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domingo, 22 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (36).

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 2 de diciembre de 2024, pág. 15.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  



El alférez de Infantería Rodrigo Gayet Girbal, futuro teniente coronel jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), apenas llegado al acuartelamiento de su regimiento, sito en la población gerundense de Figueras, fue destinado voluntariamente por real orden circular de 27 de abril de 1927, al Batallón Cazadores de África núm. 5, de guarnición en la Zona de Ceuta-Tetuán, razón por la cual tuvo que desplazarse nuevamente al continente africano.

El 7 de mayo siguiente se incorporó a dicha unidad, siendo destinado a la 3ª Compañía que entonces estaba establecida en el campamento de Ben-Karrich, pasando seguidamente a la posición de Kudia Tahar, donde quedó prestando servicios de campaña. Por real orden del día 31 de dicho mes fue ascendido al empleo de teniente, continuando en dicho destino. No obstante, apenas permaneció en él ya que por real orden circular de 23 de junio siguiente fue destinado al Tercio, la Legión, “verificando su incorporación con urgencia”, si bien tuvo finalmente que permanecer en su anterior unidad hasta el 5 de julio.

Al día siguiente se incorporó al Tercio en Ceuta, saliendo ese mismo día para Bab-Tazza, a donde llegó el 9 de julio, presentándose en la 16ª Compañía de la IV Bandera donde prestó servicio de campaña en diversas posiciones. Mención especial merece su presencia el 6 de octubre siguiente en el campamento de Riffien, con motivo de la formación y revista pasada por el rey Alfonso XIII al entregarse al Tercio la bandera nacional por la reina Victoria Eugenia de Battenberg. 

Continuó prestando servicio de campaña en diferentes posiciones y campamentos hasta que por real orden de 23 de noviembre de 1928 fue destinado al Batallón Montaña Estella núm. 4, de guarnición en la plaza de Granoller (Barcelona), donde se incorporó el 10 de diciembre siguiente, siendo destinado a la “Sección de Obreros y Explosivos de Plana Mayor”.

Comenzó el año 1929 prestando servicio ordinario de guarnición si bien apenas pudo cumplimentarlo ya que por real orden circular de 23 de enero pasó destinado al Regimiento de Infantería San Quintín núm. 47, al que se incorporó el 5 de febrero siguiente en el Castillo de San Fernando, sito en la plaza de Figueras. Allí quedó encuadrado en la compañía de ametralladoras del Primer Batallón de Armas, prestando diferentes servicios.

Por real orden circular de 30 de enero de 1931 pasó destinado al Regimiento de Infantería Badajoz núm. 73, incorporándose el 9 de febrero siguiente a su destino en Barcelona, donde quedó de guarnición. El 14 de abril se proclamó la Segunda República y once días después “prestó solemne promesa de adhesión y fidelidad” al nuevo Régimen, conforme a lo dispuesto en el decreto de fecha 22 de dicho mes que trataba sobre dicho tema.

Seguidamente, como consecuencia del cambio de régimen monárquico al republicano se llevó a cabo una importante reorganización de las unidades del Ejército, siendo disueltas algunas de ellas, modificando otras o cambiando su denominación.

Así, por orden circular de 9 de junio de 1931 pasó a la situación de disponible forzoso en la 4ª Región Militar (Barcelona) y el día 27 siguiente, por otra orden circular, fue destinado al Regimiento de Infantería núm. 10 (antiguo Regimiento de Infantería Badajoz núm. 73), de guarnición en Barcelona. Si bien se incorporó al mismo el 1º de julio siguiente, dos semanas después quedó nuevamente disponible en la 4ª Región Militar, siendo destinado a fin de mes al Regimiento de Infantería núm. 23, creado tras la fusión de los antiguos regimientos de Infantería Valencia núm. 23 y Andalucía núm. 52, de guarnición en Santander, donde se incorporó el 24 de agosto siguiente.

Pero tampoco continuó mucho tiempo en dicha unidad ya que por orden circular de 25 de octubre siguiente fue destinado al Regimiento de Infantería núm. 34, creado tras la fusión de los antiguos regimientos de Infantería Vergara núm. 57 y Alcántara núm. 58, de guarnición en la plaza de Barcelona, incorporándose el día 24 del mes siguiente. Permaneció en dicha unidad hasta que por orden circular del Ministerio de Hacienda de 2 de agosto de 1933, se le concedió el ingreso en el Instituto de Carabineros. 

Por orden circular de 5 de septiembre siguiente fue destinado a la Comandancia de Navarra, si bien no se incorporó hasta un mes más tarde al encontrarse disfrutando una prórroga de licencia por enfermedad. El 6 de octubre se presentó en la localidad de Burguete, quedando encuadrado en la 4ª Compañía, “para adquirir las prácticas reglamentarias”. Finalizado dicho periodo y finalizado el permiso de navidades fue destinado el 7 de enero de 1934 a mandar la sección cuya cabecera estaba establecida en la pequeña localidad de Arive, encuadrada en dicha compañía y comandancia.

Con ocasión del periodo revolucionario que surgió diez meses después, principalmente en Asturias y Cataluña pero también en otros puntos de la geografía española, “el 5 de octubre se trasladó a Pamplona para encargarse de una sección de la Compañía concentrada para prestar servicio de orden público en la capital y carreteras de la provincia en el que continuó hasta el 21 de diciembre que cesó y se dedicó al servicio del Instituto”.

Hay que significar, dada su relevancia, que en cumplimiento a lo ordenado en la Circular núm. 39 de la Inspección General de Carabineros, de 19 de mayo de 1935, se unió a su hoja de servicios, la papeleta suscrita por dicho teniente a que se contraía con la declaración dispuesta en el decreto de 19 de julio de 1934, sobre política y prensa. En su artículo 1º se establecía que, “los militares de cualquier clase y jerarquía, …, no podrán pertenecer en ningún concepto ni por motivo alguno, mientras permanezcan en activo, como socios, afiliados o adheridos a ningún centro, partido, agrupación o sociedad que revista carácter político, ni a ninguna organización o entidad de carácter sindical o societario, tenga o no aquella índole; esta prohibición afectará también a los Oficiales generales y particulares en situación de reserva”.

Significar que según Circular de la Inspección General de Carabineros núm. 81, de 2 de noviembre de 1935, al igual que a la entonces Comandancia de Algeciras se le añadió el numeral de 9ª, a la de Navarra se le asignó el de 20ª. 

