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domingo, 22 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (36).

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 2 de diciembre de 2024, pág. 15.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  



El alférez de Infantería Rodrigo Gayet Girbal, futuro teniente coronel jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), apenas llegado al acuartelamiento de su regimiento, sito en la población gerundense de Figueras, fue destinado voluntariamente por real orden circular de 27 de abril de 1927, al Batallón Cazadores de África núm. 5, de guarnición en la Zona de Ceuta-Tetuán, razón por la cual tuvo que desplazarse nuevamente al continente africano.

El 7 de mayo siguiente se incorporó a dicha unidad, siendo destinado a la 3ª Compañía que entonces estaba establecida en el campamento de Ben-Karrich, pasando seguidamente a la posición de Kudia Tahar, donde quedó prestando servicios de campaña. Por real orden del día 31 de dicho mes fue ascendido al empleo de teniente, continuando en dicho destino. No obstante, apenas permaneció en él ya que por real orden circular de 23 de junio siguiente fue destinado al Tercio, la Legión, “verificando su incorporación con urgencia”, si bien tuvo finalmente que permanecer en su anterior unidad hasta el 5 de julio.

Al día siguiente se incorporó al Tercio en Ceuta, saliendo ese mismo día para Bab-Tazza, a donde llegó el 9 de julio, presentándose en la 16ª Compañía de la IV Bandera donde prestó servicio de campaña en diversas posiciones. Mención especial merece su presencia el 6 de octubre siguiente en el campamento de Riffien, con motivo de la formación y revista pasada por el rey Alfonso XIII al entregarse al Tercio la bandera nacional por la reina Victoria Eugenia de Battenberg. 

Continuó prestando servicio de campaña en diferentes posiciones y campamentos hasta que por real orden de 23 de noviembre de 1928 fue destinado al Batallón Montaña Estella núm. 4, de guarnición en la plaza de Granoller (Barcelona), donde se incorporó el 10 de diciembre siguiente, siendo destinado a la “Sección de Obreros y Explosivos de Plana Mayor”.

Comenzó el año 1929 prestando servicio ordinario de guarnición si bien apenas pudo cumplimentarlo ya que por real orden circular de 23 de enero pasó destinado al Regimiento de Infantería San Quintín núm. 47, al que se incorporó el 5 de febrero siguiente en el Castillo de San Fernando, sito en la plaza de Figueras. Allí quedó encuadrado en la compañía de ametralladoras del Primer Batallón de Armas, prestando diferentes servicios.

Por real orden circular de 30 de enero de 1931 pasó destinado al Regimiento de Infantería Badajoz núm. 73, incorporándose el 9 de febrero siguiente a su destino en Barcelona, donde quedó de guarnición. El 14 de abril se proclamó la Segunda República y once días después “prestó solemne promesa de adhesión y fidelidad” al nuevo Régimen, conforme a lo dispuesto en el decreto de fecha 22 de dicho mes que trataba sobre dicho tema.

Seguidamente, como consecuencia del cambio de régimen monárquico al republicano se llevó a cabo una importante reorganización de las unidades del Ejército, siendo disueltas algunas de ellas, modificando otras o cambiando su denominación.

Así, por orden circular de 9 de junio de 1931 pasó a la situación de disponible forzoso en la 4ª Región Militar (Barcelona) y el día 27 siguiente, por otra orden circular, fue destinado al Regimiento de Infantería núm. 10 (antiguo Regimiento de Infantería Badajoz núm. 73), de guarnición en Barcelona. Si bien se incorporó al mismo el 1º de julio siguiente, dos semanas después quedó nuevamente disponible en la 4ª Región Militar, siendo destinado a fin de mes al Regimiento de Infantería núm. 23, creado tras la fusión de los antiguos regimientos de Infantería Valencia núm. 23 y Andalucía núm. 52, de guarnición en Santander, donde se incorporó el 24 de agosto siguiente.

Pero tampoco continuó mucho tiempo en dicha unidad ya que por orden circular de 25 de octubre siguiente fue destinado al Regimiento de Infantería núm. 34, creado tras la fusión de los antiguos regimientos de Infantería Vergara núm. 57 y Alcántara núm. 58, de guarnición en la plaza de Barcelona, incorporándose el día 24 del mes siguiente. Permaneció en dicha unidad hasta que por orden circular del Ministerio de Hacienda de 2 de agosto de 1933, se le concedió el ingreso en el Instituto de Carabineros. 

