CLXXV Aniversario de la “Cartilla del Guardia Civil” (1845-2020).
El
coronel Rafael Bernal Pastor, subinspector del 16º Tercio (Málaga), que tenía a
su cargo las Comandancias de Cádiz y Málaga, había informado con fecha 22 de
septiembre de 1923, al director general de la Guardia Civil, teniente general
Juan Zubia Bassecourt, que en San Roque no había otro edificio disponible para
su uso como casa-cuartel.
También
dio cuenta del resultado negativo de las gestiones realizadas ante el
ayuntamiento de la localidad. Se había propuesto infructuosamente a la
corporación municipal que se hiciera cargo de las 65 pesetas de incremento de
la renta mensual que había solicitado Francisco
Emilio Rendón Delgado, respecto al acuartelamiento que se venía ocupando.
Por
una parte había quedado desierta la primera convocatoria que pretendía que
algún propietario arrendase en San Roque un inmueble que reuniera las
características necesarias. Y por otra parte, se había desistido de emplazar
una segunda convocatoria, “por tener seguro el resultado negativo por no haber
edificios a propósito”.
Como
tampoco había disponibilidad de ello en otras pedanías del municipio, el
coronel Bernal terminaba concluyendo que se terminase por abonar el incremento
de renta solicitado por el propietario del inmueble, ya que “no conviene al
servicio la supresión del puesto”. Tal decisión se había adoptado en otras
ocasiones en diferentes poblaciones por carecerse de acuartelamiento, e incluso
décadas antes se había llevado temporalmente a cabo en San Roque, trasladando
la fuerza a vecina localidad de Los Barrios, pero en esta ocasión se
consideraba que tal decisión causaría grave perjuicio al servicio.
Estudiado
dicho informe en la Dirección General del benemérito Instituto, se procedió el
27 de septiembre, a informar favorablemente dicha propuesta por el comandante
Isidoro López de Haro Carvajal, como responsable del Primer Negociado
(Servicios) de la 2ª Sección (Servicios y Organización). El jefe de ésta,
coronel Rogelio Rodríguez Sánchez, también dio su visto bueno, haciéndolo
igualmente el jefe de la 3ª Sección (Contabilidad y Colegios), coronel José
Agudo Pintado.
Al
día siguiente el teniente general Zubia hacía suya la citada propuesta,
elevándola al ministerio de la Gobernación, junto al expediente de
acuartelamiento instruido. Su nuevo responsable, como subsecretario, al haberse
cesado a todos los ministros tras el golpe de estado dado dos semanas antes por
el teniente general Miguel Primo de Rivera Orbaneja, era desde el 22 de
septiembre, el general de división Severiano Martínez Anido.
No
debieron ser buenos tiempos aquellos para solicitar y menos aún conceder
autorizaciones para incremento de rentas de inmuebles utilizados por el Estado.
Aunque no se han localizado en los archivos la resolución ministerial concreta
a la propuesta realizada, sí hay evidencia de que no llegó a prosperar. En 1928
la Guardia Civil seguía abonando mensualmente 35 pesetas y el ayuntamiento de
San Roque las otras 55, por lo que la renta que se satisfacía cada mes al
propietario del edificio continuaba sumando un total de 90 pesetas.
Mientras
tanto, dos meses después, el 25 de noviembre siguiente, acaecía el benemérito
rescate protagonizado por el guardia
1º Antonio Gallardo Galván y el guardia 2º Juan Sánchez Gómez, al salvar la
vida a una chiquilla que se había caído al interior de un pozo sito en la zona
posterior de la casa-cuartel y que ya fue relatado en capítulos anteriores.
Los componentes del puesto de San
Roque continuaron prestando su servicio peculiar, velando por la ley y el orden
en el municipio. De hecho, la hoja de servicios de los dos guardias citados
deja constancia, por ejemplo, de una felicitación del director general del
Cuerpo, fechada el 18 de marzo de 1925, por “el celo y actividad demostrada”.
Resulta que bajo la dirección del comandante de puesto, habían logrado la detención de los supuestos autores del hurto de trece cerdos en una finca de San Roque, consiguiendo recuperarlos en su totalidad y devolvérselos a su legítimo dueño. Se encontraba entonces al mando accidental de la 8ª Compañía de Algeciras el capitán Manuel Cuadrado Díez, que acababa de ascender a dicho empleo cuando se encontraba al frente de la línea de Jimena de la Frontera.
Respecto
a la casa-cuartel, sita en el núm. 14 de la Calle Herrería de San Roque, se confeccionó con fecha 11 de junio
de 1928, la tarjeta de estadística de dicho puesto, la cual se conserva en la
Sección Guardia Civil del Archivo General del Ministerio del Interior, cuya
fotografía de su anverso ilustra este capítulo.
Conforme a la misma, la fuerza del
puesto continuaba siendo de infantería, estando constituida por once guardias
civiles: un suboficial, un cabo, dos guardias 1º y siete guardias 2º. Todos
ellos alojados en once pabellones de casados que tenía el acuartelamiento, si
bien eran de reducidas dimensiones. Tenía cuadras para diez caballos.
La renta mensual continuaba siendo de 90 pesetas mensuales, satisfaciéndose por lo tanto 1.080 pesetas anualmente, de las que 420 eran abonadas por el Estado y 660 por el ayuntamiento de San Roque. Como propietario del inmueble seguía figurando Francisco Emilio Rendón Delgado, antiguo alcalde de la localidad.
Conforme a los datos estadísticos que
constaban en la mentada tarjeta, el censo de población era entonces de 6.110
vecinos y 8.214 habitantes. La producción principal del municipio estaba dedica
al cultivo de cereales, la ganadería y la extracción de maderas forestales. El
censo de ganado de arrastre era de 50 mulas, 45 caballos y 300 bueyes; el de
silla era de otros 45 caballos; y el de lomo 100 burros y otras 50 mulas.
Caso
necesario de alojamiento de tropas del Ejército se estimaba que había capacidad
en la localidad para 150 oficiales y 500 individuos de tropa así como para 300
cabezas de ganado.
San
Roque disponía de oficina propia de correos, estación telefónica permanente y
telégrafo limitado desde las 8 horas de la mañana hasta las 8 de la tarde. Los
establecimientos principales ubicados en la población eran una sucursal
eléctrica de la Compañía Sevillana y dos fábricas de harina. También existían
tres escuelas para niñas y otras tres para niños.
La
fuerza del puesto de San Roque además de velar por la ley y el orden en el
casco urbano de dicha localidad lo hacía también en las barriadas de la
Estación, de Taraguilla y de Guadarranque, vigilando también el paso de los
trenes que se paraban para dejar y recoger viajeros en aquella, así como las
numerosas casas de campo existentes.
El puesto de San Roque continuaba
dependiendo entonces de la línea (sección) de La Línea de la Concepción, al igual
que el puesto sanroqueño de Campamento, ya abordado en capítulos anteriores, que
tenía encomendadas la barriada que le daba nombre y la de Puente Mayorga.
Los otros dos puestos estaban ubicados
en el casco urbano de La Línea de la Concepción y en la barriada de
La Atunara. Éste se había creado por real orden de 17 de junio de 1910 y desde
el 8 de octubre de 1922 ocupaba otro inmueble como casa-cuartel, habida cuenta
el mal estado de la anterior. Hasta el 3 de diciembre de ese último año había
existido el puesto de El Zabal.
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