Iniciada el 17 de julio de 1936 la sublevación militar en Melilla, que se extendió en los días siguientes por todo el territorio nacional, con diferente resultado, el teniente Gayet se sumó activamente a la misma. El 2 de agosto siguiente se incorporó a la 6ª Centuria de Falange de Navarra, donde quedó encuadrada fuerza de Carabineros, saliendo cuatro días más tarde para el frente de Guipúzcoa, participando activamente en la toma de varias poblaciones de dicha provincia y alguna de la de Vizcaya.

A partir del 29 de marzo de 1937 pasó a formar parte de la 3ª Bandera de Falange de Navarra en Escoriaza (Guipúzcoa), siendo agregado junto la media brigada en que aquella se hallaba encuadrada, a la Primera Brigada de Navarra. Nuevamente volvió a distinguirse por su arrojo en diferentes acciones de guerra.

(Continuará).

 

 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLI). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (35).



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 25 de noviembre de 2024, pág. 12.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  




El teniente coronel Francisco Hermida Medina contrajo matrimonio el 15 de octubre de 1924 con Susana Fabra Jiménez en Madrid, con quien tuvo cinco hijos llamados Enrique, Juan, María, Francisco y José Antonio, si bien el penúltimo había fallecido en 1932 cuando contaba sólo casi diez meses de edad.

Cesó en el mando de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) al ser nombrado por orden del Ministerio del Ejército, de 23 de julio de 1955, “Ayudante de Campo” del general de división Enrique Pastor Rodriguez, entonces único “Subdirector General de la Guardia Civil”. No obstante, el teniente general Camilo Alonso Vega, director general del Cuerpo, dispuso en escrito de esa misma fecha que Hermida prosiguiera, “con el mando de dicha Comandancia hasta tanto, no sea destinado a la misma otro Jefe”. 

Ello aconteció al ser destinado a la comandancia campogibraltareña, por orden de 16 de agosto siguiente, el recién ascendido teniente coronel Rodrigo Gayet Girbal, también procedente del extinto Cuerpo de Carabineros que había pasado a integrarse en el de la Guardia Civil tras la ley de 15 de marzo de 1940.

Poco después, por otra orden del Ministerio del Ejército, de 28 de noviembre de 1955, el teniente coronel Hermida pasó destinado, “en turno de libre elección”, a la plana mayor del 42º Tercio (Bilbao) que mandaba entonces el coronel Luis García Limón. Allí permaneció también poco tiempo ya que por orden de 23 de abril de 1956, de conformidad con lo dispuesto en la ley de 16 de diciembre de 1954, cuando contaba 57 años de edad, se le concedió el pase al segundo grupo, dejando el servicio activo. Fijó inicialmente su residencia en Los Boliches, una antigua barriada integrada en la población de Fuengirola (Málaga).

Finalmente pasó a la situación militar de retiro, al haber cumplido ya la edad reglamentaria de 62 años, por orden de 13 de octubre de 1960, suscrita por el ministro del Ejército, teniente general Antonio Barroso Sánchez-Guerra. Éste, entre el 1 de abril de 1951 y el 23 de octubre de 1953 había sido gobernador militar del Campo de Gibraltar así como jefe de la División núm. 22. Hay que significar que a Hermida, que fijó su nuevo domicilio en la capital madrileña, se le concedió en dicha resolución el empleo de coronel honorífico, como comprendido en el artículo único de la ley de 20 de diciembre de 1952, correspondiéndole al Consejo Supremo de Justicia Militar el señalamiento del haber pasivo que le correspondiese, previa propuesta reglamentaria.

En la exposición de dicha ley se decía de forma novedosa que, “el estancamiento que se produce en las escalas al final de toda campaña, se ha producido también en la actualidad con motivo de la Guerra de Liberación”. Era por ello que dadas las plantillas existentes tenían que retirarse forzosamente por edad un cierto número de tenientes coroneles que, “a veces, después de más de cuarenta años de servicios efectivos desde su ascenso a oficial, no pueden lograr la natural aspiración profesional, el ascenso al empleo de Coronel, que se considera como remate normal de la vida militar”.

Por lo tanto, “para compensar en parte estos perjuicios y premiar los dilatados servicios de estos Jefes, que han dedicado su vida a la carrera de las Armas, dándoles una satisfacción moral y concediéndoles un modesto beneficio económico, parece adecuado asignarles la pensión correspondiente al empleo de Coronel y el ascenso a este mismo empleo con carácter honorífico”.

Lamentablemente no se adoptó medida similar alguna hasta el restablecimiento democrático acaecido casi tres décadas después, para quienes perteneciendo a las mismas promociones, habían prestado servicio en las filas republicanas durante la guerra civil y habían sido separados del Ejército al finalizar la misma aunque no sufrieran condena alguna. El caso es que conforme la mentada ley de 1952 se concedió el empleo honorífico de coronel y el correspondiente haber pasivo, a los tenientes coroneles que pasasen a la situación de retirados por edad con doce años o más entre los empleos de comandante y teniente coronel en efectivos servicios o con abonos de campaña.

En el caso concreto del coronel honorífico Hermida, ello le fue concedido, sin perjuicio de que en su hoja de servicios había quedado constancia de que le fue computado el descuento de tres meses y veinte días, “por permanencia en zona roja”, desde el 18 de julio al 8 de noviembre de 1936.

Respecto al teniente coronel Rodrigo Gayet, nuevo jefe de la 337ª Comandancia (Algeciras), se incorporó al mando de la misma el 7 de septiembre de 1955, tras haber sido destinado por una orden del Ministerio del Ejército de 16 de agosto anterior.

Había nacido el 13 de noviembre de 1904 en Figueras (Gerona) siendo hijo de Paul Gayet Robert y Julia Girbal Viñas. Por real orden de 20 de diciembre de 1922, tras superar los correspondientes exámenes, se dispuso su ingreso en la Academia de Infantería situada en el alcázar de Toledo, efectuándolo el 3 de enero siguiente. Poco más de dos meses después, el 11 de marzo, “prestó juramento de fidelidad a la Bandera”. Eran tiempos de guerra en el Protectorado de España en Marruecos y casi dos años y medio después, por real orden de 18 de mayo de 1925, fue promovido al empleo de alférez, siendo destinado inmediatamente al Regimiento de Infantería San Quintín núm. 47.