Por orden circular de 5 de septiembre siguiente fue destinado a la Comandancia de Navarra, si bien no se incorporó hasta un mes más tarde al encontrarse disfrutando una prórroga de licencia por enfermedad. El 6 de octubre se presentó en la localidad de Burguete, quedando encuadrado en la 4ª Compañía, “para adquirir las prácticas reglamentarias”. Finalizado dicho periodo y finalizado el permiso de navidades fue destinado el 7 de enero de 1934 a mandar la sección cuya cabecera estaba establecida en la pequeña localidad de Arive, encuadrada en dicha compañía y comandancia.

Con ocasión del periodo revolucionario que surgió diez meses después, principalmente en Asturias y Cataluña pero también en otros puntos de la geografía española, “el 5 de octubre se trasladó a Pamplona para encargarse de una sección de la Compañía concentrada para prestar servicio de orden público en la capital y carreteras de la provincia en el que continuó hasta el 21 de diciembre que cesó y se dedicó al servicio del Instituto”.

Hay que significar, dada su relevancia, que en cumplimiento a lo ordenado en la Circular núm. 39 de la Inspección General de Carabineros, de 19 de mayo de 1935, se unió a su hoja de servicios, la papeleta suscrita por dicho teniente a que se contraía con la declaración dispuesta en el decreto de 19 de julio de 1934, sobre política y prensa. En su artículo 1º se establecía que, “los militares de cualquier clase y jerarquía, …, no podrán pertenecer en ningún concepto ni por motivo alguno, mientras permanezcan en activo, como socios, afiliados o adheridos a ningún centro, partido, agrupación o sociedad que revista carácter político, ni a ninguna organización o entidad de carácter sindical o societario, tenga o no aquella índole; esta prohibición afectará también a los Oficiales generales y particulares en situación de reserva”.

Significar que según Circular de la Inspección General de Carabineros núm. 81, de 2 de noviembre de 1935, al igual que a la entonces Comandancia de Algeciras se le añadió el numeral de 9ª, a la de Navarra se le asignó el de 20ª. 

Iniciada el 17 de julio de 1936 la sublevación militar en Melilla, que se extendió en los días siguientes por todo el territorio nacional, con diferente resultado, el teniente Gayet se sumó activamente a la misma. El 2 de agosto siguiente se incorporó a la 6ª Centuria de Falange de Navarra, donde quedó encuadrada fuerza de Carabineros, saliendo cuatro días más tarde para el frente de Guipúzcoa, participando activamente en la toma de varias poblaciones de dicha provincia y alguna de la de Vizcaya.

A partir del 29 de marzo de 1937 pasó a formar parte de la 3ª Bandera de Falange de Navarra en Escoriaza (Guipúzcoa), siendo agregado junto la media brigada en que aquella se hallaba encuadrada, a la Primera Brigada de Navarra. Nuevamente volvió a distinguirse por su arrojo en diferentes acciones de guerra.

(Continuará).

 

 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLI). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (35).



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 25 de noviembre de 2024, pág. 12.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  




El teniente coronel Francisco Hermida Medina contrajo matrimonio el 15 de octubre de 1924 con Susana Fabra Jiménez en Madrid, con quien tuvo cinco hijos llamados Enrique, Juan, María, Francisco y José Antonio, si bien el penúltimo había fallecido en 1932 cuando contaba sólo casi diez meses de edad.

Cesó en el mando de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) al ser nombrado por orden del Ministerio del Ejército, de 23 de julio de 1955, “Ayudante de Campo” del general de división Enrique Pastor Rodriguez, entonces único “Subdirector General de la Guardia Civil”. No obstante, el teniente general Camilo Alonso Vega, director general del Cuerpo, dispuso en escrito de esa misma fecha que Hermida prosiguiera, “con el mando de dicha Comandancia hasta tanto, no sea destinado a la misma otro Jefe”. 

