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jueves, 12 de junio de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXXIII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (57).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 28 de abril de 2025, pág. 13.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.



  

Otro de los puestos de la Guardia Civil del Campo de Gibraltar que actualmente ya no existen es el de Carteya, ubicado en el término municipal de San Roque y donde tambien había un reducido puesto de “Marinos”. Esta última era una especialidad heredada del Cuerpo de Carabineros para ejercer la vigilancia de las aguas de los puertos e inmediatas de las costas, que sería el antecedente histórico del actual Servicio Marítimo del benemérito Instituto.

Hasta la integración del Cuerpo de Carabineros en el de la Guardia Civil, por ley de 15 de marzo de 1940, dicho puesto, junto al de “Marinos”, pertenecía al primero de los Institutos citados y tenía la denominación de “Guadarranque”. Ambos puestos estaban encuadrados hasta entonces en la 3ª Compañía (Puente Mayorga) de la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras) y pertenecían concretamente a la 1ª Sección (Puente Mayorga), junto a los puestos de Puente Mayorga así como los de su aduana y otro de “marinos”.

En el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, editado en 1936 antes de la guerra civil y elaborado por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, se hacía constar respecto al de Guadarranque, que se trataba de un puesto de playa, “situado en el caserío de su nombre”. Por aquel entonces dicho núcleo poblacional tenía unos 250 habitantes. 

Dicho puesto contaba, según se hacía constar, con un brigada, un cabo, un carabinero de 1ª clase y catorce carabineros de 2ª clase. El acuartelamiento tenía ocho pabellones para personal casado y alojamiento para ocho carabineros solteros. Su demarcación tenía 2.100 metros de extensión sobre la playa y comprendía por levante desde los Junquillos, y por poniente hasta el río Guadarranque inclusive. El correo lo recibía por San Roque, donde estaba la estación del ferrocarril más próxima.

En dicho acuartelamiento se encontraba también un puesto de “Marinos”, con tres carabineros de mar, que se alojaban en aquél, y que estaba dotado de una falúa a remo. Tenía a su cargo, auxiliado por la fuerza de infantería anteriormente citada, la vigilancia y reconocimiento de las embarcaciones y personal cuando entraba en el río Guadarranque.

Cuando ambos puestos, junto al resto de los que constituían la mentada 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras), se integraron en la Benemérita, pasaron a formar parte primero de la 66ª Comandancia Administrativa de la Guardia Civil (Algeciras), reconvertida, tras la Orden de 22 de agosto de 1940, del Ministerio del Ejército, y la Instrucción General núm. 3, de 20 de febrero de 1941, de la Dirección General de la Guardia Civil, en la 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil. 

Posteriormente, como consecuencia de una nueva reorganización de la Guardia Civil, motivada por decreto de 21 de diciembre de 1943, del Ministerio del Ejército, y que entró en vigor el  de marzo de 1944, la 216ª Comandancia Rural (Cádiz), que era la antigua comandancia benemérita provincial gaditana antes de 1940, así como la 234ª Comandancia de Costas (Cádiz) y la 134ª Comandancia de Costas (Algeciras), que eran las antiguas comandancias gaditanas de Carabineros, desaparecieron todas como tales.

Surgidas las nuevas 237ª Comandancia Mixta (Cádiz) y 337ª Comandancia Mixta (Algeciras), que pronto perderían la denominación de “Mixta”, todas las unidades ubicadas en el Campo de Gibraltar, quedaron encuadradas en la última comandancia citada. Entre ellas los mentados puestos de Guadarranque y de “Marinos”. 

Transcurridas más de dos décadas ambos puestos modificaron su denominación por la de Carteya. Posteriormente, por Decreto 2352/1968, de 16 de agosto, se declaró conjunto histórico artístico el enclave arqueológico de Carteya. Fue fundado por los cartagineses en el siglo IV a.C., y cuando Roma venció a Cartago en las Guerras Púnicas, en el siglo III a.C., los romanos fueron mejorando aquella población. Dado que la descendencia de la guarnición romana y las hispanas del lugar no tenía reconocida la ciudadanía romana, Carteya envió una comisión de representantes a Roma y terminó por conseguir del Senado, en el año 171 a.C., la concesión del título de “Colonia Libertinorum Carteia”, que figura como “la primera colonia latina fuera de suelo itálico”.

El comandante del puesto de Carteya en 1965 era el sargento Guillermo Cuadrado Borrallo, anterior cabo 1º en la aduana de La Línea de la Concepción. Había ingresado en la Guardia Civil, por orden de 27 de enero de 1943, del Ministerio del Ejército, procedente de soldado del Grupo de Tropas de Intendencia núm. 1 (Madrid), siendo destinado a la 2ª Comandancia Móvil (Sevilla).

El resto de componentes eran el cabo 1º Serafín Navarro Escribano, así como los guardias civiles de 2ª clase Pablo Salcedo Bernal, Luis del Moral Moreno, Eulalio Jiménez Drago, Lorenzo García Heredia, José García Marfil, José Rahona Martín, José Ojeda Villanueva, Juan López Fernández Pacheco, Antonio Malagón Escribano, Mariano Fernández Ortiz, José Moreno Ternero, Rafael Piedras Rojas, Miguel Blanco López, Rafael Segura Martín y Miguel Medina Bueno.

Según una antigua ficha de 1982, de inventario-urbana de la Dirección General del Patrimonio del Estado, dicha casa-cuartel ya estaba desalojada, “por mal estado de habitabilidad”, y suprimido como puesto. Estaba rodeada, a izquierda, derecha y fondo, por la “zona-marítima-terrestre”. 

