Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en la Revista de Historia Militar del Siglo XX "SERGA", núm. 44 (noviembre-diciembre de 2006), págs. 16-24.
El original está ilustrado con numerosas imágenes.
En esta segunda entrega, el autor selecciona, analiza y expone tres aspectos poco conocidos y relacionados con las fuerzas enviadas a luchar en Rusia contra el Comunismo: el proyecto de organización de una gran unidad del Ejército, que nunca llegó a constituirse; la despedida de Varela a los divisionarios; y los informes particulares remitidos en las primeras semanas por el jefe de la División expedicionaria a su ministro.
Durante las sesiones del consejo de ministros celebradas los días 23 y 24 de junio de 1941, las posturas expuestas por el ministro del Ejército, José Enrique Varela Iglesias, y el ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer, respecto a la organización y composición de una fuerza expedicionaria, se mostraron claramente enfrentadas.
Así, mientras el día 25 se reunía la Junta Política de FET y de las JONS, “para tratar de la organización de una División de Falange para ir a Rusia”, Varela ordenaba a su Estado Mayor la realización de un minucioso estudio para constituir dicha fuerza expedicionaria, con recursos humanos y materiales exclusivamente detraídos del Ejército español.
Es decir, se trataba de constituir una nueva unidad, cuyo general, jefes y oficiales, especialistas, suboficiales, clases y tropa, así como armamento de toda clase, vehículos, ganado y demás impedimenta, formara en ese momento parte del Ejército. Frente a una “División de Falange”, Varela quería presentar y demostrar ante Franco, que se estaba en condiciones de aportar una División integrada por militares voluntarios en servicio activo.
El proyecto frustrado de una División del Ejército.
Trabajando sobre la base de que la entidad de esa unidad de nueva creación sería la de una División y que se integraría en el Ejército alemán que acababa de comenzar la invasión de la Unión Soviética, se procedió a estudiar la plantilla y composición del modelo germano. En este aspecto hay que significar que desde mayo de 1939 el Ejército español había enviado diversas comisiones de cuadros de mando, pertenecientes a distintas Armas y Cuerpos, a Alemania para conocer su organización, instrucción y medios.
La detallada y exhaustiva labor realizada en aquellos últimos días de junio de 1941, se encuentra en una carpeta, en la que resaltan en gran tamaño las letras de “Estado Mayor del Ejército” y cuyo asunto es “Organización de la División Expedicionaria”, que se conserva en la caja nº 115 del que fuera archivo privado del bilaureado general Varela.
En primer lugar se exponía minuciosamente la organización y composición de una división de infantería tipo alemán –bastante diferente de una española- integrada por su cuartel general (con sus secciones de táctica, servicios, personal oficinas, personal clases y tropas, armamento, intendencia-pagador, sanidad y veterinaria, más una sección motorizada, una sección de gendarmería y la plana mayor de la división), tres regimientos de infantería, un regimiento de artillería divisionaria, un grupo de artillería pesada, un batallón de zapadores, un grupo de antitanques, un grupo de transmisiones, dos compañías de sanidad y una compañía de veterinaria.
También se detallaba la composición de los depósitos o reservas de hombres afectos a una división de infantería tipo alemán, tanto los móviles (un batallón de infantería, una batería de artillería, una compañía de zapadores, una compañía de transmisiones, una compañía antitanque y una sección de sanidad) como los fijos (un regimiento de infantería, un grupo de artillería, una compañía de zapadores, una compañía de transmisiones, una compañía antitanque y una sección de sanidad).
A partir de la organización, plantilla, material y armamento de una división de infantería alemana, se plantearon las necesidades españolas, procediéndose por el Estado Mayor del Ejército a estudiar y determinar los recursos humanos y materiales que debían aportar cada una de las ocho Capitanías Generales, el Ejército de Marruecos así como las Direcciones Generales de Servicios y de la Guardia Civil.
El número total de efectivos previstos en dicho estudio (641 jefes y oficiales, 1.887 suboficiales y especialistas así como 15.918 de tropa) a facilitar por cada una de aquellas, según la documentación contenida en dichas carpetas, es el que se detalla en el cuadro que se adjunta.