Ello aconteció al ser destinado a la comandancia campogibraltareña, por orden de 16 de agosto siguiente, el recién ascendido teniente coronel Rodrigo Gayet Girbal, también procedente del extinto Cuerpo de Carabineros que había pasado a integrarse en el de la Guardia Civil tras la ley de 15 de marzo de 1940.

Poco después, por otra orden del Ministerio del Ejército, de 28 de noviembre de 1955, el teniente coronel Hermida pasó destinado, “en turno de libre elección”, a la plana mayor del 42º Tercio (Bilbao) que mandaba entonces el coronel Luis García Limón. Allí permaneció también poco tiempo ya que por orden de 23 de abril de 1956, de conformidad con lo dispuesto en la ley de 16 de diciembre de 1954, cuando contaba 57 años de edad, se le concedió el pase al segundo grupo, dejando el servicio activo. Fijó inicialmente su residencia en Los Boliches, una antigua barriada integrada en la población de Fuengirola (Málaga).

Finalmente pasó a la situación militar de retiro, al haber cumplido ya la edad reglamentaria de 62 años, por orden de 13 de octubre de 1960, suscrita por el ministro del Ejército, teniente general Antonio Barroso Sánchez-Guerra. Éste, entre el 1 de abril de 1951 y el 23 de octubre de 1953 había sido gobernador militar del Campo de Gibraltar así como jefe de la División núm. 22. Hay que significar que a Hermida, que fijó su nuevo domicilio en la capital madrileña, se le concedió en dicha resolución el empleo de coronel honorífico, como comprendido en el artículo único de la ley de 20 de diciembre de 1952, correspondiéndole al Consejo Supremo de Justicia Militar el señalamiento del haber pasivo que le correspondiese, previa propuesta reglamentaria.

En la exposición de dicha ley se decía de forma novedosa que, “el estancamiento que se produce en las escalas al final de toda campaña, se ha producido también en la actualidad con motivo de la Guerra de Liberación”. Era por ello que dadas las plantillas existentes tenían que retirarse forzosamente por edad un cierto número de tenientes coroneles que, “a veces, después de más de cuarenta años de servicios efectivos desde su ascenso a oficial, no pueden lograr la natural aspiración profesional, el ascenso al empleo de Coronel, que se considera como remate normal de la vida militar”.

Por lo tanto, “para compensar en parte estos perjuicios y premiar los dilatados servicios de estos Jefes, que han dedicado su vida a la carrera de las Armas, dándoles una satisfacción moral y concediéndoles un modesto beneficio económico, parece adecuado asignarles la pensión correspondiente al empleo de Coronel y el ascenso a este mismo empleo con carácter honorífico”.

Lamentablemente no se adoptó medida similar alguna hasta el restablecimiento democrático acaecido casi tres décadas después, para quienes perteneciendo a las mismas promociones, habían prestado servicio en las filas republicanas durante la guerra civil y habían sido separados del Ejército al finalizar la misma aunque no sufrieran condena alguna. El caso es que conforme la mentada ley de 1952 se concedió el empleo honorífico de coronel y el correspondiente haber pasivo, a los tenientes coroneles que pasasen a la situación de retirados por edad con doce años o más entre los empleos de comandante y teniente coronel en efectivos servicios o con abonos de campaña.

En el caso concreto del coronel honorífico Hermida, ello le fue concedido, sin perjuicio de que en su hoja de servicios había quedado constancia de que le fue computado el descuento de tres meses y veinte días, “por permanencia en zona roja”, desde el 18 de julio al 8 de noviembre de 1936.

Respecto al teniente coronel Rodrigo Gayet, nuevo jefe de la 337ª Comandancia (Algeciras), se incorporó al mando de la misma el 7 de septiembre de 1955, tras haber sido destinado por una orden del Ministerio del Ejército de 16 de agosto anterior.

Había nacido el 13 de noviembre de 1904 en Figueras (Gerona) siendo hijo de Paul Gayet Robert y Julia Girbal Viñas. Por real orden de 20 de diciembre de 1922, tras superar los correspondientes exámenes, se dispuso su ingreso en la Academia de Infantería situada en el alcázar de Toledo, efectuándolo el 3 de enero siguiente. Poco más de dos meses después, el 11 de marzo, “prestó juramento de fidelidad a la Bandera”. Eran tiempos de guerra en el Protectorado de España en Marruecos y casi dos años y medio después, por real orden de 18 de mayo de 1925, fue promovido al empleo de alférez, siendo destinado inmediatamente al Regimiento de Infantería San Quintín núm. 47.

