y medio después, estos casos entresacados entre cerca de un centenar relativos a la provincia de Cádiz en 1858, siguen siendo los mismos que hoy día publica la prensa y siguen protagonizando los beneméritos guardias civiles de las Comandancias de Cádiz y Algeciras.
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