Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 25 de noviembre de 2024, pág. 12.
El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.
El teniente coronel Francisco Hermida Medina contrajo matrimonio el 15 de octubre de 1924 con Susana Fabra Jiménez en Madrid, con quien tuvo cinco hijos llamados Enrique, Juan, María, Francisco y José Antonio, si bien el penúltimo había fallecido en 1932 cuando contaba sólo casi diez meses de edad.
Cesó en el mando de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras) al ser nombrado por orden del Ministerio del Ejército, de 23 de julio de 1955, “Ayudante de Campo” del general de división Enrique Pastor Rodriguez, entonces único “Subdirector General de la Guardia Civil”. No obstante, el teniente general Camilo Alonso Vega, director general del Cuerpo, dispuso en escrito de esa misma fecha que Hermida prosiguiera, “con el mando de dicha Comandancia hasta tanto, no sea destinado a la misma otro Jefe”.
Ello aconteció al ser destinado a la comandancia campogibraltareña, por orden de 16 de agosto siguiente, el recién ascendido teniente coronel Rodrigo Gayet Girbal, también procedente del extinto Cuerpo de Carabineros que había pasado a integrarse en el de la Guardia Civil tras la ley de 15 de marzo de 1940.
Poco después, por otra orden del Ministerio del Ejército, de 28 de noviembre de 1955, el teniente coronel Hermida pasó destinado, “en turno de libre elección”, a la plana mayor del 42º Tercio (Bilbao) que mandaba entonces el coronel Luis García Limón. Allí permaneció también poco tiempo ya que por orden de 23 de abril de 1956, de conformidad con lo dispuesto en la ley de 16 de diciembre de 1954, cuando contaba 57 años de edad, se le concedió el pase al segundo grupo, dejando el servicio activo. Fijó inicialmente su residencia en Los Boliches, una antigua barriada integrada en la población de Fuengirola (Málaga).
Finalmente pasó a la situación militar de retiro, al haber cumplido ya la edad reglamentaria de 62 años, por orden de 13 de octubre de 1960, suscrita por el ministro del Ejército, teniente general Antonio Barroso Sánchez-Guerra. Éste, entre el 1 de abril de 1951 y el 23 de octubre de 1953 había sido gobernador militar del Campo de Gibraltar así como jefe de la División núm. 22. Hay que significar que a Hermida, que fijó su nuevo domicilio en la capital madrileña, se le concedió en dicha resolución el empleo de coronel honorífico, como comprendido en el artículo único de la ley de 20 de diciembre de 1952, correspondiéndole al Consejo Supremo de Justicia Militar el señalamiento del haber pasivo que le correspondiese, previa propuesta reglamentaria.
En la exposición de dicha ley se decía de forma novedosa que, “el estancamiento que se produce en las escalas al final de toda campaña, se ha producido también en la actualidad con motivo de la Guerra de Liberación”. Era por ello que dadas las plantillas existentes tenían que retirarse forzosamente por edad un cierto número de tenientes coroneles que, “a veces, después de más de cuarenta años de servicios efectivos desde su ascenso a oficial, no pueden lograr la natural aspiración profesional, el ascenso al empleo de Coronel, que se considera como remate normal de la vida militar”.
Por lo tanto, “para compensar en parte estos perjuicios y premiar los dilatados servicios de estos Jefes, que han dedicado su vida a la carrera de las Armas, dándoles una satisfacción moral y concediéndoles un modesto beneficio económico, parece adecuado asignarles la pensión correspondiente al empleo de Coronel y el ascenso a este mismo empleo con carácter honorífico”.
Lamentablemente no se adoptó medida similar alguna hasta el restablecimiento democrático acaecido casi tres décadas después, para quienes perteneciendo a las mismas promociones, habían prestado servicio en las filas republicanas durante la guerra civil y habían sido separados del Ejército al finalizar la misma aunque no sufrieran condena alguna. El caso es que conforme la mentada ley de 1952 se concedió el empleo honorífico de coronel y el correspondiente haber pasivo, a los tenientes coroneles que pasasen a la situación de retirados por edad con doce años o más entre los empleos de comandante y teniente coronel en efectivos servicios o con abonos de campaña.
En el caso concreto del coronel honorífico Hermida, ello le fue concedido, sin perjuicio de que en su hoja de servicios había quedado constancia de que le fue computado el descuento de tres meses y veinte días, “por permanencia en zona roja”, desde el 18 de julio al 8 de noviembre de 1936.
Respecto al teniente coronel Rodrigo Gayet, nuevo jefe de la 337ª Comandancia (Algeciras), se incorporó al mando de la misma el 7 de septiembre de 1955, tras haber sido destinado por una orden del Ministerio del Ejército de 16 de agosto anterior.
Había nacido el 13 de noviembre de 1904 en Figueras (Gerona) siendo hijo de Paul Gayet Robert y Julia Girbal Viñas. Por real orden de 20 de diciembre de 1922, tras superar los correspondientes exámenes, se dispuso su ingreso en la Academia de Infantería situada en el alcázar de Toledo, efectuándolo el 3 de enero siguiente. Poco más de dos meses después, el 11 de marzo, “prestó juramento de fidelidad a la Bandera”. Eran tiempos de guerra en el Protectorado de España en Marruecos y casi dos años y medio después, por real orden de 18 de mayo de 1925, fue promovido al empleo de alférez, siendo destinado inmediatamente al Regimiento de Infantería San Quintín núm. 47.
El 5 de junio siguiente se incorporó a su unidad que estaba ubicada en el Castillo de San Fernando, de la plaza de Figueras, donde apenas permaneció medio año ya que el 2 de diciembre emprendió la marcha por ferrocarril para Barcelona con la compañía expedicionaria mandada por el capitán Ramón Soriano Cardona. Una vez allí embarcó en el vapor “Teide” con rumbo a Melilla, donde llegó dos días después, quedando de servicio de guarnición. El día 7 emprendió la marcha con su unidad en ferrocarril para el campamento de Tarfesit, a donde llegó ese mismo día.
El alférez Gayet pronto tuvo su bautismo de fuego ya que transcurridos tres días, “fue atacado el campamento por fuerzas enemigas, el cual lo mandaba el Coronel de la 2ª media Brigada de Cazadores D. Ramón Jiménez Castellano, causando bajas en el personal y ganado del mismo, sosteniendo intenso fuego hasta que fueron rechazados”.
A partir de entonces y hasta su regreso a Barcelona desde Melilla, a bordo del vapor “Romeu”, acaecido el 3 de mayo de 1927 con dicha compañía, mandada entonces por el capitán Camilo Visedo Albors, tuvo el alférez Gayet una activa participación, al igual que la mayor parte de sus compañeros de armas implicados en aquella campaña.
Sirva como botón de muestra la siguiente reseña de 1926 en la posición de Tisi-Ara Norte que consta en su hoja de servicios: “El 6 de febrero fue atacada la posición por numeroso enemigo con fuego de fusilería y morteros siendo rechazados con bajas vistas y felicitado por el Jefe de la posición Teniente de Artillería de la Comandancia de Melilla Don Luis Ferrán Fernández, por su serenidad, elevado espíritu y disciplina en el fuego”.
(Continuará).
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