Ministerio del Ejército | Jefes y Oficiales | Suboficiales y C.A.S.E. | Tropa |
I Región Militar (Madrid) | 89 | 273 | 2.299 |
II Región Militar (Sevilla) | 90 | 249 | 2.160 |
III Región Militar (Valencia) | 72 | 201 | 1.598 |
IV Región Militar (Barcelona) | 70 | 193 | 1.758 |
V Región Militar (Zaragoza) | 45 | 180 | 1.347 |
VI Región Militar (Burgos) | 55 | 169 | 1.293 |
VII Región Militar (Valladolid) | 69 | 183 | 1.549 |
VIII Región Militar (La Coruña) | 48 | 123 | 1.154 |
Ejército de Marruecos | 63 | 177 | 1.682 |
Servicio de Transmisiones | 15 | 66 | 99 |
Servicio de Automovilismo | 7 | 64 | 862 |
Dirección General Guardia Civil | 1 | 2 | 28 |
Cuartel General División | 17 | 7 | 89 |
Total | 641 | 1.887 | 15.918 |
Concretamente, se propuso a la autoridad del ministro Varela que –en resumen- se aportasen por cada una de aquellas, las siguientes unidades de combate:
· I Región Militar (Madrid). Infantería: 1 plana mayor de regimiento, 2 batallones y 2 compañías antitanque (una regimental y otra divisionaria). Artillería: 1 plana mayor de grupo de 105/28 con grupo de enlace y con columna ligera de regimiento, 1 batería de 105/28, 1 batería pesada de 150 así como 1 sección de 75 y 1 sección de 150 para acompañamiento de regimiento de infantería. Ingenieros: 2 secciones de zapadores a pie.
· II Región Militar (Sevilla). Infantería: 1 plana mayor de regimiento, 2 batallones y 1 compañía antitanque regimental. Artillería: 1 plana mayor de grupo de pesado de 150 con grupo de enlace y con columna ligera de regimiento, 2 baterías de 105/28 así como 1 sección de 75 y 1 sección de 150 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 2 secciones de zapadores a pie.
· III Región Militar (Valencia). Infantería: 1 plana mayor de regimiento, 1 batallón y 2 compañías antitanque regimentales. Artillería: 1 plana mayor de regimiento de 105/28 con batería de enlace, 1 batería de 105/28, 2 baterías pesadas de 105/28 así como 2 secciones de 75 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 2 secciones de zapadores a pie.
· IV Región Militar (Barcelona). Infantería: 2 batallones. Artillería: 1 plana mayor de grupo de 105/28 con grupo de enlace, 2 baterías de 105/28, 2 secciones de 75 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 1 sección de zapadores motorizada.
· V Región Militar (Zaragoza). Infantería: 1 batallón. Artillería: 1 tren de víveres regimiento de 105/28, 2 baterías ligeras de 105/28, así como 2 secciones de 75 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 4 secciones de puentes y tren de puente así como 1 sección de zapadores motorizada.
· VI Región Militar (Burgos). Infantería: 1 batallón, 1 plana mayor de grupo antitanque divisionario y 1 compañía antitanque divisionaria. Artillería: 2 baterías de 105/28, 2 secciones de 75 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 2 secciones de zapadores a pie.
· VII Región Militar (Valladolid). Infantería: 1 plana mayor de regimiento, 1 batallón y 1 compañía antitanque divisionaria. Artillería: 1 plana mayor de grupo de 105/28 con grupo de enlace, 2 baterías de 150 así como 1 sección de 150 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 1 plana mayor de batallón, 1 sección de enlace y 1 sección motorizada.
· VIII Región Militar (La Coruña). Infantería: 1 batallón y 1 compañía antitanque divisionaria. Artillería: 1 plana mayor de grupo de 105/28 con grupo de enlace, 1 batería de 105/28, 2 baterías de 105/28 así como 2 secciones de 75 para acompañamiento de infantería. Ingenieros: 1 sección de zapadores motorizada.
· Ejército de Marruecos. Infantería: 2 batallones y 1 compañía antitanque divisionaria. Artillería: 1 batería de 105/28 así como 2 secciones de 75 para acompañamiento de infantería.
Además de todo ello, las Regiones VI, VII y VIII así como el Ejército de Maruecos, debían designar una sección de enlace para la compañía de acompañamiento del regimiento de infantería.