Procedente en 1940, “del extinguido Cuerpo de Carabineros”, tenía una superficie construida de 401’90 metros cuadrados, sobre un terreno de 419’65 metros cuadrados. Fue inscrita por primera vez el 17 de mayo de 1966 en el Registro de la Propiedad de San Roque, a petición del teniente general Ángel Ramírez de Cartagena Marcaida, director general de la Guardia Civil.

(Continuará).

 

sábado, 7 de junio de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXXII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (56).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 21 de abril de 2025, pág. 14.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


 

En el año 1965 algunas unidades de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), que tenían sus casas-cuarteles en el término municipal de San Roque, estaban encuadradas en la 2ª Compañía (La Línea de la Concepción).

La razón era que, tanto en el desaparecido Cuerpo de Carabineros como en el de la Guardia Civil, el servicio encomendado siempre motivaba la organización de sus despliegues territoriales. 

La principal diferencia había sido que en Carabineros algunos puestos desplegados en el término municipal sanroqueño dependían de las Comandancias de Estepona o de Málaga, en vez de la Comandancia de Algeciras. En cambio, en la Guardia Civil, los puestos del Campo de Gibraltar, en la provincia gaditana, siempre habían estado encuadrados en la Comandancia de Cádiz o en la Comandancia de Algeciras, según épocas. La única excepción, ya relatada, fue entre 1944 y 1948, que supuso duplicar la extensión de la Comandancia de Algeciras, al integrar unidades territoriales de las Comandancias de Cádiz y de Málaga. 

Centrados ya en 1965, dicho año comenzó como jefe de la línea de Campamento, que integraba los puestos de Puente Mayorga y de Carteya, más el de Marinos ubicado en esta casa-cuartel, el teniente Santos Gómez Sáenz. Sin embargo, al pasar éste a la línea de San Juan de Aznalfarache, de la 138ª Comandancia (Sevilla), antes de la confección del album fotográfico obsequiado por el teniente coronel Juan Antonio Fajardo Quero, jefe de la 337ª Comandancia (Algeciras), al general de brigada Buenaventura Cano Portal, la línea de Campamento se encontraba vacante. Ésta sería ocupada muy entrado el año siguiente, por el recién ascendido Alfredo Martínez Mayo, que procedía de brigada. 

Si constaban destinados entonces en Puente Mayorga, el sargento Teodoro de Miguel Díaz, el cabo Miguel Jiménez Rivera y los guardias civiles de 2ª clase José Prieto Montesino, Juan Palomino Cortés, Francisco Fuentes Hurtado, Pedro Moraga Quevedo, Brígido Sánchez Ávila, Antonio Sánchez Alcaide, Jorge Montes Urbano, Joaquín Ortiz Muñoz, Julián Andrades Vázquez, Francisco Morales Fructos, Antonio Bustos Ramos, Antonio Ortega Díaz, Isidro Martín López y Antonio Martínez Muñoz Soriano.

De justicia es citar que un hijo ya nacido entonces del mentado guardia 2º Fuentes, es el actual director de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil, tratándose del coronel Francisco Fuentes Delgado, perteneciente a la XLIII Promoción de la Academia General Militar, y que en el empleo anterior fue jefe de la Comandancia de Córdoba. Todo un orgullo y una satisfacción haber conocido su inmensa categoría humana y profesional.

Hay que significar que dicho acuartelamiento procedía del Cuerpo de Carabineros. Hasta su reconversión como Guardia Civil, nunca había existido una casa-cuartel de la Benemérita en dicha barriada sanroqueña, velándose por su seguridad ciudadana desde el entonces vecino puesto sanroqueño de Campamento, creado en 1925. 

En el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, editado en 1936 y elaborado por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, se especificaba que dicha unidad, se encontraba encuadrada entonces en la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras) de la 5ª Zona (Málaga).

Por aquel entonces, Puente Mayorga era la residencia del capitan jefe de compañía de Carabineros así como de uno de sus tenientes jefe de sección. Por aquel entonces era un poblado de 960 habitantes. La carretera pasaba a unos dos kilómetros de Campamento y el correo se recibía por San Roque, que tenía la estación ferroviaria más próxima. A unos dos kilómetros y medio existía una oficina de correos que disponía de telégrafo, teléfono y giro postal.

En dicho acuartelamiento estaban un brigada y un carabinero como escribientes de la compañía. Por otra parte el puesto disponía solo vivienda para un casado y siete solteros, teniendo una plantilla de otro brigada, un cabo, un corneta y trece carabineros. La vigilancia se ejercía sobre una línea costera de 2.164 metros, desde Punta Mala hasta el “antiguo almacén de Juan Pino”, por levante, y desde el “Almacén Central” hasta los Junquillos, por poniente.

Además existía entonces en la barriada otro puesto que desaparecería y que tenía la vigilancia de los 176 metros que existían entre los citados almacenes. Un cabo, un carabinero de 1ª y cuatro de 2ª, que vivían en casas particulares, prestaban servicio en la aduana de 3ª clase allí existente, donde se despachaba la importación de carbón mineral procedente de la colonia británica de Gibraltar y corcho en bruto. Igualmente intervenía en operaciones nacionales, con excepción del azúcar, alcoholes y tejidos. Afecto a dicha aduana estaba también el puesto de la “Rada”, con dos carabineros de mar y una embarcación a remo, para el reconocimiento de las que se acercasen a dicha costa.

Posteriormente, según una antigua ficha de inventario-urbana de la Dirección General del Patrimonio del Estado, la casa-cuartel principal estaba en la calle Cervantes nº 25, entre las calles Numancia, Constitución y Antonio Rodríguez López. Conforme a un escrito del teniente general algecireño Ángel Ramírez de Cartagena Marcaida, director general de la Guardia Civil, remitido para su inscripción por primera vez en el Registro de la Propiedad de San Roque, dicho acuartelamiento había pertenecido al “extinguido Cuerpo de Carabineros”. Inscrito el 17 de mayo de 1966 tenía dos plantas levantadas sobre un solar de 211´37 metros cuadrados. Actualmente rehabilitado es de propiedad ajena a la Guardia Civil.