El 5 de junio siguiente se incorporó a su unidad que estaba ubicada en el Castillo de San Fernando, de la plaza de Figueras, donde apenas permaneció medio año ya que el 2 de diciembre emprendió la marcha por ferrocarril para Barcelona con la compañía expedicionaria mandada por el capitán Ramón Soriano Cardona. Una vez allí embarcó en el vapor “Teide” con rumbo a Melilla, donde llegó dos días después, quedando de servicio de guarnición. El día 7 emprendió la marcha con su unidad en ferrocarril para el campamento de Tarfesit, a donde llegó ese mismo día. 

El alférez Gayet pronto tuvo su bautismo de fuego ya que transcurridos tres días, “fue atacado el campamento por fuerzas enemigas, el cual lo mandaba el Coronel de la 2ª media Brigada de Cazadores D. Ramón Jiménez Castellano, causando bajas en el personal y ganado del mismo, sosteniendo intenso fuego hasta que fueron rechazados”.

A partir de entonces y hasta su regreso a Barcelona desde Melilla, a bordo del vapor “Romeu”, acaecido el 3 de mayo de 1927 con dicha compañía, mandada entonces por el capitán Camilo Visedo Albors, tuvo el alférez Gayet una activa participación, al igual que la mayor parte de sus compañeros de armas implicados en aquella campaña. 

Sirva como botón de muestra la siguiente reseña de 1926 en la posición de Tisi-Ara Norte que consta en su hoja de servicios: “El 6 de febrero fue atacada la posición por numeroso enemigo con fuego de fusilería y morteros siendo rechazados con bajas vistas y felicitado por el Jefe de la posición Teniente de Artillería de la Comandancia de Melilla Don Luis Ferrán Fernández, por su serenidad, elevado espíritu y disciplina en el fuego”.

(Continuará).  

 

 

martes, 10 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCL). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (34).

  


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 18 de noviembre de 2024, pág. 18.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

Al finalizar la guerra civil española el 1º de abril de 1939, el entonces capitán de Carabineros Francisco Hermida Medina, que tras prestar servicio poco más de tres meses en el bando republicano había desertado del mismo y se había refugiado en una de las embajadas extranjeras establecidas en Madrid, quedó en la situación de disponible gubernativo.

Instruida la correspondiente información, “como procedente de territorio liberado”, fue reintegrado a su puesto en el escalafón de su clase y quedó en la situación militar de disponible forzoso por orden de 26 de diciembre de 1939, del ministro del Ejército, general de división José Enrique Varela Iglesias, publicada tres días después en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército núm. 73.

Por otra parte, en el procedimiento sumarísimo núm. 22/1939 que había sido instruido en “Consejo de Guerra de Oficiales Generales” por el “Juzgado Militar de Jefes y Oficiales de Madrid”, el capitán Hermida fue absuelto, “quedando firme y ejecutoria, por Decreto del Excmo. Sr. General Jefe del Cuerpo de Ejército de Guadarrama, de 24 de octubre último”.

También quedaron anuladas “las anotaciones hechas por el ejército rojo, según lo dispuesto el 11 de enero de 1940 por la Dirección General de Personal y Reclutamiento”. Nueve días después, por otra orden del Ministerio del Ejército, se le declaró apto para el ascenso, “cuando por antigüedad le corresponda, por reunir las condiciones que señala la Real Orden Circular de 9 de junio de 1930”. 

Por la ley de 15 de marzo de 1940 el personal del Cuerpo de Carabineros pasó a integrarse en el de la Guardia Civil y en virtud de la Ley de Presupuestos de 4 de junio siguiente, la 15ª Comandancia de Carabineros (Madrid) tomó la denominación inicial de 71ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil (Madrid), continuando el capitán Hermida en situación de disponible forzoso.

A pesar de que por orden del Ministerio del Ejército de 29 de diciembre de dicho año, publicada el 19 de enero siguiente en el diario oficial, fue ascendido al empleo de comandante su situación no fue modificada, “siguiendo afecto para documentación y haberes a esta 71ª Comandancia”.

Por otra parte, hay que significar que en cumplimiento a lo dispuesto en la Instrucción General de la Guardia Civil núm. 3, de 20 de febrero de 1941, la mentada 71ª Comandancia que le estaba tramitando su situación militar, pasó a denominarse “Comandancia Exenta nº 100 (Agrupación de Especialistas)”.

Ello no modificó la mentada situación del comandante Hermida y por orden del Ministerio del Ejército de 3 de marzo de 1941 fue pasado contra su voluntad a la situación de retirado, a los 42 años de edad, con arreglo a la Ley de 12 de julio de 1940, causando “baja definitiva” en la Guardia Civil.

Dicha decisión no fue de conformidad para el comandante Hermida como no lo fue para otros muchos afectados por dicha normativa que ponía fin a la carrera militar de aquellos jefes y oficiales del Ejército que, de una u otra forma, habían prestado servicio en las filas republicanas durante la guerra civil, aunque hubiera sido poco tiempo. Por ello, al igual que otros muchos afectados, o mejor dicho, defenestrados, el comandante Hermida fue uno de los que presentó sendos “recursos-súplica” a la separación dictada.

Si bien la mayoría no prosperó es cierto que algunos contaron con el informe favorable del Consejo Superior del Ejército y regresaron al servicio activo. Así fue el caso concreto del comandante Hermida, que por orden de ministro del Ejército, general de división Carlos Asensio Cabanillas, dictada el 19 de julio de 1944 y publicada dos días más tarde en el diario oficial, fue readmitido en un listado compuesto por una veintena de jefes y oficiales de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Guardia Civil.

Finalmente, por orden el Ministerio del Ejército, de 30 de abril de 1945, cesó en la situación de “Disponible forzoso” en la que se encontraba y fue destinado, con carácter voluntario, como 2º jefe de la 137ª Comandancia Mixta (Málaga). Entre los diversos servicios prestados destacó, según escrito del subsecretario del Ministerio de la Gobernación, de 25 de agosto de 1945, el dirigido tras el asesinato del comandante de puesto de la Guardia Civil de Alfarnate (Málaga), Pedro García García Fernández, que finalizó con la muerte de cinco miembros de la guerrilla antifranquista.

Tras más de cuatro años de servicio en la provincia malagueña, donde se hizo cargo varias veces del mando accidental de esa comandancia, fue destinado por orden del Ministerio del Ejército, de 29 de octubre de 1949, con carácter forzoso, a la 242ª Comandancia (Bilbao). En dicho destino estuvo presente como 2º jefe de la misma, hasta que casi medio año después, por otra orden ministerial, de 18 de abril de 1950, se le ascendió a teniente coronel, siéndole otorgado cuatro días más tarde el mando de la citada comandancia vizcaína.