Por su parte y como unidades y servicios de apoyo divisionario (2 compañías de sanidad, 1 compañía de veterinaria, transmisiones, automovilismo y sección de gendarmería) se proponía, en resumen, la constitución y aportaciones siguientes:
· I Región Militar (Madrid). Transmisiones: 1 médico, 1 veterinario y 18 soldados de caballería. Sanidad: 1 comandante, 4 sargentos y 36 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· II Región Militar (Sevilla). Sanidad: 1 capitán, 1 oficial subalterno, 4 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· III Región Militar (Valencia). Sanidad: 1 capitán, 1 teniente, 4 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· IV Región Militar (Barcelona). Sanidad: 1 teniente, 4 sargentos y 36 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· V Región Militar (Zaragoza). Sanidad: 1 teniente, 4 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· VI Región Militar (Burgos). Sanidad: 3 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 1 capitán, 1 oficial subalterno, 2 sargentos y 17 de tropa.
· VII Región Militar (Valladolid). Transmisiones: 18 soldados de caballería. Sanidad: 1 teniente, 3 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· VIII Región Militar (La Coruña). Sanidad: 1 teniente, 3 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 2 sargentos y 17 de tropa.
· Ejército de Marruecos. Sanidad: 1 oficial subalterno, 4 sargentos y 37 de tropa. Veterinaria: 2 oficiales subalternos y 17 de tropa.
· Dirección de Servicios. Transmisiones: 1 Grupo compuesto por plana mayor, 2 compañías y 1 columna ligera. Su personal sería destinado por dicha Dirección, excepto el ya mencionado y previsto facilitar por la I y VII Regiones Militares, así como 14 sargentos y 220 de tropa que designaría Automovilismo. Además de ello aquí estaba previsto integrar el único contingente falangista que como tal Varela estaba dispuesto a admitir. Concretamente estaba compuesto por 14 sargentos y 75 soldados de las Milicias de FET y de las JONS de Madrid y otros tantos de las de Valladolid. Sanidad: Automovilismo debía facilitar además 50 conductores para las 25 ambulancias que tenían en plantilla las dos compañías de sanidad.
· Dirección General de la Guardia Civil: Una sección de gendarmería –para desarrollar funciones de policía militar- compuesta por 1 oficial, dos suboficiales y 28 de tropa.
Sin embargo aquella propuesta nunca llegó a ver la luz ni llevarse a efecto, pues finalmente Franco adoptó una decisión bien diferente a las proyectadas y defendidas por Varela y Serrano, respectivamente. Ni se debía enviar al Frente del Este una división formada sólo por personal del Ejército, ya que ello podría interpretarse en el delicado contexto internacional, como un firme paso más allá de la declaración de no beligerancia formulada el 12 de junio del año anterior, ni se podía mandar una unidad de esas características a una guerra sin que fuera dirigida por militares profesionales.
Por ello la decisión final fue constituir la División –por supuesto con entusiastas voluntarios anticomunistas- sobre la base de cuadros de mando y especialistas que procedieran en su mayor parte del Ejército, mientras que el resto del personal, se reclutaría en su mayor parte entre los alistados en los banderines de enganche abiertos por FET y de las JONS.
La despedida de Varela a los divisionarios.
El 13 de julio de 1941 partió de la madrileña estación del Norte, el primer contingente de expedicionarios hacia Alemania, siendo despedidos por numerosas autoridades civiles y militares así como por un multitudinario y entusiasta público enfervorizado. Entre las primeras -y entre otros ministros- se encontraban presentes Varela y Serrano Suñer, pronunciando cada uno de ellos sendas alocuciones de despedida. El primero lo hacía de lo que él consideraba, a pesar de todo, una gran unidad militar más del Ejército, mientras que el segundo lo hacía de su “División”, integrada en buena parte por voluntarios falangistas.
Sin embargo, la prensa no resaltó por igual a ambos, destacando más la presencia y el discurso del ministro de Asuntos Exteriores. Tal y como se verá en próximos capítulos, los medios de comunicación de la época, mayoritariamente en manos del Partido Unico, dieron mayor relevancia y difusión a las actuaciones realizadas por los jerarcas falangistas en relación a la División Española de Voluntarios, que a las practicadas por las autoridades militares, lo cual motivó el correspondiente malestar entre estas últimas.