(Continuará).

 

TRIBUNA. EL “PETAQUEO” O SUMINISTRO DE COMBUSTIBLE A LAS NARCOLANCHAS.



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 15 de abril de 2025, pág. 14.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.



El coronel Núñez pide que sea delito comprar y tener gasolina para las narcolanchas


 

El pasado 11 de abril se publicaba en “Europa Sur” un interesante artículo redactado por su director, Javier Chaparro, y que trataba sobre uno de los principales problemas que padece nuestra provincia. Se titulaba “Los jueces de la Audiencia de Cádiz acuerdan considerar delito el petaqueo de gasolina tras un intenso debate”. Se continuaba diciendo que “El Plenillo de magistrados de lo Penal asume las tesis de la Fiscalía Antidroga y de la Sección 7ª de Algeciras para luchar contra el narcotráfico”.

 

Según se exponía, la Audiencia de Cádiz ponía coto al almacenamiento y transporte de combustible para los narcos. Se proseguía afirmando que a partir de ese momento, los magistrados adscritos a dicho órgano considerarían que el petaqueo de gasolina es una actividad delictiva de acuerdo con el artículo 568 del Código Penal, que considera que los responsables de dicha actividad ponen en riesgo consciente y voluntario la seguridad colectiva.

 

Concretamente dicho artículo pena la tenencia o el depósito de sustancias o aparatos inflamables, incendiarios o asfixiantes, o sus componentes, así como su fabricación, tráfico o transporte, o suministro de cualquier forma, no autorizado por las leyes o la autoridad competente. Las penas de prisión son en tal caso, de cuatro a ocho años, si se trata de sus promotores y organizadores, así como de tres a cinco años para los que hayan cooperado a su formación. 

 

Todo lo expuesto, me hizo recordar ciertas palabras de mi discurso pronunciado cinco años y medio antes, el 12 de octubre de 2019, en la Plaza Alta de Algeciras, con motivo del acto oficial de la Patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar, cuando entonces era jefe de la Comandancia de la Guardia Civil campogibraltareña.

 

Hay que significar que no se trataba de un acto más, sino que se volvía a poner en valor, públicamente, el 175 aniversario de la fundación de nuestro benemérito Instituto, “lo cual nos convierte en la institución policial de ámbito estatal más antigua de España y del Campo de Gibraltar”, tal y como dije entonces y sigo manteniendo. En aquel discurso, que fue reproducido íntegramente por “Europa Sur” en Internet, dije: 

 

“La muy eficaz acción de la Guardia Civil en coordinación con la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera está obteniendo muy importantes resultados en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, es necesario que se nos continúe dotando de más herramientas legales para poder proseguir con eficacia y éxito la lucha contra el narcotráfico. Esa asignatura pendiente son las redes logísticas de suministro de combustible a las embarcaciones de alta velocidad utilizadas por las redes criminales del narcotráfico. Buena parte de los alijos de droga que había en nuestra costa han sido sustituidos por embarques de docenas de petacas repletas con millares de litros de combustible para su uso por las narcolanchas. Dicho combustible, tras ser adquirido en diversas estaciones de servicio, es almacenado temporalmente en viviendas y edificios habitados. 

 

Posteriormente es trasladado en furgonetas hasta los puntos de embarque, con el consiguiente y gravísimo peligro que reviste para la seguridad de los ciudadanos en caso de producirse un siniestro. Sin embargo, cuando se intervienen policialmente 1.000, 2.000 o 3.000 litros de combustible en el interior de viviendas, furgonetas o embarcaciones, si no se puede acreditar su trazabilidad con el narcotráfico, son tan solo infracciones administrativas. Al ser los autores insolventes y no ser titulares de los bienes intervenidos para su depósito o traslado, se suele traducir en una impunidad absoluta.

 

Dichas conductas deberían estar penalizadas y no como viene sucediendo actualmente, que salvo que se acredite su vinculación directa con el narcotráfico, quedan sin reproche penal alguno. Es necesario que nuestra legislación penal tipifique las conductas consistentes en almacenar y trasladar millares de litros de combustible, sin que tenga que acreditarse su expreso consumo en embarcaciones cargadas de droga.”

 

Lo he vuelto ahora a leer y sigue tristemente teniendo plena vigencia, salvo que actualmente se interviene en ocasiones hasta más de 5.000 mil litros de combustible y ya se ha dictado alguna sentencia judicial, quedando a la espera de su firmeza, tras la resolución de los recursos que se interpongan. 

 

Afortunadamente ya no es solo una firme opinión de los que desde el punto de vista policial y judicial están frente al narcotráfico, así como de muchos colectivos sociales más, sin olvidar a nuestros medios de comunicación.

 

Es evidente que lamentablemente todavía queda un largo camino que recorrer pero resulta alentador que cada vez hay más decisión y firmeza en hacer frente a este grave problema, el cual hace tiempo que no es sólo del Campo de Gibraltar sino que se ha ido extendiendo a otros lugares, no sólo de la provincia gaditana, sino de Andalucía y otras partes de nuestro territorio nacional.  

 

sábado, 24 de mayo de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXXI). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (55).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 14 de abril de 2025, pág. 16.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


    

Durante la exposición que se ha venido haciendo desde estas páginas al tratar históricamente de los Cuerpos de Carabineros y de la Guardia Civil, así como de sus antiguos acuartelamientos y unidades ubicadas en el término municipal de San Roque, hoy día desaparecidos, se han dado dos circunstancias reales y curiosas.

