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sábado, 15 de marzo de 2014

HISTORIA DE UNA BANDERA DONADA A LA GUARDIA CIVIL EN 1935.


Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en la Sección "Historia" de la Revista profesional "GUARDIA CIVIL" correspondiente al mes de noviembre de 2002, págs. 80-84. 

El original está ilustrado por tres fotografías en color y tres en blanco y negro.


"Como española pido hoy a Dios que esta bandera sólo ondee a pleno sol en paradas de paz. Tomadla, Señor Teniente Coronel, y decid a vuestros Guardias que la respeten, defiendan y amen con el fervor que yo enseño a mi hijo que la ame, la defienda y la respete".

Así finalizaba en 1935 el discurso de la madrina de una de las enseñas nacionales que casi siete décadas después se custodia en la Sala de Banderas del Museo de la Dirección General de la Guardia Civil.


Introducción.

Tras los trágicos sucesos revolucionarios acontecidos en Asturias y otras provincias durante los primeros días del mes octubre de 1934, donde murieron 111 guardias civiles y resultaron heridos otros 168 más, surgió en el Gobierno el deseo de rendir expreso homenaje popular al "abnegado y siempre benemérito Instituto". 

Si bien los constantes conflictos sociales y alteraciones de orden público que se vivían en aquella época dificultaban la posibilidad de dicha demostración de agradecimiento y reconocimiento, se decidió por fin en el mes de abril de 1935 que se llevaran a cabo y se materializaran mediante la entrega a todas las Comandancias de una bandera nacional que fuera costeada por suscripción popular.

Así se comenzó a preparar en las capitales de provincia emotivos actos de homenaje y entrega de enseñas nacionales que fueron encabezados por las diputaciones provinciales quienes a su vez aglutinaron a sus respectivos ayuntamientos y recolectaron las correspondientes suscripciones populares, celebrándose la mayor parte de ellos entre los meses de septiembre y diciembre de ese mismo año.

Algunas de aquellas banderas con el paso de los años y los cambios de régimenes políticos, que implicaron modificaciones tales como la sustitución o recubrimiento de la franja morada por la encarnada y del escudo nacional, terminaron por ser depositadas en el Museo de la Dirección General al ser sustituidas por otras que se entregaron en el año 1982 por los ayuntamientos. 

La historia que se relata hoy es precisamente la de una de aquellas que se conserva en la Sala de Banderas.


Suscripción popular.


El 29 de abril de 1935, durante una sesión de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial de Cádiz, el vocal Manuel Caramé Pineda -alcalde de San Fernando- propuso que fuera dicha institución la que encabezara la iniciativa de "tributar un homenaje al benemérito Cuerpo de la Guardia Civil de esta Provincia, donándole una Bandera y su vitrina", mediante suscripción popular entre todos los ayuntamientos de la misma.

Aprobada la propuesta, su presidente -Pedro Icardi Blanca- remitió el 11 de mayo a todos los alcaldes de los pueblos de la provincia, un oficio solicitando las correspondientes aportaciones para costear dichas donaciones "como tributo de simpatía a los indiscutibles merecimientos de dicho Cuerpo que con una abnegada labor y espíritu de sacrificio viene constituyendo en todos los instantes de la vida pública de los pueblos el sostén y base firmísima del mantenimiento del orden y la paz social".

Todos los ayuntamientos, sin excepción, empezaron a adherirse "con la mayor satisfacción al homenaje, muy justo y merecidísimo" como contestaba el de Tarifa o "entusiasmo y fervor" como aseguraba el de Algeciras y organizaron las correspondientes suscripciones que recaudaron un total de 10.283 pesetas y 32 céntimos de la época, muchísimo más de los costes reales por lo que se acordó solicitar al general de división Miguel Cabanellas Ferrer, Inspector General de la Guardia Civil, que para "dar más esplendor al acto asista la escuadra de gastadores, banda y Música del Colegio de Guardias Jóvenes", haciéndose cargo del coste total de ello, incluido los billetes de ferrocarril, alojamiento y los pluses.


Por aquel entonces la Comandancia de Cádiz estaba mandada por el teniente coronel Sebastián Hazañas González y se componía de cinco compañías cuyas cabeceras estaban ubicadas en San Fernando (1ª), Algeciras (2ª), Villamartín (3ª), Jerez de la Frontera (4ª) y Cádiz (5ª), contando con un total de 20 Líneas y 48 Puestos, con una plantilla de 1 teniente coronel, 2 comandantes, 6 capitanes, 10 tenientes, 10 alféreces, 22 brigadas, 25 sargentos, 44 cabos, 6 cornetas, 5 trompetas, 53 guardias 1º y 490 guardias 2º.


El acto de homenaje a la Guardia Civil.


Para escenario de tan ilustre ceremonia se eligió el monumento a Las Cortes de 1812 situado en la plaza de España, frente a la antigua Casa de la Aduana que albergaba la Diptación Provincial y el Gobierno Civil, siendo inicialmente proyectado para el 21 de septiembre, retrasado al 10 de noviembre y finalmente convocado para el domingo 8 de diciembre de 1935.

Como padrinos de la Bandera fueron designados Carmen Oliver Cobeña –esposa del gobernador civil de Cádiz, Luis Armiñán Odriozola- y Elías Ahuja Andría, conocido filántropo gaditano que tanto hizo por las personas más necesitadas de la provincia y el Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil, entre otras instituciones.

La Guardia Civil estuvo representada en nombre de su Inspector General por el general de brigada Federico de Santiago Iglesias, jefe de la 2ª Zona de Andalucía con residencia en Córdoba, quien estaba acompañado de una nutrida comisión de jefes y oficiales del Instituto.