Pero poco más de cinco meses después, por orden del Ministerio del Ejército, de 10 de octubre, fue designado para el mando de la 337ª Comandancia (Algeciras). Incorporado el 4 de noviembre siguiente cesó en su mando accidental el comandante Juan del Río Fernández.

Entre las diferentes vicisitudes que seguidamente constan en su hoja de servicios, merece singular atención la dejación sin efecto, por escrito de 11 de junio de 1952, dimanante de la Sección de Personal de la Dirección General de la Guardia Civil, de la orden comunicada de 18 de septiembre de 1948, “sobre abono de tiempo en zona roja y se dispone que sólo se le abone desde el 9 de Noviembre de 1936 hasta el 28 de Marzo de 1939, que permaneció en dicha zona sin prestar servicios”. Es decir, que no se le reconociesen para su abono de pensión los tres meses y medio que prestó en filas republicanas al inicio de la guerra civil. 

Como hecho significativo consta en su hoja de servicios que el 8 de mayo de 1955 salió para Madrid, “al objeto de asistir al acto de entrega de la Bandera Nacional, a la Academia Especial del Cuerpo, ordenado por la superioridad”. Dicho centro de enseñanza militar se había constituido al amparo de la ley de 13 de julio de 1950 dentro del Centro de Instrucción de la Guardia Civil, actuando administrativamente como una dependencia más. Debe significarse que posteriormente, por decreto de 10 de enero de 1958, la “Academia Especial de la Guardia Civil, en la que los Alféreces Cadetes procedentes de la Academia General Militar y futuros Oficiales del Cuerpo completan su formación profesional, queda constituida en Unidad administrativa independiente”. Sus normas, a efectos de enseñanza, se regirían por las que para las Academias Especiales de las distintas Armas y Cuerpos del Ejército se dictasen por la Dirección General de Instrucción y Enseñanza del Estado Mayor Central.

Finalmente, el teniente coronel Hermida cesaría en el mando de la comandancia campogibraltareña, al ser nombrado por orden del Ministerio del Ejército, de 23 de julio de 1955, “Ayudante de Campo” del general de división Enrique Pastor Rodriguez, “Subdirector General de la Guardia Civil”.

(Continuará).

  

lunes, 2 de diciembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCXLIX). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (33).


  Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 11 de noviembre de 2024, pág. 26.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

 

Por real orden circular de 19 de agosto de 1930 fue destinado a la Comandancia de Carabineros de Algeciras el entonces teniente de Carabineros Francisco Hermida Medina, que dos décadas después sería nombrado teniente coronel jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras). 

Nadie entonces podía pensar que este Cuerpo ya centenario iba a desaparecer diez años más tarde y que sus efectivos, acuartelamientos y material serían absorbidos e integrados en otro Cuerpo diferente como era el de la Guardia Civil. Éste, si bien era igualmente de naturaleza militar y estaba también integrado entonces en el Ejército, había sido creado década y media más tarde, teniendo encomendadas otras misiones principales diferentes, siendo la principal de ellas la que hoy día se conoce como seguridad ciudadana. 

El 21 de septiembre de 1930, “siendo destinado al servicio de su empleo”, se incorporó a la Comandancia de Algeciras, cuyo jefe era el teniente coronel Aureliano Prieto Aguilera, perteneciente a la 6ª Subinspección (Cádiz) mandada por el coronel Mariano Adsuar Perpiñán. La costumbre en dicho Cuerpo, al contrario que la de la Guardia Civil, era la de nunca mencionar en su hoja de servicios la localidad del destino concreto que ostentaban los oficiales. 

Afortunadamente tan particular regla no se seguía en los anexos de los escalafones generales de jefes y oficiales publicados entonces por el Cuerpo de Carabineros, razón por la cual en el cerrado el 1º de enero de 1931, su destino era el de jefe de la 1ª Sección (Castillo de España). Ésta, perteneciente a la 2ª Compañía (La Línea de la Concepción) que mandaba el capitán Fidel del Pozo Herrero, tenía encuadrados a los puestos de dicha residencia, Santa Bárbara y El Zabal. 

Sin embargo, el teniente Hermida no permaneció mucho tiempo en la comandancia campogibraltareña ya que por real orden del día 16 de ese mismo mes de enero, fue destinado a los “Colegios de Carabineros”, en El Escorial (Madrid), presentándose el 5 de febrero siguiente.

Su hoja de servicios recoge que inicialmente impartió “primeras clases del 2º semestre de la Academia Especial de Alumnos para Oficiales, teoría y práctica de la lectura e Historia Natural y Agricultura del Magisterio; Algebra 3º del idem; así como las suplencias de Historia Natural y Fisiología e Higiene de Bachiller Elemental”.

Mención especial merece que el 25 de abril de 1931, a tenor de lo dispuesto en el correspondiente decreto fechado tres días antes, “prometió por su honor servir bien y fielmente, a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas”.

Prosiguiendo su labor como profesor en el curso 1931-1932, impartió “Segundas clases del primer semestre de la Academia Especial del Cuerpo (1ª Sección); Agricultura de 4º año del Magisterio, Nociones de Historia Universal del 1º grado del Plan cultural y suplencia de nociones de Geografía General del 1º grado del plan cultural mencionado”. Durante el segundo semestre prosiguió dando dichas asignaturas, así como las correspondientes al curso 1932-1933, destacando la impartición de “prácticas de mandos tácticos”.

El 14 de noviembre de 1933 comenzó a ejercer el cometido de secretario de la jefatura de estudios de los “Colegios de Carabineros” así como el mando de una sección en la Compañía del Colegio de Huérfanos del benemérito Instituto, todo ello sin perjuicio de seguir impartiendo las correspondientes clases de las asignaturas encomendadas hasta octubre de 1935.

Por orden circular del Ministerio de Hacienda de 1º de octubre de dicho año Hermida fue promovido al empleo de capitán por antiguedad, con la efectividad de 23 de septiembre último. El 16 de octubre cesó como secretario de la jefatura de estudios de los indicados centros de enseñanza y de prestar servicio en la mentada compañía del Colegio de Huérfanos. Y el día 30 de dicho mes, por otra orden circular del Ministerio de Hacienda fue destinado a la 14ª Comandancia (Salamanca). Por dicho motivo causó baja en dicha academia y colegios de Carabineros, si bien fue comisionado esa misma fecha como “ayudante de profesor” para continuar en el mentado centro de enseñanza.