No obstante, gracias una vez más a los fondos del archivo gaditano, se conserva tanto el borrador de la alocución del ministro del Ejército, corregida de su puño y letra, como el texto definitivo, íntegro y autentificado con su propia firma. El espíritu católico, anticomunista y antisoviético, impregnaba todo su discurso:
“En la cruzada de Europa contra el comunismo ruso, símbolo éste de las fuerzas materiales puestas al servicio de todas las iniquidades humanas, vais a tener el honor de alzar, junto a otras banderas gloriosas, la santa enseña de la Patria española. Ha sonado la hora de la justicia para los que, alentados y apoyados por la traición marxista, creyeron posible, …, arrancar de nuestros corazones la fe en Dios y rebajarnos al nivel vergonzoso de una miserable colonia soviética; …; la obra redentora de la humanidad, que España iniciara en su propio suelo, …, va a completarse en los mismos dominios rojos por la fuerza decisiva de las armas, ...; ellas serán las que abran caminos de luz y libertad a un pueblo esclavizado durante veinte años bajo la más sombría y sangrienta tiranía …; se cerrará allí definitivamente el ignominioso ciclo del poder soviético…”.
Las primeras expediciones a Alemania.
Otra serie de documentos que también revisten gran interés, de cuantos se conservan en el antiguo archivo de Varela, relacionados con la División Española de Voluntarios, tanto por su carácter inédito como por la información contenida, es la compuesta por la correspondencia particular –cartas e informes- que desde Alemania y Rusia le envió el general Agustín Muñoz Grandes.
La División tenía establecido dos conductos oficiales para la remisión de la correspondencia oficial. Una, a través del agregado militar en la embajada española de Berlín, aprovechando la valija diplomática, y otra, directamente con el ministerio del Ejército, que utilizaba para ello diferentes canales. En cambio esta tercera vía –privada y personal- que fue constante y muy fluida, sirvió, no sólo para que Varela tuviera información puntual y de primera mano, sino también para que ésta, le llegara de forma más discreta.
Con frecuencia, dichas cartas e informes contenían información que entonces no era conveniente que constara en documentos oficiales a los que pudieran acceder previa o posteriormente al ministro, terceras personas, y en otras, servían también para agilizar la solución de determinadas carencias y problemas prioritarios en la División.
Las cartas privadas –manuscritas o mecanografiadas- iban en sobres cerrados –en ocasiones con membretes de hoteles alemanes- dirigidos a la atención personal y nominal de Varela, mientras que los informes particulares –siempre mecanografiados- iban en sobre oficial cerrado pero remitido al ministro, junto a un breve oficio de la 2ª Sección de Estado Mayor de la División, firmado por el propio general. La forma habitual de hacerle llegar unas y otros a Varela era en mano, utilizando como correo personal algún miembro de la fuerza expedicionaria –de plena confianza- que por cualquier causa tuviera que trasladarse a España.
Así, el 29 de julio de 1941, Muñoz Grandes remitió al ministro del Ejército su primer informe relativo al movimiento de fuerzas de la División en su viaje a Alemania. Se trataba de un documento que bajo la denominación de “Información particular núm. 1”, se hacía constar expresamente su carácter de “Reservado”.
Comenzaba dando cuenta de que el 13 de julio habían partido de Madrid las expediciones números 1 y 2, de Burgos las 11 y 12 y de Valladolid la 13, iniciándose con ellas la partida de la División, cuyos movimientos continuaron en días consecutivos, hasta el día 16 en que abandonaron los puntos de concentración las últimas fuerzas que quedaban.
Muñoz Grandes informaba a Varela que las despedidas que se habían tributado a los divisionarios “habían sido muy calurosas”, destacando por su fervor las de Madrid, Avila, Valladolid, Pamplona, Tolosa y San Sebastián. Por el contrario los contingentes que habían partido desde Cataluña y Valencia, “fueron despedidas con bastante menos entusiasmo”.
Sin embargo, “la frialdad o la indiferencia ante el gesto heroico y patriótico que significa esta nueva Cruzada”, tuvieron por escenario las localidades de Caspe y Zaragoza. En la capital aragonesa “es aún más extraño pues mientras se despidió afectuosamente a las fuerzas que de ella partieron, el recibimiento hecho a las expediciones números 7, 9 y 10 fue acusadamente frío y no sólo por el elemento civil, sino también por parte de la guarnición ya que todas ellas sin excepción, fueron recibidas y despedidas por un Oficial de vigilancia y un Jefe de E.M., cosa más extraña, cuanto la hora de paso por ella, coincidió con la del desayuno para la expedición nº 7 y con la de la segunda comida para las otras dos”.