En unos casos, el Cuerpo de Carabineros había tenido algunos acuartelamientos y unidades situadas en dicho término municipal gaditano, que por razones principalmente operativas, no estaban encuadradas en la Comandancia de Cádiz hasta 1879 o en la Comandancia de Algeciras, cuando se creó a partir de ese año, sino en la Comandancia de Málaga o en la Comandancia de Estepona, cuando esta última existió entre los años 1889 y 1935. 

En cambio, los puestos territoriales de la Guardia Civil establecidos en el mentado término municipal de San Roque, desde principios de 1845, siempre pertenecieron, primero a la Comandancia de Cádiz, y desde la integración de Carabineros en el benemérito Instituto que crease el II duque de Ahumada, prevista en la ley de 15 de marzo de 1940, en la entonces recién creada Comandancia de Algeciras. Dicha situación se sigue manteniendo en la actualidad. Sin embargo, ello no fue inconveniente para que los diferentes puestos ubicados en el citado término municipal sanroqueño, pudieran estar encuadrados a partir de 1941, según épocas, en compañías cuyas cabeceras estuvieron ubicadas en Algeciras, San Roque y en su pedanía de Guadiaro o en La Línea de la Concepción. Hoy día, los puestos principales de San Roque y Nuevo Guadiaro pertenecen a la Compañía de La Línea de la Concepción.

En 1965, año que ahora se está exponiendo, la cabecera de la 2ª Compañía de la 337ª Comandancia (Algeciras) estaba ubicada en La Línea de la Concepción y se encontraba al frente de la misma el capitán José Docampo Salinas. Éste procedía del desaparecido Cuerpo de Carabineros al igual que su hermano mayor Antonio, si bien éste entonces estaba destinado, también como capitán, pero como profesor en la 2ª Academia Regional de la Guardia Civil sita en Sabadell (Barcelona). 

Continuando con la mentada 2ª Compañía campogibraltareña, la mayor parte de sus unidades subordinadas estaban establecidas en 1965 en el mentado término municipal linense, si bien algunas de aquellas estaban ubicadas dentro del término municipal de San Roque.

Así, la primera de éstas era el puesto de Príncipe Alfonso, ubicado en la pedanía o barriada de Campamento de Benalife, mandado entonces por el sargento Francisco Ferrera Álvarez. Dicho puesto estaba encuadrado a su vez en la línea (sección) de La Atunara, a cuyo frente se encontraba el brigada José Delicado García, junto a los puestos linenses de La Atunara, Castillo de España y El Espigón.

Hay que recordar que el citado puesto de Príncipe Alfonso, ubicado en las proximidades del antiguo hotel que tuvo tal denominación, había asumido en buena parte el testimonio histórico de otros dos antiguos puestos, tanto de la Guardia Civil como de Carabineros, que anteriormente habían desaparecido como tales. 

Por una parte, se trataba del antiguo puesto de la Guardia Civil de Campamento. Éste había sido creado en 1925 con una plantilla integrada por un sargento y cuatro guardias civiles de 2ª clase, y estuvo ubicado en un pequeño edificio, hoy inexistente, propiedad de Arturo Patrón Canepa, sito en la calle Pozo, antigua calle Cuartel. Al inicio de la guerra civil de 1936-1939, dicho puesto estaba mandado por un cabo y tenía ya seis guardias civiles de 2ª clase, todos de infantería.

Y por otra parte, el antiguo puesto de Cachón de Jimena, perteneciente al Cuerpo de Carabineros, que hasta el inicio de la citada guerra civil había tenido una importante plantilla para luchar contra el contrabando procedente de la colonia británica de Gibraltar, compuesta por un brigada, dos cabos, un carabinero de 1ª clase y veinte carabineros de 2ª clase.

El resto de los miembros del mentado puesto sanroqueño de Príncipe Alfonso en 1965 eran el cabo 1º José Rodríguez Corrales y los guardias de 2ª clase Ángel Vicente Valle, Francisco Martín Martí, Eugenio Costumero Periáñez, Cristóbal Marín Rojas, Antonio Ballesteros Muñoz, Anastasio Granero Carbonell, Martín Ahedo Camarero, Antonio Vilchez Sánchez, Manuel Jiménez García Muñoz, José Martín Álvarez Tejero y Juan García Torres. 

Según una antigua ficha de inventario-urbana de la Dirección General del Patrimonio del Estado, dicha casa-cuartel, ubicada junto a la carretera que unía las localidades de San Roque y La Línea de la Concepción, lindaba con el chalet “Villa Macarena” que era propiedad de Manuel Lavado Roca, así como con el entonces polígono industrial de Crinavis (Sistemas Navales Criogénicos), empresa desaparecida hace ya muchos años.

Conforme a un escrito del teniente general algecireño Ángel Ramírez de Cartagena Marcaida, director general de la Guardia Civil, remitido para su inscripción por primera vez en el Registro de la Propiedad de San Roque, dicho acuartelamiento, había pertenecido al “extinguido Cuerpo de Carabineros” hasta el año 1940. Inscrito finalmente el 17 de mayo de 1966 tenía el edificio una sola planta, donde se encontraban las oficinas y cinco viviendas. Ocupaba el solar una superficie de 527 metros cuadrados, de los que la casa-cuartel ocupaba 444 metros cuadrados construidos, quedando afectada al entonces Ministerio de la Gobernación, hoy de Interior. Actualmente son viviendas de propiedad particular, ajenas a la Guardia Civil.

(Continuará).

 

domingo, 18 de mayo de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXX). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (54).


 

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 7 de abril de 2025, pág. 16.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


  

 

En el año 1965 se encontraba establecida una casa-cuartel de la Guardia Civil en Guadalquitón, sita en el término municipal de San Roque. Actualmente desaparecida como tal, permanecen todavía las ruinas de la misma junto a un viejo pozo de agua y queda como mudo testigo de una antigua época que se remonta a los tiempos del antiguo Cuerpo de Carabineros del Reino.