Todas las autoridades civiles de la provincia fueron expresamente invitadas, asistiendo la mayor parte de los alcaldes así como numerosos dirigentes, responsables y representantes de la vida cultural, económica, judicial, política, consular y social de la provincia.

Al solemne acto también acudieron todas las autoridades militares de la provincia encabezadas por el vicealmirante Sebastián Gómez-Pablos Rodríguez de Arias -jefe de la Base Naval de Cádiz- y el general de brigada de Infantería Julio Mena Zueco –gobernador militar de la provincia- acompañados del jefe de la Comandancia de Carabineros, teniente coronel Leoncio Jaso Paz, así como de todos los jefes de cuerpo de la guarnición y sendas comisiones del Ejército y la Armada.

En la plaza de España formaron y rindieron honores una compañía y una sección montada de la Guardia Civil, una compañía del Regimiento de Infantería nº 27, una batería del Regimiento de Artillería de Costa nº 1, una compañía de Infantería de Marina, una sección de Carabineros y una sección de la Guardia de Asalto. Las fuerzas de Infantería y Artillería del Ejército e Infantería de Marina, acompañadas de sus respectivas bandas de música militar, iban encabezadas por sus banderas regimentales.


Discursos, condecoraciones y desfile.


Ante miles de gaditanos que se dieron cita para homenajear al benemérito Instituto la madrina pronunció unas sentidídimas frases: 

"Hoy, con la bandera de la Patria en la mano y ante vosotros, casi no puedo dirigiros la palabra para decir que todo mi orgullo de gaditana y española está a punto de transformarse en lágrimas. En momentos graves, en horas en las que peligraba la paz de una provincia, primero y de la Patria, después, vi y sentí toda la confianza que en vosotros depositó España y la República. Como española pido hoy a Dios que esta bandera sólo ondee a pleno sol en paradas de paz. Tomadla, Señor Teniente Coronel, y decid a vuestros Guardias que la respeten, defiendan y amen con el fervor que yo enseño a mi hijo que la ame, la defienda y la respete".

Por su parte el teniente coronel Hazañas le agradeció sus emotivas palabras: "Esta bandera, que hoy recibo con emoción y orgullo, era ya dichosa al nacer: primero, porque conocía su destino, y luego, porque debe la vida a las aportaciones de todos: cada donativo para ella ha sido como una flor, que se ha fundido en sus colores. Estamos obligados a conservarla y defenderla hasta perder nuestra vida, porque así lo interesa la gloria de la nación, el crédito de la Comandancia y nuestro propio honor. ¡Viva España! ¡Viva la República! ¡Viva Cádiz!".

Finalizados los discursos y entregada la bandera que había salido del palacio de Diputación portada por su presidente, escoltado por todos los alcaldes presentes, se procedió a la imposición de diversas condecoraciones. 

La primera -la Cruz de la Orden de la República- y costeda por suscripción popular en San Fernando lo fue por el gobernador civil para el capitán de la Guardia Civil Antonio Escuín Lois. Seguidamente fueron recompensados con la cruz del mérito militar de 1ª clase con distintivo blanco, los periodistas Antonio Octavio Sánchez, redactor de "Diario de Cádiz" y Antonio Garrachón Cuesta, de "La Información".

A continuación se inició el desfile por las calles adyacentes de todas las fuerzas asistentes, entre las que destacaron por su edad de apenas diez años, la escuadra de gastadores del Colegio de Guardias Jóvenes y su banda de música de Valdemoro que recibieron los mayores aplausos y vítores del público agolpado a su paso. 

Dichos niños eran el cabo Ernesto Blanco Justo y los guardias Pedro Medina Tabas, José González Velázquez, Francisco Estévez, Antonio Carrasco, Antonio Aguirre y Fernando Arenas, a quienes el padrino de Bandera les abrió una cartilla con 100 pesetas para cada uno más otras 5.000 pesetas que donó al Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil.

Finalizado el acto, autoridades e invitados fueron agasajados con una comida por la Diputación Provincial a cuyo final su presidente entre otras patrióticas palabras afirmó: 

"Los gaditanos no somos superiores a ningunos otros de los españoles, pero sí tenemos a gran gala el experimentar dos sentimientos muy destacados, que son la exaltación de los deberes: el patriotismo y la gratitud. Estas son las razones que nos han movido para celebrar este acto"

Por último se dieron lectura a numerosas adhesiones de personalidades gaditanas que se encontraban fuera de la ciudad, destacando entre ellas las del insigne literato José María Pemán Pemartín.


Testigos de la historia.


Casi siete décadas después, aquella bandera –bordada en oro, plata y sedas de colores que costó en 1935 la cantidad de 2.250 ptas.- a la que hubo que coserle al año siguiente una banda de tela encarnada sobre la morada y bordar en 1938 el aguila de San Juan como fondo del escudo nacional, se encuentra en el Museo de la Dirección General de la Guardia Civil, mientras en la biblioteca de la Comandancia gaditana se sigue conservando junto a otros objetos históricos, la artística vitrina de madera noble, tallada por el artesano Eladio Campe Amaya para guardar la enseña donada y que fue entregada junto a la misma, lugar que hoy día ocupa una imagen de la Virgen del Pilar, sobre el fondo de la actual enseña nacional.

Gracias a Antonio Rodríguez Cabañas, jefe del Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputación Provincial de Cadiz, una copia del minucioso expediente que elaboró la comisión designada para tal homenaje, se encuentra ya en nuestro Servicio de Estudios Históricos, debiéndose las fotografías que ilustran el presente artículo a Sebastián Hazañas Volpini, comandante retirado de Artillería e hijo del teniente coronel que recibió la Bandera, al cabo Victor Gómez Suárez y colección del autor.

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