Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 18 de noviembre de 2024, pág. 18.
El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.
Al finalizar la guerra civil española el 1º de abril de 1939, el entonces capitán de Carabineros Francisco Hermida Medina, que tras prestar servicio poco más de tres meses en el bando republicano había desertado del mismo y se había refugiado en una de las embajadas extranjeras establecidas en Madrid, quedó en la situación de disponible gubernativo.
Instruida la correspondiente información, “como procedente de territorio liberado”, fue reintegrado a su puesto en el escalafón de su clase y quedó en la situación militar de disponible forzoso por orden de 26 de diciembre de 1939, del ministro del Ejército, general de división José Enrique Varela Iglesias, publicada tres días después en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército núm. 73.
Por otra parte, en el procedimiento sumarísimo núm. 22/1939 que había sido instruido en “Consejo de Guerra de Oficiales Generales” por el “Juzgado Militar de Jefes y Oficiales de Madrid”, el capitán Hermida fue absuelto, “quedando firme y ejecutoria, por Decreto del Excmo. Sr. General Jefe del Cuerpo de Ejército de Guadarrama, de 24 de octubre último”.
También quedaron anuladas “las anotaciones hechas por el ejército rojo, según lo dispuesto el 11 de enero de 1940 por la Dirección General de Personal y Reclutamiento”. Nueve días después, por otra orden del Ministerio del Ejército, se le declaró apto para el ascenso, “cuando por antigüedad le corresponda, por reunir las condiciones que señala la Real Orden Circular de 9 de junio de 1930”.
Por la ley de 15 de marzo de 1940 el personal del Cuerpo de Carabineros pasó a integrarse en el de la Guardia Civil y en virtud de la Ley de Presupuestos de 4 de junio siguiente, la 15ª Comandancia de Carabineros (Madrid) tomó la denominación inicial de 71ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil (Madrid), continuando el capitán Hermida en situación de disponible forzoso.
A pesar de que por orden del Ministerio del Ejército de 29 de diciembre de dicho año, publicada el 19 de enero siguiente en el diario oficial, fue ascendido al empleo de comandante su situación no fue modificada, “siguiendo afecto para documentación y haberes a esta 71ª Comandancia”.
Por otra parte, hay que significar que en cumplimiento a lo dispuesto en la Instrucción General de la Guardia Civil núm. 3, de 20 de febrero de 1941, la mentada 71ª Comandancia que le estaba tramitando su situación militar, pasó a denominarse “Comandancia Exenta nº 100 (Agrupación de Especialistas)”.
Ello no modificó la mentada situación del comandante Hermida y por orden del Ministerio del Ejército de 3 de marzo de 1941 fue pasado contra su voluntad a la situación de retirado, a los 42 años de edad, con arreglo a la Ley de 12 de julio de 1940, causando “baja definitiva” en la Guardia Civil.
Dicha decisión no fue de conformidad para el comandante Hermida como no lo fue para otros muchos afectados por dicha normativa que ponía fin a la carrera militar de aquellos jefes y oficiales del Ejército que, de una u otra forma, habían prestado servicio en las filas republicanas durante la guerra civil, aunque hubiera sido poco tiempo. Por ello, al igual que otros muchos afectados, o mejor dicho, defenestrados, el comandante Hermida fue uno de los que presentó sendos “recursos-súplica” a la separación dictada.
Si bien la mayoría no prosperó es cierto que algunos contaron con el informe favorable del Consejo Superior del Ejército y regresaron al servicio activo. Así fue el caso concreto del comandante Hermida, que por orden de ministro del Ejército, general de división Carlos Asensio Cabanillas, dictada el 19 de julio de 1944 y publicada dos días más tarde en el diario oficial, fue readmitido en un listado compuesto por una veintena de jefes y oficiales de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Guardia Civil.
Finalmente, por orden el Ministerio del Ejército, de 30 de abril de 1945, cesó en la situación de “Disponible forzoso” en la que se encontraba y fue destinado, con carácter voluntario, como 2º jefe de la 137ª Comandancia Mixta (Málaga). Entre los diversos servicios prestados destacó, según escrito del subsecretario del Ministerio de la Gobernación, de 25 de agosto de 1945, el dirigido tras el asesinato del comandante de puesto de la Guardia Civil de Alfarnate (Málaga), Pedro García García Fernández, que finalizó con la muerte de cinco miembros de la guerrilla antifranquista.
Tras más de cuatro años de servicio en la provincia malagueña, donde se hizo cargo varias veces del mando accidental de esa comandancia, fue destinado por orden del Ministerio del Ejército, de 29 de octubre de 1949, con carácter forzoso, a la 242ª Comandancia (Bilbao). En dicho destino estuvo presente como 2º jefe de la misma, hasta que casi medio año después, por otra orden ministerial, de 18 de abril de 1950, se le ascendió a teniente coronel, siéndole otorgado cuatro días más tarde el mando de la citada comandancia vizcaína.
Pero poco más de cinco meses después, por orden del Ministerio del Ejército, de 10 de octubre, fue designado para el mando de la 337ª Comandancia (Algeciras). Incorporado el 4 de noviembre siguiente cesó en su mando accidental el comandante Juan del Río Fernández.
Entre las diferentes vicisitudes que seguidamente constan en su hoja de servicios, merece singular atención la dejación sin efecto, por escrito de 11 de junio de 1952, dimanante de la Sección de Personal de la Dirección General de la Guardia Civil, de la orden comunicada de 18 de septiembre de 1948, “sobre abono de tiempo en zona roja y se dispone que sólo se le abone desde el 9 de Noviembre de 1936 hasta el 28 de Marzo de 1939, que permaneció en dicha zona sin prestar servicios”. Es decir, que no se le reconociesen para su abono de pensión los tres meses y medio que prestó en filas republicanas al inicio de la guerra civil.
Como hecho significativo consta en su hoja de servicios que el 8 de mayo de 1955 salió para Madrid, “al objeto de asistir al acto de entrega de la Bandera Nacional, a la Academia Especial del Cuerpo, ordenado por la superioridad”. Dicho centro de enseñanza militar se había constituido al amparo de la ley de 13 de julio de 1950 dentro del Centro de Instrucción de la Guardia Civil, actuando administrativamente como una dependencia más. Debe significarse que posteriormente, por decreto de 10 de enero de 1958, la “Academia Especial de la Guardia Civil, en la que los Alféreces Cadetes procedentes de la Academia General Militar y futuros Oficiales del Cuerpo completan su formación profesional, queda constituida en Unidad administrativa independiente”. Sus normas, a efectos de enseñanza, se regirían por las que para las Academias Especiales de las distintas Armas y Cuerpos del Ejército se dictasen por la Dirección General de Instrucción y Enseñanza del Estado Mayor Central.
Finalmente, el teniente coronel Hermida cesaría en el mando de la comandancia campogibraltareña, al ser nombrado por orden del Ministerio del Ejército, de 23 de julio de 1955, “Ayudante de Campo” del general de división Enrique Pastor Rodriguez, “Subdirector General de la Guardia Civil”.
(Continuará).
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