El 5 de junio siguiente se incorporó a su unidad que estaba ubicada en el Castillo de San Fernando, de la plaza de Figueras, donde apenas permaneció medio año ya que el 2 de diciembre emprendió la marcha por ferrocarril para Barcelona con la compañía expedicionaria mandada por el capitán Ramón Soriano Cardona. Una vez allí embarcó en el vapor “Teide” con rumbo a Melilla, donde llegó dos días después, quedando de servicio de guarnición. El día 7 emprendió la marcha con su unidad en ferrocarril para el campamento de Tarfesit, a donde llegó ese mismo día. 

El alférez Gayet pronto tuvo su bautismo de fuego ya que transcurridos tres días, “fue atacado el campamento por fuerzas enemigas, el cual lo mandaba el Coronel de la 2ª media Brigada de Cazadores D. Ramón Jiménez Castellano, causando bajas en el personal y ganado del mismo, sosteniendo intenso fuego hasta que fueron rechazados”.

A partir de entonces y hasta su regreso a Barcelona desde Melilla, a bordo del vapor “Romeu”, acaecido el 3 de mayo de 1927 con dicha compañía, mandada entonces por el capitán Camilo Visedo Albors, tuvo el alférez Gayet una activa participación, al igual que la mayor parte de sus compañeros de armas implicados en aquella campaña. 

Sirva como botón de muestra la siguiente reseña de 1926 en la posición de Tisi-Ara Norte que consta en su hoja de servicios: “El 6 de febrero fue atacada la posición por numeroso enemigo con fuego de fusilería y morteros siendo rechazados con bajas vistas y felicitado por el Jefe de la posición Teniente de Artillería de la Comandancia de Melilla Don Luis Ferrán Fernández, por su serenidad, elevado espíritu y disciplina en el fuego”.

(Continuará).  

 

 

martes, 10 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCL). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (34).

  


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 18 de noviembre de 2024, pág. 18.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

Al finalizar la guerra civil española el 1º de abril de 1939, el entonces capitán de Carabineros Francisco Hermida Medina, que tras prestar servicio poco más de tres meses en el bando republicano había desertado del mismo y se había refugiado en una de las embajadas extranjeras establecidas en Madrid, quedó en la situación de disponible gubernativo.

Instruida la correspondiente información, “como procedente de territorio liberado”, fue reintegrado a su puesto en el escalafón de su clase y quedó en la situación militar de disponible forzoso por orden de 26 de diciembre de 1939, del ministro del Ejército, general de división José Enrique Varela Iglesias, publicada tres días después en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército núm. 73.

Por otra parte, en el procedimiento sumarísimo núm. 22/1939 que había sido instruido en “Consejo de Guerra de Oficiales Generales” por el “Juzgado Militar de Jefes y Oficiales de Madrid”, el capitán Hermida fue absuelto, “quedando firme y ejecutoria, por Decreto del Excmo. Sr. General Jefe del Cuerpo de Ejército de Guadarrama, de 24 de octubre último”.

También quedaron anuladas “las anotaciones hechas por el ejército rojo, según lo dispuesto el 11 de enero de 1940 por la Dirección General de Personal y Reclutamiento”. Nueve días después, por otra orden del Ministerio del Ejército, se le declaró apto para el ascenso, “cuando por antigüedad le corresponda, por reunir las condiciones que señala la Real Orden Circular de 9 de junio de 1930”. 

Por la ley de 15 de marzo de 1940 el personal del Cuerpo de Carabineros pasó a integrarse en el de la Guardia Civil y en virtud de la Ley de Presupuestos de 4 de junio siguiente, la 15ª Comandancia de Carabineros (Madrid) tomó la denominación inicial de 71ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil (Madrid), continuando el capitán Hermida en situación de disponible forzoso.