En dicho año pertenecía, junto al puesto de Carboneras que se ha referido en el artículo anterior, a la Línea (sección) de Carboneras que mandaba entonces el teniente Agustín Rodríguez Borges. Su encuadramiento correspondía en esa época a la 1ª Compañía (Guadiaro), cuyo jefe era el capitán José Ferrer Gil. Todo ello estaba integrado a su vez en la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), cuyo jefe era el teniente coronel Juan Antonio Fajardo Quero, también mencionado anteriormente.

Según el album, tan referido en el relato que se viene publicando en EUROPA SUR de estos antiguos acuartelamientos de la Benemérita campogibraltareña, que le fue entregado como recuerdo tras su ascenso al general de brigada Buenaventura Cano Portal, anterior coronel jefe del 37º Tercio de la Guardia Civil (Málaga), la fuerza del mentado Puesto de Guadalquitón estaba entonces mandada por el cabo Juan Contreras Pueyo.

El resto de componentes de dicha unidad estaba formado por los guardias civiles de 2ª clase llamados Pedro Rayo Valenzuela, Juan Domínguez León, Pedro Castrejón Romero, Diego Castañeda Montero, José Mangas Prieto, Rafael Manchón González, Antonio Fernández-González González, Ramón Jiménez Iglesias, José Mora Domínguez, Antonio Cumplido Masero, Francisco Ruiz Iborra, José Rodríguez Salas y José Ríos Rocha.

En el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, editado en 1936 antes del inicio de la guerra civil y elaborado por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, con la colaboración de suboficiales, clases y carabineros destinados en la Secretaría de la Inspección General de dicho Cuerpo, se especificaba que dicho puesto se encontraba encuadrado en la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras).

El puesto de Guadalquitón dependía entonces, junto al puesto de Carboneras, de la 1ª Sección de Carboneras, que a su vez pertenecía a la 1ª Compañía de Atunara, perteneciente a La Línea de la Concepción, encuadrada en la mentada comandancia campogibraltareña.

La plantilla de este puesto estaba constituida entonces por un sargento, un cabo, un carabinero de 1ª clase y once carabineros de 2ª clase, que dado lo reducido del espacio de dicho acuartelamiento la mayoría sería de estado soltero o tendrían su esposa e hijos en poblaciones cercanas. De hecho, el mentado escalafón de 1936 hacía constar que el alojamiento “era insuficiente para toda la fuerza”.

La fuerza allí destinada tenía encomendada la vigilancia de la costa, para evitar principalmente el alijo de contrabando procedente de la cercana colonia británica de Gibraltar. Concretamente tenía una demarcación principal constituida por un espacio longuitudinal de 2’800 kilómetros frente a la mar, comprendidos por levante hasta la margen derecha del río Guadiaro, y por poniente hasta el Cachón de Carboneras.

Según se especificaba en el mentado escalafón, dicha demarcación se encontraba encuadrada entre los puestos de Carabineros de Torreguadiaro, por levante, y del de Carboneras, por poniente. Se trataba de un distrito situado en despoblado y su terreno tenía poca producción agrícola si bien había posibilidad de caza, menor debía entenderse, y pesca. Los caminos existentes eran realmente veredas y la estación de ferrocarril más cercana era la existente en San Roque, mientras que el correo se recibía y enviaba por la oficina de La Línea de la Concepción.

Tal y como ocurrió en otros casos referidos anteriormente, este acuartelamiento de Guadalquitón, inicialmente de Carabineros, no se había inscrito en el “Registro de la Propiedad de San Roque”. Al reconvertirse en un puesto de la Guardia Civil, en aplicación de la ley de 15 de marzo de 1940, se tardó veinticinco años en hacerlo. 

Concretamente se realizó tras la presentación del oficio correspondiente que estaba fechado el 25 de febrero de 1966 y firmado en Madrid por el teniente general algecireño Ángel Ramírez de Cartagena Marcaida, como director general de la Guardia Civil.

Según se hizo constar entonces, dicho edificio, de una sola planta, se encontraba enclavado, “dentro del que fue Cortijo de Guadalquitón, a unos 100 metros de la Costa del Mar Mediterráneo, entre los Ríos Guadiaro y Guadalquitón, y término municipal de San Roque”.

La superficie construida del acuartelamiento era sólo de 122 metros cuadrados, contando con una superficie periférica de 929’25 metros cuadrados. Lindaba al norte con la “Compañía Financiera Soto Grande”; al sur con la “Finca Borondo, de D. Joaquín Díaz Hidalgo”; al este con la “Zona Marítimo-terrestre”; y al oeste con la “Finca de Guadalquitón, de D. Raimundo Burguera”.

Tras hacerse constar que se denominaba como “Cuartel de la Guardia Civil de Costas”, se afirmaba que se ignoraban el número y cargas reales de dicho espacio. Si bien se le suponía un valor aproximado de 56.000 pesetas, se reconocía que no existía “título de adquisición”, haciéndose constar no obstante que, “se adquirió por ocupación del extinguido Cuerpo de Carabineros, con motivo de la fusión de éste con el de la Guardia Civil en el año 1.940”.

Consecuente con la petición descrita, el titular del “Registro de la Propiedad de San Roque” diligenció el 20 de mayo siguiente que quedaba asentado dicho título, quedando “exento del pago de Derechos Reales”, conforme la normativa vigente.

Según la ficha de inventario-urbana de la Dirección General del Patrimonio del Estado, el 24 de febrero de 1978, estando dicho acuartelamiento ya en ruinas, quedó finalmente desafectado.

(Continuará).

martes, 13 de mayo de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXIX). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (53).