Seguidamente, Muñoz Grandes detallaba el ambiente que las expediciones habían encontrado al entrar y atravesar el territorio francés en su marcha ferroviaria hacia Alemania, profundizando en algunos de los incidentes que se habían suscitado con la población civil de dicho país, amén de dar cuenta del primer divisionario fallecido en acto de servicio. Se trataba de un artillero perteneciente a la expedición nº 10 que se había caído del tren entre las estaciones de Santa Eulalia y Villafranca.
El paso por Francia fue “marcadamente hostil”. Todas las expediciones –sin excepción- encontraron a su paso por territorio galo “constantes signos exteriores de hostilidad como puños en alto, insultos y agresiones”. Los incidentes más graves se dieron con el paso de las últimas expediciones, llegándose a apedrear los trenes y resultando en una de las ocasiones un artillero herido.
No obstante la respuesta de los divisionarios no se hacía esperar. Frente a los puños en alto y los insultos, los españoles respondían con sus cánticos patrióticos y el saludo brazo en alto, lo cual agudizaba los incidentes. En palabras textuales de Muñoz Grandes, nuestras tropas “donde fueron insultadas se impusieron, donde fueron agredidas, repelieron la agresión”.
Ejemplo de lo primero, según el general divisionario, fue el caso de un paisano francés que en una estación hizo ademán de escupir a la bandera española que colgaba en uno de los vagones y uno de los divisionarios le lanzó una botella de vino que acaba de comprar. Ejemplo de lo segundo fue lo acontecido al paso de una de las expediciones por la estación de Tours. Una treintena de franceses comenzaron a apedrear los vagones, resultando alcanzado un artillero, por lo que “la tropa hizo funcionar los timbres de alarma, parando el convoy y arrojándose al campo repelió la agresión sin arma alguna”.
Dicho tipo de agresiones no constituyeron un hecho aislado, achacando Muñoz Grandes la hostilidad francesa “al odio que en el fondo siente hacia el sistema totalitario”. En otras ocasiones los ataques padecidos tuvieron que ser repelidos por los miembros de la Guardia Civil que acompañaban las expediciones, ya que éstas viajaban desarmadas y los únicos que portaban sus pistolas reglamentarias eran los guardias civiles como futuros gendarmes, llegando a causar “dos o tres heridos entre todos ellos”.
En cambio el trayecto por Alemania fue “acogido con pruebas de extraordinaria cordialidad”, destacando entre todos los que se dispensaron a todas las expediciones, la ciudad de Karlsrulhe, en la que se llegó a prohibir el acceso de público al andén para evitar el desorden que hubiera podido suponer “la aglomeración de que da idea la venta de 12.000 billetes de andén”.
El único incidente ocurrido en territorio alemán “hay que atribuirlo a ignorancia y no a mala fe, aunque fue muy desagradable”. Ocurrió en Estrasburgo con ocasión de la llegada a su estación de la expedición nº 13. Los divisionarios españoles fueron recibidos en su andén por las autoridades y una banda de música germana que comenzó a tocar el Himno de Riego, “lo que causó la natural estupefacción”. La rápida actuación del laureado teniente coronel de Infantería Mariano Gómez-Zamalloa Quirce, que alertó del equívoco al gobernador militar alemán allí presente, motivó que se interrumpiera inmediatamente.
La Jura de Fidelidad al Führer.
El 1 de agosto siguiente, desde Grafenworh, el general Muñoz Grandes remitió –mediante oficio núm. 42 de la 2ª Sección de su E.M.- al ministro del Ejército, la “Información particular núm. 2”, donde daba detallada cuenta del “acto del juramento de obediencia por parte de las fuerzas de esta División al Jefe de las que luchan contra el comunismo, el Führer-Canciller de Alemania Adolfo Hitler”, celebrado el día anterior en el campamento de Kramenberg. Todo ello como confirmación a un breve telegrama cifrado que le había enviado esa misma fecha al ministerio.
Las fuerzas españolas, sin armas, formaron en masa adoptando la disposición de cuadro abierto, con la bandera nacional en su centro y vistiendo por primera vez todas juntas el uniforme del Ejército alemán con casco. Por parte germana formaron las fuerzas de instructores afectas a la División y una compañía de honor que escoltaba a las nueve banderas del Ejército alemán que se habían desplazado expresamente hasta ese lugar para asistir a dicha ceremonia, además de la correspondiente banda de música.