A pesar de que por orden del Ministerio del Ejército de 29 de diciembre de dicho año, publicada el 19 de enero siguiente en el diario oficial, fue ascendido al empleo de comandante su situación no fue modificada, “siguiendo afecto para documentación y haberes a esta 71ª Comandancia”.

Por otra parte, hay que significar que en cumplimiento a lo dispuesto en la Instrucción General de la Guardia Civil núm. 3, de 20 de febrero de 1941, la mentada 71ª Comandancia que le estaba tramitando su situación militar, pasó a denominarse “Comandancia Exenta nº 100 (Agrupación de Especialistas)”.

Ello no modificó la mentada situación del comandante Hermida y por orden del Ministerio del Ejército de 3 de marzo de 1941 fue pasado contra su voluntad a la situación de retirado, a los 42 años de edad, con arreglo a la Ley de 12 de julio de 1940, causando “baja definitiva” en la Guardia Civil.

Dicha decisión no fue de conformidad para el comandante Hermida como no lo fue para otros muchos afectados por dicha normativa que ponía fin a la carrera militar de aquellos jefes y oficiales del Ejército que, de una u otra forma, habían prestado servicio en las filas republicanas durante la guerra civil, aunque hubiera sido poco tiempo. Por ello, al igual que otros muchos afectados, o mejor dicho, defenestrados, el comandante Hermida fue uno de los que presentó sendos “recursos-súplica” a la separación dictada.

Si bien la mayoría no prosperó es cierto que algunos contaron con el informe favorable del Consejo Superior del Ejército y regresaron al servicio activo. Así fue el caso concreto del comandante Hermida, que por orden de ministro del Ejército, general de división Carlos Asensio Cabanillas, dictada el 19 de julio de 1944 y publicada dos días más tarde en el diario oficial, fue readmitido en un listado compuesto por una veintena de jefes y oficiales de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Guardia Civil.

Finalmente, por orden el Ministerio del Ejército, de 30 de abril de 1945, cesó en la situación de “Disponible forzoso” en la que se encontraba y fue destinado, con carácter voluntario, como 2º jefe de la 137ª Comandancia Mixta (Málaga). Entre los diversos servicios prestados destacó, según escrito del subsecretario del Ministerio de la Gobernación, de 25 de agosto de 1945, el dirigido tras el asesinato del comandante de puesto de la Guardia Civil de Alfarnate (Málaga), Pedro García García Fernández, que finalizó con la muerte de cinco miembros de la guerrilla antifranquista.

Tras más de cuatro años de servicio en la provincia malagueña, donde se hizo cargo varias veces del mando accidental de esa comandancia, fue destinado por orden del Ministerio del Ejército, de 29 de octubre de 1949, con carácter forzoso, a la 242ª Comandancia (Bilbao). En dicho destino estuvo presente como 2º jefe de la misma, hasta que casi medio año después, por otra orden ministerial, de 18 de abril de 1950, se le ascendió a teniente coronel, siéndole otorgado cuatro días más tarde el mando de la citada comandancia vizcaína.

Pero poco más de cinco meses después, por orden del Ministerio del Ejército, de 10 de octubre, fue designado para el mando de la 337ª Comandancia (Algeciras). Incorporado el 4 de noviembre siguiente cesó en su mando accidental el comandante Juan del Río Fernández.

Entre las diferentes vicisitudes que seguidamente constan en su hoja de servicios, merece singular atención la dejación sin efecto, por escrito de 11 de junio de 1952, dimanante de la Sección de Personal de la Dirección General de la Guardia Civil, de la orden comunicada de 18 de septiembre de 1948, “sobre abono de tiempo en zona roja y se dispone que sólo se le abone desde el 9 de Noviembre de 1936 hasta el 28 de Marzo de 1939, que permaneció en dicha zona sin prestar servicios”. Es decir, que no se le reconociesen para su abono de pensión los tres meses y medio que prestó en filas republicanas al inicio de la guerra civil. 