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 31 de marzo de 2025, pág. 16.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


  

En el año 1965 se encontraban ubicadas en la casa-cuartel de la Guardia Civil de Carboneras, sita en el término municipal de San Roque, la plana mayor de la Línea (sección) de Carboneras así como una de sus unidades subordinadas, el Puesto de Carboneras. Todo ello estaba encuadrado entonces en la 1ª Compañía (Guadiaro), que mandaba el capitán José Ferrer Gil, que pertenecía a la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), cuyo jefe era el teniente coronel Juan Antonio Fajardo Quero.

El jefe de aquella línea (sección) de Carboneras era entonces el teniente Agustín Rodríguez Borges, ascendido a dicho empleo con antigüedad de 27 de abril de 1965. Nacido el 1 de octubre de 1917 había sido movilizado en el bando sublevado cuando todavía no había cumplido los 20 años de edad, concretamente el 1 de agosto de 1937. Finalizada la guerra civil decidió ingresar en la Guardia Civil, lo cual consiguió, por orden del Ministerio del Ejército, de 27 de enero de 1941, siendo procedente de soldado del Regimiento de Infantería Simancas núm. 40 (Gijón). Iniciada su carrera en la Benemérita, como guardia 2º de Infantería en la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba, fue ocupando diferentes destinos y empleos hasta que estando destinado como sargento 1º en La Línea de la Concepción, pudo realizar el curso de ascenso a oficial en el Centro de Instrucción de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid.

El comandante del puesto de Carboneras era el cabo Félix González Hortas y los guardias 2º de dicha unidad eran Dionisio Matías Sanjuan, Antonio Rovira Galán, Bartolomé Gómez Morón, Nicolás Barrero Medrano, José Rodríguez Muñoz, Manuel Sánchez López-Toscano, Ventura Expósito Verdejo, José Valle Amador, Antonio Rodríguez Prado, Pedro Amaya Castillo, Ildefonso Fernández Nájera, Valentín López Ariza, Cristóbal Ulloa Gutiérrez y Antonio Lara Baidez.

Dicha casa-cuartel procedía del Cuerpo de Carabineros cuyos componentes y acuartelamientos habían sido integrados en el Cuerpo de la Guardia Civil como consecuencia de la ley de 15 de marzo de 1940. 

En el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, editado en 1936 y elaborado por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, con la colaboración de suboficiales, clases y carabineros destinados en la Secretaría de la Inspección General de dicho Cuerpo, se especificaba que dicho puesto se encontraba encuadrado entonces en la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras).

Según se especificaba en dicho escalafón, residía entonces también en dicho acuartelamiento el oficial jefe de la sección de Carabineros. El puesto estaba considerado de primera línea, “de costa montañosa” y situado en despoblado. Confinaba por levante con el Cachón de Carboneras, y llegaba por poniente, hasta Punta Mala. Tenía una línea de costa de 4’750 kilómetros y no tenía más caminos que algunas veredas, siendo entonces y durante los años siguientes un paraje realmente inhóspito.

El correo que se recibía en dicha casa-cuartel había que ir a buscarlo a la oficina de La Línea de la Concepción, y la estación de ferrocarril más próxima era la de San Roque. La plantilla del personal de dicho puesto estaba constituida por un sargento, un cabo, un corneta, un carabinero de 1ª clase y trece carabineros de 2ª clase. El acuartelamiento tenía modestos pabellones para el oficial jefe de la sección y nueve componentes casados del puesto, alojándose los carabineros solteros, de forma comunitaria, en la sala de armas.

Como ocurrió en otras ocasiones este acuartelamiento de Carabineros no se había inscrito en el registro de propiedad de San Roque y la Guardia Civil tardó veinticinco años en hacerlo. Concretamente se realizó tras la presentación del oficio correspondiente que estaba fechado el 25 de febrero de 1966 y firmado en Madrid por el teniente general algecireño Ángel Ramírez de Cartagena Marcaida, como director general de la Guardia Civil.

Según se hizo constar entonces, dicho edificio, de una sola planta, se encontraba enclavado “en Sierra Carbonera, al Norte de la Ciudad de La Línea de la Concepción, a unos 10 kms. de dicha población y a unos 100 metros de la Costa del Mar Mediterráneo, en desplobado”.

Su superficie construida, sita junto a la antigua torre, era de 728 metros cuadrados, mientras que el patio descubierto interior era de otros 351 metros cuadrados, lo cual sumaba un total de 1.079 metros cuadrados. Ello contaba con una superficie periférica de 2.349 metros cuadrados que rodeaban la edificación y que a su vez lindaba por el norte, sur, este y oeste, con una finca que era propiedad de “D. Juan Poveda”.

Tras hacerse constar que se denominaba como “Cuartel de la Guardia Civil de Costas”, se afirmaba que se ignoraban el número y cargas reales de dicho espacio. Si bien se le suponía un valor aproximado de un millón de pesetas, se reconocía que se carecía de “título de adquisición”, haciéndose constar no obstante que, “se adquirió del extinguido Cuerpo de Carabineros con motivo de la fusión del mismo con el de la Guardia Civil en el año 1.940, ignorándose más datos, si bien la fecha de construcción, lo fue en el año 1.927”. 

Consecuente con la petición descrita, el titular del “Registro de la Propiedad de San Roque” diligenció el 5 de mayo siguiente que quedaba asentado dicho registro, quedando “exento del pago de Derechos Reales”, conforme la normativa vigente.

Según la ficha de inventario-urbana de la Dirección General del Patrimonio del Estado, el 16 de septiembre de 1975 se ordenó el desalojo del acuartelamiento y cambio de ubicación de la fuerza allí destinada.

(Continuará).

lunes, 5 de mayo de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXVIII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (52).



