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jueves, 22 de octubre de 2020

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (XXXVII). LOS SERVICIOS MÁS DESTACADOS (1906-1912).

CLXXV Aniversario “Cartilla del Guardia Civil” (1845-2020).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR", el 19 de octubre de 2020, pág. 10.

El original contiene una fotografía en blanco y negro.

 

El 16 de febrero de 1906 acaeció un crimen en San Roque que conmocionó no sólo a la ciudad sino a todo el Campo de Gibraltar. Los detalles del suceso fueron incluso publicados en diarios de la época editados más allá de los límites provinciales.

Así, por ejemplo, tal y como relataba cuatro días después el periódico granadino “La Publicidad”, que se definía a sí mismo como “Diario de Avisos, Noticias y Telegramas”, el crimen había sucedido en una calle muy concurrida de la ciudad. Concretamente se trataba del número 6 de la calle San Felipe.

Era la vivienda de Dolores Linares de Bernardo, “una respetable anciana de ochenta y ocho años, bien acomodada, y que goza de generales simpatías”. Según la crónica, al anochecer varios individuos que fingieron ser pordioseros, penetraron en el inmueble, maniataron a la criada, “persona de edad también”, y le introdujeron un pañuelo en la boca, lo cual le provocó su asfixia y consiguiente muerte.

Al intentar atar a la dueña, y seguramente viendo lo sucedido con su asistenta, aquella “se defendió valientemente a mordiscos, consiguiendo herir a uno de los criminales”. Ante tan inesperada resistencia y el fallecimiento provocado no previsto, los asaltantes optaron por darse a la fuga.

Avisada la Guardia Civil se presentó inmediatamente en el lugar fuerza del puesto de la localidad. Tras registrar entera la casa por si había quedado oculto alguno de los malhechores, inició sus activas gestiones cuyo resultado terminó siendo la captura de aquellos.

El trágico suceso fue muy comentado en todo San Roque, significándose que una hermana de Dolores, llamada Josefa y que tenía casa en el número 15 de la calle General Lacy, era viuda de Juan Shakery Rusciano. Por lo tanto era cuñada del brigadier de la Guardia Civil Miguel Guzmán Cumplido, fallecido en 1895 y a cuya impresionante trayectoria se dedicaron capítulos anteriores. 

Nuevamente “La Publicidad” informó de más detalles en su edición de 22 de febrero. Los detenidos por dicho crimen eran tres varones y una mujer, habiendo confesado todos ellos su participación en los hechos.

El Boletín Oficial de la Guardia Civil correspondiente al 24 de abril siguiente publicó la felicitación a la fuerza actuante del director general del Cuerpo, teniente general Joaquín Sánchez Gómez, “con anotación en los respectivos historiales, por el celo y actividad que desplegaron en la práctica de dicho servicio.”

Se trataba del teniente Arturo Blanco Horrillo, jefe de la línea (sección) de La Línea de la Concepción, del cual seguía dependiendo el puesto de San Roque así como los siguientes integrantes del mismo: cabo José Salvo Viera, guardia 1º Antonio Armario y guardias 2º Enrique Gálvez, José Romero, Francisco Mocus y Lucas Vázquez.

Entre los servicios destacados y felicitados no podian faltar también los de carácter benemérito, siendo buen ejemplo de ello el publicado el 8 de abril de 1907 en el boletín oficial. El mentado cabo Salvo y los guardias 2º José Gil Galán, Antonio Sánchez Franco, Francisco Macías Moscoso, Jesús Fanegas Rubio y José del Río Román, “prestaron eficaces auxilios a los vecinos de dicha ciudad, con motivo del desbordamiento del río Guadarranque, salvando de una muerte segura a Manuela Barranco”.

No sería un hecho excepcional ya que el boletín correspondiente al 8 de junio de 1908 publicaría otra felicitación similar del director general. En esta ocasión sería al sargento Francisco Luque Herrera, al guardia 1º Antonio Armario y a los guardias 2º Juan Ruiz, Antonio Sánchez y Sebastián Peláez. Todos ellos prestaron auxilio al vecindario de San Roque con motivo de la inundación ocurrida en la madrugada del 6 de noviembre anterior, por un nuevo desbordamiento del río Guadarranque. 

Aquellos servicios constituían realmente una puesta en valor del artículo 35 de la “Cartilla del Guardia Civil”, aprobada por real orden de 20 de diciembre de 1845. En él se disponía que en las avenidas de los ríos o cualquier otra calamidad, tenían la obligación de prestar cuantos auxilios estuvieran a su alcance, a aquellos que se vieran envueltos en dichos males.

Un delito bastante habitual de la época que se daba prácticamente en todo el territorio nacional era la sustracción de ganado y San Roque no era una excepción. En el boletín fechado el 8 de febrero de 1909, el director general del benemérito Instituto se daba por enterado con satisfacción del servicio practicado por el sargento Manuel Vázquez Jurado y fuerza a sus órdenes. El motivo de ello fue la detención y puesta “bajo el fallo de la ley”, de tres individuos que habían hurtado cinco reses de ganado de cerda.

Por otra parte, la presencia en la comarca de una colonia británica como era la de Gibraltar daba lugar a la comisión de determinados delitos que no eran habituales en otras zonas de España, salvo lugares fronterizos y puertos con enlaces marítimos extranjeros. En esta ocasión no se trataba de contrabando o de evasión de capitales, sino materia de emigración.

La importantísima demanda de trabajadores que ofrecía a principios del siglo XX el continente americano, constituía un gran oportunidad de prosperar para los europeos. Ello motivó que surgieran numerosas empresas y sus correspondientes agentes que buscaban y captaban emigrantes, siendo nuestro país uno de los principales países emisores.

Se calculaba que anualmente unos 60.000 españoles de ambos sexos marchaban al exterior con tal finalidad. Al objeto de regular dicho derecho y evitar que se cometieran determinados abusos que sucedían, se autorizó al ministro de la Gobernación, por real decreto de 22 de noviembre de 1905, para presentar a las Cortes un proyecto de ley sobre emigración.

Sin embargo, tal iniciativa no llegó a prosperar, volviendo a elaborarse otro proyecto cuya presentación se autorizó por otro real decreto de 16 de junio de 1907. En su exposición de motivos se afirmaba textualmente que algunas de esas empresas y sus agentes, “para lograrlo no vacilan en emplear toda clase de medios, ofreciendo el pasaje gratuito y describiendo la riqueza de aquellos países en tales términos que facilmente seducen a quien encuentra en la patria dificultades para la subsistencia, formando verdaderas legiones de emigrantes que, hacinados en los buques, parten sin protección alguna del Estado, sin garantía del cumplimiento de los contratos e ignorando las condiciones en que el viaje ha de hacerse”.

Aprobada finalmente el 21 de diciembre siguiente la Ley de Emigración, se prohibió “toda clase de propaganda por medio de agentes que tiendan a fomentar la emigración convirtiéndola en una verdadera trata”.

Pues uno de dichos agentes de emigración sería descubierto y detenido, después de activas gestiones, por el cabo Antonio Gutiérrez Gil y el guardia 1º Antonio Camacho López del puesto de San Roque. Fue puesto a disposición de la autoridad competente, “con el dinero y los documentos que llevaba”, tal y como se publicaba en el boletín oficial del 8 de septiembre de 1912.

El director general del Cuerpo, teniente general Ángel Aznar Butigieg, dispuso que se anotara en sus hojas de hechos la correspondiente felicitación por “el celo y actividad “ que habían desplegado para culminar con éxito tan meritorio servicio. 

 

 

 

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