El 24 de abril de 1936 cesó dicha comisión de servicio y cinco días más tarde se incorporó a la comandancia salmantina, siéndole concedido seguidamente el mando de la 1ª Compañía (Ciudad Rodrigo). Sin embargo, el ministro de Hacienda, Gabriel Franco López, dispuso el 23 de mayo siguiente que dicho capitán fuera restituido a la Academia Especial de Carabineros para que prosiguiera su comisión de servicio hasta fin de curso, razón por la cual se incorporó a la misma el 1º de junio siguiente.

Al iniciarse la sublevación militar el 17 de julio en Melilla e ir extendiéndose a partir del día siguiente por la Península, continuó prestando servicio en las filas republicanas. Sin embargo, el 14 de agosto, al enseñar el manejo de una pistola al teniente de Carabineros Sebastián Sáenz de Santamaría Marrón, se le disparó accidentalmente hiriendo a éste en el antebrazo izquierdo y a él mismo en la mano izquierda. Por tal motivo el capitán Hermida estuvo de baja médica hasta el día 26 de dicho mes, reincorporándose seguidamente al servicio.

Prosiguiendo en el bando republicano fue nombrado el 22 de septiembre siguiente como juez instructor de la causa que se le instruía en calidad de procesado al teniente de Carabineros Ramón Tejel Bes, por considerársele partidario de la sublevación militar. Hay que significar que este oficial había estado destinado en la Comandancia de Algeciras entre 1928 y 1929 así como que le había sido concedida, cuando era alférez de Infantería en las Campañas de Marruecos, la medalla militar individual, una de las máximas condecoraciones castrenses, “por su brillante comportamiento en la defensa como Comandante del blocao Tazarín número 1”, que había hecho el día 7 de septiembre de 1925. 

Al estallar la sublevación militar de julio de 1936 dicho teniente se encontraba destinado en la 1ª Comandancia de Carabineros (Barcelona), pero en comisión de servicio como “ayudante de profesor” en el citado centro de enseñanza que tenía dicho Cuerpo en El Escorial. Según consta en la documentación que obra en su expediente personal, fue detenido e incomunicado en la sala de banderas del mentado colegio y “falleció asesinado por los marxistas el día 3 de octubre de 1936”.

Pero el entonces capitán Hermida no tuvo vinculación alguna con ello ya que el 30 de septiembre había cesado y fue relevado en su cometido de juez instructor al ser comisionado a la 15ª Comandancia de Carabineros (Madrid), “practicando servicio en la indicada Capital”, a las órdenes del jefe de la misma. Sin embargo, no continuó en dicha situación, ya que consta en su hoja de servicios que el 8 de noviembre de 1936 abandonó su servicio en las filas republicanas y pasó a pedir asilo a una embajada de otro país, al igual que hicieron otras muchas personas en diferentes legaciones diplomáticas ubicadas en la capital. 

En dicha situación permaneció hasta el final de la guerra civil y posteriormente “quedó incorporado a la España Nacional, en situación de disponible gubernativo, según dispone la Orden de 25 de Enero de 1937”.

(Continuará).

 

 

jueves, 21 de noviembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCXLVIII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (32).

 

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 4 de noviembre de 2024, pág. 26.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

  

 

Por resolución de 10 de octubre de 1950 fue destinado como jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) el teniente coronel Francisco Hermida Medina. Al igual que los que le habían precedido en dicha jefatura durante la década anterior, procedía del desaparecido Cuerpo de Carabineros e inicialmente del Arma de Infantería del Ejército.

Había nacido en Madrid el 5 de octubre de 1898 y era hijo de Enrique Hermida Álvarez y María Medina Echavarría. Por real orden de 3 de agosto de 1917 se dispuso, tras superar los correspondientes exámenes, su ingreso como alumno de la Academia de Infantería, ubicada entonces en el Alcázar de Toledo, incorporándose a la misma a fin de mes. 

El 28 de octubre siguiente prestó “juramento de fidelidad a las Banderas” y permaneció cursando sus estudios castrenses hasta que tres años más tarde los finalizó. Por real orden de 8 de julio de 1920 fue promovido al empleo de alférez de Infantería, junto a otros 283 alumnos. Obtuvo el puesto 52 de dicha promoción en la que, entre otros, se encontraban dos compañeros que posteriormente ingresarían en la Guardia Civil y terminarían pasando con nombre propio a la Historia militar de la Guerra Civil 1936-1939. Se trataban de Santiago Cortés González, que al frente de los sublevados en Jaén dirigiría la defensa del Santuario de la Virgen de la Cabeza hasta su muerte el 2 de mayo de 1937, y Francisco Galán Rodríguez, que combatió activamente en el bando republicano y fallecería exiliado el 15 de octubre de 1971 en Buenos Aires (Argentina). Éste era hermano del capitán de Infantería Fermín, que el 12 de diciembre de 1930 se había alzado infructuosamente en Jaca (Huesca) proclamando la República y que dos días después sería fusilado junto al también capitán de Infantería Ángel García Hernández, en cumplimiento de la sentencia dictada en consejo de guerra.

Poco antes de que dicha promoción finalizase sus estudios castrenses hay que significar que el 28 de febrero del citado 1920, el ministro de la Guerra, general de división José Villalba Riquelme, con motivo de la inauguración del primer curso de la Escuela Central de Gimnasia en Toledo, revistó la mentada Academia de Infantería. Por real orden fechada el día siguiente se publicó “su satisfacción por el brillante estado de ésta”, haciéndose así constar en la hoja de servicio de todos los alumnos de entonces, incluida la del mentado Francisco Hermida.

Respecto al general Villalba, que nació en Cádiz el 17 de octubre de 1856 y falleció en Madrid el 25 de octubre de 1944, hay que destacar que fue gobernador militar del Campo de Gibraltar en dos ocasiones. Primero desde el 18 de mayo de 1917 hasta que por real decreto de 15 de diciembre de 1919 fue nombrado ministro de la Guerra. Alfonso XIII dispuso que hasta la incorporación del general Villalba, se hiciese cargo interino de dicha cartera, el presidente del Consejo de Ministros, Manuel Allendesalazar Muñoz de Salazar.