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 24 de marzo de 2025, pág. 14.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


 

Uno de los puestos más desconocidos de Carabineros, en primer lugar, y posteriormente de la Guardia Civil tras la entrada en vigor de la ley de 15 de marzo de 1940, ubicados en el término municipal de San Roque, era el de Casafuerte. Hoy día es inexistente y fue desafectado por su estado ruinoso mediante acta levantada el 12 de noviembre de 1974. 

En 1965 pertenecía a la línea (sección) de Torreguadiaro, que entonces estaba encuadrada en la 1ª Compañía, sita en la pedanía sanroqueña de Guadiaro, perteneciente a la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras). 

Según el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, editado en 1936 y elaborado por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, con la colaboración de suboficiales, clases y carabineros destinados en la Secretaría de la Inspección General del Cuerpo, el puesto de Casafuerte no pertenecía entonces a la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras), sino a la Fracción de Estepona de la 9ª Comandancia de Carabineros (Málaga).

Aunque enclavado en la provincia de Cádiz y perteneciente a su Campo de Gibraltar, hay que recordar que en aquel periodo del antiguo Cuerpo de Carabineros, las unidades que estaban ubicadas a partir de la margen izquierda del río Guadiaro se encontraban encuadradas por necesidades del servicio en la comandancia malagueña. 

El puesto de Casafuerte se encontraba ubicado en primera línea de playa y mantenía la vigilancia de la costa a lo largo de 2’196 kilómetros de longuitud. Vigilaba por poniente, desde el Puntazo del Zorro, lugar ya citado en el artículo anterior al describir la demarción del puesto de Torreguadiaro, y por levante, vigilaba hasta la Punta de Calataraje. Ahí iniciaba su demarcación el puesto malagueño de Chullera, la cual llegaba hasta el arroyo de Martajina.

La plantilla del puesto de Carabineros de Casafuerte estaba mandado en 1936 por un brigada y contaba con un carabinero de 1ª clase y ocho carabineros de 2ª clase. La casa-cuartel tenía entonces un pabellón para el comandante de puesto y otros seis para personal casado. Los solteros se alojaban en la sala de armas. 

Se trataba de un “puesto de playa” ubicado entonces en despoblado, siendo  de terreno montuoso. En su distrito tenía dos calas y tres puntazos. El correo lo recibía a través de la oficina postal malagueña de Estepona mientras que la estación ferroviaria más cercana era la gaditana de Castellar de la Frontera.

Era un puesto de vigilancia de costa cuyo servicio se prestaba a pie ya que como ocurría con la mayor parte de los puestos del Cuerpo, carecían de vehículo alguno. Las postas, donde se asentaban los carabineros, estaban separadas entre sí no más de quinientos metros, donde se situaban para observar la mar y la playa, así como ejercer sus misiones de resguardo fiscal y lucha contra el contrabando.

Hay que significar, para no confundirlo, que en aquella 9ª Comandancia de Carabineros (Málaga), a la que entonces pertenecían algunos de los puestos gaditanos de la parte más oriental del Campo de Gibraltar, existía, además del ya referido, otro puesto igualmente denominado de Casafuerte. Su acuartelamiento era más moderno entonces y era residencia del oficial jefe de la sección malagueña en la que estaba encuadrado. También estaba situado en primera línea de playa y con una demarcación similar en dimensiones a la campogibraltareña, pero comprendida entre el arroyo de Granadilla y el del Tajo. Se encontraba ubicado en terreno quebrado y despoblado, teniendo en su demarcación una cala y cuatro arroyos, recibiendo el correo por la oficina de la población del Rincón de la Victoria.

En el año 1965 la plantilla nominal que constaba en el puesto sanroqueño de Casafuerte, según el mentado album obsequiado como recuerdo al general de brigada Buenaventura Cano Portal, que había sido coronel jefe del 37º Tercio de la Guardia Civil (Málaga), estaba contituida por el sargento Francisco Martín Claros, el cabo Gonzalo Riquelme Sánchez, así como los guardias 2º Francisco Benavides Pastor, Agustín Bermudez Aguilera, Francisco Corón Martín, Antonio Hernández Pérez Magán, Manuel Ruiz Castillo, Francisco Rodríguez Estevez, Francisco López Martín García, Rafael Sánchez Rojas y Rafael Moreno Calzado.

La casa-cuartel de Casafuerte, hoy desaparecida, era propiedad del Estado y estaba situada frente a la costa, a un kilómetro del entonces punto kilómetríco 142’000 de la antigua carretera N-340. Concretamente se encontraba enclavada en un terreno que estaba rodeado, “por todos sus vientos, con la finca propiedad de D. Diego Jiménez Mina”.

Tal y como ha ocurrido en tantas otras ocasiones, especialmente cuando aquellas casas-cuarteles de Carabineros se habían construido, previa solicitud y consenso,  sobre terrenos de propiedad privada, dicho edificio de una sola planta, tardó varias décadas en inscribirse en el registro de la propiedad de San Roque. 

Se hizo la inscripción, afectada al entonces Ministerio de Gobernación, transcurridos más de veinte años que llevaba prestando servicio dicho inmueble en la Guardia Civil. Concretamente se inscribió por primera vez el 5 de mayo de 1966, mediante una certificación administrativa de dominio expedida el 25 de febrero anterior en Madrid, en nombre del teniente general algecireño Ángel Ramírez de Cartagena Marcaida, como director general de la Guardia Civil.

Según la ficha registral, el acuartelamiento era un edificio de una única planta que tenía, según título, una superficie de 835’61 metros cuadrados, de los que 480’47 metros cuadrados estaban construidos y 355’14 metros cuadrados constaban como superficie descubierta. Todo ello levantado en un solar cuya superficie periférica era de 2.166’13 metros cuadrados.

(Continuará).

viernes, 25 de abril de 2025

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CCLXVII). LA REORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL (51).