Como hecho significativo consta en su hoja de servicios que el 8 de mayo de 1955 salió para Madrid, “al objeto de asistir al acto de entrega de la Bandera Nacional, a la Academia Especial del Cuerpo, ordenado por la superioridad”. Dicho centro de enseñanza militar se había constituido al amparo de la ley de 13 de julio de 1950 dentro del Centro de Instrucción de la Guardia Civil, actuando administrativamente como una dependencia más. Debe significarse que posteriormente, por decreto de 10 de enero de 1958, la “Academia Especial de la Guardia Civil, en la que los Alféreces Cadetes procedentes de la Academia General Militar y futuros Oficiales del Cuerpo completan su formación profesional, queda constituida en Unidad administrativa independiente”. Sus normas, a efectos de enseñanza, se regirían por las que para las Academias Especiales de las distintas Armas y Cuerpos del Ejército se dictasen por la Dirección General de Instrucción y Enseñanza del Estado Mayor Central.

Finalmente, el teniente coronel Hermida cesaría en el mando de la comandancia campogibraltareña, al ser nombrado por orden del Ministerio del Ejército, de 23 de julio de 1955, “Ayudante de Campo” del general de división Enrique Pastor Rodriguez, “Subdirector General de la Guardia Civil”.

(Continuará).

  

lunes, 2 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCXLIX). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (33).


  Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 11 de noviembre de 2024, pág. 26.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

 

Por real orden circular de 19 de agosto de 1930 fue destinado a la Comandancia de Carabineros de Algeciras el entonces teniente de Carabineros Francisco Hermida Medina, que dos décadas después sería nombrado teniente coronel jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras). 

Nadie entonces podía pensar que este Cuerpo ya centenario iba a desaparecer diez años más tarde y que sus efectivos, acuartelamientos y material serían absorbidos e integrados en otro Cuerpo diferente como era el de la Guardia Civil. Éste, si bien era igualmente de naturaleza militar y estaba también integrado entonces en el Ejército, había sido creado década y media más tarde, teniendo encomendadas otras misiones principales diferentes, siendo la principal de ellas la que hoy día se conoce como seguridad ciudadana. 

El 21 de septiembre de 1930, “siendo destinado al servicio de su empleo”, se incorporó a la Comandancia de Algeciras, cuyo jefe era el teniente coronel Aureliano Prieto Aguilera, perteneciente a la 6ª Subinspección (Cádiz) mandada por el coronel Mariano Adsuar Perpiñán. La costumbre en dicho Cuerpo, al contrario que la de la Guardia Civil, era la de nunca mencionar en su hoja de servicios la localidad del destino concreto que ostentaban los oficiales. 

Afortunadamente tan particular regla no se seguía en los anexos de los escalafones generales de jefes y oficiales publicados entonces por el Cuerpo de Carabineros, razón por la cual en el cerrado el 1º de enero de 1931, su destino era el de jefe de la 1ª Sección (Castillo de España). Ésta, perteneciente a la 2ª Compañía (La Línea de la Concepción) que mandaba el capitán Fidel del Pozo Herrero, tenía encuadrados a los puestos de dicha residencia, Santa Bárbara y El Zabal. 

Sin embargo, el teniente Hermida no permaneció mucho tiempo en la comandancia campogibraltareña ya que por real orden del día 16 de ese mismo mes de enero, fue destinado a los “Colegios de Carabineros”, en El Escorial (Madrid), presentándose el 5 de febrero siguiente.

Su hoja de servicios recoge que inicialmente impartió “primeras clases del 2º semestre de la Academia Especial de Alumnos para Oficiales, teoría y práctica de la lectura e Historia Natural y Agricultura del Magisterio; Algebra 3º del idem; así como las suplencias de Historia Natural y Fisiología e Higiene de Bachiller Elemental”.

Mención especial merece que el 25 de abril de 1931, a tenor de lo dispuesto en el correspondiente decreto fechado tres días antes, “prometió por su honor servir bien y fielmente, a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas”.

Prosiguiendo su labor como profesor en el curso 1931-1932, impartió “Segundas clases del primer semestre de la Academia Especial del Cuerpo (1ª Sección); Agricultura de 4º año del Magisterio, Nociones de Historia Universal del 1º grado del Plan cultural y suplencia de nociones de Geografía General del 1º grado del plan cultural mencionado”. Durante el segundo semestre prosiguió dando dichas asignaturas, así como las correspondientes al curso 1932-1933, destacando la impartición de “prácticas de mandos tácticos”.

