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sábado, 2 de septiembre de 2023

LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (CLXXXVI). LA REORGANIZACIÓN EN LA POSGUERRA CIVIL (5).


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "EUROPA SUR" el 28 de agosto de 2023, pág. 12.


El original está ilustrado con dos fotografías en blanco y negro. 

 

Por orden ministerial del Ejército, de 27 de enero de 1940, el teniente coronel Joaquín Moreno Lara fue nombrado jefe de la 10ª Comandancia de Carabineros, con residencia en Algeciras y demarcación el Campo de Gibraltar. Procedía por ascenso de la 12ª Comandancia (Sevilla). Él todavía no lo sabía pero iba a ser el último mando de dicho Cuerpo en nuestra Comarca y el primer jefe de la nueva Comandancia de la Guardia Civil.

Había nacido en Toledo el 3 de noviembre de 1889, siendo hijo de Joaquín Moreno Escario, funcionario civil que sería conservador del catastro en Córdoba, y de Isabel Lara Martínez. Con 18 años de edad, y tras aprobar los correspondientes exámenes, obtuvo plaza como alumno en la Academia de Infantería de Toledo. 

Ingresaría el 1º de septiembre de 1908 y finalizarían sus estudios militares el 13 de julio de 1911, fecha en la que se le concedió el real despacho de segundo teniente (alférez), siendo destinado seguidamente al Regimiento de Infantería de la Reina núm. 2, de guarnición en Córdoba. Éste estaba mandado por el coronel Cayetano de Alvear Ramírez de Arellano que, en el periodo 1913-1914, sería general de brigada secretario de la Dirección General de Carabineros.

A principios de julio de 1913 su regimiento, ya bajo el mando del coronel Francisco Perales Vallejo, recibió la orden de dirigirse al puerto de Cádiz y embarcar con destino a Larache, en el Protectorado de España en Marruecos. Éste se había establecido por el acuerdo franco-español de 27 de noviembre de 1912, suscrito tras la firma del acuerdo franco-marroquí de 30 de marzo anterior que había dado lugar al establecimiento del Protectorado de Francia en Marruecos. 

A los pocos días de llegar a la región de Larache fue ascendido al empleo de primer teniente. Continuó destinado en su regimiento y fue participando activamente en las operaciones militares desarrolladas hasta principios de marzo de 1915, donde se le concedió el ingreso en el Instituto de Carabineros. Hasta entonces había entrado en combate en numerosas ocasiones, donde quedó acreditado su valor, haciéndose constar así en su hoja de servicios. Por todo ello además de la medalla militar de Marruecos con el pasador de Larache, se le concedió la cruz de 1ª clase del mérito militar con distintivo rojo.

A finales del referido mes de marzo de 1915 fue destinado a la Comandancia de Carabineros de Huelva, donde permanecería hasta su ascenso al empleo de capitán en enero de 1924. Seguidamente fue destinado a la Comandancia de Zamora donde se le asignó el mando de la 3ª Comapañía, con residencia en Bermillo de Sayago, si bien apenas estuvo cinco meses ya que en la revista julio se le otorgó la jefatura de la 1ª Compañía, con cabecera en Puebla de Sanabria.

En noviembre del año siguiente volvió a serle concedido el mando de la 3ª Compañía, si bien en abril de 1926 se le destinó nuevamente a la Comandancia de Huelva. Tampoco prestó servicio mucho tiempo en ella ya que en enero del año siguiente pasó a la situación de excedente, quedando afecto, a efectos administrativos, a la Comandancia de Salamanca. La razón de ello fue que se integró en la “Delegación Regia para la represión del contrabando y defraudación” de la 1ª Zona.

En mayo de 1927 presentó su renuncia al cargo ostentado, siéndole inmediatamente aceptada. En la revista del mes siguiente pasó como excedente a la Comandancia de Huelva y el 4 de julio contrajo matrimonio en la localidad onubense de Cartaya con María Teresa Vides Berges, natural de Trigueros, población de dicha provincia.

En mayo de 1928 fue destinado a la Comandancia de Cáceres, siéndole asignado el cometido de habilitado-cajero si bien apenas llegó a estar un mes ya que a fin de junio pasó a la situación de supernumerario sin sueldo. Quedó afecto administrativamente a la Comandancia de Huelva y fijó su residencia en Cartaya.

En dicha situación, desempeñando actividades particulares, continuó hasta el mes de julio de 1935. Sin embargo, ello no fue óbice para que tras la proclamación de la Segunda República, y en cumplimiento a lo dispuesto en el decreto de 22 de abril de 1931, dimanante del gobierno provisional, prometiese cinco días más tarde, “por su honor, servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas”. Para debida constancia de ello firmó el pliego correspondiente ante el coronel gobernador militar de Huelva.

Durante ese periodo también se dio cumplimiento a lo dispuesto en el decreto de 19 de julio de 1934, sobre informe individual relativo a su no pertenencia, ni afiliado ni adherido, a ningún partido, agrupación o sociedad que revistiese carácter político, así como a ninguna organización o entidad de carácter sindical.

En la revista de julio de 1935 cesó en la situación de supernumerario y pasó a la de disponible forzoso, al objeto de completar los requisitos exigidos en la normativa entonces vigente para su ascenso al empleo de comandante. Siendo todavía capitán fue destinado a principios de agosto a la Comandancia de Navarra, si bien apenas estuvo un par de semanas ya que a fin de dicho mes pasó, una vez más, a la Comandancia de Huelva.

Allí le soprendería la reorganización dispuesta en las instrucciones de 2 de noviembre siguiente, dimanante del Ministerio de Hacienda, de zonas y comandancias del Cuerpo de Carabineros, que supuso la supresión de la Comandancia de Huelva, pasando sus unidades y efectivos a depender de la de Sevilla. 

Al iniciarse la sublevación militar en julio de 1936 se sumó a la misma, siendo ascendido al empleo de comandante en enero del año siguiente. El 13 febrero de 1937 fue destinado a la 9ª Comandancia (Málaga), al objeto de ejercer el mando accidental de la misma, incorporándose al día siguiente y tan sólo seis días después de la ocupación de la ciudad. Apenas estuvo allí dos semanas ya que le sustituyó el comandante José Toledo Iradier, procedente de la 10ª Comandancia (Algeciras).

Moreno a su vez pasó a ocupar la vacante dejada por aquél, como jefe del detall en la comandancia campogibraltareña, a la que perteneció hasta el mes de mayo de 1938. Durante ese periodo se le instruyó un procedimiento previo, “para averiguar la actuación de las fuerzas de Carabineros de la 12ª Comandancia, destacadas en Huelva, durante el periodo rojo”. Fue resuelta sin declaración de responsabilidad, “por no deducirse de lo actuado indicio racional de criminalidad”.

En la revista de junio siguiente volvió a ser destinado a la comandancia hispalense, donde se hizo cargo de la jefatura de servicios. Casi cuatro meses más tarde fue enviado a Huelva con el mismo cometido pero en dicha provincia y siempre dependiente de la 12ª Comandancia de Sevilla.

A fin de año fue promovido al empleo de teniente coronel y casi un mes más tarde, tal y como se ha expuesto inicialmente, se le concedió el mando de la 10ª Comandancia (Algeciras). El 1º de febrero siguiente causaba alta en la misma y se incorporaba a ella ocho días más tarde. Todavía era de Carabineros.

(Continuará).

 

 

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