Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en EUROPA SUR el 16 de junio de 2025, pág. 15.
El original está ilustrado con una fotografía en blanco y negro.
Cuando el entonces nuevo Cuerpo de la Guardia Civil comenzó a finales
de diciembre de 1844 a desplegarse en la provincia de Cádiz, y seguidamente en el
Campo de Gibraltar de entonces, el jefe superior político, figura antecesora
del gobernador civil y del actual subdelegado del gobierno, el cual ya tiene
bastantes menos atribuciones que aquél, era el brigadier Manuel Lassala Solera.
Se trataba de un interesante y robusto personaje militar, concretamente
de Infantería, que en la Primera Guerra Carlista (1833-1840) fue un activo
mando carlista, pero que tras el Convenio de Vergara, firmado en Oñate
(Guipúzcoa) el 31 de agosto de 1839, terminó convirtiéndose en isabelino,
combatiendo contra sus antiguos compañeros.
Nacido en Barcelona el 5 de diciembre de 1801 e ingresado nueve años
más tarde en el Ejército, en calidad de cadete menor de edad, hay que
significar que había sido autor del libro “Historia política del partido
carlista, de sus divisiones, de su gobierno, de sus ideas y del Convenio de
Vergara”, editado en 1841, en la madrileña Imprenta de la Viuda de Jordán e
Hijos.
Para quien quiera saber algo más sobre su biografía genérica,
significar que se publicó en otoño de 2021, en la “Revista de historia Jerónimo
Zurita”, un interesante trabajo escrito por Joan-Xavier Quintana Segalà, doctor
en Historia Contemporánea.
El caso, es que siendo nombrado jefe superior político de Cádiz, por
real decreto de 19 de mayo de 1844, procedente de Alicante donde había sido
comandante general de la provincia, se hizo cargo de su nueva responsabilidad en
la capital gaditana el 3 de junio siguiente. En su primer escrito dirigido a
todos los alcaldes “de los ayuntamientos constitucionales” de nuestra
provincia, puso en valor el mantenimiento, “con extrema firmeza el orden
público, y procurando cuantas ventajas sean posibles a esta hermosa y tan
benemérita provincia”.
Muy poco antes de la llegada y despliegue de la Guardia Civil en la
provincia de Cádiz, incluido su Campo de Gibraltar, que ya sabía que se iba a
producir próximamente, dirigió a la población, concretamente el 5 de noviembre
de 1844, un duro comunicado contra quienes no acatasen el orden y la ley,
ejemplo de la situación que se estaba padeciendo:
“Habitantes de la provincia de Cádiz: Hombres sin creencias políticas,
hombres que nada les une al país, hombres que solo me irán en las revueltas, y
que son enemigos de la paz y de todo Gobierno, hacen continuos esfuerzos para
alterar el orden público, y rechazados por la cordura, por la sensatez y por la
fidelidad de la nación, no rehusan en su despacho hasta el mismo asesinato. En
todas las partes se les sigue, y el momento en que intentasen la ejecución de
sus crímenes sería el de su exterminio; la tiranía de los motines ha concluido
para siempre; la ley, la tolerancia, el respeto a todas las creencias políticas
por extremadas que ellas sean, y el bien del país son y serán el distintivo del
Gobierno de S.M., y yo, su delegado político en esta provincia me complazco en
manifestarlo, en asegurar a todos que nada será bastante a alterar el público
reposo, y en hacer comprender a los revolucionarios de oficio que tengo
resuelto destruirlos con ejemplar escarmiento, si en cualquier punto intentan
sumirnos en nuevos trastornos. Habitantes de la provincia, cuenta para todo con
vuestros patrióticos sentimientos el brigadier jefe político, Manuel Lassala”.
Cuando se difundió este comunicado, que fue seguidamente reproducido,
primero en la prensa gaditana, concretamente, entre otros, en el periódico “El
Comercio”, y posteriormente, el día 12 siguiente, en la “Gaceta de Madrid”, que
era el boletín oficial del estado de la época, los guardias civiles que irían
destinados a la provincia de Cádiz, se encontraban ya instruyéndose en la
provincia de Sevilla.
Dos años más tarde, en agosto de 1846, Manuel Lassala fue
nombrado jefe superior político de la provincia de Barcelona. Una década
después regresó a Cádiz, reincorporado nuevamente a la carrera militar y
ostentando ya el empleo de mariscal de campo. Sería nombrado, por real decreto
de 7 de noviembre de 1856, gobernador militar de la plaza y provincia de Cádiz.
Desempeñó dicho cargo hasta que por otro real decreto de 5 de julio siguiente,
se le confirió el mando de la capitanía general de Andalucía, con residencia en
Sevilla, donde permanecería hasta que por real decreto de 9 de mayo de 1858 fue
relevado.
Tras diversas visicitudes personales y profesionales volvería
nuevamente a ser destinado por real decreto de 11 de marzo de 1867, como
capitán general de Andalucía, donde por real decreto de 10 de octubre siguiente
sería promovido al empleo de teniente general. Permaneció allí hasta que por
otro real decreto de 7 de julio de 1868, fue nombrado director general del
Cuerpo de Administración Militar.
En total, en lo que nos afecta, fue jefe superior político de la
provincia de Cádiz, gobernador militar de la misma y dos veces, capitán general de Andalucía. Lamentablemente, desde el
punto de vista histórico, a pesar de su impresionante e interesante hoja de
servicios, no se ha escrito todavía suficientemente sobre él, y menos sobre su interesante
etapa historiográfica en tierras gaditanas.
Volviendo al periodo de implantación de la Guardia Civil en la
provincia de Cádiz hay que resaltar que Manuel Lassala tuvo una acertada visión
sobre la idoneidad de tan novedoso Cuerpo, dándole todo su apoyo y poniéndolo
en valor ante la sociedad gaditana y el resto de instituciones civiles y
militares de la provincia.
Es muy de destacar que el 8 de enero de 1845, dirigió un escrito a los
alcaldes de las poblaciones en las que se iban a instalar las primeras
casas-cuarteles del benemérito Instituto, así como en aquellas localidades en
las que comenzarían a prestar servicio.
En su texto destacaba que:
“La Guardia Civil es el brazo de protección y seguridad que el Gobierno ofrece
al hombre honrado, y lo es de persecución y de temor para el delincuente y de
mal vivir. El esmero con que se ha atendido al personal del Cuerpo, y los
servicios que ya ha prestado en algunas provincias, aseguran llenará
cumplidamente la intención paternal que S.M. se ha propuesto al dignarse mandar
su creación en beneficio de la pública seguridad”.
(Continuará).
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