CLXXV Aniversario Fundación Guardia Civil (1844-2019).
Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR", pág. 10, el 23 de diciembre de 2019.
El original contiene una fotografía en blanco y negro.
Si en el capítulo anterior nos fuimos a levante de La Línea de la Concepción con el puesto de la Guardia Civil de Guadalquitón, ubicado a pie de playa y en pleno despoblado frente a la playa, hoy nos iremos a poniente para hablar del antiguo y hoy también inexistente puesto de Campamento.
Al contrario que aquél, éste no fue heredado del Cuerpo de Carabineros sino que desde el primer momento nació como puesto de Guardia Civil, al objeto de velar por el orden y la ley en la barriada del Campamento de Benalife, ubicada en el término municipal de San Roque. Concretamente al otro lado del arroyo Cachón de Jimena que servía de límite geográfico con el de La Línea de la Concepción. Debía su nombre a que en el lugar que ocupa acamparon las tropas españolas que sitiaron la colonia británica de Gibraltar en 1782.
Paradójicamente poco más de un siglo después, se había convertido en una pequeña barriada donde habitaba una nutrida y selecta representación de familias británicas procedentes del Peñón. Es sobradamente conocido que los habitantes más pudientes del otro lado de la Verja siempre han tenido verdadera debilidad por residir fuera de los confines amurallados de la antigua ciudad española de Gibraltar.
Ya en el año 1899 el periodista Lutzargo López Zaragoza, director del periódico linense “El Sino”, en su obra “Guía de Gibraltar y su Campo”, afirmaba al describir dicha barriada, que era la que contaba con los mejores edificios de las de San Roque. Entre las distinguidas familias británicas que entonces residían allí, junto a otras españolas de similar porte, y a las que identificaba por sus apellidos, se encontraba el cónsul inglés. Podría decirse que aquel lugar era el Sotogrande de finales del siglo XIX.
Si bien en Campamento existía un puesto de Carabineros, denominado Cachón de Jimena, debido al arroyo de igual nombre citado anteriormente, sus componentes estaban dedicados a funciones de persecución del contrabando procedente de la vecina colonia británica de Gibraltar.
La misión de seguridad ciudadana estaba encomendada a la Guardia Civil, cuyo puesto más cercano estaba en La Línea de la Concepción, a unos tres kilómetros de distancia, si bien correspondía su vigilancia al de San Roque, el cual se encontraba a unos cinco kilómetros. No debe olvidarse que por aquel entonces, la mayor parte de los guardias civiles eran de infantería y el servicio se prestaba a pie.
Transcurridas casi las dos primeras décadas del siglo XX, la barriada de Campamento tenía ya una cierta entidad como núcleo urbano de población y no sólo residencial de personas de relevancia social y económica, razón por la cual sus vecinos demandaban la creación de un puesto propio de la Guardia Civil.
Por tal motivo una de las personas más distinguidas que tenía propiedades en la zona como era José María Patrón de Sopranis, marqués de Casa Vargas-Machuca, elevó a principios de junio de 1919 una instancia al ministro de la Gobernación, Antonio Goicoechea Cosculluela, solicitando la creación de un puesto del benemérito Instituto en la Aldea del Campamento de Benalife. A tal fin ofrecía con carácter gratuito el inmueble necesario para el alojamiento de dicha fuerza de seguridad pública.
Consecuente con lo anterior, el subsecretario del ministerio de la Gobernación, Joaquín de Montes Jovellar, solicitó de real orden fechada el día 17 de ese mismo mes, el informe correspondiente al director general de la Guardia Civil, teniente general Juan Zubia Bassecourt, sobre la conveniencia y posibilidad de dicha propuesta.
Requerido a su vez el día 26 siguiente, parecer al subinspector del 18º Tercio, con cabecera en la capital gaditana, coronel José González Hernández, éste tras solicitárselo al jefe de la Comandancia de Cádiz, teniente coronel Cristóbal Castañeda Castañeda, emitió finalmente el suyo propio en sentido favorable con fecha 24 de septiembre.
En su minucioso informe se ponía en valor la importancia de dicho lugar, “pues cuenta con unos 300 vecinos en su mayoría personal acomodado de la vecina Plaza de Gibraltar”. También se destacaba la proximidad, a unos dos kilómetros de distancia, la aldea de Puente Mayorga, “estando la de Campamento afecta para su vigilancia al puesto de San Roque y situada en la carretera de Algeciras a La Línea de la Concepción que es de extraordinaria importancia por su constante tránsito de personas, ganados y carruajes”.
Pero en dicho escrito se exponía también otra poderosa razón poco habitual en el Campo de Gibraltar: “existir además en la expresada Aldea del Campamento un Centro Anarquista muy activo”. A este respecto hay que significar que si bien el terrorismo anarquista había sido siempre de especial persecución por la Guardia Civil, y por lo tanto era de interés el seguimiento de toda actividad relacionada con el anarquismo como ideología, ello se había acentuado más aún desde el asesinato perpetrado en Madrid por uno de sus militantes el 12 de noviembre de 1912, contra el presidente del consejo de ministros, José Canalejas Méndez.
Remitido copia del informe al gobernador militar del Campo de Gibraltar, general de división José Villalba Riquelme, futuro ministro de la Guerra, manifestó en escrito de fecha 17 de septiembre, “que no sólo era conveniente establecer ese puesto, sino muy necesario por tratarse de un poblado bastante importante con caseríos muy esparcidos y en el que hay un Centro Anarquista muy activo”.
Dado todo lo anteriormente expuesto el coronel González proponía crear un puesto de la Guardia Civil en la Aldea del Campamento de Benalife, al mando de una clase y con una fuerza constituida por cuatro guardias civiles de infantería, todos los cuales debían ser detraidos de la plantilla de otros puestos de la Comandancia de Cádiz.
Respecto al inmueble ofecido por el marqués de Casa Vargas-Machuca para su empleo como casa-cuartel, se adjuntaba un croquis del mismo, elaborado y firmado el 4 de agosto de 1919 por el teniente Enrique Benito Gómez, jefe de línea de La Línea de la Concepción, no sólo por ser el oficial con residencia más próxima sino por ser la unidad en donde quedaría encuadrado el nuevo puesto caso de que finalmente se crease.
Sobre tal extremo se informaba que el edificio propuesto, de una sola planta, con cocinas y retretes comunes, no reunía condiciones de habitabilidad para cinco individuos casados pero si para tres que lo estuvieran y dos solteros, ofreciendo además el propietario, “menaje y utensilio necesario, rótulo de casa-cuartel, bandera con asta y sello oficial con caja”.
Otro inconveniente que se exponía era que en Campamento no existia asistencia médico-farmacéutica, pero a semejanza de lo que sucedía en otros dos puestos del Campo de Gibraltar como eran los ubicados en San Pablo de Buceite, término municipal de Jimena de la Frontera, y en la finca de La Almoraima, término municipal de Castellar de la Frontera, que tampoco lo tenían, podría proporcionársela las poblaciones próximas de La Línea de la Concepción o de San Roque.
Los primeros pasos de un largo camino ya habían comenzado a darse …