El 5 de mayo siguiente, motivado por cambio de gobierno, se admitió entre otras la dimisión del general Villalba, quedando el rey “muy satisfecho del celo, inteligencia y lealtad” acreditados. Dos semanas después, por real decreto y reintegrado al Consejo Supremo de Guerra y Marina, volvió a ser nombrado gobernador militar del Campo de Gibraltar. 

Transcurridos más de dos años, por real decreto de 21 de julio de 1922, fue nuevamente consejero del mentado órgano supremo militar, al ser nombrado gobernador militar del Campo de Gibraltar, por otro real decreto de misma fecha, el general de división Francisco González de Uzqueta Benítez, que entonces mandaba la 3ª División de Caballería (Vitoria/Álava). Por real decreto de 18 de octubre siguiente, el general Villalba pasó a la situación de primera reserva, tras cumplir 66 años de edad, conforme determinaba en tales casos la ley de 29 de junio de 1918, continuando en el mentado cargo que venía desempeñando en el citado Consejo Supremo de Guerra y Marina. 

Volviendo a Francisco Hermida, precisar que al finalizar su periodo académico fue destinado por real orden de 26 de julio de 1920, al Regimiento de Infantería Bailén núm. 24 (Logroño). Apenas permaneció siete meses en el mismo ya que por real orden circular de 3 de marzo de 1921 fue destinado al Regimiento de Infantería núm. 60 (Ceuta), participando muy activamente en las Campañas de Marruecos, concediéndosele la cruz de 1ª clase del mérito militar con distintivo rojo y ascendiendo al empleo de teniente por real orden circular de 22 de julio de 1922. Por otra real orden circular de 24 de abril de 1923 fue destinado al Regimiento de Infantería Lealtad núm. 30 (Burgos), contrayendo matrimonio en Madrid con la joven Susana Fabra Jiménez el 16 de octubre del año siguiente.

Casi dos semanas más tarde, por real orden circular de 28 de octubre de 1924, fue destinado inicialmente al cuadro eventual de la Comandancia General de Ceuta. Incorporado el 7 de noviembre siguiente, fue destinado al Batallón Expedicionario del Regimiento de Infantería Luchana núm. 28, en Larache. Por otra real orden circular dictada veinte días después, fue destinado al Regimiento de Infantería Serrallo núm. 69, de guarnición en Ceuta, participando una vez más en las Campañas de Marruecos y consiguientes acciones de guerra. 

Por real orden circular de 27 de abril de 1925 fue destinado nuevamente al Regimiento de Infantería Lealtad núm. 30 (Burgos), si bien apenas prestó servicio en el mismo ya que por otra real orden circular de 5 de junio siguiente se le concedió en ingreso en el Cuerpo de Carabineros. Casi tres semanas después fue destinado a la Comandancia de Málaga, donde realizó el periodo reglamentario de prácticas. 

El 13 de octubre siguiente fue designado por el director general de Carabineros, teniente general José Olaguer-Feliú Ramírez, como “Inspector de Alcoholes” en la zona de Alora (Málaga). Transcurrido algo más de un año, como consecuencia de disponerse la reducción de cuadros de mando en dicho Cuerpo, la real orden circular de 29 de enero de 1927 dispuso que 2 coroneles, 2 tenientes coroneles, 21 capitanes, 38 tenientes y 4 alféreces, quedasen excedentes cobrando su sueldo, “por haber sido suprimidos por reducción de plantilla los destinos que servían”. Entre ellos se encontraba el teniente Francisco Hermida que quedó disponible en la 2ª Región Militar (Sevilla), afecto a la Comandancia de Málaga. 

Transcurrido casi un año, concretamente el 4 de enero de 1928, se incorporó nuevamente el teniente Hermida a su destino como “Inspector especial de Alcoholes”. Dos años más tarde, por real orden circular de 28 de febrero de 1930,  se le declaró en situación de disponible forzoso en la 2ª Región Militar y afecto a la mentada Comandancia de Málaga, continuando en la comisión de “Inspector de Alcoholes”. Todo ello conforme al real decreto dictado cuatro días antes donde se fijaba la normativa de las situaciones militares. 

Así continuó hasta que por real orden circular de 19 de agosto siguiente, fue destinado a la Comandancia de Algeciras, cesando en la comisión que desempeñaba, causando baja en la Comandancia de Málaga.

(Continuará).

 

martes, 12 de noviembre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCXLVII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (31).


 Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 28 de octubre de 2024, pág. 16.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

 

  

 

El 15 de septiembre de 1950 el teniente coronel Manuel Sanmartín Rives, jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), que el 23 de agosto de 1941 se había hecho cargo del mando efectivo de la entonces denominada 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Algeciras), pasó a la situación de retiro al cumplir 60 años de edad. 

Fijó su nuevo domicilio en la ciudad de Algeciras, donde se quedó a residir hasta su fallecimiento, acaecido el 9 de noviembre de 1957, según certificado expedido seis días más tarde, por el entonces juez municipal de la localidad, Esteban Benito Cuyar. El teniente coronel Sanmartín, antiguo alumno de la Academia de Infantería del Ejército en Toledo y natural de la localidad gaditana de San Fernando, dejó viuda a Juana Paz López y huérfanos de padre a sus hijos Eusebio, Alfonso y María del Carmen.

Poco antes de pasar a la mentada situación militar de retirado, concretamente el 16 de febrero de 1950, como consecuencia del ascenso al empleo de general de brigada del coronel Andrés García Pérez, jefe hasta entonces del 37º Tercio de la Guardia Civil (Málaga) y futuro general de la 1ª Zona (Sevilla), el teniente coronel Sanmartín se hizo cargo del mando de dicho tercio durante casi cuatro meses. Cesó el 12 de junio siguiente, al incorporarse al mismo el nuevo jefe, coronel Joaquín Cassinello López, que hasta su reciente ascenso había estado al mando de la que había sido la “nueva” 134ª Comandancia de la Guardia Civil (Valencia).

Durante los nueve años que el teniente coronel Sanmartín estuvo al frente de la comandancia campogibraltareña, no sólo ocupó la misma, durante más de cuatro años, concretamente entre 1944 y 1948, su mayor extensión territorial, a costa de parte de las demarcaciones de las Comandancias de Cádiz y de Málaga, y tuvo hasta diez compañías, sino que además experimentó el periodo de mayor complejidad que jamás se ha conocido. Todo ello derivado de la Segunda Guerra Mundial y el delicado periodo que se vivió en los siguientes primeros años. 