Los actos oficiales comenzaron a las diez de la mañana con la llegada al campamento de la autoridad designada para presidirlos, el jefe del Ejército de Reserva, “general coronel” Fromm, acompañado del jefe de la XIII Región Militar, general de Artillería von Cochenhausen, y del comandante militar del lugar, el general Heberlein. Por parte española asistieron el ministro consejero de la embajada en Berlín, en representación del embajador, el jefe de FET y de las JONS en Alemania y varios miembros de la colonia española en Berlín.
Tras oficiarse una misa de campaña, el general von Cochenhausen pronunció una emotiva alocución que comenzaba con las siguientes palabras:
“Mis camaradas españoles: Habéis venido a nosotros para marchar a Rusia, lado a lado con la fuerza armada alemana para emprender la lucha contra el enemigo universal bolchevista. Marchan con vosotros unidades de voluntarios de muchos otros países del Continente, ya que todo el mundo se da cuenta del peligro terrible que amenaza nuestra cultura europea. Así es que esta guerra en el Este llega a convertirse cada día más en una Cruzada del mundo civilizado contra el dominio judío-marxista que primero en 1917 adueñóse del poder en Rusia, …”.
Tras su discurso, el general alemán pidió juramento de obediencia a los componentes de la División española, ofreciendo al general Muñoz Grandes su espada en cuya hoja éste apoyó su mano izquierda mientras levantaba el brazo derecho, actitud que tomaron también los jefes de Regimiento ante los jefes de instructores alemanes, permaneciendo el resto de los divisionarios en posición de firmes.
Leída por el jefe de Estado Mayor de la División la traducción en español del juramento, éste rezaba así:
“¿Juráis ante Dios y por vuestro honor de españoles, absoluta obediencia al Jefe Supremo del Ejército Alemán, Adolf Hitler, en la lucha contra el Bolchevismo y que combatiréis como valientes soldados dispuestos a dar vuestra vida en cada momento por cumplir este juramento?”.
Todos los componentes de la División contestaron en voz alta con un “¡Juro!” al mismo tiempo que levantaban su brazo derecho.
A continuación el general Fromm pronunció unas vibrantes palabras que comenzaban así:
“¡Mi General, soldados de la División Española!. Altamente probados en la lucha por la libertad de vuestra preciosa patria contra el enemigo universal bolchevique, volvéis a reuniros alrededor de vuestras banderas para emprender el combate por el porvenir de vuestros hijos, de vuestro país y de Europa entera, fuera de vuestra patria. Siguen inolvidadas la prontitud heroica al sacrificio y la valentía de la noble nación española en la defensa de los derechos de vida nacionales. Sigue también el inolvidado el fiel compañerismo de armas del soldado alemán y español que ahora debe acrisolarse una vez más, …”.
Finalizada la alocución y tras interpretarse por la banda de música germana el himno español, el general Muñoz Grandes tomó la palabra:
“¡Voluntarios españoles!. ¡Soldados de Honor de mi Patria!. En uno de los momentos más felices de nuestra vida y ante las gloriosas Banderas de Alemania y España, habéis jurado morir antes que tolerar que la barbarie bolchevique prosiga aquella obra de odio y destrucción que ensangrentó nuestra Patria y que hoy criminalmente pretende imponer a toda Europa, …”.
Tras los citados discursos –que se conservan íntegros en el archivo gaditano- la banda de música tocó los himnos de Alemania y del Partido Nacional Socialista, procediendo seguidamente a desfilar ante el general Fromm la División española al completo encabezada por el general Muñoz Grandes y su estado mayor. Posteriormente se celebró un almuerzo en honor de las autoridades alemanas y de los representantes españoles que habían asistido a la solemne ceremonia.
El minucioso informe –muy resumido en estas líneas- remitido al ministro del Ejército, general Varela, terminaba de la siguiente forma:
“He de significar a V.E. que la ceremonia celebrada ha puesto de manifiesto una gran cordialidad y camaradería entre nuestras fuerzas y las del Ejército alemán, una notable progresión en la instrucción de nuestros soldados, así reconocido por los mismos jefes alemanes, y un espíritu combativo que espero se confirme cuando se depare ocasión para ello”.
(Continuará)
Próximo capítulo: Reorganización de la División, sus necesidades en Alemania y primeros informes policiales sobre los repatriados.