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viernes, 23 de junio de 2023

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CLXXVI). LA ABSORCIÓN DEL CUERPO DE CARABINEROS (78).

 

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 19 de junio de 2023, pág. 10.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro.


Contar la historia del Cuerpo de Carabineros en el municipio de San Roque daría para un libro, al igual que daría para unos cuantos más si se relatase la correspondiente al resto de unidades desplegadas por todo el Campo de Gibraltar. Encuadradas primero en la Comandancia de Cádiz y posteriormente, desde 1878 hasta 1940, en la Comandancia de Algeciras, donde desaparecieron al ser absorbidas por la Guardia Civil.

La entrada en vigor de la ley de 15 de marzo de 1940 puso punto final a un Cuerpo, también benemérito y militar, que había iniciado su andadura en 1829. Las vicisitudes de la Guerra Civil 1936-1939 serían determinantes para que se decretase su fin. Y lo acaecido en la compañía, secciones y puestos de Carabineros que estaban ubicados en término municipal de San Roque, fue un claro ejemplo de ello. 

Lamentablemente, los carabineros destinados en dicho municipio desde los meses anteriores al inicio de la contienda, no tuvieron mucha suerte en su mayoría. Unos murieron durante la guerra, fusilados, en combate o de enfermedad. Otros, fueron condenados y expulsados del Cuerpo, o se exiliaron para salvar su vida. Y un grupo más reducido, tras practicárseles la correspondiente investigación sobre su conducta ante el “Glorioso Movimiento Nacional” o ser depurados, terminaron por integrarse en la Guardia Civil. 

Al comienzo de la sublevación militar de julio de 1936, la cabecera de la compañía de Carabineros de San Roque estaba asentada, como ya se ha dicho en anteriores capítulos, en la barriada de Puente Mayorga. Entre las múltiples vicisitudes ya relatadas de uno de sus jefes, el capitán Manuel Lamadrid Rivas, se mencionaron a otros dos malogrados capitanes que también habían mandado dicha unidad: Enrique Letrán López, que terminó siendo fusilado el 6 de agosto siguiente en Cádiz, por oponerse por las armas cuando se encontraba al frente de la Compañía de Vejer de la Frontera; y Francisco Zamora Medina.

Si Lamadrid se pasó a las filas gubernamentes, navegando en primer lugar en un bote junto a su esposa hasta llegar a la colonia británica de Gibraltar, Zamora lo hizo con medio centenar de sus carabineros, cruzando la “Verja”. Resumidamente en un par de capítulos, ésta es su historia.

Francisco Zamora nació el 30 de octubre de 1897 en la localidad oscense de Bielsa. Era hijo del capitán de Carabineros Francisco Zamora Martínez, y de Antonia Medina Vilches. Ingresó el 11 de mayo de 1916 como alumno de la Academia de Infantería en Toledo, siendo por lo tanto compañero de promoción de Lamadrid. Tras finalizar sus estudios y ser promovido el 4 de julio de 1919 al empleo de alférez, fue destinado al Regimiento de Infantería Alcántara núm. 58, de guarnicición en la ciudad de Barcelona, mandado por el coronel Godofredo Nouvilas Aldaz. Éste, tras el golpe militar de septiembre de 1923, ocuparía un importante cargo en el “Directorio Militar” del teniente general Miguel Primo de Rivera Orbaneja.

Permaneció en la Ciudad Condal hasta que, tras ascender a teniente y ser nuevamente destinado a la misma unidad, marchó a finales de septiembre de 1921 a Melilla. Formó parte del batallón expedicionario mandado por el teniente coronel Miguel Abril Armiñán, que envió su regimiento después del “Desastre de Annual”, donde habían sido masacrados unos ocho mil soldados españoles.

Participó activamente en algunas de las operaciones militares llevadas a cabo en la zona oriental del Protectorado de España en Marruecos hasta que, a finales de junio de 1922, pasó destinado al Regimiento de Infantería Ceuta núm. 60, mandado por el coronel Julián Serrano Orive. Apenas estuvo un par de meses ya que se incorporó en septiembre siguiente al Tercio de Extranjeros (primera denominación que tuvo la Legión), con base en Dar Riffien y mandado por el teniente coronel José Millán-Astray Terreros. A partir de entonces participó en numerosas operaciones de campaña llevadas a cabo en la zona occidental del Protectorado.

En mayo de 1923 solicitó su ingreso en el Cuerpo de Carabineros, trasladándose a Cádiz para realizar, con éxito, el correspondiente examen. Regresó al Protectorado y continuó prestando servicio de campaña en el Tercio de Extranjeros hasta fin de noviembre siguiente. Pasó destinado al Regimiento de Infantería Jaén núm. 72, de guarnición en Barcelona y mandado por el coronel Andrés Saliquet Zumeta, quien siendo general se sublevaría en julio de 1936 contra el gobierno de la República.

A fin de agosto de 1924 el teniente Zamora ingresó en el Cuerpo de Carabineros y pasó destinado a la Comandancia de Huesca, mandada por el teniente coronel Eusebio Pereira Oriz, donde realizó los tres meses reglamentarios de prácticas en Boltaña, bajo la supervisión de su capitán. En noviembre siguiente se le asignó el mando de la Sección de Bielsa. A finales de diciembre de 1925 fue destinado a la Comandancia de Barcelona, mandada entonces por el teniente coronel Francisco Maldonado Garcia, en donde permanecería hasta fin de octubre de 1934.

Durante esa década acontecieron hechos personales y profesionales relevantes. El primero, el 20 de junio de 1927 cuando contrajo matrimonio civil y canónico con María Calvet Costa, natural de Berga (Barcelona), habiéndose celebrado la ceremonia en la iglesia de la Concepción, sita en la Ciudad Condal. 

El segundo, sería el 23 de abril de 1931, nueve días después del fin del régimen monárquico de Alfonso XIII, donde “prometió por su honor, servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas”. El día anterior se había publicado un decreto del gobierno provisional de la República donde se disponía que aquellos que desearan continuar prestando servicio activo debían firmar por escrito dicha promesa de lealtad. Zamora mandaba entonces la Sección de Manresa, mientras su compañero Lamadrid mandaba una de las secciones ubicadas en la capital de Barcelona, siendo jefe de la Comandancia el teniente coronel Joaquín Ibáñez Alarcón.

Y el tercero, que marcaría el principio de sus desgracias, motivando indirectamente su posterior destino a la Comandancia de Algeciras, ya como capitán jefe de la 3ª Compañía de Puente Mayorga, sucedería como consecuencia de su actuación durante los sucesos revolucionarios de octubre de 1934. El jefe de Comandancia era entonces el teniente coronel Ricardo Ballinas López y el teniente Zamora se encontraba al mando de la Sección de San Pol de Mar.

Según consta en su hoja de servicios, el 6 de octubre, “con motivo del movimiento revolucionario”, recibió la orden de concentrarse con toda la fuerza de su sección, en la cabecera de su compañía, sita en la localidad de Arenys de Mar, al objeto de ponerse a disposición del capitán jefe de la misma. Por tal motivo, sobre las 23 horas, al amparo de la noche para no ser detectado el movimiento, marchó con sus hombres en dirección a Canet, como punto intermedio.

Al salir de San Pol se encontraron con paisanos armados que dijeron ser del somatén (fuerza armada auxiliar del Ejército integrada por paisanos voluntarios), sin que les pusieran impedimento alguno para continuar su camino hacia Canet. Sin embargo, al llegar a esta localidad les salieron al paso grupos de civiles armados que intentaron cercarles.

 

(Continuará).  

 

 

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