 

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 17 de marzo de 2025, pág. 15.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


 

La 1ª Compañía de la 337ª Comandancia (Algeciras) tenía la cabecera de su plana mayor que mandaba en 1965 el capitán José Ferrer Gil, en la barriada sanroqueña de Guadiaro, donde como ya se ha reseñado en el artículo anterior, residía también el puesto territorial de dicha pedanía sanroqueña. 

La primera línea (sección) de dicha compañía, que incluía el mentado puesto de Guadiaro, tenía establecida su cabecera en la barriada sanroqueña de Torreguadiaro, asentada en la misma casa-cuartel donde también estaba su puesto, igualmente ubicada en el término municipal de San Roque. 

A ello hay que añadir, formando parte de la citada línea de Torreguadiaro, los puestos de Casafuerte, sito también en el mentado municipio sanroqueño, y el de San Martín del Tesorillo, que por aquel entonces estaba asentado en la pedanía que le daba nombre, perteneciente al término municipal de Jimena de la Frontera. 

Antes de la integración del personal, acuartelamientos y material del Cuerpo de Carabineros en el de la Guardia Civil, llevado a cabo por la ley de 15 de marzo de 1940 y posteriores disposiciones, hay que significar que el mentado puesto de Torreguadiro, aunque gaditano y campogibraltareño, no estaba encuadrado en la 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras). Pertenecía entonces a la 9ª Comandancia de Carabineros (Málaga) y estaba encuadrado en la fracción de la antigua Comandancia de Carabineros de Estepona. El límite de separación de ambas comandancias estaba establecido entonces por el río Guadiaro.

Ya entonces, también Torreguadiaro, además de tener un puesto, era cabecera de la sección de Carabineros y era por lo tanto residencia del oficial que se encontraba al frente de la misma. En cambio, no había establecido entonces ningún puesto de la Guardia Civil en dicha barriada ni casa-cuartel de la Benemérita por lo tanto. Su demarcación, como puesto de primera línea de costa que era entonces, tenía 2’520 kilómetros de extensión longuitudinal a vigilar al objeto de evitar cualquier entrada ilícita de personas o mercancias. No hay que olvidar que la cercanía de la colonia británica de Gibraltar exigía una vigilancia constante para evitar el contrabando desde pequeñas embarcaciones que pudieran arribar a la costa.

Hoy día puede parecer escasa distancia a vigilar pero no hay que olvidar que por aquel entonces el servicio de Carabineros se prestaba en todo momento a pie y el despliegue en zona de costa solía hacerse a derecha e izquierda del acuartelamiento. 

Se trataba de un servicio prestado en la misma playa, que se montaba armado con pistola marca Astra modelo 400 de 9 mm. largo y carabina mauser modelo 1916 de 7 mm. Hay que recordar además que entonces apenas solía haber edificación alguna en esa zona de costa, no siendo habitual que la distancia de separación entre carabinero y carabinero, superase los quinientos metros de distancia y siempre enlazados a la vista y voz.

La plantilla del puesto estaba compuesta entonces, según el “Escalafón General del Cuerpo de Carabineros”, editado en 1936, por un sargento, un cabo, un corneta y diez carabineros de 2ª clase. Dicho puesto tenía encomendada la vigilancia desde la margen izquierda del río Guadiaro, confín entonces de la mentada 10ª Comandancia de Carabineros (Algeciras), hasta el lugar conocido como el Puntazo del Zorro. Su acuartelamiento tenía pabellones para el oficial jefe de la sección, así como para el comandante del puesto y diez carabineros casados, además de una “sala de armas” para alojamiento comunitario de los carabineros solteros.

Tal y como se mencionaba en dicho escalafón, el río Guadiaro estaba habilitado “para el embarque y desembarque de frutos nacionales con documentos de la Aduana de Estepona (Málaga). Igualmente se reseñaba que se trataba entonces de un “puesto de playa en despoblado”, existiendo carretera y disponiendo de pesca y caza menor. Su estación ferroviaria más próxima se encontraba en la localidad campogibraltareña gaditana de Castellar de la Frontera, mientras que el correo postal se recibía por conducto de la población malagueña de Estepona. Fue un puesto de extremada dureza que la Guardia Civil heredaría al desaparecer el Cuerpo de Carabineros e integrarse sus componentes en la Benemérita.

En el año 1965, del que estamos hablando actualmente, la plantilla nominal que constaba en Torreguadiaro, tanto en la plana mayor de la línea (sección) como en el puesto, en el mentado album obsequiado como recuerdo al antiguo coronel Buenaventura Cano Portal, jefe del 37º Tercio de la Guardia Civil (Málaga), nuevo general de brigada, estaba formada por: teniente Tomás García Arjona, sargento Germán Gutiérrez García, cabo Juan Soriano Melero, corneta José Alonso Zafra, así como los guardias 2º José González Albarrán, Juan Lozano Lucena, Juan Olivenza Marrollo, Manuel Fernández Corrales, Tomás Perdigón Picón, Salvador Serrano González, Juan Cabrera Moreno, Francisco Barragán Barragán, Manuel Quevedo Santana, Miguel Rodríguez Rodríguez y Cristóbal Pérez Villalba.  

La casa-cuartel de Torreguadiaro, propiedad del Estado y afectada al mismo desde el 1 de junio de 1928, estaba inscrita en el Registro de la Propiedad de San Roque y se encontraba situada junto al entonces punto kilométrico 135’500 de la antigua carretera N-340. Hoy desaparecida, estaba asentada sobre un solar de dos mil metros cuadrados de extensión, teniendo el acuartelamiento una planta de 506 metros cuadrados. Se había construido en terrenos de la entonces “Sociedad Industrial y Agrícola de Guadiaro”, que había procedido a su donación, libre de cargas, en escritura pública levantada por el notario de San Roque, Raimundo Casal Soto.

(Continuará).