El 14 de noviembre de 1933 comenzó a ejercer el cometido de secretario de la jefatura de estudios de los “Colegios de Carabineros” así como el mando de una sección en la Compañía del Colegio de Huérfanos del benemérito Instituto, todo ello sin perjuicio de seguir impartiendo las correspondientes clases de las asignaturas encomendadas hasta octubre de 1935.

Por orden circular del Ministerio de Hacienda de 1º de octubre de dicho año Hermida fue promovido al empleo de capitán por antiguedad, con la efectividad de 23 de septiembre último. El 16 de octubre cesó como secretario de la jefatura de estudios de los indicados centros de enseñanza y de prestar servicio en la mentada compañía del Colegio de Huérfanos. Y el día 30 de dicho mes, por otra orden circular del Ministerio de Hacienda fue destinado a la 14ª Comandancia (Salamanca). Por dicho motivo causó baja en dicha academia y colegios de Carabineros, si bien fue comisionado esa misma fecha como “ayudante de profesor” para continuar en el mentado centro de enseñanza.

El 24 de abril de 1936 cesó dicha comisión de servicio y cinco días más tarde se incorporó a la comandancia salmantina, siéndole concedido seguidamente el mando de la 1ª Compañía (Ciudad Rodrigo). Sin embargo, el ministro de Hacienda, Gabriel Franco López, dispuso el 23 de mayo siguiente que dicho capitán fuera restituido a la Academia Especial de Carabineros para que prosiguiera su comisión de servicio hasta fin de curso, razón por la cual se incorporó a la misma el 1º de junio siguiente.

Al iniciarse la sublevación militar el 17 de julio en Melilla e ir extendiéndose a partir del día siguiente por la Península, continuó prestando servicio en las filas republicanas. Sin embargo, el 14 de agosto, al enseñar el manejo de una pistola al teniente de Carabineros Sebastián Sáenz de Santamaría Marrón, se le disparó accidentalmente hiriendo a éste en el antebrazo izquierdo y a él mismo en la mano izquierda. Por tal motivo el capitán Hermida estuvo de baja médica hasta el día 26 de dicho mes, reincorporándose seguidamente al servicio.

Prosiguiendo en el bando republicano fue nombrado el 22 de septiembre siguiente como juez instructor de la causa que se le instruía en calidad de procesado al teniente de Carabineros Ramón Tejel Bes, por considerársele partidario de la sublevación militar. Hay que significar que este oficial había estado destinado en la Comandancia de Algeciras entre 1928 y 1929 así como que le había sido concedida, cuando era alférez de Infantería en las Campañas de Marruecos, la medalla militar individual, una de las máximas condecoraciones castrenses, “por su brillante comportamiento en la defensa como Comandante del blocao Tazarín número 1”, que había hecho el día 7 de septiembre de 1925. 

Al estallar la sublevación militar de julio de 1936 dicho teniente se encontraba destinado en la 1ª Comandancia de Carabineros (Barcelona), pero en comisión de servicio como “ayudante de profesor” en el citado centro de enseñanza que tenía dicho Cuerpo en El Escorial. Según consta en la documentación que obra en su expediente personal, fue detenido e incomunicado en la sala de banderas del mentado colegio y “falleció asesinado por los marxistas el día 3 de octubre de 1936”.

Pero el entonces capitán Hermida no tuvo vinculación alguna con ello ya que el 30 de septiembre había cesado y fue relevado en su cometido de juez instructor al ser comisionado a la 15ª Comandancia de Carabineros (Madrid), “practicando servicio en la indicada Capital”, a las órdenes del jefe de la misma. Sin embargo, no continuó en dicha situación, ya que consta en su hoja de servicios que el 8 de noviembre de 1936 abandonó su servicio en las filas republicanas y pasó a pedir asilo a una embajada de otro país, al igual que hicieron otras muchas personas en diferentes legaciones diplomáticas ubicadas en la capital. 

En dicha situación permaneció hasta el final de la guerra civil y posteriormente “quedó incorporado a la España Nacional, en situación de disponible gubernativo, según dispone la Orden de 25 de Enero de 1937”.

(Continuará).