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domingo, 7 de junio de 2020

MARÍA MATEO JIMÉNEZ, MATRONA DE LA GUARDIA CIVIL (1945-2020).



Obituario escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR", el 6 de junio de 2020, pág. 14.

El original contiene una fotografía en blanco y negro.


El pasado día 1 falleció en Algeciras María Mateo Jiménez, a los 74 años de edad, víctima de una dura y cruel enfermedad. En principio se podría pensar que siendo una muerte más de las que por desgracia se producen a diario, fruto de la enfermedad, tampoco sería motivo suficiente para dedicarle públicamente este modesto obituario. Con el sentido recuerdo de su desconsolada familia y amistades, así como la tristeza de quienes tuvimos la fortuna de conocerla, bien hubiera podido quedar limitado a esos ámbitos.

Pero María no era sólo María. María representaba mucho más que a María. María, a pesar de su humildad y su modestia, se había convertido, en un ejemplo, en un símbolo y en un testimonio de una profesión que lamentablemente desapareció hace ya más de veinte años.

María había sido matrona de la Guardia Civil. La mejor definición de dicha profesión no estaba en su reglamento vigente desde 1950. La escribió en 1983 el capitán Celso Lamela López: "Mujer de intachable conducta en todos los órdenes, perteneciente al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, que presta sus servicios en Unidades de Especialistas Fiscales en Aduanas tanto Terrestres como Marítimas, encargadas de efectuar los registros al personal femenino y que para su ingreso es preciso que su corazón esté roto y vestido de luto por haber sufrido la pérdida de un ser querido".

Qué triste verdad la última frase. Para ingresar como matrona tenía que haber fallecido el esposo o el padre. Sólo podían ser viudas o huérfanas de un guardia civil. La pensión que solía quedar era tan reducida, que ser matrona era una de las escasas opciones que antiguamente tenían para subsistir. 

Entre los inflexibles requisitos de ingreso y permanencia estaban los de mantener su viudez o soltería, ya que la finalidad principal, además de contar con personal de absoluta confianza para detectar contrabando oculto en la ropa o cuerpo de mujeres, era ayudar con un modesto sueldo a quiénes carecían de ingresos suficientes. Si contraían matrimonio se tenían que licenciar. Sin comentarios.

Se trataba de una profesión heredada del Cuerpo de Carabineros que pasó a ser absorbido por el de la Guardia Civil en 1940. Ello supuso entonces la presencia por primera vez de la mujer en el servicio del benemérito Instituto organizado por el duque de Ahumada casi un siglo antes. En 1987 se implantó un nuevo y efímero sistema de ingreso de matronas sin exigencia afortunadamente de los requisitos anteriores.

María nació en Moguer, provincia de Huelva, el 12 de noviembre de 1945, periodo de posguerra civil y mundial así como de hambre. Su padre, guardia civil, falleció en 1976. Empezaban a cambiar los tiempos. Ella era auxiliar administrativa, pero siguiendo el consejo de una matrona que conocía, presentó su instancia para ingresar en la única opción que tenía entonces la mujer en el Cuerpo. Aún quedaba más de una década para que entraran las primeras guardias civiles.

Tras cuatro años de espera la convocaron para examen que realizó en la Comandancia de Sevilla, ubicada entonces en la Plaza de España, donde está ahora la Delegación del Gobierno. Aprobó e ingresó el 1º de febrero de 1981. Una semana después era destinada a la Sección de Especialistas Fiscales de la Junquera, perteneciente entonces a la 413ª Comandancia de Gerona.  El 31 de agosto del año siguiente fue destinada a la 242ª Comandancia de Algeciras, donde transcurriría toda su vida profesional entre los puertos de Tarifa y Algeciras, llegando a serle concedida la cruz de la orden del mérito de la Guardia Civil, con distintivo blanco.

Retirada ya por edad, durante los actos institucionales del CLXXIII de la Fundación de la Guardia Civil, celebrados en mayo de 2017 en la Comandancia de Algeciras, se rindió un emotivo y sencillo homenaje a aquellas sufridas mujeres que fueron las matronas. 

En presencia de las autoridades civiles y militares de la Comarca del Campo de Gibraltar, ella representó a todas las matronas que hubo en la provincia de Cádiz. Las últimas de una larga lista iniciada en 1860 con Carabineros y continuada por la Guardia Civil, fueron Juana Arcos, Lucía Díez González, Julia Malagón Cobo, María Asunción Martín Clavero, María Luisa Moncada Alba, Margarita Sánchez Baz y Eulalia Salvo González, está última también recientemente fallecida.

¡Gracias María por tu ejemplo y servicio prestado!. 



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