Esto se debió principalmente a su singular situación geográfica en el Estrecho de Gibraltar, que unía dos teatros de operaciones excepcionalmente estratégicos como eran el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, así como su privilegiada posición frente al continente africano y la existencia de la colonia británica del Peñón, guarnecida por una activa y controvertida base naval.

Por resolución de 10 de octubre de 1950, dispuesta por el ministro del Ejército de Tierra, teniente general Fidel Dávila Arrondo, fue destinado para ejercer el mando de la 337ª Comandancia (Algeciras), el teniente coronel Francisco Hermida Medina, que al igual que los que le habían precedido, procedía del desaparecido Cuerpo de Carabineros. El 18 de abril de dicho año había sido ascendido a dicho empleo, con antigüedad de tres días antes, cuando prestaba sus servicios como comandante en la 242ª Comandancia (Bilbao), pasando inicialmente en turno de libre elección al Cuadro Eventual de Mando y quedando afecto al 42º Tercio (Bilbao) para documentación y haberes.

Por otra parte, el ya teniente coronel Ignacio Molina Pérez, que procedía igualmente de Carabineros y ha sido citado en algunos de los capítulos anteriores como segundo jefe de la comandancia campogibraltareña, había ascendido a dicho empleo con antigüedad de 9 de abril de 1948. Ya no estaba encuadrado en la 337ª Comandancia (Algeciras) sino que figuraba afecto al 37º Tercio (Málaga), si bien continuaba prestando sus servicios especiales en el Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, con residencia en Algeciras.

Hay que significar que a partir del escalafón cerrado a fecha 1º de enero de 1951, ya se suprimió la separación que hasta entonces se venía haciendo de generales, jefes y oficiales procedentes del antiguo Cuerpo de la Guardia Civil y procedentes del antiguo, y desaparecido desde 1940, Cuerpo de Carabineros. Se hacía constar en una nota que, “la integración en una sola Escala, dentro de cada empleo, del personal de las distintas procedencias, no supone fusión ni variación alguna en la legislación que viene rigiendo ascensos y situaciones”.

Los dos comandantes que al inicio de 1951 estaban destinados en dicha comandancia del benemérito Instituto eran Juan del Río Fernández, procedente de la Guardia Civil con anterioridad a marzo de 1940, y José Fernández López, procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros. Éste había ascendido a dicho empleo con antigüedad de 8 de enero de 1949, siendo posteriormente destinado a la 337ª Comandancia (Algeciras), procedente de la 232ª Comandancia (Tarragona). Sustituyó al comandante Carlos López Martínez, procedente de la Guardia Civil con antelación a 1940 y que a su vez había sido destinado a la 137ª Comandancia (Málaga). 

Al ascender el comandante Juan del Río al empleo de teniente coronel, con antigüedad del 11 de junio de 1951 e incorporarse posteriormente a la 108ª Comandancia (León) como jefe de la misma, fue destinado a la comandancia campogibraltareña el comandante Miguel Tormo Lobera. Éste procedía de la Guardia Civil con antelación a 1940 y había ascendido a dicho empleo con antigüedad de 9 de septiembre de 1951, procedente de la 236ª Comandancia (Almería).

Como capitanes que al inicio de 1951 se encontraban destinados en la comandancia campogibraltareña estaban Salvador García Escribano (Tarifa), procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros, y Salvador Guirado García (Atunara), procedente de la Guardia Civil antes de 1940. 

Seguidamente, y más modernos por lo tanto en sus respectivos empleos, con arreglo a la ley de 15 de marzo de 1940 y la orden de 27 de mayo de 1944, dimanante del Ministerio del Ejército de Tierra, se hallaban formando parte de la llamada “Escala General”, los igualmente capitanes Eulogio Carpio Molero (Algeciras), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Emilio Cerviño Trisac (Algeciras), procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros; así como Isidro Mateos Tejedor (San Roque) y Eustaquio Rodríguez Tinoco (La Línea de la Concepción), ambos procedentes de la Guardia Civil antes de 1940. 

Con el empleo de teniente, todos ellos pertenecientes a la mentada “Escala General”, estaban Miguel Segador Borrasca (Guadiaro/San Roque), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Antonio Pérez Piñer (Algeciras), procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros; Eduardo Haro Vazquez (Tarifa), que había ingresado en la Guardia Civil procedente de teniente de Infantería del Ejército de Tierra, empleo que había obtenido con posterioridad a la finalización de la guerra civil 1936-1939, donde había terminado como alférez provisional de Infantería;  Avelino Palau Sastre (Facinas/Tarifa), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Manuel Seco Carrillo (Los Barrios), Perfecto Otero Batalla (San Roque) y Mariano Cobos Blanca (San García/Algeciras), procedentes los tres del antiguo Cuerpo de Carabineros; Silvano Chocarro Alonso (La Línea de la Concepción), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Antonio López Bustos (La Línea de la Concepción), José Conde Agut (Algeciras), Enrique Campos Benítez (La Cañada del Peral/Algeciras) y Julio Fernández López (Tarifa), los cuatro procedentes del antiguo Cuerpo de Carabineros; Daniel Ávila Díaz (Carboneras/San Roque), procedente de la Guardia Civil antes de 1940;  Eusebio Abad Abajo (Palmones/Los Barrios) y Gabriel Bartolomé Navas (Algeciras), ambos procedentes de Carabineros.

(Continuará).   

 

jueves, 31 de octubre de 2024

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCXLVI). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (30).


 Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 21 de octubre de 2024, pág. 14.


El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.

 

 

Tal y como se ha venido exponiendo, nuestro Campo de Gibraltar, con los consiguientes términos municipales que en cada momento lo han integrado, ha ido históricamente evolucionando a través de los tiempos. Es decir, ha ido aumentando o disminuyendo territorialmente en función de diversos factores. Inicialmente éstos fueron de carácter militar, como consecuencia de la ocupación británica del Peñón, que fue ilegítima y vergonzosa, aprovechando el conflicto armado disputado entre austrias y borbones por la corona española. Y posteriormente, fueron de índole administrativa y política, hasta nuestros días. 

A tal efecto, siempre hay que insistir en que su actual composición vino determinada por el Decreto 3.223/1965, de 28 de octubre, el cual integró los términos municipales de Algeciras, San Roque, La Línea de la Concepción, Los Barrios, Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera y Tarifa. Muy posteriormente, por Decreto 181/2018, de 2 de octubre, se aprobaría la creación del municipio de San Martín del Tesorillo, por segregación del término municipal de Jimena de la Frontera.

Dicho lo anterior, y sin perjuicio de todo lo acontecido en los dos siglos anteriores, hay que recordar, en la línea argumental y descriptiva que se viene siguiendo en estos capítulos, que por real decreto de 2 de noviembre de 1904, la “Comandancia General del Campo de Gibraltar” se transformó en el “Gobierno Militar del Campo de Gibraltar”. Entonces se estableció la jurisdicción territorial de su titular, un general del Ejército español, sobre los términos municipales de Ronda, Arriate, Montejaque, Benaoján, Jimena de Libar, Cortes de la Frontera y Gaucín, pertenecientes todos ellos a la provincia de Málaga; así como Jimena de la Frontera, Castellar de la Frontera, Los Barrios, San Roque, La Línea de la Concepción, Algeciras, Tarifa, Vejer de la Frontera (con toda la laguna de la Janda que incluía la entonces pedanía de Barbate) y Alcalá de los Gazules, todos estos de la provincia de Cádiz. Así se publicó en el antecesor del “Boletín Oficial del Estado”, es decir, la “Gaceta de Madrid”, concretamente en su núm. 315, fechado el día 12 de dicho mes.

Casi tres décadas después, recien proclamada la Segunda República en España, se derogó por decreto de 29 de abril de 1931, publicado al día siguiente en la “Gaceta de Madrid”, el real decreto de 21 de septiembre de 1880 que concedía atribuciones gubernativas al comandante general del Campo de Gibraltar, ya “que han originado constantes rozamientos entre las autoridades civiles y la militar y disgusto contínuo entre los ciudadanos habitantes en dicha región”.

Finalizada nuestra trágica guerra civil, por decreto de 17 de agosto de 1939, publicado al día siguiente en el “Boletín Oficial del Estado” núm. 230, se restituyó, “para bien del servicio e interés nacional”, al cargo de gobernador militar del Campo de Gibraltar, que la Segunda República había suprimido, la dirección de todos los servicios de “Vigilancia, Policía y Orden Público”, así como las atribuciones propias de los jefes de Hacienda sobre las “Fuerzas de los Resguardos de Mar y Tierra”, en cuanto se refería a la represión del fraude y el contrabando. Ello se justificó en, “que la experiencia enseña, dada la característica especial de aquella Zona, que deben quedar bajo una sola Autoridad”, quedando limitada a los partidos judiciales de Algeciras y San Roque, sobre los que extendió también su jurisdicción territorial. 

En plena Segunda Guerra Mundial, por decreto de 24 de julio de 1942, publicado el 6 de agosto siguiente en el “Boletín Oficial del Estado” núm. 218, se restituyó por “razones del mejor servicio”, la antigua delimitación establecida en el mentado real decreto de 1904, y se amplió con la de los términos municipales de Casares y Manilva, de la provincia de Málaga, así como de Conil de la Frontera, de la de Cádiz. Igualmente se le otorgó sobre dichos términos municipales las mismas facultades que en relación con los servicios de “Orden Público, Vigilancia y Policía”, asignaba el real decreto de 21 de septiembre de 1880, y las que sobre las “Fuerzas de los Resguardos de Mar y Tierra” determinaba la real orden de 21 de diciembre de 1877.

Fruto del mentado decreto de 1942 se adaptó el 21 de diciembre de 1943, el nuevo despliegue territorial que daría lugar a la nueva 337ª Comandancia Mixta de la Guardia Civil (Algeciras), que entraría en vigor el 1º de marzo de 1944. Como ya se expuso en su momento, dicha unidad, además del despliegue campogibraltareño de la hasta entonces 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Algeciras), comprendería también parte de las unidades territoriales que hasta entonces habían estado encuadradas en la 216ª Comandancia Rural de la Guardia Civil (Cádiz) y de la 234ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Cádiz), la cual había sido la antigua 11ª Comandancia de Carabineros (Cádiz), así como de la 116ª Comandancia Rural de la Guardia Civil (Málaga) y la 333ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Málaga), habiendo sido esta última la antigua 9ª Comandancia de Carabineros (Málaga). 

Una vez recordada la compleja evolución histórica de la principal fuerza de seguridad del Estado en el Campo de Gibraltar, resultó que por decreto de 12 de noviembre de 1948, dimanante de la “Presidencia del Gobierno”, y publicado cuando había transcurrido ya más de un mes, concretamente en el “Boletín Oficial del Estado” núm. 353, de 18 de diciembre, se volvió a modificar la jurisdicción territorial del “Gobierno Militar del Campo de Gibraltar”, fijándose sus atribuciones en materia de orden público. 

Concretamente se dispuso que habían desaparecido las razones que habían aconsejado en el citado decreto anterior de 1942, ampliar circunstancialmente la especial jurisdicción gubernativa que el mentado real decreto de 1880 había concedido al gobernador militar del Campo de Gibraltar. Por lo tanto, se procedía a dejar bien determinada la extensión territorial con que habían de ejercerse “aquellas  funciones referidas fundamentalmente a los servicios de Orden público”.

De esta forma se estableció que dicho gobernador militar, que además era el jefe de la División núm. 22 del Ejército de Tierra, (acababa de ser nombrado por decreto de 5 de noviembre de 1948 el general de división Carlos Martínez Campos y Serrano), ejerciese estrictamente las facultades que, “en materia de Orden público, vigilancia y seguridad”, le confirió el citado real decreto de 1880, pero circunscribiéndose ahora a una zona limítrofe mucho más reducida. 

Concretamente se estableció como nueva demarcación, la zona de la plaza de Algeciras y su término municipal, así como los de Tarifa, Los Barrios, San Roque y La Línea de la Concepción, “en cuyo territorio tendrá al efecto a sus inmediatas órdenes al personal de la Guardia Civil y la Policía que se le adscriba”. Igualmente continuaría manteniendo dentro de dicha zona sus atribuciones sobre los resguardos de mar y tierra.

Tal resolución conllevaría una reducción territorial y de efectivos muy significativa en la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras). En primer lugar, se devolvieron sus antiguos municipios a la 137ª Comandancia (Málaga) y 237ª Comandancia (Cádiz), añadiéndose a ésta los de Castellar de la Frontera y Jimena de la Frontera.

(Continuará).